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Un gesto solidario ante un drama sin respuestas…

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El chico estaba allí, tirado sobre la vereda de la calle Brasil y Aca Yuasá (18 Proyectadas), a media cuadra de la Comisaría 21, en el barrio Obrero de Asunción, en la mañana de este último miércoles de febrero, completamente dopado.
Probablemente no tiene más de 15 o 16 años.
La gente pasaba y lo miraba con pena, pero nadie hacía nada. Hasta que, poco después de las 8 de la mañana, una chica adolescente, de unos 13 a 14 años, vestida con el atuendo deportivo de algún colegio, cruza la calle con cuidado, trayendo en sus manos una bolsita de polietileno, en el que se divisan un par de sándwiches de pan de miga y un vaso grande de plástico (de esos de yogurth) con café con leche, aromático y humeante.
Ella se acerca un poco temerosa hasta el chico, le habla, pero él no reacciona. Entonces le baja el café y los sándwiches a su lado, a cierta distancia.
En ese momento yo me acercaba para comprar algo en la despensa de la esquina, ella me mira y me pregunta:
-¿Será que va a encontrar el café cuando se despierte?
Le digo que sí, y le ayudo a acercar un poco más la bolsa y el vaso junto a su cuerpo, pero ubicándolo en un lugar donde no lo derrame con algún movimiento.
Trato de despertar al chico, le hablo, lo sacudo del hombro, le digo que le han traído para su desayuno, pero él no se despierta.
Compruebo su aliento, sí, respira bien. Solo que está muy drogado.
Ella me mira, con pena y angustia. Me pregunta si está bien. Le digo que sí, solo que está dormido, pero ya despertará y le agradecerá el rico desayuno, aunque el café se haya enfriado. Ella sonríe con tristeza.
Los miro a los dos. Casi tienen la misma edad, pero están separados por un abismo social.
Ella tiene un hogar, un colegio, cariño familiar y oportunidades.
Él solo tiene la calle…
¿Cómo unir esos mundos…?
¿Cómo a darles a los dos las mismas oportunidades?
Ella lo ha visto desde su casa, ha sentido pena por él, ha preparado los sándwiches y el café. Es un gesto mínimo, una gota en el mar, una acción que no resuelve el problema de fondo… pero en esta mañana, ver de cerca ese gesto me ha aportado un luminoso destello de esperanza.
Ella me pregunta qué más podemos hacer por él. Le digo que avisaré a la Policía, que ella ha hecho mucho trayendo el desayuno, pero que la solución de fondo es estudiar, ser mejores personas, contribuir a construir un país mejor donde exista más solidaridad, donde no haya gente pobre, ni excluidos sociales. Ella dice que sí, también.
Minutos después, cuando le cuento al oficial de policía que ese chico está allí, tirado en el suelo y no reacciona, me dice que “siempre luego está allí”, que más de una vez lo han rescatado, pero que siempre vuelve.
De todos modos, me dice que no me preocupe, que avisará en seguida a la gente de la Secretaría de la Niñez, para que vengan a buscarlo.
No le creo mucho, ni tampoco sé si será lo mejor.


Una campaña política fantasmal

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En varias gigantografías distribuidas en la vía pública, se lo ve al ahora exsenador (renunciado por el escándalo de los audios) y presidente de UNACE, Jorge Oviedo Matto, en plena campaña por su partido –ahora casi unipersonal-, como candidato al rekutú. 
Lo llamativo es que detrás de su enorme foto en colores se ve otra foto en blanco y negro, la del fallecido fundador del partido, el general Lino Cesar Oviedo, en una imagen que es visible pero a la vez difuminada, como si el general fuese un fantasma que respalda políticamente a su pariente vivo (en amplio sentido) desde el más allá.
Al parecer, la onda dark de la política fantasmal está pegando mucho. 
Por allí andan otros carteles de propaganda electoral, en este caso de los candidatos a diputados por el Partido Encuentro Nacional para Asunción, Omar Ocampos y Jorge Ramos, quienes también hacen campaña con fantasmagóricas imágenes por detrás. 
En el caso de Omar, fundador de la banda de rock Próceres de Mayo, usa una foto de él mismo, vistiendo el uniforme de los oficiales de la Independencia en 1811, y en el caso de Jorge, conocido y talentoso actor teatral, con un retrato de él mismo, personificando al supremo dictador José Gaspar Rodríguez de Francia, también prócer de la Independencia y luego gobernante, figura a la que él encarna en el teatro. Este mismo recurso, lo utilizan en algunos videos, en que ambos aparecen como las figuras históricas del pasado, en vísperas de una gesta bélica, y luego se transforman en candidatos del presente, como si fuera una escena criolla de Back to the Future.
El candidato colorado Mario Abdo Benítez no usa este recurso propagandístico, pero algunos de sus adversarios y sectores críticos en las redes sociales se encargan de hacerlo por él, a través de memes y caricaturas, buscando conectar su figura con la del fallecido dictador Alfredo Stroessner, ya que su padre homónimo, Mario Abdo Benítez, fue su secretario privado y uno de sus principales colaboradores políticos. 
Así que el fantasma de Stroessner también está presente en la campaña electoral de Marito.
No lo sé, Rick... Todo esto me parece tan Netflix, tan House of Cards mezclado con Stranger Things y la nueva serie alemana Dark
Solo que nuestra realidad no es una serie de ficción televisiva, sino una dura y patética realidad.
Y aunque en las elecciones también acostumbran hacer aparecer a algunos muertos y fantasmas a votar, los que nos pretenden seguir gobernando son tan abrumadoramente reales…


El general Colmán y Agapito Valiente siguen peleando en una calle de CDE

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Una calle llevaba el nombre de un represor stronista. Se cambió por el del guerrillero que lo enfrentó mortalmente, pero la Municipalidad mantiene las placas. Dos visiones de una historia en conflicto.

#CrónicasDeLaMemoria


Andrés Colmán Gutiérrez
y Wilson Ferreira
CIUDAD DEL ESTE

Se enfrentaron con las armas hace cinco décadas.
De un lado, el ex maestro de escuela Arturo López, quien en 1960 asumió el mando de la columna guerrillera Mariscal López, del Frente Unido de Liberación Nacional (FULNA), combatiendo a la dictadura de Stroessner durante diez años en Cordilleras, como el comandante Agapito Valiente.
Del otro lado, el general Patricio Colmán, comandante del Regimiento de Infantería 14, "uno de los represores más sanguinarios de la dictadura", según el historiador Andrew Nickson, quien persiguió a Agapito durante dos décadas, hasta que un pariente lo delató cuando iba escondido en la valijera de un auto, el 17 de mayo de 1970. Según testimonios, al abrir el maletero, el general Colmán recibió un disparo de Agapito que lo dejó malherido. Acribillaron al guerrillero e hicieron desaparecer su cadáver. Colmán murió dos años después, en un hospital de Estados Unidos, a consecuencias de la herida.
Ahora, ambos siguen peleando por el nombre de una calle en Ciudad del Este.

SÍMBOLO. A la entrada de Ciudad del Este, frente al viejo Hospital del Instituto de Previsión Social (IPS), se encuentra una calle que conduce al barrio Pablo Rojas, señalizada con carteles, con el nombre del general Patricio Colmán.
Es una denominación que le pusieron en épocas de la dictadura, cuando la capital del Alto Paraná se llamaba Presidente Stroessner. Tras el golpe de Estado de 1989, el nombre de la ciudad cambió, pero la calle seguía llamándose Patricio Colmán.
"Todos sabemos que el general Colmán fue un represor sanguinario, culpable del asesinato y la desaparición de muchos compatriotas. Por eso, un grupo de jóvenes planteamos a la Junta Municipal que se cambie el nombre de la calle por el del comandante Agapito Valiente, quien luchó contra Stroessner y Colmán por la libertad", narra Cristian Benítez, director teatral e investigador cultural esteño.
"Queríamos cambiar el símbolo de un represor criminal de la dictadura por el de un luchador de la libertad", explica Cristian.

Copia de la Ordenanza Municipal 01/99, que dispuso cambiar el nombre de la calle
EN EL PAPEL. El 9 de febrero de 1999, el pleno de la Junta Municipal de Ciudad del Este aprobó la Ordenanza 01/99 "por la cual se cambia el nombre de la calle denominada Patricio Colmán, del barrio Pablo Rojas, del distrito de Ciudad del Este".
En el artículo primero, dice: "Adóptase el nombre de Agapito Valiente a la calle que actualmente se denomina Patricio Colmán". La minuta había sido presentada por el concejal Fernando Vera Breglia y la ordenanza lleva la firma del presidente de la Junta, Pablo Mendoza Chávez, y del secretario, Sisinio Velázquez Insfrán.
"Fue una importante conquista para la ciudadanía, desde el punto de vista de rescatar la memoria ante la historia oficial, que sigue presentando a oscuros personajes como el general Colmán como si fueran héroes, y a los luchadores como Agapito Valiente como si fueran delincuentes, cuando en la realidad fue al revés, pero hasta ahora la resolución quedó solo en el papel. La Intendencia Municipal de Ciudad del Este nunca cambió las placas que dan nombre a las calles y se siguen conservando las del general Colmán, aunque ya sea algo ilegal", destaca Cristian Benítez.

Un monumento al general Patricio Colman, en el Comando de Ingeniería, en Asunción. (Foto: Fabián Chamorro)
DEUDA PENDIENTE. Hace algunos años, ante la falta de respuesta de la Intendencia Municipal, Cristian y otros jóvenes integrantes de organizaciones como el Club de Lectores del Alto Paraná y el Movimiento por el Boleto Estudiantil (MOBE) decidieron realizar una acción ciudadana y cambiaron uno de los carteles señalizadores, borrando el nombre de Patricio Colmán y pintando el del comandante Agapito Valiente.
Ahora los dos carteles están allí. El que lleva el nombre del general Colmán, en la entrada desde la avenida San Blas, visible y bien pintado. Y el otro cartel, al final de la calle, en el barrio Pablo Rojas, con el nombre de Agapito Valiente, ya muy herrumbrado.
Son dos visiones de una historia en conflicto.
Una perfecta metáfora de la memoria de un país.

Arturo López, más conocido como el comandante Agapito Valiente.

Elecciones en Paraguay: Frankestein contra el heredero de Stroessner

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El oficialista hijo del secretario del dictador Stroessner, y el líder de una alianza de liberales y partidos de izquierda –que hasta hace poco se odiaban, pero ahora buscan encarnar el cambio– son los principales candidatos que disputan la presidencia guaraní este domingo. Ambos tienen un discurso marcadamente conservador.

Andrés Colmán Gutiérrez  / Desde Asunción

(Artículo escrito para el semanario Brecha, de Uruguay).

Su nombre es Mario Abdo Benítez, tal como se llamaba su padre, quien fue el secretario privado del dictador paraguayo Alfredo Stroessner y avaló sus atrocidades. Tiene 46 años, se hace llamar “Marito”, es el candidato presidencial del oficialista Partido Colorado o Asociación Nacional Republicana (Anr), que sostuvo a la tiranía paraguaya durante 35 años (1954-1979).
Mantiene un discurso moderno y de defensa de la democracia, aunque reivindica “las buenas obras” del viejo general –para los todavía muchos nostálgicos de aquella época– y resucita sus clásicos símbolos, como el uso del pañuelo colorado partidario en el cuello de los ministros, la intención de reactivar el servicio militar obligatorio y de rechazar tajantemente cualquier proyecto de ley que busque aprobar el aborto o el matrimonio igualitario. Varias encuestas lo señalan como el favorito a ganar las elecciones de este domingo.
Su principal contrincante es el abogado Efraín Alegre, de 55 años, del Partido Liberal Radical Auténtico (Plra), la mayor fuerza de oposición, quien fue ministro de Obras Públicas durante los primeros años del gobierno del ex obispo católico y líder de izquierda Fernando Lugo (2008-2012), aunque en 2011 el entonces mandatario lo destituyó para intentar frenar su solapada campaña hacia la presidencia.
Desde ese momento, Alegre pasó a ser un abierto opositor a Lugo y fue uno de los que votó en el juicio político o golpe parlamentario para desalojarlo del poder, en junio de 2012, tras la matanza de campesinos y policías por un conflicto de tierras en Curuguaty. En 2017 estuvieron nuevamente enfrentados, cuando insólitamente Lugo acompañó al actual presidente, Horacio Cartes, en su intento de violar la Constitución e imponer por la fuerza la posible reelección de ambos. En esa coyuntura, Alegre se había aliado a su actual contrincante Marito para impedir la reelección de Cartes y de Lugo, algo que finalmente lograron en marzo y abril de 2017, tras graves incidentes de represión policial contra manifestantes, que acabaron con la quema del edificio del Congreso y el asesinato por la Policía de un joven militante liberal.
Ahora, aunque a muchos les resulte difícil creer, Alegre y Lugo dejaron atrás sus peleas y de nuevo aparecen abrazados en las campañas del frente electoral Gran Alianza Nacional Renovada (Ganar), que, además del conservador Partido Liberal y del izquierdista Frente Guasu, aglutina a otras organizaciones del centro y de la izquierda, como el Partido Revolucionario Febrerista (Prf), el Partido Democrático Progresista (Pdp), el Partido Encuentro Nacional (Pen), el frente Avancemos País (AP) y el Partido del Movimiento al Socialismo (P-Mas). Lugo es el principal sostén político de Alegre y lo acompaña activamente como primer candidato a senador por el Frente Guasu, tratando de trasmitirle la alta preferencia electoral que el ex obispo aún conserva.
La heterogénea formación, presentada oficialmente en febrero de 2018, ha sido bautizada por algunos analistas como “la oposición Frankestein”, recordando al célebre monstruo de la clásica novela de Mary Shelley, creado con retazos diferentes de otros entes humanos.

