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Channel: al otro lado del silencio
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Contra toda esperanza

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Esperan.
Hace mucho que esperan.

Algún payé que les cambie la mala suerte.
Algún conjuro que aleje la maldición
de vivir sobreviviendo
empatándole al destino
escapándole por arañazos
a la muerte.

Esperan.
Medio escondidos
detrás de las paredes
esperan.

Algún viento rebelde
que llegue desde el Sur
y se lleve en un soplo mágico
todo el dolor acumulado
toda la miseria de siglos
toda la injusticia cotidiana.

Esperan.
Asomando sigilosamente
a la puerta de sus casas
esperan.

Alguna voz
que alguna vez
les diga palabras de verdad.

Algún político que deje
de mentirles promesas
que nunca se cumplirán.

Algún acontecimiento
que pueda convencerlos
de que vale la pena
seguir creyendo en algo.

Esperan.
Olvidados del mundo
esperan.
Caminando desde el fondo de la historia.
Despertando de los cien años de soledad.
Alzándose desde el barro.
Emergiendo desde el otro lado de la niebla.

Esperan.
Contra toda esperanza
esperan.

Algo que les diga
que ya es tiempo
de dejar de esperar.

Algo que les diga
que ya es tiempo
de empezar a hacer.

ANDRÉS COLMÁN GUTIÉRREZ
"Contra toda esperanza".
(sobre una foto de Alfredo Duarte Pereira).

(Publicado en el Correo Semanal de Última Hora, edición del 11 de marzo de 2000. Es sorprendente como todo sigue teniendo palpitante actualidad).

#40añosDePeriodismoACG


Canción de fuego y hielo

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–¡No creo para nada en eso que dicen del cambio climático…! –exclamó, parado detrás del atril en el amplio salón, enfundado en su elegante traje de corte inglés, ante un auditorio que contestaba con murmullos y aplausos a cada una de sus palabras.
-¡Todos los informes son solamente fake news, noticias falsas que obedecen a un discurso ideologizado que repiten los zurdos en busca de dinero extranjero para sus oenegés ambientalistas...! –repitió, gesticulando frenéticamente ante las cámaras con poses de predicador.
Su frente estaba perlada de sudor. Se secó con un flamante pañuelo de seda, pero seguía sintiendo mucho calor. Al parecer el aire acondicionado no funcionaba. Pidió que abran las ventanas para dejar entrar el aire fresco, pero lo que ingresó violentamente al recinto fue una ráfaga de ardiente viento norte que llegaba desde el lejano Chaco como un aliento de dragón.
–¡Mejor cierren…! –pidió a sus guardaespaldas, quienes acudieron presurosos a cumplir la orden, pero no pudieron lograrlo. Una fuerza extraña empujaba las hojas de las ventanas desde afuera, mientras por el hueco se filtraba ahora un ventarrón gélido y ruidoso, con un torbellino de nieve que pronto se volvió una lluvia furiosa y descontrolada, que empezó a inundar el salón, obligando a los asistentes a levantarse de sus asientos y replegarse hacia el fondo, entre gritos de pánico.
–¡No lo crean…! ¡Son solo efectos especiales, trucos cinematográficos de estos comunistas...! –advirtió el orador, que insistía en quedarse parado en medio del escenario, empapado por la súbita tormenta. Sintió un frío extraño que se le metía en los huesos y le hacía castañetear los dientes.
–¡Es mentira…! ¡El cambio climático es mentira…! –gritaba ante la huida de su público y de sus guardaespaldas, quienes habían renunciado a intentar cerrar las ventanas, que ahora dejaban ver un desierto soleado por donde venía avanzando un gigantesco oso polar. Fue lo último que vio, cuando la bestia de blanco pelaje entró por el hueco y le mostró las mandíbulas abiertas.

El caso Arrom-Martí: Secuestro y torturas en nombre del Estado

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Ahora que surge la noticia de que la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) deberá resolver el próximo 7 de febrero de 2019 una demanda de 80 millones de dólares contra el Estado paraguayo, presentada por los activistas políticos de lo que fue el Movimiento -luego Partido- Patria Libre, Juan Arrom y Anuncio Martí, tras su salida del Paraguay en 2002 y su permanencia en carácter de refugiados políticos en Brasil –mientras eran y siguen siendo considerados prófugos para la Justicia paraguaya-, luego de los episodios en que se vieron envueltos con el secuestro extorsivo de María Edith de Debernardi en 2001 y su relación con el grupo armado que posteriormente se transformó en el Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), hay muchos que se preguntan qué fue lo que realmente ocurrió en ese momento y cómo se llegó a la actual situación.
Esta es la versión periodística sobre el caso que hemos publicado en el fascículo 5 de nuestro libro “EPP: La verdadera historia”, que fue distribuido por el diario Última Hora semanalmente, desde noviembre de 2011.
Sabemos que existen distintas versiones e interpretaciones acerca de lo ocurrido, según las posturas políticas e ideológicas diferentes, pero fue así como reconstruimos esta historia con un intento de rigor investigativo profesional.
Esperemos que les sirva para tener una visión más clara del tema.

Andrés Colmán Gutiérrez


La sensación de alivio que produjo la liberación de Maria Edith de Debernardi, en la madrugada del sábado 19 de enero de 2002, tras 64 días de permanecer en cautiverio, se transformó en una situación de estupor generalizado, a medida en que las autoridades empezaron a revelar el perfil de los presuntos implicados en el secuestro extorsivo.
El primer anuncio lo hizo el jefe de Investigación y Delitos de la Policía Nacional, comisario Roberto González Cuquejo, en las primeras horas de esa mañana, adelantando que había “un grupo de izquierda” detrás de la acción criminal, “con intenciones de promover la desestabilización del Gobierno”.
Poco más tarde, el ministro del Interior, Julio César Fanego, avanzó en las revelaciones con un tono de suspenso: “El cerebro (del secuestro) es una persona de sociedad, de cierta notoriedad...”.
En horas más, la Policía filtró el nombre del supuesto cabecilla a las redacciones. Se trataba de Juan Francisco Arrom, principal líder del Movimiento Patria Libre.
La lista de “buscados” se completaba con los nombres de los seis ex miembros de la llamada Banda de Choré, repentinamente reciclados del olvido: Alcides Oviedo Brítez, Carmen Villalba, Gilberto Setrini Cardozo, Pedro Maciel Cardozo, Lucio Silva y Gustavo Espínola Lezcano. ¿Era el primer “golpe exitoso” del grupo armado en formación, que con los años se acabaría denominando Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP)?
Como era de esperarse, la noticia causó verdadera conmoción.
Juan Arrom era una personalidad conocida de la izquierda paraguaya, protagonista de movilizaciones y acciones políticas desde la época de la dictadura stronista, que incluso fue candidato a la intendencia municipal de Asunción en 2001. ¿Sería posible que estuviera metido en un criminal hecho de secuestro extorsivo?
Lo que hasta entonces parecía un sonado hecho policial, empezaba a transformarse en un revelador caso político.
Cerca de las 5:00 de la madrugada, la Policía y la Fiscalía habían allanado la vivienda de Víctor Colmán, otro dirigente del Movimiento Patria Libre, en la calle Soldado Robustiano Quintana Nº 539, del barrio Loma Pytá, de Asunción, y habían procedido a detenerlo junto con su esposa, Rosa Samudio de Colmán, y con el hermano de esta, Jorge Samudio.
Los investigadores aseguraron haber hallado en el cajón de una mesa, durante el allanamiento, unos 50 mil dólares, que al ser sometidos a peritaje, resultaron ser parte del dinero que Antonio Debernardi pagó por el rescate de su esposa Maria Edith.
Complicando aún más el panorama, con el correr de las horas, la esposa y las hermanas de Juan Arrom salieron al paso de las acusaciones policiales, revelando que el dirigente político estaba desaparecido desde la noche del jueves 17 de enero, junto a otro miembro de Patria Libre, el periodista y poeta Anuncio Martí Méndez. Aseguraban tener indicios de que la misma policía -que presuntamente los estaba buscando para arrestarlos-, era la que los tenía secuestrados o retenidos ilegalmente, desde hacía días atrás.

El comisario Roberto González Cuquejo (a la izquierda, con camisa rosada) y el sub comisario Antonio Gamarra.

“Desaparecidos…”

Para un sector más crítico de la sociedad paraguaya, que aún sentía como herida sangrante los horrores represivos de la dictadura stronista y las persecuciones sistemáticas contra personas y organizaciones de izquierda, resultaba difícil aceptar la acusación fiscal y policial de que líderes del Movimiento Patria Libre estaban implicados en el secuestro de Maria Edith de Debernardi, y menos aún que el crimen hubiera sido cometido con fines políticos, como parte de un supuesto plan de recaudación de fondos para financiar una eventual lucha armada revolucionaria.
El domingo 20, la dirigencia del MPL, a través de su secretario general, Omar Martínez, y de Liza Larriera, compañera de Juan Arrom, respondieron con una declaración pública, negando toda vinculación con el secuestro y calificando la versión oficial como “un montaje mentiroso” de las autoridades, para justificar su inoperancia o encubrir a los verdaderos secuestradores. Demandaron la urgente “aparición con vida” de Arrom y Martí, a quienes suponían secuestrados ilegalmente por la policía.
En la misma línea se pronunciaron otras organizaciones políticas y sociales como el Partido Comunista Paraguayo, el Movimiento Paraguay Pyahura, Convergencia Popular Socialista, y la Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay (Codehupy), alertando acerca de un plan represivo del Gobierno del presidente Luis Angel González Macchi contra las organizaciones populares.
Arrom y Martí habían sido vistos por última vez en la tarde y noche del jueves 17 de enero (en vísperas de la liberación de María Edith). Teresita Rojas, madre de Liza Larriera, compañera de Juan, relató que su yerno llegó a las 18:30 al departamento donde vivía, en las calles 15 de agosto y Primera, para guardar su camioneta. Después fue caminando unas ocho cuadras hasta la casa de Anuncio Martí, en 15 de agosto y Novena, donde estuvieron revisando papeles y luego dijeron a la esposa de Martí que iban a realizar algunas gestiones, y de paso comprarían pañales para el bebé de la pareja.  
Salieron juntos en la camioneta Lada Niva de Martí, y ya no regresaron.
La fiscalía y la policía plantearon que ambos estaban ocultor para huir de la Justicia, al igual que los seis miembros de la ex banda de Choré. Se dispuso una búsqueda en todo el país, y se impartieron órdenes de captura internacional a través de Interpol, para el caso de que hubiesen cruzado las fronteras.
El sub comisario Antonio Gamarra, jefe de Represión a Robo de Automotores, y el jefe del Centro de Investigación Judicial (CIJ), Javier Cazal, organizaron expediciones de la policía por el interior, acompañados de miembros de la prensa. Los reportajes los mostraban realizando barreras de control en sitios distantes como en un puente sobre el río Ypané, en Concepción, o en comunidades campesinas del Departamento de San Pedro.
Días después se descubriría que las operaciones de búsqueda eran solo un simulacro, ya que los propios Gamarra y Cazal dirigían a un grupo de policías que tenían secuestrados ilegalmente y sometidos a torturas a Juan Arrom y Anuncio Martí, en las cercanías de Asunción, con evidente conocimiento del ministro del Interior, Julio César Fanego, del ministro de Justicia y Trabajo, Silvio Ferreira, y probablemente del fiscal general, Oscar Germán Latorre, y del propio presidente de la República, Luis Angel González Macchi.

El testimonio del profesor Luis Alfonso Resck.

Una celada en la noche

¿Qué fue lo que realmente ocurrió con Juan Arrom y Anuncio Martí, ese jueves 17 de enero de 2002? 
Los testimonios son varios y las versiones difieren, pero hay suficiente evidencia de que fueron arrestados ilegalmente y secuestrados por personas vinculadas a la Policía y al Poder Judicial.
En su libro “Callejones del Terror”, editado en 2004, Arrom relata que cerca del mediodía recibió una llamada de Marcos Álvarez, político que perteneció al Movimiento Popular Colorado (Mopoco), exiliado durante la dictadura, y que se desempeñaba como coordinador de Oñondivepá, un programa social del Ministerio de Justicia y Trabajo.
“Me solicitó que le ayudara a adaptar las cifras de un proyecto de cría de cerdos, cuya copia le había entregado varios meses atrás, entre otros proyectos realizados ad honorem, en apoyo a comunidades campesinas. Acordamos encontrarnos a la tardecita ese día, y que él me llamaría apenas estuviera libre”, relata Arrom.
En su posterior testimonio durante el juicio por el secuestro de María Edith, Marcos Álvarez contó una versión muy distinta. Dijo que se conocían con Arrom desde la época de la dictadura, y que este lo invitó a integrar el Movimiento Patria Libre.  “Conocí a Alcides Oviedo y a Gilberto Setrini(dos de los fundadores del grupo armado que fue la base del EPP) a través de Arrom”, relató.
El considerado testigo clave de la Fiscalía, aseguró que Arrom lo visitó en su casa de la calle Víctor Heyn 7093, cerca de la Municipalidad de Asunción, el 15 de enero, un día después de que Antonio Debernardi había entregado el primer pago de 400 mil dólares de rescate por su esposa María Edith.
Álvarez dijo que Arrom llegó en compañía de Alcides Oviedo (el actual comandante en jefe del EPP), cargando una mochila, en cuyo interior había 350 mil dólares y le pidió que se lo guarde. Ese mismo día 15, según el acta presentada por la Fiscalía durante el juicio, Alvarez fue a entregar el dinero a las autoridades, y tras una pericia se comprobó que era parte del rescate pagado por Debernardi.
Varios testimonios coinciden en que Álvarez citó a Arrom por teléfono en la noche del 17, pero en lugar de su casa, lo condujo a una celada en otra dirección: Lugano 1053, entre Colón y Hernandarias, en las cercanías de la Iglesia Cristo Rey.
Es una casa de color verde clarito, voy a estar en el portón esperando”, dice Arrom que le dijo Álvarez por teléfono, y hasta allí se dirigieron con Anuncio Martí en la camioneta de este, como a las 21:28.
Arrom asegura que entonces no sabía que esa dirección correspondía a la sede del Centro de Investigación Judicial (CIJ), una especie de policía judicial de facto que dirigía Javier Cazal. 

 
Juan Arrom muestras rastros de las torturas recibidas.

“¿Dónde está la plata…?”

La captura de Arrom y Martí no pasó desapercibida para los moradores de la calle Lugano, especialmente para el veterano dirigente político de la Democracia Cristiana, docente y luchador por los derechos humanos, Luis Alfonso Resck, quien residía a poca distancia del lugar.
Resck, quien entonces se desempeñaba como director de Derechos Humanos del Ministerio Público, fue alertado por sus vecinos de que había un movimiento extraño e inusitado de automóviles sin placas y de hombres con armas en las inmediaciones del local del CIJ, y se fue a verificar.
Asegura que vio desde la distancia como varios hombres golpeaban y empujaban a otro, para subirlo al interior de un vehículo. Uno de los que dirigían la operación era Javier Cazal, director del CIJ, a quien conocía personalmente. Días después percibió que había sido testigo del momento de secuestro de Juan Arrom y Anuncio Martí.
Arrom cuenta que estacionaron la camioneta de Martí sobre Lugano casi Colón, poco antes de las 22:00. Juan bajó y caminó buscando la dirección que le dio Marcos Ávarez, lo volvió a llamar por teléfono para avisar que estaba llegando, cuando varios hombres lo rodearon y empezaron a golpearlo, para en seguida introducirlo dentro de un automóvil Volkswagen Gol color blanco, sin chapas.
Martí esperaba sentado en su camioneta, cuando varias sombras humanas se aproximaron y abrieron las puertas, subiendo al vehículo. “¿Dónde está el tipo?”, le preguntó uno de los desconocidos, y le dio un golpe en la cabeza con la culata de una pistola.
Mientras el Gol se llevaba a Juan, a Martí lo hicieron pasar al asiento trasero de su propia camioneta, y también emprendieron viaje. A ambos les cubrieron el rostro con una toalla o capucha, y durante unas dos horas de recorrido los sometieron a diversos métodos de tortura, como apretarles los testículos. Juan narra que le pusieron una bolsa de plástico en la cabeza, que le impedía respirar, mientras le preguntaban: “¿Dónde está la señora Debernardi? ¿Dónde está la plata…?”.
Cerca de medianoche fueron bajados en un lugar desolado, junto a un pequeño curso de agua, y sometidos a un proceso de tortura por inmersión, introduciéndoles la cabeza bajo el agua, hasta que casi perdieran el conocimiento. Los sacaban y los volvían a interrogar para que confiesen que ellos eran los autores del secuestro de María Edith, y para que revelen donde tenían a la víctima y donde estaba el dinero del rescate que habían cobrado.
Martí pudo reconocer que el lugar era el riacho San Francisco, en la zona cercana al río Paraguay. Pudieron identificar como quienes lideraban el operativo al subcomisario Antonio Gamarra, y al oficial José David Schémbori, a quienes apodaban Kabul.