DURA PELEA POLÍTICA. Desde la caída de la dictadura del general Alfredo Stroessner, en febrero de 1989, esta será la séptima vez que los paraguayos acuden a las urnas en elecciones generales para elegir presidente, vicepresidente, senadores, diputados, gobernadores, juntas departamentales y representantes al Parlasur. Las elecciones municipales se realizan en fechas distintas, con tres años de diferencia.
Para los comicios de este domingo están habilitados 4.241.507 electores y existen 15.597 candidatos inscriptos para ocupar los 782 cargos en pugna. Compiten 23 partidos políticos, 17 movimientos, 17 alianzas electorales y cuatro concertaciones. El 57 por ciento del electorado está compuesto por jóvenes.
En este diverso abanico, la mayor parte de la atención electoral está concentrada solamente en los dos principales candidatos a la presidencia, repitiendo una vez más el clásico juego del bipartidismo que ha tenido en jaque a la historia política paraguaya desde que sus dos mayores partidos, el Colorado (representado por el color rojo) y el Liberal (por el color azul), fueran creados en el mismo año, 1887 –luego de la Guerra de la Triple Alianza contra Brasil, Argentina y Uruguay (1864-1870)–. Han llegado al poder principalmente a través de conspiraciones y golpes de Estado, con muy pocas experiencias de elecciones democráticas, hasta la dictadura de Stroessner.
Con una síntesis de modernismo y caudillismo tradicional, Marito es considerado un líder emergente en el Partido Colorado, luego de haber logrado derrotar en las elecciones internas a la lista promovida por el multimillonario empresario y actual presidente, Horacio Cartes, quien apadrinaba al economista Santiago Peña como su eventual sucesor.
La inesperada caída de Cartes cortó el proyecto hegemónico de un sector empresarial ligado a los grandes negociados con las obras públicas y el contrabando de cigarrillos a Brasil, pero el actual presidente logró recuperarse del golpe, tejer una alianza con Marito y apostar sus fichas a ser elegido como primer senador del Partido Colorado, por más que la Constitución paraguaya prohíbe que los ex presidentes sean senadores activos y sólo les reserva la función de senadores vitalicios, con voz pero sin voto, y sin dieta parlamentaria.
Demostrando una vez más la gran influencia de sus millonarios recursos sobre el corrupto Poder Judicial paraguayo, Horacio Cartes logró que la Corte Suprema de Justicia emitiera una resolución especial el pasado 11 de abril, habilitando las candidaturas a senador de él mismo (Cartes), del ex presidente colorado Nicanor Duarte Frutos y del actual vicepresidente, Juan Afara, para que todos puedan ser electos con presunta legalidad, aunque la Constitución lo prohíba.
La mayor parte de los legisladores de la oposición, incluyendo al actual presidente del Congreso, Fernando Lugo, han prometido que tras las elecciones no los dejarán jurar en sus cargos (como ya ocurrió hace dos períodos con el ex presidente Duarte Frutos, quien fue electo senador, pero a quien nunca le dejaron asumir y ejercer), lo cual demuestra que la dura batalla política que había desencadenado el intento de reelección de Cartes y Lugo hace un año todavía no se ha acabado.
La analista política Estela Ruiz Díaz señaló (Última Hora, 15-IV-18) que “esta decisión (de la Corte Suprema de Justicia) alteró la última semana de la campaña. Cartes está testeando el clima electoral para decidir si renuncia en junio o cumple su mandato y asume la senaduría activa el 16 de agosto. El domingo se aclarará el panorama. Si la Anr (Partido Colorado) y sus satélites logran una mayoría cómoda en el Senado para permitir su juramento, irá hasta el final de su mandato, pero si se cumplen los vaticinios de las encuestas que anuncian pérdida de bancas del partido de gobierno, renunciará al cargo para jurar el 30 de junio con los otros 44 (senadores de la Cámara alta). Sin embargo, esto tampoco será fácil, ya que Fernando Lugo, presidente del Senado y ante quien deben jurar los electos, anunció que no tomará juramento a Cartes, Afara y Nicanor”.
Una vez más, el panorama de la política paraguaya no dependerá tanto de lo que dicen las leyes, sino de cómo se las interpreta según la conveniencia de los grupos dominantes, y cuál será la reacción que esto provoque en la ciudadanía, que en vísperas de los comicios permanece muy apática.

CAMBIOS MONOCROMOS. “Es la campaña más triste que he visto. No hay ningún entusiasmo, parece que el 22 de abril no vamos a votar; vamos a ir al doctor, a una visita obligatoria a un análisis rectal y tenemos que hacerla. Nos va a molestar, pero lo tenemos que hacer”, comentó el analista político Marcello Lacchi en una columna del diario paraguayo Abc Color al retratar la poca pasión que han despertado las diversas candidaturas.
El columnista político e investigador de derechos humanos Alfredo Boccia coincidió con su colega (Última Hora, 7-IV-18): “Los dos candidatos principales no se caracterizan por ser magnéticamente carismáticos o por deslumbrar con una oratoria envolvente. Se han difuminado las polarizaciones. Hay tanta policromía entre los corruptos y mentecatos, tanta amnesia entre los desleales de ayer y los aliados de hoy, tanto desencanto entre aquellos que parecían confiables y defraudaron, que no sorprende la apatía ciudadana. Da la impresión de que el 22 de abril, el sillón (presidencial) de los López cambiará de inquilino, pero el poder no cambiará de dueño. La supremacía fáctica nacional –los grupos empresariales enriquecidos gracias a sus negocios con el Estado, la oligarquía ganadera y sojera, y los zares del tráfico fronterizo- está contenta”.
En la confrontación de los principales candidatos parece haber, de nuevo, simplemente dos colores: colorado versus azul, aunque en las filas de la oposición se intente mostrar una imagen de arco iris.
Más aun, Marito y Alegre han evitado ir a debates televisados que impliquen alguna confrontación de ideas o algo parecido que los arranque del libreto estrictamente preparado por sus asesores. El único gran debate mediático en el que aceptaron confrontar fue en el promovido el domingo 15 de abril por el grupo empresarial Desarrollo en Democracia, en donde no se admitieron posibilidades de interpelarse unos a otros, ni se pudieron profundizar temas candentes, como la reforma agraria, el narcotráfico, el crimen organizado, la discriminación hacia la comunidad Lgtbi, entre otras cuestiones. Se notaron las grandes carencias programáticas y la falta de capacidad para improvisar sin libreto, principalmente del candidato colorado.

PROHIBIDO GIRAR A LA IZQUIERDA. Si hay algo que distingue a ambos contendientes es el discurso marcadamente de derecha en que acabaron coincidiendo, para ponerse a tono con la fuerte ola de conservadurismo que ha impregnado a una gran mayoría de la sociedad paraguaya, luego del derrocamiento del gobierno de Lugo, cuando se empezaron a borrar los pocos avances que se habían logrado, tras incorporar nuevos conceptos de educación sexual y actitudes contra la discriminación en los programas pedagógicos.
La ofensiva conservadora de los llamados grupos “provida”, capitaneados por sectores de la aún influyente Iglesia Católica, condiciona fuertemente a los actuales candidatos. Los grupos de presión habían obligado al gobierno de Cartes a borrar la palabra “género” de los textos del Ministerio de Educación y estuvieron a punto de hacer desaparecer al propio Ministerio de la Mujer por su afán de utilizar dicha palabra.
A pesar de provenir de una familia “disfuncional”, en que su padre tuvo varias uniones de hecho, y de que él mismo se divorció y volvió a casarse, el candidato colorado asumió desde un primer momento una fuerte defensa de la familia monógama y repitió incontables veces que vetará cualquier proyecto de ley a favor del aborto y del matrimonio igualitario.
Su adversario, Efraín Alegre, aunque siempre se manifestó en contra de la unión de personas del mismo sexo, intentó marcar una diferencia en diciembre último, cuando expresó en un posteo en su cuenta de Twitter: “Yo creo en el matrimonio entre el hombre y la mujer, como lo dice nuestra Constitución, pero eso no significa que desconozca una realidad, y me comprometo en crear una solución para encontrar una figura jurídica que proteja el patrimonio de las parejas”.
Eso fue suficiente para que los sectores conservadores lo catalogaran de “progay” y “proaborto” con tanta virulencia que el candidato Alegre, temeroso de perder los votos conservadores, se vio obligado a firmar una declaración pública en la que se comprometió –en el caso de ser electo presidente– a “respetar, proteger, defender y promocionar la vida, desde la concepción hasta la muerte; la familia, conformada por el hombre, la mujer y los hijos…”, marcando una ruptura con sus aliados de izquierda, celosos defensores del aborto y el matrimonio igualitario.
“No se sabe si(Alegre) recuperó la confianza de algunos votantes, lo claro es que se alejó de una postura histórica del Frente Guasu y de los votantes progresistas”, indicó Ruiz Díaz.
Con respecto a las promesas electorales del candidato colorado, la analista sostuvo que Abdo Benítez “no planteó novedades ni propuestas disruptivas, dando a entender que seguirá la senda marcada por Horacio Cartes y otros gobiernos colorados. En la campaña interna fue más abierto, con un fuerte mensaje sobre la institucionalidad y la lucha contra la corrupción, pero apenas ganó se metió en el caparazón partidario y su mensaje apunta solamente al electorado republicano”.

DIEZ CANDIDATOS Y NINGUNA MUJER. Aunque Marito y Alegre polarizan las opciones electorales, en realidad son diez los candidatos que disputan la presidencia de la República, sólo que los ocho restantes ni siquiera aparecen en las encuestas. En su mayoría provienen de movimientos y partidos no tradicionales, creados en los últimos meses tan sólo para sostener candidaturas principalmente personalistas, entre ellas las de un militar retirado, un viejo caudillo stronista que ahora fundó un partido verde, un músico cantautor popular, un economista veterano y hasta un odontólogo barrial. Lo llamativo es que todos son hombres y entre ellos no hay ninguna mujer, en un momento en que se discute en el Congreso paraguayo un proyecto de ley de paridad que establece que las listas electorales deban incluir mitad hombres y mitad mujeres.
La mayoría de los partidos que en su momento se disputaron la posibilidad de ser la tercera fuerza política en el país no han presentado candidaturas a la presidencia, aunque sí a los demás cargos electivos.
Algunos grupos de izquierda que no forman parte de la alianza Ganar, como la plataforma feminista Kuña Pyrenda, han decidido presentar sus propias candidaturas al Congreso. Su principal referente, la líder feminista Lilian Soto, ex ministra de la Función Pública, apunta a llegar por primera vez al Senado.
Otra fuerza de consideración, el partido Paraguay Pyahura, brazo político de la poderosa Federación Nacional Campesina, ha decidido una vez más no presentarse a elecciones, por considerar que en estos comicios no existen verdaderas opciones que favorezcan al sector popular, y llama a sus afiliados y simpatizantes a anular su voto.

UN PAÍS “DEMASIADO IGUAL”. Gane quien gane el domingo, el próximo gobierno seguirá siendo marcadamente conservador y sin muchas sorpresas, aunque una eventual victoria de Efraín Alegre le daría al devaluado proceso democrático paraguayo la necesaria alternancia que hasta ahora casi no se ha dado durante cerca de un siglo de historia.
Desde que el Partido Colorado llegó al gobierno en 1947, solamente en una oportunidad pudo ser desalojado del poder, en 2008, tras la victoria electoral del ex obispo Fernando Lugo, al frente de una alianza entre el Partido Liberal y los partidos de izquierda, pero no pudo llegar a concluir su mandato debido a que los liberales le retiraron su apoyo y se aliaron con los colorados para hacerle un juicio político, también considerado golpe parlamentario, en junio de 2012. El período tuvo que ser completado por el vicepresidente, el liberal Federico Franco, con un período de gran inestabilidad y con muchas denuncias de corrupción, posibilitando el retorno del Partido Colorado al gobierno, de la mano del magnate Horacio Cartes, en 2013.
En su análisis sobre el largo proceso de la transición tras el stronismo, que desemboca en estas elecciones, Alfredo Boccia sostuvo que a los controladores del poder “el sistema democrático paraguayo les resultó más funcional que la dictadura. Han logrado disciplinar a un electorado desquiciado por la desesperanza que, en masoquistas y resignadas filas, marchará a votar por aquellos que les han negado siempre la plena calidad humana. Los que siempre los han dejado sin hospitales, escuelas ni sueños. Vislumbro un país demasiado igual. Lo que paraguayamente significa demasiado desigual”.