El relato de Juan Arrom
Operaciones paralelas

Mientras Arrom y Martí permanecían detenidos ilegalmente, los acontecimientos se precipitaban.  El día viernes 18 (un día después de que ambos fueran capturados), Antonio Debernardi pagó el resto del rescate (600 mil dólares, según su versión oficial) y Maria Edith fue liberada en horas de la madrugada del sábado 19.
Arrom relata que la situación causó sorpresa entre sus captores, y uno de ellos exclamó: “¡Que extraño! Le tenemos al cerebro del secuestro y Antonio Debernardi sigue entregando plata”.
Un detalle llamativo es que la orden de captura contra Arrom y contra los seis ex integrantes de la Banda de Choré se dio a conocer el mismo sábado 19, horas después de la liberación de María Edith, pero contra Anuncio Martí recién dos días después.
En la noche del sábado 19 la policía allanó la vivienda de Arrom y, entre otros elementos, incautó un revólver y numerosas fotografías. También llevaron su vehículo, una camioneta Suzuki color rojo. La vivienda de Anuncio Martí fue allanada recién el 27 de enero, siete días después. 
Entre tanto, la versión de que Arrom y Martí estaban secuestrados ilegalmente, comenzó a filtrarse extraoficialmente desde fuentes policiales a algunos periodistas que cubrían habitualmente el área judicial.
El sábado 19, Ofelia Insaurralde, ex compañera de Juan Arrom y madre de sus hijos, se puso en contacto con su cuñado, el médico Héctor Lacognata y le pidió que, en vista de su estrecha amistad con el ministro de Justicia y Trabajo, el también médico Silvio Ferreira, realizara averiguaciones acerca del paradero de Arrom y Martí.
Según el testimonio de Lacognata (quien luego sería canciller durante el Gobierno de Fernando Lugo), este llamó por teléfono el sábado a la tarde a su amiga Gladys Maubet, esposa del ministro Ferreira, quien le respondió: “Si, tengo conocimiento de la detención de Juan Arrom, pero te pido que se tranquilicen, porque en este momento se encuentran muy bien”.
Aquel fue el primer reconocimiento de un sector del entorno gubernamental de que Arrom  y Martí estaban en manos de gente del Gobierno, detenidos en forma ilegal.
El domingo 20 a la mañana, la esposa del ministro, Gladys Maubet, llamó por teléfono a Hector Lacognata –según testimonios del mismo-, para decirle: “Te confirmo que Juan está detenido y te reitero que en este momento se encuentra bien. Silvio te pide que no comentes este tema con alguien, para evitar que la situación empeore”.
Lacognata preguntó cuándo los presentarían oficialmente a los dos detenidos ilegalmente ante la Justicia, y Maubet le respondió: “Probablemente lo harán el lunes (21 de enero)”.
El lunes, sin embargo, todos los voceros oficiales seguían negando públicamente que Arrom y Martí estuviesen en poder de la policía. 
Lacognata volvió a comunicarse con Gladys Maubet y le pidió tener una conversación personal. Se encontraron el martes 22 de enero, en el patio de comidas del Shopping Mariscal López. Lacognata fue acompañado de su esposa, Élida.
“No se preocupen, Juan Arrom está en manos de gente seria. Mi esposo (el ministro Silvio Ferreira) le conoce a esa gente”, les aseguró Gladys Maubet.
Ante la insistencia por conocer el paradero de Arrom, la mujer les dijo: “Juan no está detenido en una dependencia policial, sino que está a cargo de un grupo formado especialmente, que incluso ya había trabajado en la detención de Lino Oviedo”. 
Les prometió que el miércoles 23 de enero, Arrom y Martí serían puestos en manos de la Justicia, para ser procesados, con todas las garantías constitucionales.

Silvio Ferreira
Julio Cesar Fanego
Visita de Ferreira y charla telefónica con Fanego

Desde el momento de ser secuestrados, Juan Arrom y Anuncio Martí fueron mantenidos en cautiverio en tres lugares distintos.
El primer sitio, no identificado, habría sido una finca rural en la zona de Paraguarí. El segundo lugar fue una casa a la que los captores se referían como Base 3, y fue ubicada posteriormente sobre las calles Mongelós y Alonso, en el barrio 8 de diciembre de Villa Elisa, que resultó ser propiedad del sub comisario Antonio Gamarra.
La tercera casa estaba a unas ocho cuadras de la segunda, sobre la calle Estero Bellaco casi Indio Guaraní, barrio 29 de setiembre de Villa Elisa, y pertenecía a Octavio Francisco Flores. El cuidador de la residencia, Esteban Centurión, contó que el dueño, junto con el subcomisario Gamarra, apareció el 24 de enero a pedir que la desaloje durante unos ocho días, y lo trasladaron a la otra casa de Gamarra, la conocida como Base 3.
Juan Arrom relata que cerca del mediodía del segundo día de su cautiverio, el viernes 18, la fecha en que fue liberada María Edith, lo llevaron en un auto Peugot blanco a un lugar distante, un campo al costado de una ruta, hasta donde llegó una camioneta Mitsubishi color plateado. Descendió el ministro de Justicia y Trabajo, Silvio Ferreira, a quien Arrom conocía bien, pues habían compartido numerosas acciones políticas en épocas de la dictadura.
El secuestrado alega que le rogó que interceda, para que dejen de torturarlos y sean liberados. Ferreira le contestó: “No te preocupes, no te van a tocar más, se te va a enviar un médico. Ahora mismo voy a hablar con Fanego y te vamos a dar garantías”. Al poco rato, el ministro se marchó, dejándolo nuevamente en poder de sus captores.
Lo llevaron de vuelta a su lugar de reclusión y como media hora después, uno de sus captores le acercó un teléfono celular, diciéndole que el ministro del interior, Julio César Fanego, iba a hablar con él.
Arrom, aquí estoy con el ministro Ferreira. El está escuchando lo que te voy a decir. Colaborá con la gente que te vamos a enviar, te vamos a dar todas las garantías y te vamos a sacar del país”, asegura Arrom que le dijo Fanego.
Y agrega: “No puedo negar que me corrió un escalofrío por todo el cuerpo, al saber que de mi detención ilegal, secuestro y tortura, estaban al tanto las más altas autoridades nacionales y que se estaba manejando en las más altas esferas del poder”.  

El fiscal Oscar Latorre muestra los 350 mil dólares que presuntamente Juan Arrom entregó a Marcos Álvarez.
 Rescate, escándalo e impunidad.

Esteban Centurión, ex cuidador de la casa donde estaban cautivos Arrom y Martí, fue clave para que sean encontrados tras 14 días de cautiverio. Extrañado por el movimiento de personas y vehículos que entraban y salían, Centurión llamo por teléfono a Cristina Arrom, al mediodía del 30 de enero, y confesó su sospecha de que Juan y Anuncio estarían en esa vivienda.
Cristina y su hermana Maria Auxiliadora llegaron y montaron guardia a distancia, mientras convocaban a periodistas, y a otros familiares y amigos. Con la llegada de móviles de Telefuturo y Radio Ñandutí, se empezó a generar una concentración de personas, que alertó a los que estaban en la casa.
Como a las 17:00, dos automóviles Volkswagen Gol, sin chapas, salieron de la casa y se alejaron con rapidez. Las hermanas Arrom y los periodistas se aproximaron con cautela y vieron una mano que emergía a través de una de las ventanas. Se oyó un grito: “¡Estamos aquí…! ¡Somos Juan y Anuncio…!”.
Al poco rato, los dos políticos “desaparecidos” salían del interior, con el torso desnudo y visibles heridas de torturas.
Una verdadera multitud se congregó frente a la casa, mientras Arrom y Martí relataban entre sollozos la situación sufrida.
El caso estalló con gran repercusión nacional e internacional. “Terrorismo de Estado” decía el título de tapa de los diarios. En los siguientes días se instaló una gran crisis política, que causó la renuncia de los ministros Silvio Ferreira y Julio César Fanego, y de jefes policiales.
El fiscal general del Estado, Oscar Germán Latorre, llamó a conferencia de prensa para señalar que una cosa era el presunto secuestro de Arrom y Martí, y otra muy distinta la participación de estos en el secuestro de María Edith de Debernardi, mientras exhibía los 350 mil dólares del pago del rescate que presuntamente Arrom y Alcides Oviedo dejaron en manos de Marcos Álvarez.
Sin embargo, el Estado paraguayo no fue capaz de garantizar un juicio objetivo para sancionar a sus miembros que actuaron al margen de la Ley. En el juicio del caso Arrom y Martí, a pesar de múltiples evidencias, los secuestradores de los dos políticos izquierdistas quedaron libres. Paralelamente, Arrom y Martí, junto a Víctor Colmán, huyeron de la Justicia que los investigaba por el caso Debernardi, y lograron que el Comité Nacional para los Refugiados (Conare) del Brasil los acoja en carácter de refugiados políticos en el vecino país.
Más recientemente, obtuvieron que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) admita una demanda contra el Estado Paraguayo por haber sido presuntamente secuestrados y torturados ilegalmente por agentes policiales. Es decir, el Estado paraguayo deberá responder internacionalmente por no haber actuado debidamente en su momento, en este caso.
A casi 10 años, todavía no está cerrado ni el caso Arrom y Martí, ni la presunta participación que ambos podrían haber tenido en el secuestro de María Edith, ni en la formación inicial del EPP.
En su libro “Programa Político del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP)”, Alcides Oviedo Brítez admite que Juan Arrom formó parte del grupo. 
"El renegado Arrom ha desertado cobardemente ante las primeras escaramuzas contra los contrarrevolucionarios, se zambulló bajo las sotanas de su suegrastro, el obispo libidinoso Fernando Lugo, buscando la ruta más rápida hacia la frontera brasileña. Abandonó a todos sus compañeros y de haber tenido posibilidad, se hubiera ido como refugiado a la estación espacial", señala el considerado comandante en jefe del EPP.



Mengele en Paraguay: 2018, el año en que fuimos best seller

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 “Te pido disculpas por no estar en el lanzamiento de tu libro Mengele en Paraguay. Llegué tarde con mis hijos y ya no pudimos entrar. El salón estaba lleno y no quedaba lugar. Pasaré mañana por Servilibro a adquirir mi ejemplar y luego te lo acerco en el diario para que me autografíes. Parece que han creado un best seller. ¡Éxitos!”.

El mensaje de un apreciado amigo en el wasap nos daba la verdadera dimensión de lo que estaba sucediendo en esa mágica noche del martes 29 de mayo de 2018, cuando nos tocó presentar nuestro largamente esperado libro, escrito en colaboración con Desirée Esquivel y Narciso Meza Martínez, y exhibir por primera vez al público la película documental De Auschwitz a Hohenau, dirigida por Desirée.
Desde que, en marzo de 2014, con Narciso habíamos empezado a publicar en el diario Última Hora los primeros reportajes investigativos sobre la vieja casa rural alemana de Hohenau en la que estuvo refugiado clandestinamente el famoso médico nazi y criminal de guerra Josef Mengele, apodado El Ángel de la Muerte, tuve la certeza de que este tema interesaba por demás a los lectores y de que un futuro libro al respecto alcanzaría a tener buen éxito.
En esa perspectiva, durante más de tres años nos tocó profundizar las investigaciones sobre Mengele y la vigencia de los nazis en el país. Con nuestro testigo clave, el ex intendente de Hohenau, Bonibaldo Nisi Junnghans, el hombre que convivió durante casi dos años con el médico nazi, regresamos hasta la antigua casa de los Krug, en Poromokó, a 16 kilómetros del núcleo urbano de Hohenau y pudimos grabar con él una larga entrevista testimonial en video.
En el proceso de las indagaciones pudimos acceder a documentos desclasificados de la CIA norteamericana y del MOSSAD israelí acerca del caso Mengele. Además, hallamos varios papeles valiosos en el Archivo del Terror del Museo de la Justicia y principalmente logramos otros testimonios muy valiosos que hasta entonces habían permanecido sin difundirse, como la historia de Sonia Tauber, la ciudadana polaca sobreviviente del campo de concentración de Auschwitz que en 1965 reconoció al Ángel de la Muertecuando este ingresó como anónimo turista para comprar un reloj en su joyería, en la histórica Recova del Puerto de Asunción.
Paralelamente, Desirée –quien se había sumado al proyecto en 2016- fue registrando en video todo el proceso investigativo, al principio para usarlo como un material promocional del backstage o detrás de escena, a fin de publicarlo en las redes sociales en internet, luego advertimos que teníamos tanto material valioso, con el que podíamos armar perfectamente una película documental que acompañe al libro. Aunque carecíamos de fondos para financiar este proyecto, pudimos hacerlo de modo casi artesanal, con la ayuda de varios amigos.
Finalmente, en mayo de 2018, el libro y la película estaban listos para salir al encuentro del público.
Desde meses antes, con Desirée creamos una cuenta en Twitter (@Mengelepy) y una página en Facebook (Mengele en Paraguay), en donde fuimos publicando avances sobre ambos materiales. Muy pronto nos dimos cuenta de que una gran legión de futuros lectores se había enganchado a la propuesta y compartía los avances, arrobando a otros amigos y amigas. Se estaba creando una especie de club de seguidores de Mengele en Paraguay.
Cuando decidimos hacer la presentación en el auditorio Josefina Plá de la Universidad Autónoma de Asunción, muchas personas nos advirtieron que el lugar era “demasiado grande” e iba a resultar muy notoria la escasa concurrencia. La capacidad de la sala es para 450 personas sentadas.  Nunca acide tanta gente a una presentación de libros”, nos dijo un colega.
Aun así, nos arriesgamos. Nuestra editora, la querida e impagable Vidalia Sánchez, directora de Servilibro, pidió a su gente llevar 150 ejemplares para el stand montado en la entrada. “Me pareció que era una cantidad más que suficiente, en los lanzamientos de libros nunca se venden más de cien ejemplares”, nos dijo esa noche, cuando a poco más de media hora ya se habían agotados todos los libros y muchas personas se mostraban descontentas por no tener su copia para ser autografiada. Durante la proyección de la película veíamos cómo la sala se iba llenando, con personas sentadas en el piso o recostadas por las paredes. Esa noche fuimos plenamente conscientes de que la recuperación editorial de un tema durante mucho tiempo silenciado, como aporte a la memoria histórica de un país, podía convertirse también en un verdadero fenómeno cultural.
Aquello fue solo el inicio. Un par de semanas después, una encuesta realizada en la Feria Internacional de Libro de Asunción confirmó que Mengele en Paraguay había sido el libro más solicitado por los asistentes al ya tradicional evento. La presentación del documental De Auschwitz a Hohenau en un devedé anexo durante la Feria también fue recibida con entusiasmo por el público.
Esa misma respuesta la tuvimos después en otras ferias regionales en las que el libro y el devedé también fueron presentados, como en las de Villarrica, Encarnación y en Bella Vista - Colonias Unidas, esta última parte del escenario de la misma historia que estábamos contando.
El temor inicial que teníamos los autores de que los pobladores de las Colonias Unidas de Itapúa pudieran sentirse disgustados por remover un tema que ellos habían guardado en silencio durante más de medio siglo, pronto se vio disipado con las felicitaciones que recibimos por el trabajo realizado. El propio intendente municipal de Hohenau, Francisco Morales, nos pidió que le autografiemos su ejemplar y nos comentó que nada le gustaría más que convertir a la antigua casa de los Krug en un sitio de atracción turística, ante la cantidad de visitantes que empezaban a llegar para conocer el lugar tras la publicación del libro, pero que se encontraban con la oposición de los actuales propietarios en permitirles el ingreso.
Los reportes de lectores que nos enviaban fotos con sus ejemplares recién adquiridos o recibidos desde distintas localidades del país y desde remotas ciudades del mundo, también se volvió una constante. En apenas tres meses de haber sido presentado, Mengele en Paraguay ya conocía su tercera edición.
Más allá de la estupenda recepción y de los elogiosos comentarios, la edición de esta obra nos permitió confirmar lo siguiente:

1).-Es posible hacer investigación periodística en libro en el Paraguay, generando un buen impacto social.
En un momento en que los grandes diarios y principalmente los canales de televisión están recortando las unidades investigativas en sus Redacciones por reajustes económicos o falta de mejor visión empresarial, la posibilidad de encarar esta tarea en el formato de los libros, con el respaldo de una editorial importante, puede significar una opción alternativa para desarrollar el periodismo de investigación en el país. El desafío es abordar una historia que interese al público y llevarlo a cabo con rigurosidad técnica y buen estilo narrativo.

2).-Existe un gran interés por el rescate de la memoria histórica.
Aunque se crea falsamente que el periodismo solo debe abarcar los temas de actualidad y que “lo viejo no es noticia”, los temas que tienen que ver con la cuestión histórica o el pasado político siguen despertando mucho interés, más aún cuando la investigación saca a luz temas que han permanecido ocultos, aunque estos hayan transcurrido hace cierto tiempo. En este contexto, las historias que tienen que ver con la Segunda Guerra Mundial, la presencia de los nazis en nuestra región y las revelaciones sobre la dictadura stronista siempre tienen muchos seguidores.
     
3).-En plena época de la escritura digital, revalorizamos el soporte del papel, pero con una proyección multimedia.
Mengele en Paraguayes un libro que fue trabajado con un formato tradicional para quienes siguen prefiriendo leer en papel, reivindicando a la más clásica industria editorial, pero a la vez tiene una fuerte presencia en el mundo audiovisual y digital a través del filme documental que lo acompaña en formato devedé, como en el intenso despliegue que realizamos de sus contenidos anexos en Facebook y Twitter. “Les felicito, ustedes son los primeros escritores paraguayos que usan adecuadamente las redes sociales”, nos dijo una lectora en la Feria Internacional del Libro. No es verdad, conocemos a muchos colegas que también usan muy bien las redes, pero nos hizo bien saber de esa percepción.

Sentimos que el 2018 fue solamente el inicio de una larga caminata para este proyecto narrativo. ¡Muchas gracias por acompañarnos…!







Así empezó la dictadura: ¿Quién se opone a quien llega a salvar al país?

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a voluminosa camioneta Chevrolet Custom 10, pintada de color rojo, conocida popularmente como la caperucita roja, temible vehículo en el que la policía stronista secuestraba a los perseguidos políticos y a las víctimas de la dictadura, estaba allí, estacionada frente al Museo de las Memorias, sobre la calle Chile, en el microcentro de Asunción, durante el acto conmemorativo que recordaba los 60 años del inicio del stronismo, con el golpe militar del 4 de mayo de 1954.
El tenebroso vehículo, uno de los últimos de su especie, fue recuperado de un taller mecánico de la ciudad de San Lorenzo, y tras ser reacondicionado, entregado al Museo como un recuerdo de los años de horror. El acto dedicado a las víctimas de la dictadura, realizado en el mismo local de la Comisaría Tercera y la ex Dirección Técnica del Ministerio del Interior, dos lugares emblemáticos utilizados como centros de detenciones ilegales y torturas a prisioneros políticos durante el stronismo, también sirvió para homenajear al dirigente colorado Roberto Luis Petit, a quien el abogado y educador Martín Almada caracterizó como “la primera víctima de la dictadura”.
Sesenta años atrás, en la noche del 4 de mayo de 1954, un grupo comando del histórico Batallón 40 de las Fuerzas Armadas paraguayas atacó el Cuartel de la Policía, en Asunción, ocasionando la muerte del joven dirigente colorado Roberto L. Petit y el derrocamiento del presidente de la República, Federico Chaves.
El jefe militar victorioso de aquel golpe de Estado era el entonces joven general
Alfredo Stroessner, quien luego se hizo elegir presidente y asumió el cargo el 15 de agosto de 1954, iniciando la más prolongada, oscura y oprobiosa dictadura que conoció el Paraguay, hasta que 35 años después, en la noche del 2 de febrero de 1989, otro golpe militar -que también incluyó un ataque al Cuartel de Policía- le puso fin.
Eran cerca de las 20:00 de la noche del 4 de mayo, cuando el tiroteo se hizo intenso en todo el microcentro de Asunción, según relata el periodista e historiador Bernardo Neri Farina, en su libro El golpe del 4 de mayo de 1954.
"El presidente Federico Chaves buscó refugio en el Colegio Militar (actual sede del Parlamento), cuyo director era el general Marcial Samaniego, camarada y amigo de Stroessner", narra el autor.
Según la versión de Neri Farina, cuando el mandatario quiso hacer prevalecer ante Samaniego su condición natural de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, cargo que había delegado en el general Stroessner, el entonces capitán de Infantería, Isaías Barreto, le contestó a Chaves: "Su excelencia, usted está preso".
En su libro "El 4 de mayo de 1954", el periodista e historiador Roberto Paredes relata la misma anécdota, de modo distinto: "Asustado ante el desarrollo de los acontecimientos, Federico Chaves se dirigió para refugiarse hasta el Colegio Militar, por entonces en El Paraguayo Independiente y 14 de Mayo, donde inmediatamente fue detenido. 'Esto  no es posible, yo soy el Comandante en Jefe', se lamentaba, pero ningún oficial le respondía".

Tras una época de mucha inestabilidad.

Los sucesos del 4 de mayo de 1954 ocurrieron como corolario de un largo periodo de extrema inestabilidad política en el Paraguay.
Tras la guerra civil de 1947, se produjo un lapso en que se sucedieron seis presidentes de la República en solo dos años, la mayoría a través de golpes de Estado: Higinio Morínigo, Juan Manuel Frutos, Juan Natalicio González, Raimundo Rolón, Felipe Molas López y Federico Chaves.
Chaves había asumido con un golpe el 11 de setiembre de 1949 y luego se hizo elegir institucionalmente en 1953, mandato que debía prolongarse hasta 1958.
"El país vivía en ese periodo una situación de caos generalizado: tensiones políticas permanentes, con crisis reiteradas; economía en bancarrota, con desórdenes en todas las áreas, pobreza generalizada en amplios sectores de la sociedad", describe Roberto Paredes.
"En enero de 1954, la tensión entre la Junta de Gobierno del Partido Colorado y el presidente Federico Chaves se había agudizado. El viejo caudillo estaba perdido en el caos. Las riendas del poder se estaban yendo de las manos, sin que él tratara de revertir las cosas, pues todavía se sentía poderoso en su Gobierno. Su amante, Isabelita Vallejos, era el pívot sobre el cual giraban los negocios, mientras el mercado negro florecía en medio del desabastecimiento y la miseria que asolaban al país", relata Bernardo Neri Farina.
Uno de los dirigentes políticos colorados que tuvo gran protagonismo en la caída de Chaves y el ascenso de Stroessner fue Epifanio Méndez Fleitas, quien ocupaba la presidencia del Banco Central del Paraguay.
Tras haber asumido un rol central en el derrocamiento del presidente Molas López, en 1949, Méndez Fleitas se había convertido en un caudillo de mucha influencia en el Partido Colorado y en toda la sociedad.
En enero de 1954 se había producido una primera crisis, cuando Méndez Fleitas fue destituido de su cargo en el Banco Central, junto a Guillermo Enciso Veloso y Tomás Romero Pereira, presidente y vicepresidente del Partido Colorado.
La puja interna que había en el Partido Colorado también se trasladaba al ámbito militar, donde era evidente la rivalidad entre el comandante en Jefe, general Alfredo Stroessner y el comandante de la Caballería, teniente coronel Néstor Ferreira.
Tras una serie de conspiraciones y movidas de ajedrez político, los sucesos se precipitaron en la mañana del 3 de mayo de 1954, cuando el comandante de la Caballería, Ferreira, ordenó la detención del mayor Virgilio Candia, jefe del RC3, bajo la acusación de estar "conspirando para derrocar al Gobierno".
El general Stroessner le reclamó al presidente Chaves por la acciones de Ferreira, alegando que sobrepasaban su autoridad. Por indicación de Chaves, Stroessner convocó al teniente coronel Ferreira a su despacho, pero el mismo se negó a acudir.
Finalmente, el 4 de mayo, a las 19, Ferreira se dispuso a presentarse ante Stroessner, pero ordenó a sus hombres de la Caballería que, en caso de que no regrese, salgan con sus tropas y ataquen la capital. Apenas ingresó a la comandancia, Ferreira fue detenido.
Stroessner desplegó a sus tropas y ganó de mano a los hombres de la Caballería. Su principal golpe de efecto fue el ataque al Cuartel de Policía, donde cayó acribillado el jefe de Policía, el admirado dirigente colorado Roberto Luis Petit, de apenas 31 años de edad, entre varios jefes y oficiales asesinados durante el ataque. Las balas lo alcanzaron cuando auxiliaba al subjefe de Policía, comisario Caballero Zavala, malherido en un zaguán del edificio. Cuando el comandante del Batallón 40, Mario Ortega, supo que Pettit había sido herido, ordenó que sea trasladado con urgencia a un hospital, pero ya era demasiado tarde.



Un golpe casi sin oposición.

"Stroessner consumó su golpe, apurado como consecuencia de la debilidad notoria del Gobierno de Chaves y de la anarquía reinante en el país. Lo respaldaron los militares, cansados del caos creado por los políticos y hartos de ser utilizados por los civiles para sus aventuras de poder desde la finalización de la guerra civil de 1947. Querían que un uniformado, específicamente Stroessner, tomara finalmente el Gobierno", destaca Bernardo Neri Farina.
Al día siguiente, 5 de mayo, la Junta de Gobierno del Partido Colorado instaló una sesión oficial, en la que exigió a Federico Chaves que presente su renuncia a la presidencia de la República, y resolvió designar al general Alfredo Stroessner como candidato del partido para el periodo constitucional restante (1953-1958), estableciendo el 15 de agosto como fecha para que asuma el cargo.
Igualmente, la Junta designó como presidente provisional al arquitecto Tomás Romero Pereira, quien luego entregaría el cargo a Stroessner.
El golpe de Estado que iba a consagrar la más larga dictadura en la historia del Paraguay casi no encontró oposición durante los primeros meses. Varios sectores de la sociedad, incluyendo al opositor Partido Liberal, saludaron la caída del Gobierno de Federico Chávez. "La Nación reclamaba, con sus voces más enérgicas, un alto en el camino de la perdición por el que le estaba arrastrando el coloradismo, bajo la égida funesta de Chaves", sostuvo un comunicado oficial del liberalismo, presidido por José P. Guggiari, ex presidente de la República.
Sin embargo, algunos grupos disidentes hicieron oír su voz de protesta por el golpe de Estado. El 10 de mayo de 1954, jóvenes febreristas y comunistas organizaron un mitin relámpago en la plaza, frente al edificio del Cine Victoria (actualmente en las calles Oliva y Chile), según refiere el investigador Carlos Pérez Cáceres.
“Allí habló Ladislao García –más conocido como Grillón–, que se subió a un vehículo y arengó en contra de lo sucedido el pasado 4 de mayo y la necesidad que el pueblo se organice. El tráfico fue cerrado por algunos minutos y cuando las fuerzas policiales aparecieron, los jóvenes se dispersaron por las calles del centro. El dirigente comunista Luis Casabianca también suele recordar que al retirarse de este breve acto, iban repartiendo volantes en contra del gobierno militar”, relata.
En el caso del movimiento obrero, no hay datos de que hayan existido movilizaciones contra el golpe. Recién un año después, durante los festejos por el Día del Trabajador, se generó una serie de disturbios y los trabajadores manifestaron su posición crítica contra el gobierno.
Muchos dirigentes del Partido Revolucionario Febrerista se vieron seducidos con la idea de que el nuevo presidente los convocaría a colaborar con su gobierno. “Los febreristas nos encontrábamos en la frontera, en territorio argentino, esperando que Stroessner se deshaga de los colorados y comience a llamarnos. Entonces no hubo ningún esfuerzo de parte de la dirigencia del PRF de oponerse al golpe, porque creíamos que seríamos los nuevos dueños del poder”, había dicho el dirigente Carlos Heisecke, citado por Pérez Cáceres.
Stroessner aparecía ante la mirada de muchos dirigentes y analistas como el "hombre providencial" que iba a traer "paz y progreso".  
Lo que no sabían era el alto costo que todo eso iba a tener…

(De La oposición tolerada y la perseguida, de Andrés Colmán Gutiérrez.  Libro de la colección 60 años del Stronismo. Editorial El Lector y diario ABC Color).

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Vienen otra vez: Conozcamos la historia de las marchas campesinas

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Vienen otra vez… marchando desde muy lejos, con sus reclamos que se reiteran en cada marzo húmedo y otoñal.

Vienen otra vez…
desde sus verdes valles desolados, pueblos y comunidades rurales que siguen esperando en medio de la soledad y el olvido, a merced de las mismas miserias e injusticias seculares, que no cambian por más que cambien los gobiernos o los colores partidarios.

Vienen otra vez…
Desde la profundidad de una historia repetida, desde el corazón de una memoria desgarrada que tercamente insiste en rescatar sus antiguas utopías sobrevivientes.

Vienen otra vez…
con sus zapatos gastados
sus banderas descoloridas
sus toscas pancartas de tela que insisten en pedir la reforma agraria y varios otros reclamos, con visibles faltas de ortografía.

Vienen otra vez…
como forasteros en tierra extraña
como intrusos en la jungla de asfalto y cemento

Vienen otra vez…
para hacer visible al país invisible
para mostrarnos que hay un país más allá de calle última
al otro lado de la lluvia
ese país nuestro que a veces desconocemos y casi siempre tratamos de ignorar
y sin embargo esta allí, esperándonos…

Hay algo en esos rostros curtidos por el color de la tierra, como si ya fueran parte de ella. (“Tan tierra son los hombres de mi tierra” escribió Augusto Roa Bastos en un clásico poema que se hizo canción).

Hay algo en esas miradas cándidas, tristes, melancólicas, de los niños y de las niñas. Esas miradas duras, sufridas y combatientes, de las mujeres del campo. Esas miradas tienen algo que duele, algo que emociona, algo que interpela.

(La 26ª  Marcha Campesina, que se realiza anualmente desde 1994, se iniciará el lunes 18 marzo con concentraciones en los distintos departamentos del país y llegará a la capital el miércoles 20 y permanecerá hasta el jueves 21. Es organizada por la Federación Nacional Campesina, con el lema “Tierra y producción para el desarrollo nacional, construyendo poder popular”).   

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CONOZCAMOS LA HISTORIA DE LA MARCHAS CAMPESINAS

La primera marcha campesina se realizó el 15 de marzo de  1994, durante el gobierno de Juan Carlos Wasmosy, convocada entonces por la Coordinadora Interdepartamental de Organizaciones Campesinas (CIOC), una sigla que se creó para intentar aglutinar a los distintos grupos y movimientos rurales que habían sobrevivido a la caída de la dictadura y se estaban reorganizando.
Entre los movimientos sociales del Paraguay, las organizaciones campesinas fueron las que mantuvieron mayor poder de organización, movilización y resistencia, aún en los momentos de mayor represión desde el régimen dictatorial del general Alfredo Stroesner.
(Ver un poco más abajo: la historia del Movimiento Campesino en Paraguay).
“Tras la persecución a las Ligas Agraria y otras organizaciones, durante la dictadura, un sector importante se mantuvo en la Coordinación Nacional de Productores Agrícolas (CONAPA), hasta que en 1991 fundamos la Federación Nacional Campesina y ya surgió la idea de organizar una gran marcha hasta Asunción, para hacer escuchar nuestra voz  y nuestros reclamos”, relata Marcial Gómez, uno de los principales dirigentes de la FNC.
“Los campesinos también existen”titulaba Última Hora en su edición entonces vespertina del 15 de marzo de 1994, con una gran foto de la movilización por la avenida Eusebio Ayala, y agregaba en un subtítulo: “Con la gran marcha, el país no terminó hoy en Calle Última”.
La crónica relataba las múltiples trabas que el gobierno intentó aplicar para evitar que los labriegos lleguen hasta Asunción, pero que resultaron infructuosas.
Aquella primera marcha, de la que participaron otras organizaciones nacionales y regionales, tuvo tanto impacto en los medios de comunicación y en la sociedad, que sus organizadores decidieron repetirla al año siguiente.
Fruto de aquella primera experiencia exitosa, nació una nucleación más permanente, la Mesa Coordinadora Nacional de Organizaciones Campesinas (MCNOC), que se encargó de organizar las siguientes marchas, hasta 1998, cuando hubo una crisis y una división.


Los campesinos en el Marzo Paraguayo

La emergencia del oviedismo, con la elección de Raúl Cubas como presidente en 1998, pero con el general Lino Oviedo manejando los hilos del poder, despertó un gran debate entre las organizaciones campesinas.
“Para nosotros, el gobierno de Oviedo significaba claramente la asunción del fascismo y del autoritarismo, que atentaba contra las organizaciones populares y las libertades públicas. En el 98  hicimos una plenaria y decidimos tener una postura clara contra el fascismo, salir a combatirlo con movilizaciones, con cierres de calles y rutas”, relata Marcial Gómez.
Esta postura no fue compartida por otras organizaciones campesinas, que finalmente decidieron no apoyar a la quinta marcha campesina en marzo de 1999 y se produjo la primera ruptura.
La MCNOC se abrió de la organización y la marcha fue convocada por la FNC, pero a nombre de una Comisión de Reforma Agraria.
Fue la más crítica de todas las marchas, ya que el día 23 de marzo, cuando estaban por salir caminando desde el exSeminario Metropolitano, se produjo el asesinato del vicepresidente Luis María Argaña, y los campesinos finalmente se unieron a la llamada gesta ciudadana del Marzo Paraguayo, resistiendo durante varios días en las plazas del congreso. Su participación fue decisiva para forzar la renuncia del presidente Cubas y la huida de Oviedo.
“Nosotros solo cumplimos con la posición que habíamos asumido. En esa ocasión logramos además que el Congreso apruebe una ley, decretando la condonación de las deudas de los pequeños productores ante la banca pública”, recuerda Marcial.
Entre los “mártires del Marzo Paraguayo” falleció asesinado un miembro de la FNC, Cristóbal Espínola, alcanzado por las balas de los francotiradores. El asentamiento al que pertenecía, en Alto Paraná, actualmente lleva el nombre del joven campesino mártir.
En su homenaje, muchos participantes siguen portando en cada marcha los mismos simbólicos garrotes de madera que portaban en aquella gesta de 1999, y que según los organizadores “ayudaron a defender a la democracia ante el avance del fascismo”.


Los logros de tanto marchar

¿Qué han podido conseguir en todos estos años de llenar las calles y las plazas asuncenas con la multitudinaria presencia campesina?
“Hubo logros concretos, como la condonación de deudas de los pequeños productores, la paralización de un plan de privatización de empresas públicas, la derrota del proyecto político fascista en el Marzo Paraguayo, pero por sobre todo pudimos instalar debates con nuestras críticas a un sistema socioeconómico que excluye a los pobres, y nuestra propuestas sobre el modelo de sociedad que queremos impulsar”, asegura Marcial.
“Cuestionamos a un modelo rural de producción empresarial, ligado a la agroexportación de materias primas, que no genera fuentes de trabajo y por el contrario expulsa mano de obra del campo, causando envenenamiento con agrotóxicos, destrucción del medio ambiente. Estamos en contra de la sojalización y el uso de transgénicos, y a favor de la producción agrícola nacional”, resume Gómez.
Aunque en los medios de comunicación se asegura que las marchas se suceden año tras año, sin que se produzcan cambios importantes en el campesinado, Marcial considera que si hubo avances, especialmente políticos al interior del campesinado.
“Para nosotros, las marchas son una forma de expresarnos ante la gente, de hacer oir nuestra voz y dar a conocer nuestras propuestas, pero también de crecer como organización. Hoy tenemos a una mujer (Teodolina Villalba) al frente de la FNC, lo cual significó un gran paso en la participación política de las mujeres campesinas y una superación de nuestra mentalidad machista y patriarcal”, apunta.

Postura campesina frente a las mentiras electorales

Otro punto que diferencia a la FNC de otros movimientos campesinos, sociales o de izquierda, es que sus miembros no han respaldado a ninguna candidatura para las elecciones.
“No creemos que actualmente haya algún candidato, partido o movimiento, que plantee una verdadera transformación de este sistema socio-económico que causa pobreza y atraso. Ninguno tiene un verdadero plan de reforma agraria, desarrollo social e industrial, como el que nosotros pretendemos”, dice Marcial Gómez.
La FNC promovió el “voto protesta” en la últimas elecciones, pidiendo a sus afiliados que voten en blanco. “Lo que ofrecen a los campesinos son mentiras electorales. Incluso el Gobierno de Lugo, que se embanderaba con la reforma agraria, no hizo prácticamente nada”, cuestiona.
¿Qué hacer, entonces, ante la inacción de los gobiernos? 
Marcial es bien concreto: “Las conquistas se logran con lucha social y fuerza organizativa, para eso también son las marchas campesinas. Hoy tenemos unas 200 mil hectáreas de tierra en distintos puntos del país, con unos 40 asentamientos rurales. Eso se ganó con ocupaciones, movilizaciones, cierres de rutas, exigiendo a las autoridades que cumplan su función. Hace falta mejor infraestructura, caminos, escuelas, puestos de salud, centros productivos, pero es gente que ya está viviendo en su tierra propia y contribuyendo con su trabajo al desarrollo del país”.
Aunque todavía falta mucho por lograr, explica.
Y por eso es escuchan gritos  campesinos resonando en las calles de la ciudad…