Crónica sobre elecciones perdidas e infortunios enamorados

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Andrés Colmán Gutiérrez

Cada vez que sectores de la oposición pierden alguna elección presidencial, muchos de quienes legítimamente anhelan desplazar al Partido Colorado del hegemónico poder que mantiene en el peculiar sistema político paraguayo desde hace más de 70 años, entre corruptas y represivas dictaduras y una devaluada e igualmente corrupta democracia, –proceso solo interrumpido por la victoria electoral del ex obispo Fernando Lugo en 2008, después echado por un golpe parlamentario en 2012–,suelen reflotar la trillada frase que alguna vez popularizó el gran escritor Augusto Roa Bastos:
– “El infortunio se enamoró del Paraguay”.
La frase ni siquiera es original de Roa, pues ya la había usado en los años 30 del siglo pasado el jurista, político y docente Teodosio González, en torno a su clásico libro Los infortunios del Paraguay, enumerando los muchos antiguos males del país y principalmente la destructiva manera de ejercer la política criolla, varios años antes de que el autor de Yo el Supremo sirviera en bandeja dicha frase a nuestros dirigentes políticos e intelectuales orgánicos –especialmente de sectores liberales y de izquierda–, como una excusa perfecta para enmascarar la propia inutilidad de obtener la adhesión popular que les permita ganar las elecciones.
En lugar de ponerse a hacer una necesaria y sana autocrítica, para corregir los errores que hay que corregir, a los referentes de la oposición paraguaya les resulta casi siempre más fácil echarle la culpa al pueblo, al que acusan de ser “un pueblo de cretinos”, evocando lo que había asegurado a principios del siglo pasado el intelectual y político liberal Cecilio Báez, en un recordado artículo en el diario El Cívico:
-“El Paraguay es un pueblo cretinizado por secular despotismo y desmoralizado por treinta años de mal gobierno”.
Desde ese forzado razonamiento Teodosio-Ceciliobáez-Roabastiano, cuando el pueblo vota en mayoría por nuestro sector político y nos hace ganar las elecciones, como lo hizo con el entonces líder independiente Carlos Filizzola en la intendencia de Asunción en 1991, o con el prometedor Fernando Lugo en el 2008, o con los sorprendentes casos de Mario Ferreiro y Luis Id en las intendencias de Asunción y Encarnación en 2015, entonces este pueblo es “heroico”, “valiente”, “lo máximo”, se destaca que “despertó a una nueva conciencia histórica”, y en esta ocasión es “la esperanza” la que se enamora del Paraguay (frase que ya no inventó Roa Bastos, sino algún joven escritor alternativo) pero apenas este mismo pueblo les vota en mayoría y les hace ganar a los colorados, como a Stroessner durante tantas veces, como a Cartes en 2013, como a Marito en 2018, este pueblo deja de ser heroico y valiente, se vuelve a dormir la siesta y se convierte otra vez en un “pueblo cretino”, y otra vez, “el infortunio” se enamora del Paraguay.
(Dicho sea de paso: qué casquivana es esta nación paraguaya, que cambia de amores a cada tanto, entre el infortunio y la esperanza).

Tras esta maliciosa introducción, compartamos algunas de las anotaciones que fuimos realizando, a medida en que se conocían los resultados de la votación:

VOTOS BLANCOS Y NULOS
-Hubo 71.821 votos nulos y 62.052 votos en blanco. El número es alto y juntos suman 133.873. Si esos votos hubiesen ido para la mesiánica Alianza, en lugar de al limbo de las urnas, Efraín le hubiese ganado a Marito.
Esa amarga comprobación lleva a muchos seguidores de la Alianza a tratar de “estúpidos”, de “cretinos” e incluso de “descerebrados masoquistas” a quienes votaron nulo o en blanco (otra linda manera de sumar adherentes), pero más allá de la presunta ineficacia de ese voto (ya que son “votos perdidos”, en la práctica), hay un mensaje muy claro que un sector de la ciudadanía le está dando a la clase política. Podrían haberse quedado tranquilamente en sus casas el domingo (como casi el 40% de los electores lo hicieron), pero decidieron ir a votar de todas maneras, para decirles: no creemos en ustedes, ni una de sus opciones nos atraen o nos motivan.
¿No es acaso un mensaje a tener en cuenta…?

EL MITO DE LOS BUENOS CONTRA LOS MALOS
-En los primeros años después de la caída de la dictadura, este recurso mediático de campaña resultaba funcional. El Partido Colorado era el engendro satánico que había sostenido al feroz dictador y quienes habían sido sus víctimas eran los líderes y militantes de la oposición que cambiarían el destino infortunado hacia otro mucho mejor. En puridad, como todas las visiones maniqueas (blanco y negro, bueno y malo) ocultaba muchas mentiras (también hubo colorados que se resistieron y combatieron a Stroessner, como hubo opositores que fueron aliados y cómplices del terror), pero el mensaje se entendía.
Repetir la misma fórmula, a casi 30 años de la caída de la dictadura (“volverá la represión”, “volverán las torturas y las desapariciones”,  “seguirá la corrupción”), seguramente tiene su impacto en algunos adultos mayores, pero probablemente muy poco en los jóvenes que ya casi nada saben de lo que fue esa época y que tienen otros temores muy distintos, otros sueños y otras ansias. (Además, insistir en que los colorados tienen el monopolio de la corrupción, cuando ellos saben bien lo que algunos se tragaron durante el gobierno de Frauderico, e incluso durante el gobierno de Lugo, suena un poco hipócrita…).

LÍDERES QUE INSPIREN RESPETO…
-Personalmente, voté por Efraín Alegre para presidente y por Leo Rubín para vice, haciendo voto cruzado en las demás listas, a pesar de que le había perdido el respeto a Efraín (y a muchos referentes liberales y de otros partidos de oposición) cuando avaló un golpe parlamentario contra el Estado de Derecho en 2012, así como también le perdí al respeto a Fernando Lugo (y a los principales referentes del Frente Guasu) cuando se alió con Cartes en el 2017 para intentar violar la Constitución, tratando de imponer la reelección y provocando la grave crisis política que todos sabemos cómo terminó.
Aun así, me fui a votar por ellos, respondiendo a cierta conciencia orgánica, porque creo que la salud de la democracia paraguaya necesita de la alternancia. Veo con gran satisfacción que mucha gente piensa igual. Esta vez, a pesar de todo, casi casi se logró. (Y si no fue así, no fue por culpa del pueblo, sino de los que no lograron motivarlo suficientemente).
Espero que esta nueva crisis remueva la estantería política y los partidos que dicen ser alternativa sean capaces de auto-criticarse y de formar nuevos líderes, coherentes y que realmente inspiren respeto y adhesión de la ciudadanía…

LOS VOTANTES DE MARITO
-Escucho y leo las reiteradas quejas de que Marito ganó manipulando el voto de la pobreza y de la ignorancia (como lo ha hecho siempre el Partido Colorado), pero mi percepción es que esa visión también es maniquea y en parte falsa.
En los actos y en las concentraciones, en los viajes por el interior y en los contactos con muchos amigos, he percibido que también existe una parte importante de un electorado ilustrado, consciente y crítico, que esta vez ha preferido votar por el candidato colorado, porque le ha inspirado más confianza que la oferta electoral de la Alianza.
Creo que la opción de estos electores tiene que ver con los perfiles que se proyectaron, con el contenido y el tono de los mensajes, incluso con el lenguaje utilizado. Mientras desde la Alianza se insistió mucho en atacar y satanizar a sus adversarios, en algunos casos con un tono de mucha soberbia, desde el discurso de Marito se reflejaba un rol de ser víctima de dichos ataques, de proponer cosas positivas ante el negativismo de los otros.
Hay cosas que generan empatía en las mayorías y cosas que generan rechazo…

SUPERAR LAS ENCUESTAS…
-Una cosa que ha quedado bastante clara fue la distorsión que han causado las encuestas realizadas sin control y sin responsabilidad. Es tiempo de trabajar por superar este inconveniente, que viene interfiriendo en elecciones más libres, desde hace tiempo. Plantear formas de control legal a las empresas encuestadoras y quizás apelar a la responsabilidad ética de los principales medios de comunicación, desde el gremio periodístico, para que dejen de financiar y realizar encuestas, sería un gran paso en las próximas elecciones.

COMO SERÁ EL NUEVO GOBIERNO…
-No es un líder carismático, ni tiene una gran oratoria, además de arrastrar el símbolo de lo peor del stronismo en su historia familiar y de agitar en sus posturas y en sus discursos muchos de los fantasmas de una época que ya no queremos que vuelva, pero es a la vez el tipo que se le plantó al actual presidente (en retirada) Horacio Cartes desde el interior del Partido Colorado y logró derrotar su proyecto de continuismo hegemónico en las urnas.
Dicen que será más o menos lo mismo, pero esperemos que no. En lo que fue su actuación como legislador y principalmente durante la crisis de la enmienda, Mario Abdo Benítez demostró ser celosamente institucionalista, mientras Cartes demostró que no le importaba para nada las reglas democráticas y estaba dispuesto a todo, a fin de imponer sus intereses sectoriales.
No sabemos aún cuánto incidirá Cartes desde su electa senaduría (si lo dejan llegar a asumir) ni qué influencia tendrá en el futuro gobierno de Abdo Benítez, pero esperemos que se acabe la negra historia de los gabinetes paralelos de gerentes en las sombras.
Hay tanto desencanto con la larga historia del coloradismo, que -desde el otro sector del país que busca un cambio- no esperamos mucho de él, por tanto, lo que pueda hacer de bueno sería una interesante sorpresa (si es que lo hace).

EL PARAGUAY QUE VIENE…
-Aunque aún no hay datos definitivos, la conformación del próximo Congreso Nacional será en parte igual al que padecemos ahora, pero también tendrá importantes variaciones. Ojalá sea un Congreso un poco mejor.
-Veremos qué pasa con la promesa de convocar a la reforma de la Constitución (donde debemos incluir el ballotage en las elecciones, entre otros puntos cruciales) y de avanzar con la renovación del corrupto Poder Judicial.
-La participación de la oposición, la que existe ahora –que necesita recomponerse, autocriticarse y mejorar–, como la nueva que pueda surgir, será fundamental.
-Desde el periodismo, asumiendo e incorporando todas las críticas que nos hacen y resistiendo a los ataques y a los conflictos laborales que estamos atravesando, necesitamos seguir cumpliendo el fundamental rol de seguir siendo informadores, investigadores, y principalmente controladores del poder, buscando espacios de independencia en medio de los monopolios, sin olvidar que nos debemos al servicio de la ciudadanía, más que a cualquier otro interés.
El país que tenemos que seguir construyendo en esta nueva –o vieja, o igual– coyuntura, también pasa por allí.

Denuncias de fraude electoral: Lo político y lo jurídico

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En el plano político, la duda está instalada.
En un país en donde "trampear" en las elecciones (Don Blá dixit) era una vieja práctica habitual, no resulta difícil creer que pueda haber existido fraude, y menos proviniendo de sectores del coloradismo. Las "pruebas" mostradas ante las cámaras generan una justa indignación, sentimientos de haber sido -una vez más- burlados y engañados.
Ahora, ¿cuánto de esas "pruebas", han podido ser presentadas -hasta el momento- de manera consistente, en el plano jurídico, como para que tengan un efecto más allá de las manifestaciones en las calles y los titulares en los medios?
Sí realmente hubo fraude electoral en gran escala, se debería poder demostrarlo de manera fehaciente e incuestionable.
Sería cuestión de ponerse a hacer números, cotejar actas y certificados, controlar y presentar las denuncias responsablemente ante los organismos que deben asumir acciones. Supongo que ya habrá un equipo de técnicos y expertos de la oposición, trabajando para reunir y mostrar la consistencia jurídica de esas pruebas, y que lo harán responsablemente en las próximas horas.
De lo contrario, se arriesga mucho más que la credibilidad y la confianza que todavía despiertan en un gran sector del electorado. Se arriesga la propia continuidad del ya endeble sistema democrático del país y la conservación del capital moral de ser la opción seria y responsable para seguir construyendo alternativas políticas al modelo que tanto cuestionamos.
Se arriesga el futuro -nuestro futuro-, que por ahora es otra vez una incógnita.
No juzguemos a la gente que sale a las calles a expresar su natural sentimiento de indignación al sentirse burlada, porque eso es lo que le han despertado, pero seamos lo suficientemente sensatos y cautelosos para exigir responsabilidad a los dirigentes políticos de uno y otro bando, ante las incógnitas que hoy nos provocan. Que se hagan cargo de mostrarnos la mejor salida institucional de este quilombo político en el que nuevamente están metiendo a este pobre y desgarrado país.