***


ANTECEDENTES: LA HISTORIA DE LAS ORGANIZACIONES CAMPESINAS DURANTE LA DICTADURA

Entre todos los sectores que resistieron a la dictadura stronista, probablemente el más constante haya sido el de los campesinos, que conforman el sector mayoritario de la población, pero a la vez el más marginado y postergado.
Al inicio del régimen stronista, comunidades y grupos campesinos empezaron a organizarse en torno a postulados del sector más progresista de la Iglesia Católica, que estimulaba procesos de concienciación y redención social de los pobres, con base en principios evangélicos de “vivir como hermanos” y “compartir solidariamente”, los que luego serían conocidos como las experiencia de las comunidades eclesiales de base y de la llamada Teología de la Liberación.
Grupos de sacerdotes como los jesuitas españoles José Luis Caravias, Francisco de Paula Oliva, Bartomeu Meliá, José Ortega, José Miguel Munárriz, entre otros, asesoraron en el proceso de consoli- dación de las organizaciones, que se denominaron Ligas Agrarias Cristianas (LAC). Tenían sus propios modelos de núcleos poblacionales y de producción agropecuaria colectivizada, y hasta su propio modelo de “educación liberadora”, a través de las “escuelitas campesinas”, que elaboraban contenidos distintos a los del sistema educativo oficial, siguiendo la línea de la “pedagogía del oprimido” que pregonaba el educador brasileño Paulo Freire.
El régimen comenzó a mirar con preocupación el nivel de desarrollo organizativo de las LAC y empezó a perseguirlos sistemáticamente, aunque ello significaba enfrentarse a la poderosa e influyente Iglesia Católica. También varios prominentes miembros de la jerarquía católica paraguaya apoyaban con mucho entusiasmo a las LAC, entre ellos el obispo de Misiones, monseñor Juan Sinforiano Bogarín.
Pero el padrinazgo de la Iglesia sobre los campesinos empezó a tener graves conflictos y llegó a la ruptura, cuando varios dirigentes se radicalizaron y decidieron pasar del modelo de la oposición pacifista o la “no violencia activa” cristiana a la lucha armada para derrocar al régimen, en alianza con sectores marxistas.
En diciembre de 1973, unas jornadas de reflexión y evaluación de las LAC concluyeron en la resolución de tomar la vía insurreccional para defender al campesinado contra los ataques del Gobierno. Los principales dirigentes campesinos que decidieron sumarse al proyecto guerrillero de la Organización Político Militar (OPM) fueron Sindulfo Coronel, Estanislao Sotelo, Corsino Coronel, José Gill Ojeda, Blasita Rodas, Constantino Coronel, Ángel Médici Vera, Martín Rolón, Silvano Flores, Arturo Bernal y Francisco López.
“Ubicando el problema del campesinado dentro del contexto político socioeconómico nacional e internacional, vieron la necesidad de trabajar sobre un proyecto que busque la sustitución del presente aparato político-militar, por otro que esté basado en los valores humanos que sostenían. Este trabajo se inició en 1974. Se unieron a los campesinos, empleados y profesionales de las zonas urbanas. Hicieron reuniones clandestinas en distintos lugares del país, en las que también participaron estudiantes secundarios y universitarios”, destaca la periodista María Luisa Ferreira en su libro Las víctimas del régimen stronista.
La represión contra las Ligas Agrarias fue dura y aleccionadora de parte del régimen, como sucedió con uno de los casos más emblemáticos. La historia de la comunidad de San Isidro de Jejuí, en el departamento de San Pedro, es una de las más heroicas y a la vez trágicas, en la resistencia contra la dictadura.
Bajo la experiencia de las LAC, en mayo de 1969, unos 150 campesinos lograron adquirir unas 230 hectáreas, en las inmediaciones del actual General Resquín. Buscaban “vivir como hermanos”, una experiencia de comunidad cristiana solidaria, inspirada en valores del Evangelio. Pero la dictadura ya había empezado la cacería contra las Ligas Agrarias. El diario Patria, vocero del Partido Colo- rado, acusaba que San Isidro era un koljós soviético comunista en medio de la selva.
En la madrugada del 8 de febrero de 1975, los pobladores fueron despertados por disparos y órdenes militares. Un pelotón al mando del teniente coronel José Félix Grau asaltó la colonia y apresó a todos sus pobladores. El pa’i Braulio Maciel, párroco local, fue baleado en la pierna.
Los ranchos fueron destruidos, las chacras arrasadas. Las tierras, por las que ya habían pagado hasta el último guaraní, fueron confiscadas. La Isla de la Utopía se convirtió en estancia. San Isidro fue borrada a sangre y fuego. Pero sus pobladores –presos, torturados, perseguidos y dispersos, con la absoluta prohibición de regresar al lugar–mantuvieron vivo el sueño. Finalmente, luego de una larga lucha, en el año 2013, pudieron obtener el título de propiedad y recuperar parte de aquella tierra.
Tras el desmantelamiento de la OPM, en 1976, con la persecución, encarcelamiento y asesinato de varios de sus dirigentes, las Ligas Agrarias se terminaron, aunque algunas experiencias aisladas buscaron continuar.
En los años 80, en algunos casos ya desprendidos de la tutela de la Iglesia Católica, aunque en otros bajo nuevas formas de relación, varios de los dirigentes de las ex Ligas Agrarias ayudaron a crear nuevas organizaciones campesinas.
Entre ellas se mencionan a la Asociación de Agricultores del Alto Paraná (ASAGRAPA), la Comisión Regional de Agricultores de Itapúa (CRAI), el Comité Central de Horticultores (CCH), la Regional Campesina de Cordillera (RCC), las Comunidades Eclesiásticas de Base (CEB), el Movimiento Campesino Paraguayo (MCP),  la Unión Nacional Campesina (UNC) “Oñondivepa”, y el Servicio Arquidiocesano de Comercialización (SEARCO). Seis de ellas se unieron luego para conformar la Coordinación Nacional de Productores Agrícolas (CONAPA), que se volvió la de mayor presencia nacional en la época, junto al MCP, que tenía una orientación más claramente marxista.
“Desde su fundación en 1986, CONAPA ha debido enfrentar una serie de dificultades. Una de ellas es el hecho de funcionar como una confederación de organizaciones diversas que no nacieron con un proyecto único o colectivo: opera con una cierta lentitud, y las organizaciones individuales que la integran cuentan con mayor cohesión y efectividad que la confederación misma. A esto hay que agregar las dificultades para generar un liderazgo a nivel nacional, además de aquellas ocasionadas por la inmensidad del espacio físico que debe cubrir y el consiguiente costo de las comunicaciones”, apuntaban los investigadores José Carlos


En su caracterización del Movimiento Campesino Paraguayo (MCP), los autores señalaban que “sus planteamientos tienen mayor tonalidad política y sus métodos son más arrojados, particularmente en lo que se refiere a las ocupaciones de tierras. Se diferencia de las demás organizaciones por dos grandes motivos. Por un lado, por considerar que la cuestión agraria no es solamente  un problema económico o un ‘problema campesino’ susceptible de ser resuelto con políticas parciales, sino más bien un problema básicamente sociopolítico que requiere una propuesta de solución global; por el otro, por su postura explícitamente clasista, vale decir, por anclar la identidad y los problemas de la colectividad campesina en determinantes económicos y políticos comunes que permiten hablar de una clase social determinada”.
El MCP fue fundado en diciembre de 1980, y desde entonces alegaba haber constituido más de 68 comunidades en los departamentos de Caaguazú y Misiones. “El MCP intenta heredar la experiencia de las Ligas Agrarias Cristianas de los años 60, aunque sin el elemento confesional de estas. Hoy es, posiblemente, la organización campesina con mayor cohesión interna, mayor diversidad de estructuras auxiliares y mayor claridad político-ideológica ace ca de lo que busca”, destacaban Rodríguez y Arditi.
El programa de lucha del MCP se basaba en 13 reivindicaciones: 1) reforma agraria integral e inmediata; 2) asistencia técnica y crediticia para todos los campesinos; 3) precio justo para los pro- ductos agrícolas, 4) libre comercialización de los mismos; 5) libertad de agremiación, movilización y expresión para todos los campesinos; 6) legalización del MCP como entidad sindical en defensa de los intereses campesinos; 7) cese del contrabando de productos agrícolas; 8) aparición con vida de los compañeros detenidos-des- aparecidos, y entrega de los cadáveres de los asesinados que están en fosas comunes a sus familiares; 9) vuelta de todos los exiliados y libertad de todos los presos políticos; 10) creación de una central de trabajadores; 11) igualdad de derechos de la mujer en la sociedad, 12) derecho al estudio de la juventud campesina; 13) derecho a la jubilación campesina.
En los años 80, las organizaciones agrarias instalaron fuerte- mente la reivindicación de los llamados “campesinos sin tierra”, que promovieron ocupaciones masivas de propiedades pertenecientes a terratenientes, generalmente extranjeros, y de empresas multinacionales. El Gobierno acudió a los desalojos violentos por parte de policías y militares, con quema de ranchos y en varios casos asesinatos de campesinos ocupantes, mientras por otra parte procedía al reparto de tierras y habilitación de colonias a través del Instituto de Bienestar Rural.
Tanto el MCP como la CONAPA subsistieron hasta pocos años después de la caída de la dictadura, en que crisis y divisiones in- ternas llevaron a la creación de otras grandes organizaciones campesinas, las que persisten en la actualidad, como la Federación Nacional Campesina (FCN) y la Mesa Coordinadora Nacional de Organizaciones Campesinas (MCNOC).

(Este capítulo está extraído del libro “La oposición tolerada y la perseguida” de Andrés Colmán Gutiérrez, Colección 60 años del stronismo, Editorial El Lector y diario ABC Color, 2014).

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LOS CAMPESINOS EN EL MARZO PARAGUAYO

27 de marzo de 1999, mediodía: la despedida.

Empezaron a recoger sus pocas pertenencias en silencio, con gestos apenas perceptibles. Frazadas raídas, esteras de pirí, cacerolas oxidadas, platos y cucharas de lata, jarras de plástico y guampas de tereré. Desarmaron las lonas y carpas atadas con sogas a las ramas de los árboles. Despacio, muy despacio, empezaron a ponerse en marcha. Las mujeres cargaban a los niños y los hombres portaban los bultos. Algunos iban descalzos, pies curtidos y encallecidos por miles de kilómetros caminados entre el polvo, el tiempo y la soledad, como si ellos mismos fueran parte de la tierra que pisaban.
Empezaron a caminar en silencio, como si no quisieran molestar a nadie al retirarse, pero de pronto sintieron que la multitud se abría en dos para dejarlos pasar, formando un largo callejón de rostros y sonrisas amigas, de manos solidarias y lágrimas incontenidas.
Empezaron a caminar, deslizándose lentamente en medio de ese callejón humano de gente a la que ni siquiera conocían cuando llegaron a esa ciudad extraña, apenas cuatro días atrás, pero ahora sentían que ya formaban parte de sus vidas, que ya nunca volverían a sentirse forasteros en esa ciudad, ya nunca sentirían que esa tierra fuera áspera ni que esa gente fuese extraña, porque habían peleado por esa ciudad y por esa tierra, las habían defendido juntos, habían derramado su sangre sobre ella, habían dejado a sus muertos tendidos en esa plaza junto a los de ellos, y ya se sabe que nada une tanto en la vida como compartir la muerte de aquellos a los que uno ama.
Empezaron a caminar, lentamente, cuando sintieron que el rumor de los aplausos nacía despacio en un extremo de la muralla humana, un rumor seco y acompasado que empezaba a crecer a medida en que ellos avanzaban, hasta rodearlos totalmente y volverse casi ensordecedor, envolviéndolos como un viento refrescante que acariciaba el alma.
Ellos no dijeron nada. Simplemente siguieron caminando. Algunos descalzos. Algunos con el sombrero pirí en el aire en un tímido gesto de adiós.
Ya está. Ya habían cumplido la misión. Ahora era hora de dejar esa plaza y esa ciudad, hora de volver a sus valles, a sus chacras, a sus tierras lejanas, a su antigua miseria digna y combativa.
El sol se alzaba sobre las ruinas y el humo de la plaza, cuando los campesinos se marcharon en silencio, mientras los jóvenes los aplaudían en un largo y emotivo adiós.

(Fragmento de la novela: El país en una plaza, de Andrés Colmán Gutiérrez. Editorial Servilibro, 2014). 
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 Andrés Colmán Gutiérrez - @andrescolman


Mamá Coraje

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Gladys Bernal viuda de Díaz, más conocida como Ña Gladys, Mamá Gladys o Mamá Coraje, no tiene miedo.
Y si acaso lo tiene, lo disimula bien.
–¡Ese tirano del general Lino Oviedo fue el que mandó asesinar a nuestros hijos, pero nunca pagó por eso…! ¡Se murió sin que la Justicia le haga pagar su crimen! ¡A veinte años del Marzo Paraguayo solo nos queda una tremenda impunidad, por causa de una Justicia corrupta, cómplice de los asesinos!–, exclama ella, parada en medio de la Plaza de Armas, junto a la cruz de los mártires, frente al viejo Cabildo de Asunción, ahora poblado otra vez de manifestantes campesinos e indígenas.
Precisamente, por hacer este tipo de acusaciones sin filtros, los abogados del difunto general Lino Oviedo habían querellado a Ña Gladys y a los demás familiares de los manifestantes asesinados en el Marzo Paraguayo, exigiendo que paguen 785 millones de guaraníes por presuntas calumnias contra el controvertido militar y caudillo político. Lejos de achicarse ante las amenazas, ella respondió que por nada del mundo dejaría de llamar “asesino” a Oviedo, aunque una condena judicial la pueda dejar en la calle.
–Ya me han quitado lo más valioso: la vida de mi hijo Henry. ¿Qué más me pueden hacer?  
Finalmente, los jueces no se animaron a dar curso a la querella contra los familiares de las víctimas, pero tampoco se animaron a determinar quienes ordenaron matar a los jóvenes aquella trágica noche del 26 de marzo de 1999.
Ahora Ña Gladys está otra vez aquí, en la misma histórica plaza, veinte años después, entre velas encendidas, flores y banderas, repitiendo el mismo ritual que nunca se interrumpió cada 26 de marzo, a las seis de la tarde. Esta noche hay cánticos, rezos, discursos, y esos momentos de opresivo silencio en que las madres cierran sus ojos y se comunican con sus ausentes hijos heroicos, como solo ellas saben hacerlo.
Cuando le piden que dirija un mensaje, Ña Gladys sostiene en una mano la foto de su hijo Henry David Díaz Bernal tendido inerte en la acera de la calle Presidente Franco, frente al Teatro Municipal, sobre un charco de sangre, mientras uno de sus compañeros intenta en vano reanimarlo y en la otra muestra la foto de su presunto asesino, el principal procesado por la masacre, Walter Gamarra, quien en 1999 era funcionario del Ministerio de Hacienda y un fanático seguidor del oviedismo. Imágenes grabadas la noche del 26 por un equipo de la televisión colombiana lo muestran parado en la vereda de la calle 14 de mayo casi Presidente Franco, cerca de la Casa de la Independencia, disparando varias veces una pistola automática hacia los manifestantes en la plaza.
En base a esta evidencia, Gamarra fue condenado a 25 años de cárcel, pero quedó libre con medidas sustitutivas hace tres años. Hace pocos meses, Ña Gladys se encontró cara a cara con él en un pasillo del Hospital del Trauma, en donde presuntamente él trabaja como camillero.
-Sentí un vuelco en el corazón. Ver al asesino de mi hijo caminando otra vez libremente por el pasillo de un hospital. ¿Qué justicia se puede esperar en este país? Solo nos queda rezar y recordar con pena y amor a nuestros muertos.


Ña Gladys es el mejor ejemplo de aquellas madres que vuelven a ser paridas por sus hijos.
Mujeres que llevan una vida cotidiana relativamente simple, lejos de cualquier foco mediático, hasta que ocurre una situación excepcional que les altera la existencia, generalmente una tragedia que las impacta y les cambia para siempre, modificando su rol y sus propios objetivos en la vida. Vecinas impávidas o amas de casa del montón que de un día para otro se convierten en aguerridas luchadoras, en lideresas temibles, en aquellas Madres Coraje que retratara Bertold Brecht.
Sucedió con las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, tras la guerra sucia de los genocidas militares en Argentina. Sucedió con esas madres que “bailaban solas” durante la dictadura de Pinochet en Chile, tal como las retrata la bella canción de Sting. Sucedió con las madres de los soldaditos muertos en los cuarteles durante la primera década de la transición democrática, en Paraguay.
Y sucedió categóricamente con Ña Gladys, tras los trágicos y heroicos sucesos del Marzo Paraguayo de 1999.
Enfermera de profesión, empleada del Instituto de Previsión Social (IPS), cumpliendo los roles de esforzada madre y esposa en una vivienda humilde del barrio Jara de Asunción, seguidora tradicional del Partido Colorado, se sintió afectada cuando se enteró que habían asesinado a un caudillo y dirigente político a quien ella admiraba, el vicepresidente de la República, Luis María Argaña, aquel 23 de marzo. Indignada ante la noticia, se sintió motivada a acudir a la plaza a manifestarse contra el gobierno de Raúl Cubas y Lino Oviedo, a quienes se acusaba por el crimen. Sus dos hijos varones, Gustavo y Henry, además de una de sus hijas, la acompañaron. Iban y venían entre la casa y la plaza, a veces acompañada por su marido, don Mario, un señor bonachón y generalmente callado.
Su hijo Henry David tenía 20 años de edad, no estaba afiliado a ningún partido político, era muy religioso, miembro del Centro Familiar de Adoración Cristiana y fanático seguidor del club Olimpia, a cuya barra Mafia Negra llegó a pertenecer. Cuando su mamá Gladys acudió a apoyar la protesta por el asesinato de Argaña, Henry la acompañó y se integró a las organizaciones juveniles de resistencia en la Plaza de Armas.
Aquella noche del 26 del marzo, sin embargo, él no podía dejar de estar presente en un importante partido de fútbol que su club Olimpia debía disputar contra el equipo del brasileño Corinthians en el Estadio Defensores del Chaco, por el campeonato de la Copa Libertadores de América. Desde el sector de su hinchada, sufrió con aquella dolorosa derrota de 2-1 de su equipo. En un momento se cortó la energía eléctrica y todo el estadio quedó a oscuras. Henry sintió un escalofrío cuando miles de gargantas empezaron a corear al unísono: “¡Lino’o hijo de puta…!”.
Cuando terminó el juego, Henry junto a los demás miembros de la barra de Olimpia recorrieron a pie las casi veinte cuadras desde el estadio hasta las plazas del Congreso, portando banderas paraguayas y la franjeada de su club. Cuando llegaron ya habían empezado los ataques de los francotiradores y ellos se unieron a las brigadas de resistencia, levantando barricadas para impedir que ingresen los del bando oviedista.
Ña Gladys estaba en un sector protegido, junto al Cabildo, cuando escuchó por la radio la lista de los caídos bajo las balas. El primer nombre que oyó fue el de Manfred Stark y ella pensó “pobrecita su mamá, como ha de estar sufriendo”. Al rato dijeron el nombre de otro joven herido y esta vez ella escuchó: Henry Díaz Bernal. Sintió que una fuerza le alzaba desde el suelo y profirió un grito desgarrador:
-¡Nooo… mi Henry… nooo…!
Pidió que la lleven junto a él. Nadie sabía en dónde estaba. Lo habían alzado en un taxi, en busca de un hospital. Ña Gladys fue al Hospital Militar, pero allí le dijeron que ya lo habían derivado al Hospital Universitario. Fue allí donde lo encontró en la madrugada. Estaba en coma, pero vivo.
Ella pidió a los médicos que hagan todo lo posible por evitar que su hijo muera.
¡Vamos a llevarle a los Estados Unidos si hace falta, doctor! ¡Hay que salvarlo…!–imploró.
Lo siento mucho, señora–le respondió uno de los médicos–. Ya no hay nada que hacer. ¡No existe medicina que le pueda reconstruir un cerebro a su hijo…!

Ña Gladys, en el lugar donde mataron a su hijo Henry (Foto: Última Hora).
Tras la muerte de Henry, Ña Gladys se volvió la principal activista de la causa de los mártires del Marzo Paraguayo. Asumió la voz cantante entre las otras madres, familiares y heridos sobrevivientes. Fundó la organización Memoria Viva, que llegó a tener una oficina en el edificio del Cabildo, hasta que la desalojaron. Se convirtió en la voz acusadora contra los asesinos y contra los políticos y dirigentes que habían sido aliados en la plaza, pero que luego traicionaron vilmente sus principios y promesas ante la ciudadanía.
A ella la mimaron, pero al no poder manejarla, le dieron la espalda. Dejaron de atenderle el teléfono. Le habían concedido una pensión vitalicia por resolución del Congreso, pero luego se la volvieron a quitar. La acusaron de lucrar con la memoria de su hijo asesinado y de los otros mártires. Su marido Mario murió de un ataque cardiaco, “lo mató el dolor de no poder ver que se haga justicia”. Su otro hijo Gustavo, murió más recientemente. Ella misma tuvo varias crisis cardiacas, tuvo que someterse a una operación del corazón, pero sigue viva y con espíritu.
-Veinte años después, me siento frustrada, desilusionada, muy cansada. A veces me siento tentada a decir “¡Basta!, ya no me voy a ir este año a la plaza”, pero entonces siento la voz de mi hijo Henry y de los otros chicos que me dicen: vení mamá, no nos abandones. Y entonces vengo otra vez, no me canso de pedir justicia, aunque ya no espere otra cosa que la justicia divina.
Se llama Gladys Bernal viuda de Díaz.
Los chicos y las chicas en la plaza le dicen simplemente Mamá Gladys.  O Mamá Coraje.    
______________________
(Este texto ha sido escrito originalmente para el blog Historias en Sus Zapatos, un valioso espacio de periodismo narrativo, humano y alternativo, desde Paraguay. Fue a pedido de la colega Fátima Rodríguez, una de las propiciadoras de esta iniciativa.  Aquí también lo pueden leer).


La soledad de Ñamandú y el desafío de reinventar el lenguaje

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Consideraciones sobre la literatura paraguaya actual

Andrés Colmán Gutiérrez
Presidente de la Sociedad de Escritores del Paraguay (SEP)


Cuentan los relatos míticos del mundo indígena guaraní –rescatados por el gran antropólogo León Cadogan y reelaborados con peculiar encanto por el escritor Eduardo Galeano en su obra Memoria del Fuego– que cuando Ñande Ru Tenondé, el Padre Primero Ñamandú, se irguió en la oscuridad y creó el lenguaje, no había quien lo pudiera escuchar. Entonces creó el mundo y creó a los primeros hombres y a las primeras mujeres, y les entregó la palabra creadora (Ayvu) para que todo pudiera cobrar vida, pero principalmente para que la magia del lenguaje alcanzara a redimir al propio Padre Primero de aquella inmensa soledad primigenia.
En el Paraguay, nuestro pequeño y heroico país mediterráneo del Cono Sur, de raíz principalmente cultural guaraní, en donde hemos nacido entre relatos mágicos y entre muchas historias alucinadas que esperan ser contadas, los escritores y las escritoras seguimos padeciendo la misma soledad del Padre Primero Ñamandú o como lo ha denominado más certeramente nuestro autor mayor, Augusto Roa Bastos, seguimos sufriendo el encierro de “la isla rodeada de tierra”: No siempre hay quienes nos puedan leer o escuchar.
Nuestra industria editorial es todavía incipiente, aunque avanza abriéndose caminos a tumbos entre muchos escollos y la falta de un mayor apoyo estatal. Quienes escribimos y publicamos libros lo hacemos para un número muy reducido de personas, ya que en el Paraguay cada habitante lee solamente la 0,25 parte de un libro al año, según datos estimativos. Esta es la realidad de un país donde el 24,2% de la población aún vive en situación de pobreza y un 4,8% en situación de pobreza extrema; en donde el sistema educativo es todavía de muy baja calidad y existe un escaso fomento a la lectura desde las instancias gubernamentales y desde la misma sociedad. A pesar de todo, un anteproyecto de Ley del Libro impulsado desde hace años por los gremios de autores, libreros y por actuales instancias culturales gubernamentales, intenta abrirse paso ante la indiferencia de la clase política.
Desde hace mucho tiempo también seguimos padeciendo la invisibilidad de las obras paraguayas en los mercados internacionales del libro, debido a las trabas burocráticas fronterizas o a un escaso interés, que desmiente el ansiado espíritu de integración cultural del Mercosur. Por ello, nuestra presencia constante en esta Feria Internacional del Libro de Buenos Aires constituye una vidriera fundamental, una ventana a la esperanza.
A pesar de los pesares, una literatura paraguaya tercamente viva insiste en reinventarse y en expandirse cada vez más. Quienes hoy asumimos el desafío de narrar al Paraguay en cuentos, novelas, poesía, historia, ensayos, crónicas periodísticas y de investigación, álbumes de cómics o novelas gráficas, lo hacemos teniendo en cuenta la rica herencia y tradición de nuestros más grandes maestros y maestras como Augusto Roa Bastos, Elvio Romero, Gabriel Casaccia, Josefina Plá, Helio Vera, Rubén Bareiro Saguier, Carmen Soler, Hérib Campos Cervera, Raquel Saguier, José-Luis Appleyard y tantos más, buscando reflejar las nuevas exigencias de una era de profundas contradicciones sociopolíticas, con nuevos lenguajes y nuevas perspectivas.
En este Año Internacional de las Lenguas Indígenas, valoramos particularmente el esfuerzo creativo de quienes sueñan y escriben en nuestro imperecedero idioma guaraní, buscando derrotar el arraigado mito de que es una lengua esencialmente oral y que tanto su escritura, como su lectura, resultan difíciles. Las novelas en guaraní, Kalaíto Pombéro de Tadeo Zarratea; Pore’y rapé, de Hugo Centurión y Tatukua de Arnaldo Casco, sientan las bases de otra narrativa, la que rescata y refleja al Paraguay más profundo y ancestral, que se complementa también con una abundante colección de libros que exponen una larga tradición de relatos y poesía en guaraní, con la herencia de queridos maestros como Rosicran, Carlos Martínez Gamba, Félix Fernández o Félix de Guarania, hasta actuales batalladores poetas, escritores y académicos del guaraní, Susy Delgado, Feliciano Acosta, Miguel Ángel Meza, Mario Rubén Álvarez, Ramón Silva, entre muchos otros y otras, entre quienes ocupan un sitio preponderante Alba Eiragi Duarte, poetisa y escritora Ava Guaraní, y Brígido Bogado, poeta y escritor Mbya Guarani, ambos miembros de la Sociedad de Escritores del Paraguay, exponentes genuinos de una cultura sobreviviente que tiene tanto por decir y por contar. Además, nuestra literatura tiene una gran deuda pendiente con las demás lenguas de los 19 pueblos indígenas, ya que hasta ahora existen pocos relatos y poemas escritos en ayoreo, yshir, tomaraho, nivaclé, maká, manjui, enlhet, enxet, guaná, sanapaná, angaité, toba maskoy, qom, pai tavyterá o aché.

La literatura paraguaya actual es amplia, diversa, rica y abarcante. Hay una cada vez más sostenida creación poética y narrativa de mujeres, que no solo expresan la mirada femenina en la producción literaria, sino que además ejercen un rol pedagógico para lograr el paulatino cambio de chip mental de una cultura patriarcal machista, en busca de una más tolerante, que reconozca los derechos de las mujeres, como de quienes tienen opciones sexuales diferentes y de otras minorías aún discriminadas. Resulta meritoria la tarea que realiza la organización Escritoras Paraguayas Asociadas (EPA), que ha publicado varios libros que recopilan relatos escritos por mujeres. Es extensa la lista de autoras paraguayas, pero quiero rendir a todas ellas un homenaje en la persona de la maestra Maribel Barreto, prolífica escritora, docente y ensayista, ganadora del Premio de Novela Roa Bastos 2017 con su novela Codicia, quien ha presentado recientemente su último libro, Hijo de la revolución, un retrato desde la ficción sobre las revueltas de principios del siglo XX y lo que implica ser mujer en el Paraguay. Ella tenía que haber estado con nosotros en este encuentro, pero un problema de salud se lo ha impedido.

La creación paraguaya más tradicional, habitada principalmente por obras de denuncia social en un ámbito histórico y rural, ha ido mutando hacia una narrativa urbana que abarca géneros como el relato policial, la ciencia ficción, el horror gótico, el trilher político, las historias de aventuras. La aparición de grupos y comunidades de jóvenes narradores urbanos, como el centro cultural Literaity o la Asociación Literaria Arandú, respaldados por pequeñas editoriales independientes, están consolidando una emergente narrativa rebelde, innovadora en su forma y en su lenguaje, amplificada con los recursos de las redes sociales en internet y las plataformas digitales. Patricia Camp, Orlando Orué, Diego Ayala, Damián Cabrera, Yems Aguilera, María Zaracho Robertti, Sebastián Ocampos, Cave Ogdom, Ricardo Loup, Ana Miranda, Lourdes Benítes, Edu Barreto, son algunos de esos nombres. (De ello nos habla con más detalles la compañera Norma Flores Allende, quien hoy nos presenta su reveladora plataforma #Urumbe).
Una mención especial merece el trabajo de edición digital del grupo Tiempo Ediciones y Contenido, que hoy permite que los libros paraguayos estén al alcance de cualquier lector de libros electrónicos en el mundo.
Destacamos también el innovador eco de una literatura fronteriza, que se nutre de los contrastes culturales en regiones compartidas con colectividades inmigrantes brasileñas, o de ascendencia asiática o europea. La novela Xirú, de Damián Cabrera, es un ejemplo de esa narrativa que refleja los torbellinos de tierra roja en el Alto Paraná, los conflictos ambientales de la llamada Guerra de la Soja. El grupo de escritores y poetas que experimentan con el lenguaje triplefronterizo, en una onda cultural denominada “portuñol selvagem”, principalmente desde editoriales cartoneras, constituyen otro irreverente movimiento innovador de nuestra literatura.
Igualmente sentimos como muy cercanos y como parte de nuestra historia a los narradores paraguayos o descendientes de paraguayos que escriben desde afuera de nuestras fronteras, especialmente a un nutrido grupo de autores en Argentina como Gilberto Ramírez Santacruz, Éver Román, Mario Castells, Ivan Silvero, entre otros. Hay en sus obras una linda herencia de la épica literatura del exilio, la que ha dado vida a muchos de nuestros mejores narradores y narradoras.
Las obras que ayudan a rescatar la historia y la memoria también siguen componiendo una de las vertientes más prolíficas de los autores y las autoras del Paraguay, no solamente las que permiten no olvidar los horrores de la dictadura stronista, sino las que significan episodios más lejanos desde nuevas perspectivas. En ese sentido, tanto las novelas históricas como los relatos de la Guerra del 70 adquieren especial significación en la conmemoración por los 150 años de aquella contienda. En ese campo, nuestra más reciente contribución personal une el rescate de un episodio silenciado durante el stronismo con la investigación periodística, en nuestro libro “Mengele en Paraguay”, sobre la protección dada por el dictador Alfredo Stroessner al médico criminal nazi Josef Mengele, que presentamos en esta Feria.
Como soy también guionista de obras de cómics, destaco el especial auge que la narrativa dibujada ha tenido en los últimos años en el país, principalmente con obras dedicadas a la gesta de la Independencia, la Guerra del 70, la Guerra del Chaco y la dictadura stronista, como a la adaptación de grandes clásicos de la literatura paraguaya para una mejor divulgación en colegios y escuelas. Contamos con el aporte de grandes narradores, como nuestro universal Robin Wood, y el esfuerzo editorial de escritores y dibujantes como Javier Viveros y Roberto Goiriz, además de un loable esfuerzo de la editorial Servilibro, que ha creado una colección especial dedicada al comic paraguayo, donde se suman proezas como la edición de los diez álbumes de Mafalda, del genial Quino, en versión traducida por la docente María Gloria Pereira al idioma guaraní.

Son solo algunos de los puntos que destacamos en estas consideraciones generales sobre la literatura paraguaya actual. Somos conscientes del desafío que implica escribir y contar historias en un país que sigue intentando construir una institucionalidad democrática entre los sobresaltos autoritarios y los embates de una cultura conservadora, que padece a una clase política mediocre y poco sensible a las necesidades populares, pero lo hacemos motivados por la lucha de sectores sociales que emergen y se movilizan cada vez con más fuerza por derrotar a la corrupción, obteniendo inéditos logros en derrocar a líderes mafiosos y a estructuras autoritarias. Sabemos que en la medida en que nuestra labor sintonice con esos genuinos esfuerzos, nuestra obra tendrá un mejor sentido y aquella primigenia soledad del Padre Primero Ñamandú también nos va a pesar cada vez menos.
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(Ponencia presentada en la 45a Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, domingo 5 de mayo de 2019. Representación de escritores paraguayos en la mesa "Literatura e Historia del Paraguay actual", con Gilberto Ramírez Santacruz, Norma Flores Allende, Manuel Martínez Domínguez y Javier Viveros)



Cuarenta años de periodismo...

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Me cuesta recordar con precisión cuando empezó está historia...
Podría haber sido allá por 1974, cuando con un grupo de compañeros y compañeras del Colegio Nacional Salto del Guairá editábamos un periódico estudiantil con un viejo mimeógrafo...
O quizás en 1975, cuando a la edad de 14 años empecé a conducir un breve programa radial al mediodía en ZP 27, Radio Mbaracayú, en la ciudad de Salto del Guairá, que me llevó a ser demorado por primera vez en la Delegación de Gobierno porque a las autoridades no le gustaron mis críticas contra el entonces dictatorial gobierno...
Lo que sí tengo bien presente es que, tras haber llegado a Asunción para estudiar periodismo en la UNA, el 1 de junio de 1979, con sólo 17 años de edad, empecé a trabajar en la vieja Redacción de Última Hora, sobre la calle Benjamín Constant 658, en una estrecha sala poblada de veteranos románticos, entre el humo de los cigarrillos y el tecleteo incesante de las máquinas de escribir. Sé que ese fue el momento en que se inició mi carrera profesional de periodista, por tanto hoy, sábado 1 de junio de 2019, se cumplen exactamente 40 años.
Me hubiera gustado conmemorar esta fecha con ustedes con un libro que recopile algunos de los artículos, reportajes y crónicas más rescatables de lo que públiqué en todos estos años, matizado de anécdotas, historias, revelaciones... pero el intenso trajín de estos últimos meses no me permitió realizar una selección satisfactoria. Les sigo debiendo ese libro para más adelante.
Así que hoy, al cumplir 40 años de periodismo en el Paraguay, sólo me queda agradecer a todos los lectores y lectoras que me han acompañado y me siguen acompañando desde el otro lado de las páginas o de las pantallas, a quienes perdonan mis errores y multiplican los logros, a quienes me dan señales de que esta tarea sigue siendo necesaria como un servicio social para construir y defender cotidianamente la libertad y la democracia.
A pesar de que nuestro oficio atraviesa una época de crisis y de necesaria revisión ética, el periodismo me ha permitido sentirme parte de un pueblo, de una nación, de una colectividad en proceso de búsqueda de un mejor destino. Si tuviera que volver a elegir una profesión, elegiría la misma, porque como pocas permiten conocer profundamente la naturaleza humana, las luces y sombras de la vida, el sentido de ser habitante de una patria llamada humanidad.
¡Muchas gracias por estos 40 años y salud...!

Desde cajones a heladeras viejas, todo sirve para incentivar la lectura

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 En plazas y veredas de Itauguá, Lambaré, Asunción, Oviedo o Pilar, brotan pequeñas bibliotecas en cajas, heladeras o casitas de pájaro. Una quijotesca cruzada por despertar el amor a los libros.

Andrés Colmán Gutiérrez - @andrescolman

–¡Mirá, mamá! ¡Una casita de pájaros…!– grita Melissa, de siete años, mientras cruza la plaza Juan de Ayolas, de Lambaré, de la mano de su madre.
María Luisa sonríe y la acerca al curioso artefacto, un caño de acero que soporta una caja de metal con forma de casita, de color amarillo, con techo de chapas y revestimientos de vidrio. La puertita está abierta y deja ver muchos libros en el interior.
–Es una casita, no de pájaros, hija, pero también permiten volar…– explica la mujer.
Ante la mirada expectante de la pequeña, María Luisa hurga hasta hallar un colorido libro de cuentos. Luego se sienta con Melissa en un banco y deja que la niña se sumerja en la historia mágica. La mujer planeaba ir al supermercado; sin embargo, decide aprovechar ese momento único y quizás irrepetible. Bajo la luz radiante de la mañana, frente a la pequeña Biblioteca Callejera de la Plaza Ayolas de Lambaré, Melissa y su mamá leen una historia de animalitos traviesos y aventureros.
Las páginas bailan en el viento, como si fueran alas de pájaros.

 Biblioteca con motocarro en la Plaza Solares de Lambaré
CRUZADA. Las bibliotecas callejeras nacieron como esfuerzos aislados de personas que buscan despertar la pasión por la lectura y contribuir a la calidad de la educación, en un país en donde cada habitante lee solo la 0,25 parte de un libro al año, según datos de la Cámara del Libro Asunción Paraguay (CLAP).
Así se ha creado una red que se extiende a distintos lugares del país, originando una pequeña revolución cultural.
Un primer proyecto se registra en el 2016, en Itacurubí de la Cordillera, cuando la Municipalidad habilitó un espacio de lectura al aire libre en el balneario Itakoty. Instaló un mueble lleno de libros, con bancos y mesitas, creando un agradable ambiente.
En el verano de 2016, educadores y vecinos del barrio Ykua Naranja, de Itauguá, crearon una biblioteca al aire libre en la placita Félix Fernández, utilizando cajones de frutas pintados, en donde ubican los libros recibidos en donación.
También en Itauguá, desde el 2018, la empresa Iris promovió la creación de casitas–bibliotecas, la primera para sus propios empleados, otras dos en la plaza central de la ciudad y en el local de la Municipalidad.
La cuarta biblioteca se instaló en agosto de 2018 en una plaza de la compañía Guayabity, en un trabajo conjunto con la comisión vecinal 23 de abril.

Biblioteca de heladera en Lambaré
Biblioteca con cajones de frutas en Itauguá.
EN LAMBARÉ, CON AMOR. La cruzada más exitosa de las bibliotecas callejeras nació en 2017, a iniciativa del escritor paraguayo Aníbal Barreto Monzón, quien durante un viaje a Estados Unidos, vio en el pueblo de Clifton, Virginia, un buzón con libros en una plaza.
–Me llamó la atención cómo las personas retiraban libros y depositaban otros, o se sentaban a leer allí. Tomé una foto y la publiqué en Facebook, comentando que sería lindo hacer algo similar en Paraguay–, relata Aníbal.
Pryscila León, otra apasionada por los libros, ofreció financiar la construcción de la casita. Tras una resistencia inicial de funcionarios de la Comuna, el intendente de Lambaré, Armando Gómez, apoyó la iniciativa. Así, en octubre de 2018, se inauguró la primera biblioteca callejera con libros donados por muchos amigos, en la Plaza Ayolas, frente a la Municipalidad, una experiencia que a ocho meses funciona con éxito.
–Cada vez que paso por aquí veo a grupos de jóvenes y a personas adultas leyendo –destaca Aníbal–. Esto está siempre abierto y los libros se mantienen, se reponen y se intercambian con frecuencia. Mucha gente me dijo: “no va a resultar, en Paraguay nadie quiere leer, te van a robar todos los libros para venderlos”, pero ya ven que sí funciona.