El falso Josef Mengele que terminó asesinado en la zona del Amambay

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Andrés Colmán Gutiérrez

(Un breve adelanto del libro Mengele en Paraguay, Editorial Servilibro – mayo de 2018)

Mientras el médico nazi prófugo Josef Mengele pasaba sus últimos años en el Brasil, huraño, deprimido y pensando en el suicidio, en el Paraguay, los servicios de inteligencia israelí, los cazadores de nazi y los periodistas de grandes medios internacionales lo seguían buscando, convencidos de que el dictador Alfredo Stroessner lo mantenía oculto y protegido en alguna fortificada residencia. En más de una oportunidad, creían hallar a Mengele en cualquier viejo alemán de apariencia sospechosa.
Un documento confidencial de la Central de Inteligencia Americana (CIA), del Gobierno de los Estados Unidos, que ha sido desclasificado, al que nos referimos en un capítulo anterior del libro Mengele en Paraguay, cuenta también una trágica historia relacionada con la búsqueda del Ángel de la Muerte, cuando el medico nazi ya se encontraba viviendo en Brasil.
El memo es de una reunión que el jefe de la Estación de la CIA en la embajada norteamericana en Asunción, mantuvo el 7 de junio de 1974 con el periodista estadounidense Robert Trostle, del Chicago Daily News, durante su visita al Paraguay para escribir un reportaje investigativo acerca de Mengele.    
Esto es lo que dice el primer punto del memo:

“Aproximadamente a las 14.00 horas del 4 de junio, el señor Peter Jacoby me invitó a participar de una reunión informativa con el señor Robert Trostle, un colaborador del Chicago Daily News. Trostle estuvo intentando determinar el paradero de Josef Mengele, el otrora doctor nazi que estuvo a cargo de la estructura médica en Auschwitz.
Trostle estuvo hablando con el embajador alemán Von Sothen, en un intento para determinar la actual ubicación de Mengele en Paraguay. El embajador alemán no tuvo ninguna información específica reciente e implicó que ellos no buscarían activamente a Mengele. Sí dijo que un ex soldado alemán llamado Federichi había sido matado a golpes el año pasado, por parte de terroristas israelitas que pensaban que era Mengele.
La esposa de Federichi perdió partes de sus orejas y tuvo un corte abierto en su estómago, como resultado de la golpiza. Ella sobrevivió el atentado y aparentemente escribió una carta al embajador alemán pidiendo una pensión, debido a que su esposo era un ex soldado. Estas personas eran bien conocidas por pobladores locales paraguayos. Vinieron del Este de Prusia al final de la segunda guerra mundial, para escapar de actividades políticas”.

Acerca del caso Federici o Fredrichi, existen varias versiones, pero poca precisión. No hemos encontrado registros documentales, pero así algunos testimonios de antiguos pobladores, quienes aseguran que, en noviembre de 1973, un grupo de personas no identificadas atacaron a una pareja de alemanes que vivían en una granja en las afueras de la ciudad de Pedro Juan Caballero, Departamento de Amambay, asesinando al hombre ya anciano, por creer que se trataba del criminal de guerra Josef Mengele.
La historia empezó a finales de 1972, cuando el historiador y periodista militar húngaro Ladislas Farago aseguró que había descubierto el escondite de Mengele en el Paraguay. Con ese dato, se puso en contacto con el juez alemán Horst von Glasenapp, quien a pesar de no tener una relación directa con el caso Mengele, empezó una campaña en su búsqueda, para llevarlo ante la Justicia. Buscaron vender la información a varios periódicos y revistas, como a empresas productoras de televisión y cine.
El 16 de noviembre de 1972, Ladislas Farago apareció en un reportaje especial del diario londinense Daily Express, asegurando haber localizado al exsegundo hombre de Hitler, Martin Borman, en Buenos Aires, así como al médico nazi Josef Mengele, en una ciudad del Paraguay. Ambas noticias eran falsas, pero causaron mucho revuelo internacional. Farago las incluyó luego en uno de sus libros más exitosos, Aftermath: Martin Borman and the Fourth Reich (Consecuencias: Martin Bormann y el Cuarto Reich).
El hombre que Farago aseguraba era Bormann, en realidad era un maestro argentino llamado Nicholas Siri. En cuanto a Mengele, el historiador aseguraba que se ocultaba bajo la identidad de “Doctor Nadich” en la ciudad de Pedro Juan Caballero, capital del Departamento de Amambay, a 530 kilómetros al norte de Asunción, en la frontera con el Brasil.
Tras esta versión, en mayo de 1973, el cazador de nazis austriaco Simón Wiesenthal también aseguró tener datos de que Mengele vivía en la zona de Pedro Juan Caballero. El 17 de octubre de 1973, la Comisión de Polonia para los Crímenes de Guerra aseguró que sus pistas apuntaban a que Mengele estaba oculto en la capital de Amambay.
El 25 de octubre del mismo año, una publicación del diario norteamericano The New York Times, citando como fuente a unos funcionarios de la justicia de Alemania Occidental, sostenía igualmente que el paradero del médico nazi había sido hallado: estaba escondido en una granja rural, en las afueras de la ciudad de Pedro Juan Caballero, Paraguay.
“Para un anciano granjero, descendiente de alemanes, el resultado acumulativo de esta especulación de aficionados, confirmada por lo que parecían ser declaraciones oficiales de Polonia y Alemania Occidental, fue desastroso”, relatan Geral L. Posner y John Ware en Mengele: The Complete Story.
“A finales de noviembre de 1973, un grupo de hombres entró violentamente en casa del granjero, en medio de la noche, lo golpearon y lo mataron a tiros. Su esposa, que intentó intervenir, también fue golpeada y resultó con lesiones internas. A los tres hijos no les hicieron ningún daño. De acuerdo con Adolfino Peralta, el jefe de Policía de la ciudad, el nombre del difunto era Albert Fredrichi. Llevaba diecinueve años viviendo en las afueras de la ciudad y se le conocía porque era poco sociable y de costumbres excéntricas”, sostienen los investigadores.
El relato agrega que “a raíz de la constante publicidad de todo el año 1973 de que Mengele se encontraba en Pedro Juan Caballero, la prensa especuló con que Friedrichi fuera el carnicero de Auschwittz. La viuda, Endentran, describía los artículos como ‘absurdos’, mientras hacía las maletas para siempre. Dijo que los asesinos no se habían llevado nada de valor y que hablaban en un idioma que ella no entendía. Pensaba que lo habían matado un grupo de judíos sedientos de venganza. Buscando en el pasado de Fredrichi, los periódicos afirmaron que había estado en el ejército alemán y que tenía un historial de violencia y simpatía por los nazis”.



Una sobreviviente de Auschwitz pudo reconocer a Mengele en La Recova

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En abril de 1965, el Ángel de la Muerte entró a una joyería en el Puerto de Asunción y se encontró con Sonia Tauber, su ex prisionera. La historia es rescatada en el libro periodístico Mengele en Paraguay.


Andrés Colmán Gutiérrez - @andrescolman

Era una luminosa mañana de abril de 1965. Sonia Tauber, de soltera Sonia Brom, ciudadana polaca nacionalizada paraguaya, sobreviviente de los campos de concentración de Auschwitz y Birkenau durante la Segunda Guerra Mundial, se encontraba en la trastienda de la Relojería y Joyería J. Tauber, el local que tenía con su marido Jacobo Tauber en el edificio colonial de La Recova, sobre la calle Colón casi Presidente Franco, en la zona del Puerto de Asunción, cuando una de sus empleadas la llamó, porque había llegado un cliente que hablaba en inglés.
Sonia fue hasta la parte delantera del local. Allí estaba un hombre mayor, de estatura baja, bien aseado y vestido con elegancia, mirando algunos de los relojes.
—¡Good morning...! —saludó ella en un correcto inglés y el hombre le contestó.

DÉJÀ VU. Sonia tuvo al instante una sensación extraña, de escalofrío y a la vez de incómoda familiaridad. "A este hombre lo conozco. ¿De dónde?", pensó.
Ella se aproximó al mostrador, instintivamente, recelosa y temerosa. El hombre pidió ver uno de los relojes. Al extender su brazo izquierdo para tomar el reloj, quedó expuesto a la luz matinal el tatuaje que Sonia llevaba marcado de por vida en la piel, en el cuerpo, en el alma, en la memoria: 29458. Los números parecían resplandecer ante la luz solar que ingresaba por los arcos del corredor colonial ante los ojos del extraño cliente.
Al verlo, el hombre se quedó pasmado.
—Su rostro se puso blanco —recuerda Flora Tauber, la hija de Sonia, rememorando el episodio que su madre, ya fallecida, le había contado tantas veces y que siempre la hacía estremecer.

Sonia Tauber, en Asunción. Nótese el tatuaje de Auschwitz, en el brazo izquierdo. 
UN FLASH. Al ver el rostro pálido y asustado del extraño cliente, Sonia Tauber lo reconoció en un flash que le golpeó la memoria.
Era él. El Ángel de la Muerte. El imperturbable y sonriente jefe médico del campo de concentración de Auschwitz, a donde ella había sido llevada dos décadas atrás, cuando tenía apenas 17 años, junto a casi todos los miembros de su familia, sus padres y cuatro hermanos, y en donde solamente ella y su hermana menor, Ester, habían logrado sobrevivir.
Era él. El médico nazi Josef Mengele. El hombre de la diabólica sonrisa helada. El criminal de guerra más buscado del mundo, acusado de responsabilidad en el asesinato de cerca de 400.000 prisioneros, principalmente judíos.
El imperturbable jerarca nazi a quien ella había sido obligada a cortarle el pelo, más de una vez, durante esos años de insoportable cautiverio.
Veinticuatro años después de que ella y su hermana habían escapado de aquel infierno y habían atravesado el océano para intentar dejar atrás toda la horrible pesadilla, él estaba otra vez allí, a miles de kilómetros de Auschwitz y de Birkenau.
Justamente allí, en su nueva patria y en su propia ciudad, en su propia tienda, intentando comprarle relojes, como si nada hubiera pasado.

REVELACIÓN. La historia de Sonia Tauber y el doctor Josef Mengele es revelada por primera vez con detalles precisos en el libro de investigación periodística Mengele en Paraguay, escrito por el autor de este artículo, en colaboración con Desirée Esquivel y Narciso Meza Martínez, que presenta la editorial Servilibro.
La obra es continuación de una serie de reportajes que ÚLTIMA HORA empezó a publicar en marzo del 2014, con datos inéditos sobre los años en que el criminal de guerra Josef Mengele estuvo refugiado en Hohenau, Itapúa, protegido por una red nazi, ligada a la dictadura del general Alfredo Stroessner.

HUIDA. Cuando Sonia Tauber reconoció a Mengele en su joyería, el médico nazi ya estaba viviendo en Brasil, tras haber huido ante un intento de ser capturado por agentes israelíes, pero regresaba cada cierto tiempo al Paraguay.
"Cuando mi mamá se dio cuenta de quién era, empezó a gritar: '¡Es Mengele! ¡Es Mengele!', mientras él salía corriendo hacia la calle. Mi padre acudió al escuchar los gritos e intentó perseguirlo, pero solo pudo ver cuando Mengele subía apurado a un auto y se perdía en las calles de Asunción", narra Flora Tauber, la hija de Sonia.
Armand Reynaers, dueño del Hotel Tirol del Paraguay, de Itapúa, contó que Josef Mengele vino por última vez al país y se alojó en el establecimiento, en 1970. Murió ahogado en Brasil, en 1979.

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Esta ha historia está narrada con muchos detalles en el libro Mengele en Paraguay (Servilibro, 2018). También forma parte de la película documental De Auschwitz a Hohenau, dirigida por Desirée Esquivel.

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(Foto abajo: izquierda, Flora Tauber, hija de Sonia Tauber. Derecha: Josef Mengele, cuando ya estaba viviendo en Brasil, pero seguía viniendo de visita al Paraguay).


De Auschwitz a Hohenau: documental sobre el doctor Mengele en Paraguay

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Éste es el tráiler de la película documental "De Auchwitz a Hohenau" (Acerca de cómo la dictadura de Stroessner ocultó al criminal nazi Josef Mengele en Paraguay). Dirección y camaras: Desirée Esquivel. Guion y reportajes: Andres Colmán Gutiérrez. Edición: Nat Vera Scuderi. Música: Rolando Chaparro. Diseño: Analía López. Una producción Periodismo & Cine, con la Editorial Servilibro.
La película (de 74 minutos) se exhibirá este martes 29, puntualmente a las 19.00, -previo a la presentación de libro Mengele en Paraguay-, con acceso libre, en el Auditorio Josefina Plá de la Universidad Autónoma de Asunción (Jejuí 667 casi 15 de Agosto).
La presentación oficial del documental en DVD se hará el 11 de junio, en la Feria Internacional del Libro (FIL), oportunidad en que podrán adquirir copias distribuidas por Servilibro.

Mengele en Paraguay es un libro de investigación periodística escrito por Andrés Colmán Gutiérrez, en colaboración con Desirée Esquivel y Narciso Meza Martínez, que revela la conexión nazi con la dictadura de Stroessner y la red que protegió al médico y criminal nazi Josef Mengele durante su presencia en nuestro país, en los años 50 y 60. Está publicado bajo el sello de la Editorial Servilibro y se puede obtener en el local de Servilibro, en la Plaza Uruguaya, como en las principales librerías del país.



La guitarra suena y sueña...

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(Réquiem por Kamba'i)

La guitarra suena y sueña...
Suena con acordes vivos y entre sus sonidos se escucha a la tierra guaraní, se escucha al pueblo humilde, se escuchan paisajes, escenas cotidianas, ryguazu kokore, gallinas escarbando la tierra en el patio de un rancho campesino, el jagua'i karê ladrando de soledad por las calles, el eco de la historia grandiosa en los sones del Campamento, el romanticismo lánguido de la punteada okara...

La guitarra suena y sueña...
Tiene la resonancia de una orquesta... pero son solo las manos callosas de un solo hombre que supo suplir con su genialidad popular las múltiples carencias, para inventar un tipo de rasgueo único en el mundo, en donde él es a la vez el principal concertista y la orquesta que le hace fondo, punteador y acompañante.
Moreno limeño sanpedrano. Fue obrero, obrajero, peón, portero ministerial, sereno de un conocido canal televisivo, humilde siempre, y esa humildad no dejó de acompañarlo nunca, ni en los momentos de mayor gloria en los escenarios.
No se dejó doblegar por las carencias, ni por la enfermedad. Hasta el último suspiro, aún en silla de ruedas, siguió tocando y enseñando su arte. La patria a la que dió tanto pudo haberle dado más. Evitarle tantos apremios económicos. Este país sigue siendo tan ingrato con sus hacedores de cultura. Pero lo que faltó en reconocimiento tangible de las autoridades del Gobierno y del Estado lo tuvo en el cariño de su público, en los muchos homenajes en vida, en tantos abrazos como mareas de aplausos.
Se va un grande. Su arte no morirá. Sonidos de la Tierra ha trabajado con él para enseñar su particular técnica de tocar la guitarra a muchos jóvenes guitarristas, en quienes don Efrén Echeverría, el querido Kamba'i, seguirá viviendo, sonando y soñando...
Adiós, amado gran artista. Gracias por tanto. Tu música ya es parte de nosotros.

La guitarra suena y sueña..
No dejará de sonar y de soñar...


Asunción, 19 de junio de 2018.

Andrés Colmán Gutiérrez




(Foto principal: Diario Última Hora.
Foto secundaria: Andrés Colmán Gutiérrez
Video: Red Guaraní)

Elecciones 2018 en la Sociedad de Escritores del Paraguay (SEP)

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Movimiento Jahai Ára Pyahu

Escribamos un nuevo tiempo

Queridas amigas escritoras y queridos amigos escritores del Paraguay:

Destacados colegas de las letras nos piden asumir el desafío de encabezar una lista para pugnar por la comisión directiva de la Sociedad de Escritores del Paraguay (SEP), en la próxima asamblea del 27 de julio, con el propósito de trabajar junto con un dinámico equipo por el sostenimiento de nuestra entidad.

La lista que proponemos es la siguiente:

Presidente: ANDRÉS COLMÁN GUTIÉRREZ
Vicepresidente: SUSY DELGADO

MIEMBROS DE LA  COMISIÓN DIRECTIVA
MARÍA EUGENIA AYALA
MARCOS IBÁÑEZ
JULIO SOTELO (de la filial Itapúa)
JOEL RECALDE (de la filial Alto Paraná)
MARIO RUBÉN ÁLVAREZ
MIRTA ROA
OSVALDO GONZÁLEZ REAL
ALCIBIADES GONZÁLEZ DELVALLE
MILIA GAYOSO MANZUR

SÍNDICOS:
Titular: CLOTILDE CABRAL
Suplente: LISANDRO CARDOZO

Desde su fundación en octubre de 1987, nuestra organización tiene una rica trayectoria en la historia cultural del Paraguay, en la defensa de los intereses gremiales, la promoción del arte en general y literario en especial, que reconocemos y deseamos engrandecer.
-Buscamos dar continuidad a los muchos proyectos implementados por las anteriores comisiones directivas y responder a las nuevas exigencias de la creación y difusión de obras literarias, en una era de nuevas plataformas de difusión.
-Trabajaremos por perfeccionar la legislación de protección de los derechos autorales, por abrir nuevos canales de difusión y proyección de la obra de los escritores paraguayos a nivel internacional.
-Impulsaremos el diálogo y la unión de autores de diversas formas de creación, antiguas y nuevas, populares y urbanas, buscando acercar a quienes aún no tienen contacto con nuestra sociedad y sumar aportes que ayuden a dinamizar las acciones de nuestro gremio.
-Pondremos especial énfasis en proseguir con un mayor rescate y valorización de nuestra cultura con raíces indígenas, impulsando la creación literaria y artística en nuestra lengua guaraní y en otras lenguas de nuestros pueblos originarios, como en el reconocimiento de expresiones nuevas de los creadores más jóvenes.
-Llegamos hasta ustedes con nuestras propuestas y les pedimos su apoyo, su voto, su participación, para hacer realidad lo que pregona el nombre de nuestro movimiento: Jahai ara pyahu, escribamos un nuevo tiempo.

Asunción, julio de 2018.

Las reinas de nuestra familia

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Hortensia Espinoza y Luisa Gutiérrez son las dos hermanas de mi madre que siguen vivas, exponentes de una estirpe de mujeres que sostuvieron a una gran familia, desde la época de las residentas y destinadas de la Guerra del 70, en nuestro querido pueblo natal Yhú, Caaguazú.
La historia inicia con María Ana Paredes de Villagra, mi bisabuela, la mujer yhuense mencionada en las memorias de Madame Teodora Dupratt de Laserre, como la heroína que desafío las prohibiciones para brindar ayuda humanitaria a las destinadas que llegaron a Yhú en marzo de 1869, enviadas en confinamiento por el Mariscal López, donde permanecieron hasta setiembre del mismo año, confinadas en un campo que queda a la salida del pueblo, conocido como Destinadas campamento kue, para luego seguir viaje hasta Espadín.
La hija de María Ana, María Abdona Paredes (Ña Doña), mi abuela materna, se casó y enviudó dos veces. Primero con Eliezer Espinoza, con quien tuvo 9 hijos: Blas (Pachito), Obdulia (China), Sixto, Víctor Eloy, Solano, Deolinda, María Dorila (Pochó), María Teresa y Hortensia. Tras la muerte de su primer marido, se casó con Pío del Rosario Gutiérrez, con quien tuvo tres hijos más: Luisa, Pío del Rosario (Tatito) y Nilda (nuestra mamá).
También hay otra línea de hermanos Espinoza, por parte del primer abuelo Eliezer. En esta línea, nuestros queridos tíos son: Gregorio (Gollo), Manuelito, Salvador, Julián, Emilio.
Como en gran parte de la historia paraguaya, son las mujeres las que sostuvieron y sostienen a nuestra numerosa y disgregada familia, criando hijos ante las ausencias masculinas -muchas veces dolorosa por guerras, asesinatos, conflictos-. Son nuestras heroínas.
El fin de semana entre junio y julio, los parientes de varias generaciones de Espinoza y Gutiérrez nos hemos reunido en nuestra amada patria chica, el modernizado y ecológico Yhú, para rendir homenaje a estas dos reinas. El pretexto fue el 93 cumpleaños de Tía Hortensia y una previa del cumple 87 de Tía Luisa (que será en agosto). Una fiesta hermosa, familiar y multitudinaria, que permitió conocernos y reconocernos.

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(Las fotos son de Desirée Esquivel).

Parte de la familia Espinoza-Gutiérrez, en la noche de homenaje a las tías.

Luisa Gutiérrez y Hortensia Espinoza, en la calle principal de Yhú.

Plaza y portal de entrada a Yhú, desde San Joaquín.


Paraguay en el cómic: Black Panther y Wonder Woman salvan a Asunción

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De los muchos espacios posibles, un súper héroe (Black Panther o Pantera Negra)  y una súper heroína (Wonder Woman o La Mujer Maravilla), célebres personajes de la dos editoriales de cómic más grandes del mundo, la Marvel y la DC Comics –que recientemente vivieron el estreno de sus primeras grandes películas, con muy buena recepción de crítica y público-, han elegido coincidentemente a la ciudad de Asunción como lugar de sus aventuras. Hasta entonces, Paraguay casi no ha sido escenario de grandes producciones del cómic internacional.


Andrés Colmán Gutiérrez - @andrescolman

Es noviembre de 2017. En la capital del ficticio reino sudafricano de Wakanda, el rey T'Chaka informa a su hijo, el príncipe T'Challa (quien lleva pocas semanas de asumir el manto del súper héroe y defensor de su pueblo, Black PantherPantera Negra) que en un lejano país sudamericano llamado Paraguay, y más concretamente en la capital, Asunción, un grupo de mercenarios mantienen capturados a varios rehenes, entre los que se encuentran dos turistas wakandianos.
T’Challa debe partir de inmediato hasta Asunción para rescatar a sus compatriotas. Al abordar la nave se encuentra con la guerrera Okoye, líder de la Dora Milaje (la guardia personal del gobernante de Wakanda), quien ha sido instruida por el rey para acompañar al príncipe, protegerlo y a la vez controlar su desempeño.
Así comienza Black Panther: Prelude, una saga en historietas o cómic book en dos partes, que la prestigiosa editorial Marvel de Estados Unidos lanzó en octubre y en noviembre de 2017, con guion de Will Corona Pilgrim, dibujos de Anapaola Martello y colores de Jordan Boyd, como una historia de introducción (o preludio) a la película Black Panther de la Marvel Studios, que se estrenó en febrero de 2018,  dirigida por Ryan Coogler y protagonizada por Chadwick Boseman, Michael B. Jordan, Lupita Nyong'o, Danai Gurira, Martin Freeman, Angela Bassett, Forest Whitaker y Andy Serkis, entre otros.
La historia del cómic tiene directa relación con la película y lo curioso es que se haya elegido a la ciudad de Asunción como el escenario para la historia que dispara la trama, ya que el Paraguay ha aparecido muy raras veces como espacio de aventuras para las grandes producciones del cómic internacional.
En la primera entrega de Black Panther: Prelude, Anapaola Martello dibuja como ícono reconocible de la ciudad al histórico edificio de la Estación Central del Ferrocarril Carlos Antonio López, construido en 1859 por los arquitectos Alonso Taylor (inglés) y Alejandro Ravizza (Italiano). Los autores de la serie ubican en un edificio próximo a la estación el lugar donde los mercenarios mantienen cautivos a sus rehenes.
Unos cuadros más adelante, en horas de la noche, la nave de Black Panther sobrevuela el cielo de Asunción y desde el aire se distingue perfectamente la forma del también histórico Palacio de López, sede del Gobierno, junto a la Bahía.
Luego la nave se posiciona encima de la Estación del Ferrocarril y se ve descender al súper héroe y su compañera Okoye, iniciando una pelea con los mercenarios, para liberar a los rehenes. La persecución de los villanos se extiende hasta un muelle en el puerto de la ciudad, en donde la rigurosidad de la documentación del dibujante ya no es tan estricta, porque el muelle parece más marítimo que el que existe sobre el río Paraguay.  

Black Panther: Prelude, de la Marvel Comics
Otra visita, esta vez de Wonder Woman.