Jóvenes leyendo en la Plaza Ayolas, de Lambaré.
INGENIO. A la cruzada de Aníbal y Pryscila se unieron otras personas, como Carlos Brañas o el joven Álvaro Giménez. El ejemplo se expandió y se crearon más casitas de pájaro en Lambaré, en Asunción (Marcelino Noutz y Sargento Gauto), en Coronel Oviedo (frente al local cultural Clemente Róga) y otras que se habilitarán en el barrio Trinidad de Asunción y en la ciudad de Pilar.
Lo llamativo es que también se despertó el ingenio para construir las pequeñas bibliotecas al aire libre. En el predio de la Capilla Virgen del Carmen, en Valle Apu‘a, Lambaré, se utilizó una vieja heladera. En la Plaza Solares, también de Lambaré, se recicló un motocarro en desuso.
–De a poco estamos derribando el mito de que a los paraguayos no les gusta leer– dice Aníbal Barreto. Solo hace falta sacar más libros a las plazas y a las calles.

Biblioteca callejera en Coronel Oviedo.
Chicos leyendo en Itauguá.

Une con flecha: Las conexiones Velázquez - Seprelad - Cartes

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Tras la aparentemente diluida crisis política, existe un punto sobre el que hay que avanzar en las indagaciones: la conexión Hugo Velázquez - Seprelad – Horacio Cartes.
La ministra de la Secretaría de Prevención del Lavado de Dinero o Bienes (Seprelad) hasta el miércoles 31 de julio a la mañana era María Epifanía González, madre del joven abogado José ("Joselo") Rodríguez González, el mismo que -según el expresidente de la Ande, Pedro Ferreira- operó como supuesto "asesor jurídico" del vicepresidente Hugo Velázquez para lograr que se saque del acta secreta firmado con Brasil sobre la compra de energía de Itaipú el ahora famoso Punto Seis, en contra de los intereses de Paraguay.
El padre de Joselo es Miguel Ángel Rodríguez Maidana, quien fue funcionario del Banco Nacional de Fomento hasta 2016, donde llegó a tener un cargo de gerente. Según confirmó este año a la prensa Carlos Pereira, ex titular del banco y actual ministro de la Secretaría de Técnica de Planificación de Desarrollo Económico y Social (STP), Rodríguez Maidana era gerente comercial cuando Darío Messer abrió cuentas en el BNF. Aunque el vicepresidente lo ha querido negar, hay muchas evidencias de conexiones políticas y de amistad entre su familia y la de Joselo Rodríguez. (Léanlo aquí)
Ese miércoles 31, cuando tras el reportaje de investigación publicado por el diario ABC Color estalló el escándalo que involucra a Velázquez y a Joselo, la madre del joven abogado renunció a su cargo como ministra de la Seprelad. En su lugar, el presidente Mario Abdo Benítez nombró como nuevo ministro al abogado y exfiscal Carlos Arregui, conocido por su trabajo investigativo sobre hechos de corrupción.
El nombramiento de Arregui provocó el enojo de los referentes del movimiento Honor Colorado, liderado por el expresidente Horacio Cartes y así lo hicieron saber en los medios de comunicación. ¿Por qué Cartes le tenía tanto miedo a Arregui?
A la tarde, cuando se supo que el "doleiro" y "hermano del alma" Darío Messer, principal buscado por el caso Lava Jato, había sido "coincidentemente" apresado en Brasil, el enojo creció en filas del cartismo. ¿Era una mano salvadora de Bolsonaro a Marito y a la vez un "apriete" a Cartes?
Fue en ese contexto cuando, en horas de la noche, el movimiento Honor Colorado, a través de un tuit del diputado Basilio BachiNuñez, anunció sorpresivamente que habían decidido apoyar la iniciativa de juicio político contra Marito y Velázquez, que hasta entonces estaba motorizado sin muchas chances por el PLRA y el Frente Guasu. La cantidad de votos que agregaba HC cambiaba drásticamente la situación y hacía que el juicio fuese una amenaza real. La suerte de Marito y Velázquez estaba sellada. (Léanlo aquí)
La noticia causó mucha sorpresa, porque Velázquez era considerado un hombre también cercano y funcional a Cartes -y eso se comprobó a la tarde, en Diputados, por la manera en que lo defendían los cartistas-. ¿Acaso había decidido Cartes sacrificar a su aliado, con tal de tumbar también a Marito? Sin embargo, el tercero en la línea de sucesión era el presidente del Congreso, el liberal disidente Blás Llano, también considerado aliado y funcional a Cartes. Sacrificaría un peón en el juego de ajedrez, pero conservaría una jugada ganadora.
Algo pasó en esa noche de intensa negociación, en que muchos no durmieron. El periodista Santiago González contó en la mañana del jueves a su colega Luis Bareiro ( y a toda la audiencia de Radio Monumental) que Carlos Arregui estaba en el set de Noticias Paraguay en la noche del miércoles, esperando ser entrevistado en el programa televisivo "Algo Anda Mal", cuando recibió una llamada telefónica y pidió disculpas para retirarse. "Me llaman urgente desde Mburuvicha Róga, están pidiendo mi cabeza", le confesó Arregui a Santi.
En la mañana del jueves, cuando ya todos esperaban que se inicie el proceso para el juicio político en la Cámara de Diputados, los legisladores cartistas dieron otra sorpresa. El presidente de Diputados, Pedro Alliana comunicó que, debido a que se había anulado el polémico acuerdo con Brasil, retiraban su apoyo al juicio político, lo cual lo volvía inviable. Varios de sus propios colegas de bancada se desayunaron con la novedad.
¿Fue la posible remoción de Carlos Arregui al frente de la Seprelad una pieza de negociación entre Marito y Cartes? La diputada liberal Celeste Amarilla cree que sí. (Léanlo aquí).
Durante gran parte del jueves, la pregunta estuvo flotando, hasta que fuentes de Palacio indicaron que Arregui sigue al frente de la Seprelad.
Esta relación de hechos introduce elementos a considerar y profundizar:
¿Era la ministra María Epifanía González una funcionaria que respondía al sector político interno del vicepresidente Velázquez? De ser así, ¿había alguna indicación para no avanzar en indagaciones sobre lavado de dinero y otras pistas que puedan ligar al expresidente con los negociados de su "hermano del alma" Darío Messer? ¿Por eso les enojó tanto que se saque a María Epifanía y se ponga en su lugar a Carlos Arregui? ¿Temen que Arregui avance en las investigaciones que su antecesora no realizó?
¿Será que Marito aceptó hacer rodar la cabeza de Arregui a cambio de la ayuda cartista para frenar el juicio político, pero al destaparse el caso en forma pública, decidió mantenerlo? ¿Hasta cuándo...? ¿Cómo influirá esto en el cartismo?
¿Qué hará Carlos Arregui desde la Seprelad ante esta situación...?
Como solemos decir.... pasen y busquen su mejor ubicación... ¡esto recién comienza! 
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Andrés Colmán Gutiérrez - @andrescolman

Joselo Rodriguez (a la derecha) con el hijo del vicepresidente Velázquez, Totelo (a laizquierda). 
El polémico decreto que nombra a Arregui en la Seprelad.



Las denuncias de Pedro Ferreira y la confirmación del propio presidente Abdo Benítez.

¡Chake los terroristas...!

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El reciente decreto del Gobierno paraguayo en el que reconoce a Isis y a Al Qaeda como “organización terrorista global” y a Hamas y Hezbolá como “organización terrorista internacional”, además de convalidar el libreto que viene repitiendo el Informe anual del Departamento de Estado de los Estados Unidos desde hace más de una década, sosteniendo que existirían bases de algunas de estas organizaciones infiltradas en el seno de las comunidades árabes migrantes en la Triple Frontera entre Paraguay, Brasil y Argentina (sin que se haya exhibido hasta ahora pruebas convincentes, más que algún envío de remesas de dinero), es una evidente concesión por parte del presidente Mario Abdo Benítez a su actual nuevo protector, el expresidente Horacio Cartes, para favorecer a sus relaciones políticas y comerciales con el Estado de Israel.
Se produce de este modo el inicio de un brusco viraje en la política exterior del actual Gobierno, que había empezado anulando la mudanza de la embajada paraguaya de Tel Aviv a Jesuralén, dispuesta por Cartes en sus últimos meses de Gobierno (con clara intromisión paraguaya en el conflicto palestino-israelí), que había provocado el enojo y el retiro de la Embajada de Israel en Asunción, y había abierto nuevas relaciones diplomáticas con países del mundo árabe.
Acerca de este tema, habíamos escrito en setiembre de 2018 el artículo “Adiós, Israel; hola Palestina” en Última Hora. (Lo puedes leer aquí). 
Más allá de la percepción que cada uno tenga acerca de cuál de las medidas (la de Cartes primero, la de Marito después, la de Marito ahora) sea la más correcta para el país, lo que ahora queda en evidencia es que Cartes ya ha empezado a cobrar por su actual apoyo a Marito para salvarlo del juicio político, lo cual demuestra que el argumento de que ese generoso apoyo a su hasta hace poco principal adversario político es solo "por la patria" y a cambio de nada... es una soberana mentira.
La comprensión de los conflictos en el Medio Oriente resulta compleja para quienes manejamos distintas percepciones políticas, culturales y religiosas desde la distancia. Algunas de las organizaciones de violencia armada que actores políticos gobernantes de Estados Unidos e Israel consideran abiertamente como organizaciones terroristas, son vistas sin embargo por ciudadanos palestinos –el caso de Hamas- y libaneses –el caso de Hizbolá-, como movimientos armados de resistencia ante lo que consideran una invasión de sus antiguos territorios, y desde ese punto de vista, muchas familias islámicas migrantes consideran incluso un “deber patriótico” contribuir a estas causas, enviando remesas de dinero. Ignorar este sentimiento que anida en algunos miembros de las colectividades árabes establecidas en la zona de la Triple Frontera es ver solo una parte del problema, principalmente cuando se ignoran enormes operaciones de tráfico ilegal (narcotráfico, tráfico de armas, tráfico de personas, mega-lavado de dinero, contrabando de cigarrillos y productos electrónicos) por parte del crimen organizado transfronterizo que tienen consecuencias mucho más directas en la realidad social, política y económica de nuestros países.
Probablemente en los próximos meses veremos que todos los avances de contactos con países del mundo árabe que había iniciado el entonces canciller Luis Castiglioni, van a empezar a cortarse nuevamente y se reanudarán los lazos con Israel. Son opciones diplomáticas, solo que los referentes del actual Gobierno tendrán que asumirlos, con sus inevitables consecuencias. Esperemos que una de ellas no sea el aumento de la estigmatización y criminalización de las comunidades islámicas migrantes que habitan en el Este del país, mientras no existan pruebas concretas de que hayan cometido algún delito.

P.D.: El abogado José Alejandro Sánchez agrega: “La Organización de Naciones Unidas ubica al movimiento palestino Hamas como Parte Beligerante en un conflicto colonial (Resolución Consejo de Seguridad 2334/2016) Es un estatus legal internacional, no mi opinión. En cuanto a Hezbolá, este partido político armado del Líbano representa actualmente al 55% del parlamento libanés (en su alianza con los cristianos católicos maronitas) Ambos movimientos políticos armados son aliados tanto de Turquía como de Siria e Irán, así que en este punto puede haber consecuencias económicas para el recientemente abierto mercado turco a la carne paraguaya”.




Arde, Paraguay, arde

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El Paraguay está seco y en llamas. 
Los bosques y los campos se incendian ante el menor descuido y componen un dantesco escenario que parece calcado de la película Apocalipse now.
Imparables murallas de fuego se alzan en la noche, a los costados de las rutas, devorando pastizales, acorralando a rebaños de animales y asentamientos humanos.
La poca lluvia no basta para aplacar la tremenda sed acumulada que tiene la tierra, ni para contener los infernales corredores de fuego. 
El heroico esfuerzo de los bomberos resulta insuficiente o vano ante el gran número de estallidos.
Al momento de escribir este artículo hay 1.626 focos de incendios detectados en todo el país, principalmente en San Pedro, Concepción, Amambay y Presidente Hayes. 
En este infierno no solo se consumen pastizales ganaderos o campos improductivos, sino también lo poco que queda de nuestros valiosos bosques y de nuestra siempre amenazada fauna, devorando valiosas reservas naturales.
Las causas son variadas, pero todas surgen de la ignorancia, de la inconsciencia social, de la viciada "cultura del fuego".
- Alguien que al pasar arroja una colilla de cigarrillo en brasas entre los arbustos.
- Vecinos que queman alegremente su basura en los terrenos baldíos.
Cazadores de apere'a que usan las hogueras para obligar a los roedores a salir de sus madrigueras.
- Ganaderos que quieren ahorrar dinero y les prenden fuego a sus pastizales resecos, pensando que es la manera natural de renovarlos.
- Agricultores a quienes les parece más práctico y barato quemar sus "rozados" para abrir nuevas áreas de cultivo en el monte.
Todos aparentemente inocentes ciudadanos, a quienes el fuego se les va de las manos "por accidente", hasta volverse un infierno incontrolable.

Es un momento de detenernos a preguntar qué nos pasa.
¿Será que en cada paraguayo o paraguaya hay un pirómano latente?
¿Acaso odiamos tanto a este país, que tenemos que quemarlo en la hoguera, como a la princesa india Anahí, como a Juana de Arco, como a las brujas medievales?
¡Arde, Paraguay, arde...!
El crimen que estamos cometiendo es inexcusable. 
Cada humareda es veneno tóxico que contamina el aire. 
Cada foco de incendio es una acción que calcina y empobrece la tierra, un daño ecológico del cual no podrá volver a recuperarse en montones de años. 
Cada especie vegetal y animal que muere bajo el fuego es también una parte de nuestra propia vida que se acaba.
Estas formas de ecocidio están penadas por la Ley, y quien le prende fuego a un campo o a un bosque puede ser castigado hasta con cinco años de cárcel. Pero... ¿sabe usted de alguien que esté preso por haber iniciado una quemazón? ¿Al menos uno solo de los 1.626 casos?
Ya lo dijo alguna vez el maestro Augusto Roa Bastos: Los paraguayos y las paraguayas hemos nacido en una tierra que se parece a un paraíso, pero hacemos todo lo posible para que se parezca a un infierno.

____________________
(Publicado originalmente en el diario Última Hora el 8 de setiembre de 2007. Es uno de los artículos que la profesora magister en Ciencias del Lenguaje, Celeste Fleitas Guirland, eligió para analizar en su libro Discurso y pragmalingüística. Bases teóricas y análisis de textos desde los nuevos enfoques lingüísticos, editado en 2011).

El avión de Stroessner duerme sobre los cerros de Pirayú

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El Electra C de LAP llevó en 1973 al dictador a Europa y África. Antes de volverse chatarra, fue rescatado por un ex miembro de su tripulación.

Andrés Colmán Gutiérrez - @andrescolman

Fotos: Desirée Esquivel

La larga estructura cilíndrica aparece de pronto, en medio de un claro de bosque, al final de un serpenteante camino de tierra que sube por las laderas de verdes cerros, desde la ruta entre Pirayú y Caacupé, en la compañía Cerro Verá, no muy lejos del humilde rancho donde nació el héroe guerrero José Eduvigis Díaz.
La escena parece salida de una película de Werner Herzog, un barco varado en medio del desierto o de la selva, en este caso, los restos de un enorme avión sobre los desolados cerros de Pirayú. Sobre su estructura polvorienta y despintada alcanza a leerse: Líneas Aéreas Paraguayas, la legendaria aerolínea que fundó el régimen del general Alfredo Stroessner (1954-1989) y que con sus luces y sombras es considerada la etapa más consistente de la aviación en el Paraguay.

LEYENDAS.¿Cómo llegó el avión hasta aquí? Lacú Ramírez, poblador campesino, prefiere compartir un relato mítico en guaraní: hace años la aeronave tuvo que aterrizar de emergencia en el descampado y desde entonces nunca más pudo salir. Él no lo vio, pero así le contaron.
La versión real es menos fantástica. Mario Medina, concejal municipal de Pirayú, directivo de la academia PZ Flight, formadora de pilotos y tripulantes de vuelo, vio un día de 2017 que un grupo de obreros estaba empezando a cortar el fuselaje de un viejo avión Electra C de LAP, tirado en inmediaciones del aeropuerto.
“Ya le habían cortado las alas e iban a convertirlo en chatarra. Ese avión era el ZP-CBY, que en julio de 1973 llevó al entonces presidente Stroessner y varias personas de su gobierno a una gira oficial por Europa y África. Planteé que nos permitan usarlo para ejercicios de adiestramiento de nuestra academia y me lo permitieron”, relata Medina.
El concejal conoce bien al avión, porque fue parte de su tripulación, llegando a ocupar el puesto de comisario a bordo. “Le tenemos mucho cariño a esta verdadera reliquia de la aviación paraguaya”, dice.
Tuvieron que partirlo en dos para trasladar el fuselaje hasta la propiedad de su familia, en Cerro Verá, donde planea reconstruirlo, tanto para ejercicios de supervivencia en la selva, como para instaurar un sitio de atracción turística.

HISTÓRICO VUELO. El Lockheed L-188C Electra, con capacidad para 84 pasajeros, perteneció primero a la aerolínea norteamericana Eastern. La empresa LAP lo compró en 1969. Con matrícula ZP-CBY empezó a operar realizando vuelos a São Paulo, Brasil, con tres frecuencias semanales.
El 14 de julio de 1973 llevó al dictador Alfredo Stroessner y gente del Gobierno a una de las más grandes giras en busca de apoyo internacional. En España fue recibido por el dictador Francisco Franco.
Stroessner buscó ser recibido oficialmente en Alemania, la tierra de sus ancestros, pero solo pudo ser invitado oficioso en el estado de Baviera por el ministro Alfons Gopel, donde además conoció a sus primos Heinz Stroessner y Gustav Unger. El Gobierno alemán ya le requería que entregue al criminal de guerra nazi Josef Mengele, que obtuvo la nacionalidad paraguaya, pero el dictador se hacía el desentendido.
En cambio, sí pudo ser recibido por el presidente italiano Giovanni Leone en Roma y por el papa Pablo VI en Castelgandolfo. Además, el avión estuvo en Portugal, Francia, Marruecos, Cabo Verde, Islas Canarias y Recife.
Ahora el fuselaje todavía bastante deteriorado es admirado por excursionistas que montan campamentos juveniles a su alrededor y se hacen selfies, recreando un escenario que parece de posguerra nuclear.
Entre los hierros retorcidos duermen las historias.











Curso de sobrevivencia para futuros pilotos y azafatas, usando la estructura del avión rescatado. (Foto gentileza: Mario Medina. PZ Flight).

El avión Electra C de Lap ZP-CBY, en el aeropuerto de Munich, durante el viaje de Stroessner a Europa y África (foto gentileza del historiador aeronáutico Tony Sapienza).




La máquina de escribir que dejó Augusto Roa Bastos

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Muy cerca de donde ahora escribo en una funcional notebook, Augusto Roa Bastos escribía hace casi 70 años en una metálica y ruidosa Remington, en el segundo piso de la casona de Benjamín Constant casi 15 de Agosto, cuando un obrero subió a avisar que unos matones estaban destruyendo la imprenta en el taller de abajo, a golpes de hacha y martillo.
Era una tarde gris de marzo de 1947. La guerra civil estaba en ebullición y Roa no era todavía el celebrado novelista, apenas el joven secretario de Redacción de El País, el diario dirigido por Policarpo Artaza, pero sus columnas satíricas, firmadas como El viejito del acordeón, ya provocaban enojos entre los dueños del poder, sobre todo en J. Natalicio González, entonces ministro del dictador Higinio Morínigo, quien envió a una horda del Guión Rojo –grupo paramilitar del Partido Colorado– a destrozar el diario y a traer maniatado al irreverente escriba ante su presencia.
Los periodistas huyeron corriendo encima de los techos de las casas vecinas. Cuando llegaron a buscar a Roa Bastos a su casa de Villa Morra, él tuvo que ocultarse dentro de un tanque de agua, para luego buscar asilo en la Embajada brasileña, iniciando el largo exilio que lo llevó primero a la Argentina, donde empezaría a convertirse en nuestro escritor más universal.
Hay quienes aseguran que la antigua máquina de escribir que dejó en aquella Redacción asaltada por los Guión Rojo, es la que hoy se exhibe en la recepción de Última Hora como una pieza de museo. No creo que sea exactamente la misma, aunque sí es de la época, pero es reconfortante creer en ese símbolo.
En esta antigua casa editorial, que aún conserva el histórico nombre de aquel combativo diario El País, se han editado muchos diarios y semanarios. No hay otro edificio que guarde tanta historia periodística –que en gran parte aún falta rescatar y contar mejor– desde que se imprimió por primera vez el vespertino La Tarde, dirigido por Ernesto J. Montero, el 9 de marzo de 1903. Le siguieron El Tiempo, El Orden, El Estudiante, La Lucha, La Mañana, otra vez La Tarde y varios más, hasta que el 8 de octubre de 1973 apareció por primera vez Última Hora, impreso con las mismas máquinas de la época de Gutenberg, bajo la dirección de Isaac Kostianovsky, el recordado Kostia.
Esa gloriosa época de diarios casi artesanales quedó atrás. Ahora ya no hay matones destrozando imprentas, ni periodistas obligados a huir sobre los techos ante paramilitares enviados por algún gobierno, pero sí hay sicarios narcos que disparan ráfagas de muerte o arrojan granadas sobre los informadores, así como policías y políticos cómplices, fiscales y jueces corruptos que traban cualquier acción de justicia.
Última Hora celebra hoy 46 años de vida. En lo personal y profesional, he compartido 40 años de esa historia y me gusta creer que la misma máquina de escribir que dejó Roa Bastos nos recibe a todos quienes cotidianamente ingresamos a esta remozada casa periodística, como un desafío para que la sigamos haciendo funcionar con la misma actitud de valentía, claridad y dignidad de aquellos duros años de trinchera.

Andrés Colmán Gutiérrez


El incómodo viaje de Joselo

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Pasó por los controles de la terminal área de Guarulhos, São Paulo, Brasil, con anónima celeridad. Su elegancia milenial de traje oscuro a medida y camisa de marca sin corbata lo convertía en uno más entre la muchedumbre que transita por esa globalizada arca de Noé del siglo veintiuno, hasta que pasó la puerta de embarque para el vuelo Latam LA1300, que partía a las 22.42 con destino a Asunción, Paraguay. Era la noche del miércoles 16 de octubre.
Respondió con una sonrisa a la bienvenida de la azafata, buscó su asiento en las primeras filas, acomodó la elegante mochila en el compartimiento. Fue entonces cuando un par de voces femeninas sonaron con estridencia desde los asientos de atrás:
—¡Vendepatria...!
—¡Traidor...!
—¡Ladrón...!
El abogado José Rodríguez González, popularmente conocido como Joselo, puso cara de piedra e intentó disimular que los gritos y los insultos eran para él, pero el coro de voces se hacía cada vez más grande. Otros pasajeros se sumaban a los exabruptos de las dos mujeres.
—¡Bandido...!
—¡Ase-sorete...!
—¡No te queremos...!
—¡Que se baje del avión...!
Se cubrió la cabeza con el portafolios, pidió permiso a dos pasajeros que estaban en su misma fila y se sentó casi hundido en el banco junto a la ventanilla. Si hubiera tenido a mano la puerta de emergencia y la pudiese abrir, probablemente, hubiera saltado por allí, pero ya las puertas estaban cerradas, el interior se había presurizado y la aeronave empezaba a corretear... pero los gritos no cesaban.
Martín Fernández, un conocido periodista deportivo brasileño de la Rede Globo, viajaba en el mismo vuelo para cubrir la reunión del Consejo de la Conmebol en Asunción, que debía decidir las próximas sedes de los campeonatos de fútbol Libertadores y Sudamericana 2020, y le llamó la atención ese singular escrache en pleno vuelo de 150 pasajeros. Hizo indagaciones y empezó a reportar a través de su cuenta de Twitter @mart_fern: “Traidor fue la cosa más leve que los pasajeros paraguayos le gritaron”.
Martín compartió un informe del diario O Estado de São Paulo, con el apunte: “Este es Joselo Rodríguez”. El largo artículo dice en su primer párrafo, en portugués: “El ex asesor de la Vicepresidencia del Paraguay José Joselo Rodríguez, apuntado como lobista en la tentativa de venta de energía de la usina de Itaipú para la empresa brasileña Leros, dijo que el empresario Alexandre Giordano hablaba en las negociaciones en nombre del Gobierno brasileño” y agregaba más adelante que la empresa Leros, según Giordano, estaba estrechamente vinculada a la familia del presidente Jair Bolsonaro.
A más de 10.000 pies de altura, los insultos desde los asientos de atrás contra Joselo habían cesado, pero el abogado podía escuchar cómo los demás pasajeros, que en principio desconocían el tema, preguntaban con interés quién era él y de qué se trataba el caso tan cuestionado. Cuando un turista brasileño se enteró con detalles cómo el joven abogado milenial estuvo envuelto en un presunto negociado contra los intereses del país, con la evidente complicidad del propio vicepresidente de la República, Hugo Velázquez, y al menos el conocimiento o posterior aval del presidente Mario Abdo Benítez, el turista le preguntó en portugués a su vecino de asiento, un empresario paraguayo:
—¿Y por qué Joselo está viajando tranquilamente y no se encuentra preso con los demás responsables?
El empresario paraguayo se encogió de hombros y bajó la mirada.
El vuelo Latam LA1300 aterrizó en el aeropuerto Silvio Pettirossi a las 00.43 del jueves 17. Con ventajas de viajar en primera fila, Joselo bajó apurado, antes de que sus escrachadores lo puedan alcanzar y se perdió en la noche. Los videos del acto de justicia moral ya empezaban a circular por las redes en internet.
Al menos eso.


La Justicia esconde su espada y su balanza para que no le roben

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Ni el Poder Judicial se salva de los ladrones. En Caaguazú, la Dama de la Justicia debe guardar sus elementos tras haber sido despojada. En Luque y Encarnación también hubo robos.


Andrés Colmán Gutiérrez - @andrescolman

Si usted pasa uno de estos días frente al coqueto Palacio de Justicia de la ciudad de Caaguazú, en la esquina de las calles Carlos Antonio López y Coronel Manuel Godoy, podrá ver a la clásica estatua de la Dama de la Justicia montando guardia.
Si acaso su visita se registra en días feriados o en horas no laborales, advertirá un detalle pintoresco: La mitológica mujer no lleva consigo ni la espada ni la balanza, los símbolos universales de su autoridad y de su necesario equilibrio al impartir sentencias.
De este modo, la pose de sostener apenas el aire con la mano izquierda o de apoyarse en el vacío con la mano derecha, lejos de infundir respeto, mueve a risas.
–¿Qué pasó con la espada y la balanza? –le preguntamos a Don Julio, el solícito vendedor de frutas que se aproxima a ofrecernos sus doradas mandarinas.
–¡O ñe monda pa ko! –responde, en su expresivo guaraní–. Unos motochorros le robaron. Ya te podés imaginar, si a la propia Justicia le roban todos sus elementos… ¿qué seguridad podemos tener nosotros, los humildes ciudadanos?

RECUPERADO. Lo llamativo es que si usted pasa por el lugar en horas laborales, de 7.00 a 13.00, de lunes a viernes, la estatua de la Justicia si exhibe una reluciente espada y una balanza de color plateado, pero apenas llega la hora de cerrar las oficinas y los despachos judiciales, dos guardias de seguridad se aproximan al lugar, sacan los elementos distintivos y los llevan a guardar en un estante con llave en el interior del edificio hasta la jornada siguiente.
“Es cierto, la espada y la balanza de la Justicia fueron robados en una ocasión, pero la policía logró recuperarlas. Desde entonces, se decidió que dichos elementos sean guardados en un lugar seguro mientras no hay actividad laboral en el Palacio, por temor a que los ladrones vuelvan a sustraerlos”, explica el abogado Fulgen Torres Godoy, vicepresidente del Colegio de Abogados de Caaguazú.
El robo se produjo hace un par de años, en horas de la noche. La señora Justicia –a la que muchos identifican como la diosa griega Astrea, pero en realidad es la representación de su madre, la diosa Themis– simplemente amaneció sin espada y sin balanza. El episodio despertó todo tipo de burlas y hasta memes en las redes sociales en internet: “En el Paraguay ni siquiera la Justicia puede protegerse a sí misma”.
Para escapar del bochorno, la Policía local desplegó un fuerte operativo de búsqueda, logró identificar a los ladrones y capturarlos. La jueza María Ignacia Franco estuvo a cargo del proceso. “Varios jóvenes resultaron imputados por el delito de hurto y sustracción”, confirma el abogado Torres Godoy. Intentamos conocer más detalles del hurto, pero en el archivo del Palacio de Justicia caaguaceño nos dijeron que, lamentablemente, el expediente fue extraviado.

MÁS ROBOS. El caso del robo en Caaguazú no ha sido el único. Un primer hecho similar conocido sucedió en la ciudad de Luque, en diciembre de 2016, cuando otra estatua de la Dama de la Justicia, la que se encuentra frente a la sede del Juzgado de Primera Instancia también amaneció sin su espada y su balanza. Los autores del robo luqueño no pudieron ser individualizados y la señora Justicia se quedó con las manos en el aire durante un largo tiempo, hasta que le pudieron comprar de nuevo sus herramientas.
En Encarnación ocurrió un episodio aún más pintoresco. Una noche del 2017, varios ladrones descendieron de un auto y le robaron la espada y la balanza no solo a la estatua más nueva que está en frente del Palacio de Justicia, sino también a otra más viejita, que se encuentra en la parte de atrás.
Lo llamativo es que nadie se dio cuenta del robo, hasta que un ciudadano le preguntó a uno de los guardias el edificio: “¿Qué pasó con la estatua y con la balanza de la Diosa Astrea?”. El guardia salió a mirar y comprobó la sustracción. Revisaron las filmaciones de las cámaras de seguridad de semanas anteriores, hasta encontrar la escena de los ladrones. Lamentablemente no se registraron con claridad los rostros ni la chapa del auto ni otros detalles para identificarlos.
Recién un año después, en octubre de 2018, el caso se divulgó en un reportaje del medio digital Itapúa en Noticias. Las estatuas seguían sin espadas y sin balanzas. Marisol Ferreira, funcionaria del Poder Judicial explicó que debido al costo, los elementos no se podían comprar de caja chica, por lo que había que prever una disponibilidad presupuestaria en los rubros de mantenimiento del edificio. “Cuando las intentábamos comprar, el rubro ya se había gastado todo y seguimos sin que nuestra Diosa Astrea tenga su espada y su balanza”, explicó.

SÍMBOLO. Probablemente nada resulta tan simbólico para la inseguridad ciudadana que ni la propia Dama de la Justicia esté a salvo de que le roben las herramientas que deben garantizar una justicia justa.
Por disposición de la Corte Suprema, todas las sedes importantes del Poder Judicial deben tener una estatua de “Astrea, la Diosa de la Justicia”, pero basta indagar en los sitios especializados sobre mitología griega para percibir que la mujer con túnica al cuerpo, ojos vendados (imparcialidad), balanza (ecuanimidad) y espada (autoridad) no es Astrea, sino su madre Themis, hija de Urano (cielo) y Gaia (tierra). Themis es la Diosa de la Justicia y Astrea es su hija, con quien comparte la responsabilidad de proteger a los jueces y los magistrados, pero a Astrea se la representa originalmente como un ángel con alas en la espalda y una antorcha en la mano.
Probablemente en este equívoco esté la explicación de muchos defectos de la Justicia paraguaya.

 En Caaguazú - Fotos: Desirée Esquivel.
La estatua frente al Palacio de Justicia de Encarnación (Foto: Itapúa en Noticias).

Serrat, Sabina y una vieja guarania

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Vuelven a cantar en Paraguay después de siete años. Historia de una relación esporádica y solidaria con los más literarios autores de la canción en español.

Andrés Colmán Gutiérrez - @andrescolman

“Uno aprende siempre la vieja guarania/ que el maestro Flores enseñó/ ningún escenario es tierra extraña/ y es un lujo volver a Asunción” proclamaba la voz desgarrada de Joaquín Sabina la noche del 17 de abril de 2011, durante su segundo concierto bajo una luna bohemia a orillas del río Paraguay, pero quien antes la aprendió a cantar en guaraní fue su primo El Nano, Joan Manuel Serrat, cuando incluyó en su disco Cansiones (2000) una peculiar versión de Che pykasumi, guarania con letra de Cecilio Valiente, música de Eladio Martínez y del propio creador del género musical, el maestro José Asunción Flores, en parte traducida y adaptada al español por Serrat con ayuda de nuestro querido poeta Rubén Bareiro Saguier.
Aquella fue la primera vez que el autor de Mediterráneograbó en una lengua indígena, otorgando una dimensión más universal a la ancestral cultura paraguaya. “Elegí Che pykasumi como homenaje a un pueblo que supo mantener viva su propia lengua nativa, tal como lo hemos hecho los catalanes. Deseo coronar ese homenaje yendo a Asunción a cantar al pueblo paraguayo en su propia auténtica lengua”, le dijo El Nano a Bareiro Saguier, quien por entonces oficiaba de embajador paraguayo en Francia.
Serrat vino a Asunción y ofreció un recital en el estadio León Condou, entonando Che pykasumi con voz emocionada, deslumbrando al público con su casi correcta pronunciación de las vocales nasales y guturales del guaraní. Acabó de ganarse el corazón de los paraguayos, aunque la relación a distancia había empezado antes, quizás en los duros años de la dictadura stronista, cuando sus clásicas canciones circulaban clandestinamente entre las de Mercedes Sosa, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés o Víctor Heredia, junto a los de artistas locales como Juglares, Sembrador, Vocal Dos, Pato Brítez, Ñamandú, Gente en Camino.
En 1990, tras la caída de la dictadura, los músicos Jorge Garbett y José Antonio Galeano, metidos a empresarios de espectáculos, se animaron a organizar el primer concierto de Joan Manuel en el país, una emotiva noche en el estadio del Club Olimpia. No les resultó buen negocio, pero aquel abrazo fundacional de Serrat con el público paraguayo quedó para la historia.
Serrat y Sabina cantarán juntos por segunda vez en Asunción en el concierto “No hay dos sin tres”, esta noche, en el Arena SND. Es la quinta visita de Serrat y la cuarta de Sabina. Buena oportunidad para repasar la esporádica y solidaria relación del Paraguay con los más literarios autores de la canción en español. 

Del Poble Sec a Úbeda

Aunque llevan pocas diferencias en edad (Serrat tiene 75, Sabina 70), El Nano ya sostenía una dilatada carrera artística cuando Martínez Sabina empezó a componer y a cantar. Joan Manuel editó su primer disco en 1965 (Una guitarra), Joaquín lo hizo recién en 1978 (Inventario).
Sabina considera a Serrat su ídolo y maestro. En los escenarios que comparten el catalán caricaturiza su rol de gurú para burlarse de su compañero, quien acepta ser un canalla aprendiz.
En el 2000, cuando Serrat vino a su segundo concierto en Paraguay, un periodista le preguntó: “¿Qué opina de los nuevos artistas como Joaquín Sabina, que siguen su estilo y son como sus hijos en lo musical?”.
El Nano respondió: “Si Sabina fuera hijo mío, hace rato lo hubiera metido en un reformatorio”.
Sus historias son parecidas pero diferentes. Durante la dictadura del generalísimo Francisco Franco en España, Serrat fue perseguido y se exilió en México en 1974, en donde permaneció hasta el final del franquismo. Fue su etapa más latinoamericana, de un fuerte compromiso con las luchas democráticas. Temas como Para la libertad, Cantares, Algo personal, se volvieron himnos de resistencia. Los procesos de restauración institucional en Argentina y Chile le deben una activa  militancia.
Sabina, aunque escribió poemas en su juventud, no soñaba con ser artista, apenas un ilustrado maestro de literatura. Relacionado con grupos de izquierda, en 1970 lanzó un cóctel molotov contra la sede de un banco y tuvo que salir del país. Viajó a Paris y luego a Londres, en donde empezó a cantar en las calles y en tugurios para sobrevivir, hasta conseguir volver.
Mientras Serrat era ya un estandarte de la canción social en Iberoamérica, Sabina asomaba como un artista posmoderno, provocador y algo rockero, ofreciendo conciertos en el sótano de un bar madrileño, La Mandrágora. Las letras de sus canciones ya llamaban la atención por su calidad literaria y su ironía crítica, su desencanto poético y su desenfado.
En la medida en que creció su fama de cantautor, su relación con Latinoamérica prendió en Argentina, México, Perú, Chile, Uruguay, en donde sus admiradas referencias literarias, poéticas, políticas y musicales hacia figuras como Evita, Borges, Cesar Vallejo, Gardel, José Alfredo Giménez, Chavela Vargas, Violeta Parra, Gabo, Charly García, conquistaban a una creciente legión de fans. Su adhesión a causas como las de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, y el eco solidario de sus canciones lo inscribieron tardíamente en los círculos de nuevas trovas o nuevos cancioneros, que para entonces ya sonaban con telarañas.