La inclusión de Asunción como escenario de otra aventura súper heroica se repite en junio de 2018, cuando la editorial norteamericana DC Cómics, principal competencia de la Marvel, lanza la revista Wonder Woman #49, cuarta entrega de la saga Wonder Woman: The Dark Goods(La Mujer Maravilla: Los dioses oscuros). La historia lleva guion de James Robinson, dibujos de José Merino y colores de Rómulo Fajardo Jr.
La saga se inició en mayo de 2018 en la revista Wonder Woman #46, con la aparición de unos extraños nuevos dioses griegos que llegaron a la tierra, conocidos como Los Dioses Oscuros, liderados por el Rey Best, con otros integrantes como Karnell, Savage Fire, Mob God y el Dios Sin Nombre, quienes empiezan a atacar y a destruir varias ciudades del planeta.
Junto a su hermano Jason y su compañero Steve Trevor, con otros aliados, como la también heroica Supergirl, la Mujer Maravilla los enfrenta en varios escenarios.
En la parte final del cuarto episodio, cuando Diana se encuentra en la nave de Steve Trevor, recibe la confirmación de que su hermano Jason está luchando contra una de los dioses oscuros, la poderosa Savage Fire (Fuego Salvaje) sobre el cielo de la capital del Paraguay, Asunción.
Un cuadro panorámico muestra un paisaje muy reconocible del centro histórico de Asunción, con el edificio del Banco Nacional de Fomento (frente a la Plaza de la Democracia) ardiendo en llamas. Más atrás, el rascacielos del edificio San Rafael también sufre los daños del ataque. Gran parte de la ciudad se muestra afectada por el fuego y el humo.
La Mujer Maravilla vuela raudamente y llega hasta Asunción. Esta vez, el cuadro panorámico muestra una vista aérea de la nueva zona comercial top de la ciudad, con los modernos edificios del World Trade Center (Centro de Comercio Mundial), también ardiendo en llamas.
En seguida, Wonder Woman es atacada por su hermano Jason, quien aparentemente está bajo control mental de los dioses oscuros y ella cae en una zona de verdes serranías, que podría ser perfectamente la zona de cordilleras próxima a la capital. El capítulo concluye con una Mujer Maravilla caída en territorio paraguayo. El desenlace se conocerá en Wonder Woman #50.

Escena de Wonder Woman #49 y foto gentileza.
Visibilidad en el gran mercado del cómic

No existen aún datos acerca de las razones por las que los guionistas, dibujantes y editores de ambos personajes estrellas de las dos editoriales de cómics más importantes de mundo decidieron tomar a Asunción como escenario para sus recientes aventuras.
El dibujante Carlos Arguello, quien dibujó obras con el popular personaje Tarzán para editoriales norteamericanas, cree que alguno de los artistas ha visitado Asunción y por eso decidieron usar a la ciudad como escenarios. Otros colegas consideran que simplemente necesitaban ambientar la aventura en algún lugar lejano y exótico de Sudamérica y la capital del Paraguay les pareció una opción válida.
Tanto Arguello como su colega Dany Zayas, que compartieron los primeros datos sobre estas publicaciones en el grupo  Cómic en Paraguay de la red social Facebook, consideran que la inclusión de paisajes asuncenos en las revistas de ambos personajes, que gozan de mucha popularidad a nivel mundial, le otorga mayor visibilidad a nuestro país y hasta podría ser un punto de apoyo para dar a conocer la obra de creadores del cómic nacional.
“Paisajes urbanos de Asunción, Paraguay, en los cómics internacionales. ¡Existimos!”, posteó por su parte el guía de turismo Mario Ricardo Martínez Cáceres.

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Aquí se puede leer la revista "Black Panther: Prelude #1".


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Aquí se puede leer la revista "Wonder Woman #49".



Las destinadas en Yhú: Operación rescate de una historia olvidada

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Más de 2.000 personas fueron confinadas por el mariscal López en 1869. El lugar estuvo perdido por mucho tiempo. A 150 años, el Municipio busca convertirlo en patrimonio histórico y sitio de atracción. Además, una historia en cómic relata esa poco conocida epopeya.  

Andrés Colmán Gutiérrez @andrescolman

Fotos y video: Desirée Esquivel

El 21 de marzo de 1869, en los meses finales de la Guerra de la Triple Alianza (1864-1870), un contingente de 2.021 personas, principalmente mujeres, ancianos y niños, empezaron a llegar a la entonces lejana villa de Yhú enviadas en confinamiento por el mariscal Francisco Solano López, por ser familiares de los presuntos traidores, juzgados en los tribunales de sangre de San Fernando.
“A todas las traidoras que iban llegando a Yhú, el juez de paz les anotaba minuciosamente en un libro y les notificaba que bajo ningún pretexto podían alejarse del pueblo a la distancia de una legua, en todas las direcciones, so pena de ser consideradas como desertoras y penadas con lanceamiento”, relata Héctor Francisco Decoud, quien era un niño de 10 años cuando acompañó a su madre Concepción Domecq y a otros familiares en el largo calvario.
Las destinadas permanecieron en Yhú desde marzo hasta setiembre de 1869. El sitio del caserío en donde fueron ubicadas quedó en los relatos orales como Destinada Campamento Kue, pero su ubicación se había perdido en la memoria colectiva.
Tras la publicación de una historieta de Andrés Colmán y Enzo Pertile en el álbum de cómic Epopeya Guerra Guasu en 2016, Eladio Jara, padre del actual intendente municipal de Yhú, Arturo Jara Espinoza, ayudó a encontrar el sitio, un campo desolado a 3 kilómetros del centro urbano, al costado de la flamante ruta 13. 

Así se ve actualmente el lugar donde estuvo el campamento de las destinadas, en Yhú.
RESCATE. “Es una parte de la historia de la que no se quería conocer tanto, hasta hace poco. Ahora los jóvenes tienen otra visión y es necesario rescatar esta memoria”, dice el intendente Jara, quien busca recursos y apoyo para convertir el lugar en patrimonio histórico y en un sitio de atracción.
"La idea es construir un monumento recordatorio sobre la ruta 13, a la entrada de la ciudad, frente al lugar donde estuvo el campamento, y poder inaugurarlo en el 2019, cuando se cumplirán los 150 años del paso de las destinadas por Yhú”, destaca.
 Eusebio Jara, bisabuelo del intendente, era un niño que pudo presenciar el episodio de las destinadas en 1869 y fue su relato oral, transmitido a sus descendientes, el que ayudó a ubicar el sitio exacto donde estuvo el campamento, al igual que un antiguo cementerio en las cercanías de la Laguna Verá, un espejo de agua que actualmente es también un sitio de atracción natural en las afueras de Yhú.

HEROÍNA. Junto a la puesta en valor del antiguo campamento de las destinadas, las autoridades también buscan rescatar la figura de María Ana Paredes de Villagra, una pobladora yhuense de la época, que es mencionada en las memorias de la madama francesa Dorotea Duprat de Lasserre, una de las sobrevivientes de aquel episodio, como una mujer que desafió las prohibiciones para brindar ayuda humanitaria a las cautivas en la “cárcel sin murallas”.
En sus apuntes, publicados por primera vez en 1871, madama Dorotea relata: “Nunca me olvidaré de esa campesina, de maneras nobles y bondadosas, reuniendo en sí todas las cualidades de una gran señora, que aunque en camisa y haciendo toda clase de trabajos puede sin recelos ocupar un buen lugar en un palacio. Me la figuro siempre con su sonrisa buena y su porte gracioso y majestuoso a la vez, trayendo a mamá el almuerzo a la cama. La mujer que describo es una paraguaya, una excepción, se llama María Ana Paredes de Villagra, nacida y criada en Yhú. Esa mujer me hizo pasar el tiempo sin sentirlo”.
Yhú, a 50 kilómetros de la ciudad de Caaguazú, pudo romper el aislamiento de largas décadas con la culminación del asfaltado de la ruta 13, que se conoció como “la ruta de la mentira” por las promesas incumplidas. La vía conectará con la ciudad de Ypejhú, Canindeyú, en la frontera con Brasil.
Recuperar nuestra rica historia de la época de la Guerra Guasu nos permitirá ofrecer nuevos atractivos a los visitantes”, sostiene Arturo Jara.

Con Arturo Jara Espinoza, intendente municipal de Yhú, en la histórica Laguna Verá.
Portal de entrada a la ciudad de Yhú, desde a ruta que llega de San Joaquín.
RESIDENTAS 
Una historia en cómic, con guion de Andrés Colmán Gutiérrez, dibujos de Enzo Pertile y colores de Edgar Arce, publicada en el álbum Epopeya Guerra Guasu en octubre de 2016, bajo la edición de Javier Viveros.  














Adiós al "Citizen Kane" paraguayo

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El periodismo paraguayo era gris, despersonalizado y desapasionado... hasta que apareció el diario ABC Color en 1967.
Su director y propietario, el empresario Aldo Acero Zuccolillo, no sólo introdujo el entonces moderno sistema de impresión offset, el tamaño tabloide y el uso del color, sino también la modalidad del ejercicio profesional de la comunicación.
Aunque nació bajo la sombra protectora de la dictadura stronista, ABC Color paulatinamente empezó a despegarse hasta volverse el más incómodo medio opositor. Y en aquel periodismo crecientemente crítico que ejercían en sus páginas queridos maestros como Alcibiades González Delvalle o Jesús Ruiz Nestosa, no solamente nos inspiramos quienes seríamos los periodistas de las siguientes generaciones, sino los propios periódicos que nacerían como su competencia -Última Hora, Hoy, Noticias...- serían creados a imagen y semejanza o reflejo deformado de ABC Color.
Aldo Zuccolillo fue nuestro Citizen Kane, aquel peculiar personaje que el cineasta norteamericano Orson Welles inmortalizó en una célebre película, inspirada en el poderoso magnate de la prensa William Randolph Hearst. Nadie como él supo construir poder desde la prensa y ejercerlo cotidianamente, para bien o para mal. Como las grandes personalidades de nuestra historia, supo inspirar pasión, odio, temor, admiración... y forjó una línea editorial esencialmente conservadora pero implacable en sus objetivos.
Con la muerte de Acero se cierra un ciclo no sólo de la historia del periodismo paraguayo, sino de la historia contemporánea del Paraguay. Su legado queda patente en un conglomerado de medios con mucha inversión y apuesta al futuro, pero al que le faltará su presencia omnisciente en la Redacción, impartiendo líneas, dirigiéndo campañas, pero principalmente contagiando con su energía y con su peculiar manera de entender el periodismo.
En los 40 años de Última Hora lo habíamos elegido entre los 40 protagonistas de este tiempo histórico. De esa publicación es el recorte que ilustra estas líneas.
A la familia Zuccolillo y a los colegas de ABC Color nuestras respetuosas condolencias...


Desmontando Curuguaty: El filme que demostró la farsa del Caso Marina Cué

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El miércoles 25 de marzo de 2015, con mucha repercusión en los medios de comunicación y en la sociedad paraguaya, se estrenó oficialmente el filme documental Desmontando Curuguaty, que con una técnica de reportaje periodístico investigativo demostró la tremenda farsa jurídica de la investigación fiscal y el proceso judicial sobre la masacre de Marina Cué, ocurrida en junio de 2012, con un saldo de 11 campesinos y 6 policías muertos baleados, y que justificó el golpe parlamentario que derrocó al presidente Fernando Lugo.
Varios meses antes del juicio oral contra los campesinos de Curuguaty, respondiendo a una convocatoria del Servicio Paz y Justicia del Paraguay (Serpaj-Py), me tocó trabajar como guionista de la película dirigida por el cineasta Osvaldo Ortiz Faimann, siguiendo la línea de algunas notas periodísticas que en su momento publiqué en Última Hora, como este artículo.
Bajo la coordinación general de Cristina Coronel, directiva del Serpaj-Py, el filme cuenta con la participación especial del investigador y analista político Alfredo Boccia Paz, fotografía de Pascual Glauser, producción de Bebu Dujak, posproducción de Armando Aquino, música original de Rolando Chaparro y José Bogado, bajo la producción audiovisual de Puatarara Films
Con una duración de 25 minutos, en un estilo de cine político y documental periodístico, nos propusimos desmontar la historia oficial, punto por punto, buscando que la gente saque sus propias conclusiones.
Tres años después, ahora que una Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia declaró que el juicio tuvo graves deficiencias y anuló las condenas de los campesinos presos de Curuguaty, dejándolos en libertad, vale la pena volver a ver Desmontado Curuguaty.

La batalla de Acosta Ñu: el mayor holocausto infantil de América

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“La Patria era un río de sangre desbordada
y llegaron aún más días insaciables
insatisfechos de muerte y agonía
¡…y llegó Acosta Ñu!
donde murieron los pájaros del mundo
donde la risa infantil quedó cuajada en mil charcos de sangre adolescente
donde la Patria envejeció cien años
por la muerte de los niños combatientes….”
(Rafael Paeta, canción Los niños mártires de Acosta Ñu).


¿Cómo narrar el heroísmo y el horror de una batalla tan épica, tan trágica, tan inabarcable…?
¿Será que alcanzan todos los muchos libros, los testimonios, los relatos populares, los poemas, las canciones, los documentos históricos… para poder aproximarse a la verdad de una de las epopeyas más emblemáticas del Paraguay, que a un siglo y medio después de haber sucedido todavía vibra y duele en el alma y en la piel de cada uno de los habitantes de esta desgarrada y mediterránea geografía…?
¿Dónde acaba la historia y comienza la leyenda…?
¿Cómo narrar Acosta Ñu…?