Las noches de Asunción

El tren de Sabina también llegó tarde al Paraguay. Su primer recital fue en el Club Sol de América, el 9 de julio de 1997, con un show acústico y minimalista. El músico canalla de chaleco multicolor y sombrero bombín se mostró sorprendido de que un público desconocido coreara de memoria sus canciones. “Tendremos que venir otra vez...”, anunció.
De aquel viaje quedaron rumores de andanzas en la madrugada asuncena, una visita al Karin Club donde quizás conoció a la Magdalena Guaraní. Son historias que alimentan una leyenda que ahora él lo niega todo.
Volvió a regalarnos su mes de abril en 2011, en el Yacht, cuando sorprendió con su poema a Asunción y a la guarania del maestro Flores. Un año después volvió, esta vez formando dúo con su primo El Nano, en aquel primer inolvidable concierto “Dos pájaros contracan”.
Serrat se involucró mucho más con la política y la historia paraguaya. En su tercera visita, en febrero de 2007, visitó el Museo de las Memorias, el otrora temible centro de detención y torturas conocido como La Técnica, abrazó a las víctimas de la dictadura y dejó un mensaje solidario a favor de la lucha por la democracia.
Serrat y Sabina son casi indiscutiblemente los más literarios autores de la canción en español. Como lo han hecho en inglés Bob Dylan o Leonard Cohen, en el mundo de la música pocos pueden alcanzar la excelencia en versos como “A tus atardeceres rojos/ se acostumbraron mis ojos/ como el recodo al camino” (Mediterráneo, Serrat) o “Desafiando el oleaje/ sin timón ni timonel/ por mis sueños va/ ligero de equipaje/ sobre un cascarón de nuez/ mi corazón de viaje/ luciendo los tatuajes/ de un pasado bucanero/ de un velero al abordaje/ de un no te quiero querer” (Peces de ciudad, Sabina).
En 2007 unieron sus historias, sus canciones, su creatividad, su humor y su desparpajo en una primera gira por España y Latinoamérica. Decían que era un matrimonio con fecha de caducidad, pero el éxito los obligó a replicar. En la segunda gira incluyeron al Paraguay. En esta “No hay dos sin tres” otra vez están aquí. 
Artistas inmensos, autores de canciones que marcaron épocas, será un lujo escucharlos. En sus anteriores actuaciones, Serrat siempre cantó la vieja guarania y Sabina lo acompañó respetuosamente con una copa de champagne. Ningún mejor símbolo de retribución a un público que  ama sus canciones y que admira tanta creatividad y compromiso solidario.
En Asunción siempre hay una calle melancolía y en el Paraguay también nacimos en el Mediterráneo.   
__________________
(Publicado en la sección de “El Correo Semanal” del diario Última Hora, Asunción, edición del sábado 16 de noviembre de 2019).


Joan Manuel Serrar en su visita al Museo de las Memorias, en 2007.

El empresario que dicen ocultó a Messer y retiró el dinero de Cartes

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Roque Fabiano Silveira, alias Zero Um o El Jefe, es requerido por asesinatos en el Brasil. Darío Messer se ocultó en su estancia y le pidió que retire 500 mil dólares de Horacio Cartes.

Andrés Colmán Gutiérrez - @andrescolman

Un enorme galpón sin carteles visibles, semioculto entre la vegetación, a un par de kilómetros del centro urbano de Salto del Guairá. Del interior salían camiones cargados con cajas de cigarrillos envueltas en plástico negro que se dirigían a la frontera con el Brasil.
En la tarde del miércoles 16 de agosto de 2005 pudimos fotografiar cómo los paquetes de cigarrillos se alzaban en lanchas en el puerto de Salto del Guairá y cruzaban el río Paraná hacia la ciudad brasileña de Guaíra, ante la mirada cómplice de los soldados y oficiales de la Armada.
El entonces director de Aduanas, Enrique Casaccia, nos confirmó que no había exportación autorizada de cigarrillos por Salto del Guairá, por tanto, las cargas salían en forma totalmente ilegal.
Aunque muchas de las marcas de cigarrillos eran fabricadas por la tabacalera del Grupo Cartes, al preguntar quién era el dueño de los cargamentos se mencionaba el mismo nombre: Roque Fabiano Silveira, más conocido como Zero Um o El jefe. Un empresario brasileño que no podía regresar a su país porque la Justicia lo requería por dos asesinatos. En el Paraguay, en cambio, Silveira era considerado un gran empresario tabacalero y próspero ganadero. Aquel galpón en las afueras de Salto del Guairá era una de sus tabacaleras clandestinas, tal como nos lo confirmó en una entrevista el entonces presidente de la seccional colorada local, Marciano Godoy, quien había vendido la propiedad al ex ministro del interior del gobierno Wasmosy, Carlos Podestá, quien a su vez lo volvió a transferir a Silveira.
Catorce años después, el nombre de Roque Fabiano Silveira vuelve al ruido mediático al ser incluido en la lista de 20 personas con orden de detención de la Justicia brasileña por el Operativo Patrón-Lava Jato, pero principalmente por ser acusado como el hombre que presuntamente ocultó en su estancia de Canindeyú al “doleiro” Darío Messer y quien habría hecho de intermediario para llevar una carta al entonces presidente de la República, Horacio Cartes, y retirar 500.000 dólares para ayudar al prófugo de la Justicia.

En un reportaje de Última Hora, en el 2005, ya mostrábamos el tráfico de cigarrillos por Salto del Guairá.
ANTECEDENTES. Roque Fabiano Silveira nació el 20 de marzo de 1965 en Bituruna, estado brasileño de Paraná. Su madre, Ada Mafalda Venassi da Silveira, fue prefeita (intendenta municipal) de la ciudad de Guaíra, en la frontera con Paraguay, entre 1993 y 1996, quien luego fue procesada por presunto desvío de fondos del municipio.
En esa época, el nombre de Roque Fabiano, con poco más de 30 años de edad, ya aparecía ligado al tráfico de cigarrillos ingresado desde Paraguay, a través de una organización que él manejaba desde la ciudad de Guaíra.
Tras aparecer involucrado en el asesinato de un empresario en la ciudad gobernada por su madre, en 1996, se estableció en el Paraguay, donde se asoció a fabricantes de cigarrillos.
En 1999 instaló la Tabacalera Central SA en San Lorenzo y otras menos visibles en la zona de Canindeyú, donde manejaba valiosos contactos.
En 2006 la Justicia brasileña lo involucró como autor moral del asesinato de Carlos Renato Zamo, funcionario de la Receita Federal, hallado quemado en su auto cerca de El Dorado, en Brasil.
"Zamo era auditor fiscal de la Receita Federal, él recibía 8 mil dólares por mes para dejar pasar las cargas ilegales al Brasil, pero pretendía abandonar los negocios. El ex-prefeito (intendente municipal) de Eldorado (MS), Pedro Luiz Balan había ofrecido a Zamo un reajuste de la propina y una mayor participación en los negocios. Él se recusó. Estava decretada la sentencia. El cuerpo fue encontrado carbonizado el día 27 de octubre de 2006 en una camioneta S10, en la rodovía MS-295, entre las ciudades de Iguatemi y Eldorado. La Polícia Federal (PF) identificó a seis personas involucradas em la muerte y acusó a Roque Fabiano Silveira, alias Zero Um, y Alcides Carlos Grejianin, “El Polaco”, como los líderes de la banda”, relata el periodista brasileño Mauricio Konig, en una serie de reportajes periodísticos de investigación sobre el tráfico de cigarrillos desde el Paraguay al Brasil que publicó en 2014 en el diario Gazeta do Povo, de Curitiba, con el título Imperio das cinzas, que ganó varios premios internacionales, y que identificaba al entonces presidente paraguayo Horacio Cartes como uno de los principales impulsores de la actividad ilícita. La serie de reportajes se puede leer aquí.
Silveira es mencionado también en varias investigaciones brasileñas como socio de Horacio Cartes en el esquema de inundar el mercado brasileño con cigarrillos fabricados en Paraguay.  Al igual que Cartes, Silveira ya figuraba como uno de los investigados en el informe de la Comisión Parlamentaria de Investigación sobre Piratería del Congreso Brasileño dada a conocer en 2004, (la célebre CPI da Pirataría).
Poco antes, en 2002, familiares de Tito Ojeda, un humilde trabajador de la zona de Salto del Guairá, denunciaron que el mismo había desaparecido en la estancia de Silveira, tras la presunta caída de una avioneta con carga ilícita.
En abril  de 2005, Roque Silveira fue detenido en San Antonio, Texas, Estados Unidos, como parte de un grupo de diez paraguayos y brasileños que formaban parte de una presunta red internacional de contrabando y falsificación de cigarrillos. El empresario permaneció varios meses en prisión, hasta que logró recuperar su libertad y volver al Paraguay.
Paralelamente desarrolló su imagen de empresario con su empresa Agropecuaria Campo Verde, con la que tuvo visible participación en la Expo Canindeyú 2019, destacando los logros en la cría de ganado Nelore. La revista de la Asociación Rural del Paraguay (ARP) le dedicó un reportaje como ganadero estrella.
También aparece mencionado en el estupendo reportaje investigativo realizado en 2012 sobre el contrabando de cigarrillos desde Paraguay por los colegas Marina Walker (ICIJ - EE.UU.), Marcelo Soares (Brasil) y Mabel Renhfeldt (Paraguay), que pueden leer en este enlace.
Ahora la Justicia brasileña revela que con el alias de Judeuzinho (pequeño judío) mantuvo contacto con Darío Messer, lo ocultó en una de sus estancias, le facilitó encuentros con su novia y, por sobre todo, llevó una carta de Messer a Horacio Cartes para retirar del entonces presidente paraguayo 500.000 dólares para el prófugo. Una situación judicial que de nuevo le obliga a permanecer oculto, esta vez en el Paraguay.
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(Una primera versión de este artículo fue publicada en el diario Última Hora, página 5, Política, edición del jueves 21 de noviembre de 2019)

Una de las conversaciones via chat entre Darío Messer y Roque Silveira (Judeuzinho).

Roque Fabiano Silveira, en un reportaje de la revista de la Asociación Rural del Paraguay. 


Myra y Darío: Historia de amor y dólares en tiempos del Lava Jato

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Myra se prestó a transferir y salvar los fondos que quedaban de su novio prófugo. Más que Romeo y Julieta, son los Bonnie & Clyde del Operativo Patrón – Lava Jato.

Andrés Colmán Gutiérrez - @andrescolman

Darío Messer se mostraba nervioso y ansioso como un perro enjaulado. El doleiro dos doleiros (lavador de dinero) se sentía solo y abandonado. Era el 11 de julio de 2018 y él llevaba varias semanas escondido en una de las estancias de su amigo y socio, el empresario fronterizo Roque Fabiano Silveira, alias Zero Um o El Jefe, en las afueras de la ciudad de Salto del Guairá, Canindeyú, esperando que sus aliados le ayuden a dar una salida a su situación de prófugo de la Justicia, pero “la solución” no llegaba.
Por sobre todo, Darío extrañaba a su joven enamorada, Myra de Oliveira Athayde, con quien llevaba pocos meses de relación, pero de quien estaba perdidamente enamorado. Había una gran diferencia de edad (ella tiene 27 años, él 61), pero Myra ya le había demostrado estar dispuesta a arriesgar todo para permanecer juntos. Por causa de ella, él se había peleado con su familia.
Su anterior esposa, Rossanne, y sus tres hijos, Dan, Débora y Denise, se mostraron molestos al descubrir que Darío andaba con la joven amiga de la esposa de Dan, cuando Myra llevaba poco más de un año de casada con el abogado Marco Aurelio Asseff, de quien luego se divorció.
Darío había viajado con Myra al Paraguay, en una fuga de luna de miel, cuando sorpresivamente, en junio del 2018, el juez federal Marcelo Bretas ordenó su detención junto a más de 60 personas por el caso Lava Jato. Dos de sus ex socios, Vinicius Claret (Juca Bala) y Claudio Barboza (Tony), habían caído presos y decidieron delatar a Darío y a sus demás cómplices. “Fui traicionado en el Brasil y me agarraron de sorpresa en el Paraguay.
Además arrastraron a Dan (hijo de Darío) en esa confusión. Mi relación con la familia ha quedado muy mal también. Ellos me culpan con razón por esa confusión”, relata Darío en la carta que escribe el 27 de junio desde la estancia en Salto del Guairá a Patrão, quien según la Fiscalía brasileña era el entonces presidente paraguayo Horacio Cartes, a quien pide que le envíe 500.000 dólares a través de Silveira, porque todos sus recursos fueron bloqueados por la Justicia.
Tras ser preso, su hijo Dan Wolf Messer se había acogido a la delación premiada y había brindado datos sobre las operaciones ilegales de su padre. Encuentro amorosoMientras elaboraba en su escondite la estrategia de pedir dinero a Cartes y negociar una posible entrega ante la Justicia paraguaya para obtener prisión preventiva, el 23 de junio de 2018, Messer preguntó vía WhatsApp a Roque Silveira: “¿Será que unos diez días antes de presentarme, puedo encontrarme con mi novia en tu local?”. Roque, con el nombre en código de Judeuzinho (pequeño judío), le contestó con risas de complicidad: “Kkkk. Sí, señor”.
El encuentro con la novia, al igual que la negociación de una posible entrega, demoró en cumplirse. El 11 de julio, Roque Silveira le escribió contándole que su “gran amigo” (HC, según los fiscales brasileños) le recomendaba que espere para entregarse a la Justicia después del 15 de agosto, cuando debía entregar el mando al nuevo presidente, Mario Abdo Benítez. “Sería mejor para todos”, habría sugerido Cartes. Aceptó a regañadientes. “Quiero martillar esta porra de una vez. Estoy ansioso”, le confesó a Roque.
“Mi cabeza está bien, estoy ajustado aquí, pero con mi enamorada que está viniendo, yo lo aguanto sin problemas”, aseguró. Unos días después, Myra logró llegar hasta la estancia de Silveira. Según las suposiciones, ingresó al país por algún punto de la frontera seca con el Brasil, desde la ciudad de Mundo Novo, Mato Grosso do Sul, sin hacer ningún registro de inmigración, ya que no hay datos en esa fecha.
Fue el primer reencuentro tras la huida apurada de hacía un mes. Aunque no estaban en su lujoso tríplex, junto a la playa de Leblón, para los enamorados fueron días de felicidad, aunque a la vez de preocupación.

El chat en que Darío pide a Silveira que su novia pueda visitarla en la estancia donde estaba oculto.
 SOCIA EN NEGOCIOS. Fue allí en donde Darío le confió a su amada Myra lo que podía disponer de sus operaciones. Ella empezó a viajar: Asunción, Pedro Juan Caballero, Ponta Porá, Río de Janeiro, São Paulo, Buenos Aires, Montevideo, Nueva York, Miami, realizando retiros de dinero y transferencias, tratando de salvar lo que podía ser salvado.
Para ello contó con la ayuda de los amigos y socios de Messer y sus aliados en cada destino, e incluso con la colaboración entusiasta de sus propios padres, los nuevos suegros de Darío. El padre de Myra, Carlos Jader, es un dentista y empresario que fue vereador (concejal municipal) en el estado de Río de Janeiro. Su madre, Alcione Athayde, fue diputada y estuvo presa en el 2008 por un caso de desvío de fondos.
Según la acusación fiscal, ambos también se hicieron cómplices de Darío y Myra. Para facilitar sus trámites, Myra recurrió a los servicios de la empresa Inmigra Paraguay Relocation Company, que le ayudó a obtener la cédula de identidad paraguaya número 8.475.004, el 12 de noviembre de 2018.
El 4 de enero de 2019, Myra creó en Miami, Florida, la empresa GoodHope Consulting LLC, para servicios de consultoría, donde ella figura como gerente y única directiva. Es una de las empresas que usó para mover el dinero y abrir cuentas en el Bank of America. A través de un socio brasileño residente en Brasil, Roland Gerbauld, realizando varias transferencias para intentar ocultar el dinero de Messer.
En medio de las idas y vueltas por el mundo, encontraba tiempo para acudir al encuentro de su amado Darío, quien por razones de seguridad se había mudado de la estancia de Silveira a la finca de otro amigo, el empresario fronterizo Antonio Joaquin Da Motta, en la zona de Pedro Juan Caballero (Amambay), quien también posee una tienda de carnes en Ponta Porá, Brasil.Según el expediente de la acusación fiscal, hay registros de la presencia de Darío y de Myra en propiedades de la familia Da Motta, por el uso de sus redes de wifi, en diversos momentos del 2018.
Incluso hay una fotografía tipo selfie de Darío Messer que se obtuvo durante su estadía en una de las fincas de los Da Motta. La acusación fiscal sostiene que “las conversaciones indican que Antonio Motta ocultaba 232.000 dólares de Darío Messer con el compromiso de entregar mensualmente 10.000 dólares a Myra Athayde”.
En un audio, Myra le comenta a Darío: “No consigo ni raciocinar tanto dinero por minuto, kkkk. Solo quiero los 10 (mil) de Toño”.

La cédula paraguaya que Myra pudo obtener para facilitar sus movimientos en el país.
EL FINAL. Además de la generosa protección de que le brindaron sus amigos con poder en el Paraguay, fue la eficaz asistencia de Myra la que permitió que Darío Messer pudiera escapar durante más de un año de la persecución de la Justicia brasileña. Finalmente, tras detectar quién era la mujer que lo acompañaba y ayudaba, se le pudo seguir la pista y descubrir que ella había viajado en aviones al Paraguay al menos cuatro veces entre noviembre de 2018 y enero de 2019.
Finalmente, ante el cambio político en el Paraguay, Messer decidió regresar a ocultarse en Brasil. Myra alquiló un lujoso departamento en un condominio de São Paulo, donde él quedó encerrado, con el pelo pintado de rubio, tupida barba y la nariz retocada con cirugía estética, mientras su novia salía a hacer vida social.
Pero ya la policía le seguía la pista a ella y así, el 31 de julio de este año, se logró capturar a Darío. Ahora también Myra está presa. La historia de la pareja, más Bonnie & Clyde que Romeo y Julieta, seguramente seguirá en prisión.
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(Una primera versión de este artículo fue publicada en el diario Última Hora, página 4 Política, edición del domingo 24 de noviembre de 2019)


Myra (a la derecha) con sus padres y uno de sus hermanos.

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