Era un amanecer con olor a pólvora y presagios de muerte, el de ese día 16 de agosto de 1869.
Tras una larga y penosa marcha, durante toda la noche, a través de los montes de Caacupé, el ejército casi espectral de niños, ancianos y mujeres, al mando del general Bernardino Caballero, estaba llegando hasta un gran descampado, en las afueras de Barrero Grande, conocido popularmente como Ñu Guasú, al que los militares e historiadores brasileños llamarán por su traducción del guaraní, Campo Grande.
La zona desde el estero Ypucú hasta el arroyo Piribebuy era conocido con ese nombre, Ñu Guasú, y el sector desde el Piribebuy hasta el inicio de la selva en Caaguy Yurú se denominaba Acosta Ñu (el campo de Acosta), porque en tiempos de la colonia española, la vasta propiedad había pertenecido a un ciudadano portugués, llamado Juan Blas de Acosta Freyre, ex regidor y alcalde provisional de la ciudad de Asunción.
Así lo precisa el historiador Andrés Aguirre, señalando que por un error introducido en un poema escrito por el sacerdote Juan B. Tounedou, primer director del Colegio San José, “A los niños muertos de Rubio Ñu”, durante mucho tiempo se repitió el error de llamar también Rubio Ñu al lugar de la batalla. En realidad, Rubio Ñu era otro campo, distante a unos 10 kilómetros al este del lugar donde se libraría el desigual combate, parte de las ex tierras de Acosta, adquiridas por un ciudadano porteño, llamado Miguel Rubio.
Varios historiadores de la época ayudaron a originar la confusión, al dar varios nombres al lugar donde se libraron los combates. El general Francisco Isidoro Resquín lo llama campo de Barrero Grande. El coronel Juan Crisóstomo Centurión lo denomina indistintamente Ñu Guasu, Rubio Ñu o Díaz Cue. El historiador Juan E’Oleary fue quien más contribuyó a la confusión, llamándolo Campo Grande o Rubio Ñu. Hasta un regimiento de infantería de la Fuerzas Armadas y un popular club de fútbol llevarían luego el nombre equivocado de Rubio Ñu.
Recién en 1948, el historiador Andrés Aguirre logró que el decreto N° 27.484 del Poder Ejecutivo,  el mismo que estableció el 16 de agosto como Día del Niño, dictamine: “Sustitúyese la palabra Rubio Ñu por la de Acosta Ñu, como lugar de la homérica batalla librada por los niños paraguayos, el 16 de agosto de 1869, bajo el comando del ínclito general Bernardino Caballero”. 
Pero en esa mañana del 16 de agosto, sería el campo de Acosta Ñu el principal escenario de una terrible batalla, que iba a volverse legendaria.
Desde el sector aliado, ya en la noche anterior, el mariscal brasileño Victorino Carneiro Montero había dispuesto que el general Carlos Resin establezca un campamento a la entrada de Barrero Grande, con su división de infantería, artillería y artillería ligera, para cortar el avance de las tropas del general Caballero.
Al mismo tiempo, ordenó que el general José Antonio Correia da Cámara, al frente de su caballería de 10.000 hombres, se dirija hacia Caraguatay, en persecución del mariscal Francisco Solano López y sus tropas.
Mientras, el propio Carneiro Montero se moviliza con sus hombres a ocupar Pindoty, a una legua de Caaguy Yurú, en el sitio hoy conocido como Isla Pucú, elegido como un lugar estratégico desde donde dirigir y respaldar las acciones bélicas.
Desde Caacupé y Piribebuy, detrás de las tropas de Caballero avanzaban otras poderosas divisiones del ejército aliado, directamente al mando de su máximo comandante, Luis Filipe Gastão de Orléans, el conde d’Eu.
Cuando el fantasmagórico ejército del general paraguayo, tras cruzar el estero de Ypucú, salió en horas del amanecer al campo de Acosta Ñu, ya estaba atrapado entre dos grandes flancos de tropas enemigas, que se iban abriendo, con la intención de rodearlo por completo. 
Tras cruzar el Ypucú, Caballero y sus hombres salieron por un lugar llamado Díaz Cue, a unos 8 kilómetros del arroyo Yukyry, y un poco más allá, muy cerca, lo esperaba el arroyo Piribebuy, que se une a un par de kilómetros con el Yukyry. A su izquierda, a cierta distancia, sobresalía el alto promontorio del cerro Itakyty y más allá el cerro Tapiaguaré, hoy conocido como el Cerro de la Gloria.
El combate era prácticamente inevitable.
Aunque Caballero intentó varias maniobras para tratar de cruzar más rápido el vasto territorio de Acosta Ñu y poder alcanzar el bosque tras Caaguy Yuru, para intentar escapar al cerco, sabía que la lentitud de su expedición, además de su exigua tropa compuesta principalmente por niños y con armas muy precarias, lo volvía sumamente vulnerable, principalmente en un campo abierto, donde iba a tener que franquear los dos arroyos. Que el enemigo lo alcance, desde cualquier dirección, era solo una cuestión de tiempo.
“Caballero comprendió, desde el primer momento, que no podía luchar contra una fuerza tan enormemente superior en número a la suya. Si lo hizo fue porque, a fuerza de militar pundonoroso, se veía obligado por el deber a defender la retaguardia del resto de nuestro ejército, y también porque, rodeado como estaba por todos lados de fuerzas enemigas, no le quedaba otra alternativa, en la absoluta imposibilidad de continuar su marcha de retirada”, señala el coronel Juan Crisóstomo Centurión.    

Recreación de la Batalla de Acosta Ñu, en el mismo sitio del enfrentamiento, 149 años después.
La historia y la leyenda

No había otra alternativa que prepararse para el combate.
Es aquí donde la historia se confunde con la leyenda, principalmente en lo concerniente la caracterización que presuntamente asumieron los niños soldados, buscando disfrazarse de combatientes adultos, para buscar engañar al enemigo.
Sin dar muchos detalles que certifiquen que aquello realmente ocurrió, varios historiadores repiten lo que los relatos orales transmitieron insistentemente, a nivel de la cultura popular, durante los tiempos que siguieron a la Guerra: Que los niños de Acosta Ñu se pintaron barbas postizas para intentar hacerse pasar por adultos y tratar de engañar al enemigo, o que muchos portaban fusiles de utilería, tallados de madera, para hacer creer que tenían armas de fuego.
El historiador Efraím Cardozo, en sus Efemérides de la Historia del Paraguay, es uno de los que sostienen que “algunos niños se pusieron barbas postizas, para simular una edad que no tenían”.
En los relatos de primera fuente, como el del general Centurión, no hay casi referencias a las barbas postizas, ni a las armas simuladas. Por el contrario, existen varios testimonios de que el alto comando brasileño poesía informes de inteligencia y datos muy precisos acerca de la real conformación del ejército de Caballero. Ni las presuntas barbas postizas, ni las presuntas armas de madera, en caso de que hubieran existido, habrían podido engañarlos. Es decir, sabían muy bien que en su gran mayoría eran niños y adolescentes, y aun así cargaron contra ellos, con toda la saña exterminadora de la que fueron posibles. Eso es lo realmente terrible.
Acerca de las armas, Aguirre detalla que casi todos los soldados paraguayos tenían armamentos básicos y precarios; pesados y antiguos fusiles de chispa, media docena de cañones de avancarga, lanzas y sables. A gran diferencia, los aliados contaban con los modernos fusiles de repetición “a la minié”, además de cañones de retrocarga y bayonetas.
El propio comandante en jefe brasileño, el Conde d’Eu, lo reconoció en su diario de guerra: “Nuestros fusiles a la minié llevaban la muerte hasta a sus reservas, al paso que nuestros soldados más avanzados poco perjuicio sufrían”.

Recreación del éxodo a través de Acosta Ñu. Madame Lynch y las Residentas.
Aquellos niños soldados…

Esa mañana, los niños soldados habían desayunado una pobre ración de mbokaja (coco) y avati maimbe (maíz tostado), según el relato del veterano cabo Cipriano Crispiniano Franco, quien fue uno de los sobrevivientes.
Poco se ha escrito sobre la identidad de aquellos menores obligados a ser adultos de manera tan violenta, que es bueno rescatar algunos casos más conocidos.
Quizás el más célebre de los combatientes de Acosta Ñu fue Emilio Aceval, quien tenía 15 años de edad, cuando le tocó combatir en la  legendaria batalla. Oriundo de Asunción, Emilio fue enrolado y llegó a ser sargento mayor, a la edad de 14 años. Sobrevivió a los combates y fue hecho prisionero en  Acosta Ñu y trasladado a Asunción, donde sufrirá la tristeza de ver su hogar ocupado y prácticamente destruido por los soldados aliados. Fue protegido y adoptado por una familia, que lo lleva a vivir a Corrientes. Años más tarde, pudo ingresar al Colegio Nacional de Buenos Aires. Aceval llegó a ser presidente de la República entre 1988 y 1902, y luego senador nacional.
El cabo Lisandro Amarilla tenía 12 años de edad, cuando entró en combate en Acosta Ñu. Fue jefe militar de una compañía del Batallón Joven. Es recordado como un niño soldado de gran heroísmo, que acostumbraba alentar a sus compañeros con consignas en guaraní: “¡Neike mitá! ¡Ja hechaukake umi enemigo rembyrépe na i kuimba’eveiha ñande hegui! ¡Pe hesyvoke, há pe hesyvoporake…! (¡Vamos, chicos! ¡Demostremos a estos restos de enemigos que no son más hombres que nosotros! ¡Clávenles, y clávenles bien…!”.
Juan Pío Prieto, nacido en Pilar el 5 de mayo de 1855, tenía 13 años cuando se vio envuelto en la batalla de Acosta Ñu. Ya había luchado antes en Ytororó y Lomas Valentinas. Tras sobrevivir y caer prisionero, fue mantenido cautivo en el Campo de la Gloria, pero logró huir y dirigirse de vuelta a su pueblo natal, donde se dedicó a ejercer la docencia. Uno de sus hijos, que se volvió ilustre, se encargó de rescatar y contar su historia.
Son solo algunos nombres, rescatados del vendaval del olvido…

El primer ataque

Cerca de las 8 de la mañana, el sector de la retaguardia del ejército de Caballero, que estaba bajo el mando del coronel Ángel Moreno y su segundo, el comandante Bernardo Franco, recibe el primer ataque, al ser alcanzado por la vanguardia de las tropas imperiales, comandado por el general brasileño Vasco Alves Pereira.
“La guerrilla enemiga inició un recio tiroteo con la nuestra. Moreno envió entonces a su ayudante, el alférez (Estanislao) Leguizamón, a dar parte al general Caballero, que estaba en un punto llamado Cerrito”, destaca Centurión.
Caballero le responde con instrucciones de que emplace sus dos bocas de fuego, mientras Franco, al frente de la División VI de Veteranos de Infantería, debía extenderse por  el campo.
El mandato es “aferrarse al terreno, reteniendo el empuje aliado con máximo vigor, para dar tiempo al Centauro (Caballero), a tomar posiciones en las cercanías del Yuquyry”, apunta Aguirre.
Centurión agrega que Caballero también le indica a Moreno que no podía enviarle ninguna reserva de apoyo, porque apenas tenía hombres para cubrirse, y que resista por su cuenta, tratando de no dejarse envolver por las tropas enemigas. Además le comunica lo que ya era una cuestión inexorable: “En el caso extremo de verse envuelto, sería necesario formar el cuadro de táctica y defenderse hasta sucumbir honrosamente”.
Desde atrás de las líneas, desde el camino que llega desde Piribebuy, el conde d’Eu apura su marcha, con el grueso de su ejército, para apoyar el primer ataque de Vasco Alves.
En la retaguardia del ejército paraguayo, el combate seguía arreciando. Los niños soldados, entre ellos los alumnos de la escuelita de Pirity, del maestro Clemente Medina, recibían su bautismo de fuego.
Obedeciendo las instrucciones de Caballero, Moreno dio la orden de retirarse del combate, en medio del fuego cerrado, en dirección hacia el arroyo Yukyry
-¡Una descarga..! ¡Tercerola a la espalda! ¡Sable o lanza en mano! ¡Marchen…!–era la orden que les impartían los jefes a los niños soldado, recuerda Cipriano Crispiniano Franco.
Es en ese momento, cuando el comandante Bernardo Franco, el segundo al mando, desobedece la orden de prudencia en la retirada, se acerca demasiado hacia el fuego enemigo y es alcanzado por un certero disparo de fusil en la cabeza, que lo derriba inerte de su cabalgadura.
La noticia de la muerte de uno de sus más altos y valerosos oficiales le llega a Caballero, quien ordena que rescaten el cadáver de Franco y no lo dejen a merced del enemigo. Un equipo de veteranos se encarga de la misión casi suicida, y en medio de una lluvia de velas, cavan una tumba y sepultan al comandante Franco, a orillas de un arroyo.
“Desde entonces, una alta cruz de madera señala en la inmensidad la tumba del héroe, única señal del recuerdo que florece en la tierra de la tragedia más honda de nuestro pueblo”, apunta Andrés Aguirre.
 
Otra secuencia del enfrentamiento, recreado en el mismo campo de batalla.
 El sangriento cruce del arroyo Yuquyry

Los casi 20.000 soldados del ejército aliado ya han llegado totalmente a Acosta Ñu y el Conde d’Eu inicia el operativo tan esperado, en busca de acabar con las tropas de uno de los principales oficiales del mariscal López.
El comandante brasileño distribuye sus fuerzas en dos columnas yuxtapuestas, frente a las líneas paraguayas. A la derecha se ubica la Segunda Brigada de Infantería de Valporto, con la batería de Murao Pinheiro. A la izquierda, la Sexta Brigada, de Lorenzo de Araujo. La caballería de avanzada de Alves cubre los flancos  y una parte del 13° Cuerpo cubre el centro de la línea de ataque, según precisa el historiador brasileño Tasso Fragoso. También un grupo de la Legión Paraguaya ataca a sus compatriotas, como parte del ejército aliado, desde la izquierda.
El general Bernardino Caballero no tiene tiempo para fortificarse. “Enfrenta a cuerpo gentil a las veteranas tropas aliadas, numerosas como arena, las que, abiertas en forma de abanico, avanzan con designio de atenazarlo”, relata Andrés Aguirre.
El conde d’Eu combina con el general Enrique Castro, jefe de las fuerzas orientales, un ataque desde la izquierda, mientras ordena a Deodoro que ataque con otra brigada desde la derecha.
Caballero percibe que el ataque desde distintas direcciones busca su arrollamiento, antes de alcanzar su objetivo de cruzar el Yuquyry, entonces se ve forzado a situar su tropa en orden de batalla, en forma paralela a la corriente del arroyo, para modificar luego su línea en forma perpendicular.
“Con esta diestra evolución, logra su propósito: Eludir el asedio y lograr el cruce del Yukyry, de su tropa y carretería, en las cercanías de la confluencia con el Piribebuy”, sigue Aguirre.
Las maniobras se producen en medio de una encarnizada batalla, que lleva casi todo el resto de la mañana. El cruce se da a través de un precario puente y gran parte cruzando por el agua, que no es muy profunda.
La visión que da el Diario del Ejército del Conde d’Eu sobre este momento, es el siguiente: “El general Caballero intentó entonces, con éxito durante algún tiempo, hacer un movimiento perpendicular a su primera posición. Calando su artillería de la izquierda y reforzando la de la derecha, cubrió uno de sus flancos y después de tres horas de lucha, consiguió establecer dicha línea perpendicular, con el fin de desfilar junto al bosque y así ganar fácilmente la costa del Yukyry, que había sido transpuesta por la mayor parte de sus carretas”.

La heroica resistencia

El general Bernardino Caballero le pide al coronel Ángel Moreno que apure el avance de la artillería, para cruzar el arroyo Yuquyry y tomar posición en la otra orilla, a fin de proteger el paso del resto de la tropa.
Tras lograrlo, Caballero forma su línea de batalla apoyando el flanco derecho de su ejército en el arroyo Piribebuy, la artillería en el centro y el flanco izquierdo se prolonga hasta muy cerca del curso del mismo arroyo, pero hacia el Este.
Desde el otro lado del Yuquyry, la poderosa artillería de los aliados ha sido emplazada frente al paso, junto al precario puente, apuntando directamente sobre la posición paraguaya.
“Ni bien ha terminado el emplazamiento de las bocas de fuego sobre el puente, cuando la Alianza toma la ofensiva”, destaca Andrés Aguirre.
El general paraguayo se instala a cierta distancia, bajo un árbol de laurel, en un sector elevado conocido como Ypaú, que es como un gran mirador natural. Desde allí, desmontado de su caballo, controla todo el escenario y dirige la batalla.
Es casi mediodía cuando se produce el primer fuerte ataque de los aliados, con una andanada de cañonazos que causa estragos en las fuerzas paraguayas. Los pocos cañones guaraníes responden al fuego, con el mayor ímpetu que pueden.
Los soldados aliados se lanzan al ataque, pero son repelidos por una salva de disparos desde el otro margen del Yuquyry, y luego se producen los primeros encuentros cuerpo a cuerpo, con lanzas, espadas y bayonetas.
“El césped de esmeralda, en las riberas del Yukyry, se tiñe de púrpura de sangre derramada a torrentes”, retrata Aguirre.
Pero la táctica defensiva de los paraguayos consigue repeler el primer ataque.
Los soldados aliados fueron “recibidos con un nutrido fuego de fusilería y artillería, que vomitaba con espantosa actividad sus balas y metrallas, causando estragos en las filas de aquellos, y produciendo como era natural, en el primer ímpetu, gran confusión en ellos”, refiere Juan Crisóstomo Centurión.
La batalla llegaba a su momento culminante, coincide el historiador Hugo Mendoza. “Era ya mediodía, y desde el amanecer la lucha no tenía tregua ni descanso. Se produjo una nueva carga y nuevamente fue repelida por Caballero. El cauce del arroyo quedó colmado de cadáveres. Optó entonces el ejército imperial buscar un vado, para evitar fracasar en otro ataque frontal. Caballero volvió a hacerse fuerte sobre el puente del Piribebuy, conteniendo con todo éxito el avance de sus perseguidores”, detalla.
Desde el otro lado de la historia, el brasileño Augusto Tasso Fragoso, lo confirma: “Los contrataques del enemigo (los paraguayos) producen una fluctuación en nuestra línea”.
El conde d’Eu “brama en los pajares ante los desaciertos de sus legiones, cuyas bayonetas relucientes forman selva, y las cicatea a la infernal hoguera. Le secundan sus ayudantes: Rufino Salgao, Alfredo Taunay, Almeida Castro. Lo propio hace el general Herculano Sánchez da Silva Pedra, quien espada en mano empuja a su tropa. Le sigue Deodoro, en su ejemplo. Emplaza contra el puente cuarenta piezas de artillería”, narra Aguirre.
Y en frente, resistiendo heroicamente, están Caballero y sus niños soldados, junto a un número cada vez más reducido de veteranos.
La protección del puente sobre el Yuquyry se ha vuelto una obra quimérica, como la última fortaleza en el desierto que no se debe dejar caer.

El Mariscal Lopez y los niños de Acosta Ñu. Recreación en el mismo lugar.
 Se consuma el holocausto

Los golpes de suerte del ejército paraguayo no iban a durar mucho.
Poco después del mediodía llega la Cuarta Brigada de Caballería del ejército aliado, al mando del coronel Hipólito Ribeiro, que lanza un fuerte y masivo ataque de flanqueo por el ala izquierda.
El general Caballero busca escapar al encierro, precipitando a sus hombres sobre el arroyo Piribebuy, donde vuelve a tomar ubicación. Caballero establece rápidamente otro puesto de comando en el lugar llamado Cerrito.
“La Alianza, apoyada por la artillería, caballería e infantería, cruza el Yuquyry a paso de carga y se estrella contra nuestros estropeados escuadrones de caballería. Ypaú queda tapizado de cadáveres”, cuenta Andrés Aguirre.
El sol va cayendo lentamente sobre el vasto horizonte del campo de Acosta Ñu.
Son casi las cinco de la tarde.
La hora final.
El momento de mayor crudeza y desigualdad en el combate.
La consumación del holocausto.
Relata el coronel Juan Crisóstomo Centurión: “Las bajas, en lucha tan encarnizada y tenaz, eran considerables de una y otra parte, pero los aliados tenían la ventaja no solo de reponer los muertos y heridos suyos, sino de aumentar el efectivo de sus fuerzas con divisiones que afluían del lado de Barrero Grande: una división por el frente, otras por los flancos y otra por la retaguardia, mientras que las bajas nuestras no eran cubiertas o reemplazadas. De esta manera quedaron envueltas o rodeadas nuestras escasas fuerzas por tres poderosas columnas enemigas. Pero esta circunstancia, a pesar de lo abrumadora que era, no fue bastante a desconcertar a nuestra gente o a infundir el abatimiento en su espíritu, resistiendo hasta las cinco de la tarde”.
Combate cuerpo a cuerpo.
Cacería encarnizada de niños combatientes, por parte de los soldados de la Alianza.
Escuchemos las voces que relatan ese dramático momento:
- “No hay palabras para describir la sublime ofrenda de vidas inocentes”.  (Andrés Aguirre).
- “Millares de bayonetas lidian contra un centenar de lanzas”. (Aguirre).
- “Los jinetes aliados no comprendieron cómo aquellos niños desnutridos, que apenas sí podían cargar sus largos fusiles de chispa, peleaban con tanto frenesí, poseídos por homérica furia”. (Efraím Cardozo).
- “Acosta Ñu es el símbolo más terrible de la crueldad de esa guerra: Los niños de seis a ocho años, en el calor de la batalla, aterrados, se agarraban de las piernas de los soldados brasileños, llorando, pidiendo que no los matasen. Y eran degollados en el acto. Escondidas en las selvas próximas las madres observaban el desarrollo de la lucha. No pocas empuñaron las lanzas y llegaron a comandar grupos de niños en la resistencia”. (Julio José Chiavenatto).
El sol se oculta detrás de los cerros lejanos, mientras los soldados aliados empiezan a prender fuego al campo de Acosta Ñu, provocando un gran incendio.
Un denso olor a pólvora y a carne quemada impregna el aire, mientras los gritos de dolor y de combate se confunden con el estruendo de los disparos y cañonazos.
Pareciera que todo ha llegado a su fin… pero no.
Hay un último batallón, que todavía pelea.



___________
(Del Libro “Acosta Ñu”, de Andrés Colmán Gutiérrez. Colección 150 años de la Guerra Grande. Asunción 2013. Editorial El Lector. Diario ABC Color).

Fotos: Desirée Esquivel y Andrés Colmán Gutiérrez.

Robin Wood en el Sur, donde empezó su aventura de escritor

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La Libroferia de Encarnación, la ciudad de donde partió en los años 60 para forjar su carrera de guionista en la Argentina, homenajeó al autor de DagoNippur de Lagash.


R
obin Wood tenía 17 o 18 años cuando ganó un concurso de ensayos sobre cultura francesa en la ciudad de Encarnación, a inicios de los años 60.
Recién llegado de uno de los tantos obrajes de Itapúa, se presentó a retirar el premio con botas, sombrero y cuchillo al cinto. El acto cultural se realizaba en un lujoso salón cerca de la Plaza de Armas, con miembros de la   sociedad encarnacena que se alarmaron al ver entrar al joven escritor vestido como un peón del yerbal.
Robin cuenta la anécdota como si fuera un relato de aventuras y recuerda que en esa misma ciudad del Sur del Paraguay, su amigo y mentor, el dirigente de la Democracia Cristiana Rómulo T. Merina, le dijo: “Subí al tren y andate a Buenos Aires. Aquí nunca van a valorar tu talento”.
Lo demás es historia conocida. Meses de sobrevivir en pensiones de mala muerte en la capital porteña, changas en las fábricas del conurbano, matricularse en la Escuela Panamericana de Arte, conocer al dibujante Lucho Olivera, escribir a pedido suyo un guion de aventuras sobre un guerrero en la antigua Sumeria, hasta que un lluvioso día de 1966 vio su nombre y el título de su primera historieta en la portada de la revista D’artagnan.
Tras aquel primer exitoso Nippur de Lagashsurgieron otras series memorables: Dennis Martin, Mi novia y yo, Jackaroe, Pepe Sánchez, Savarese, Mark, Dago. Robin se subió a un barco, viajó por el mundo y envió los guiones por correo, llegó a crear cerca de un centenar de personajes y miles de episodios. Ganó los más grandes premios del cómic mundial, como el Yellow Kid en Italia. De vez en cuando regresaba al Paraguay y a la remota Colonia Cosme, Caazapá, donde había nacido en 1944, en el seno de una comunidad de inmigrantes australianos utópicos, con ascendencia inglesa e irlandesa.


De regreso al Sur    

Medio siglo después de aquel viaje inicial, Robin Wood está otra vez en la misma plaza de Encarnación, cerca del lugar donde le dieron su primer premio de escritor. Ahora hay enormes toldos y una gran feria anual en su homenaje, corpóreos con su foto y dibujos de sus personajes, con una misma leyenda que se multiplica en carteles por toda la ciudad: “Robin Wood, la XIV Libroferia de Encarnación es en su homenaje”.
La Editorial Servilibro y la Sociedad de Escritores del Paraguay han decidido reparar una deuda histórica. Hace un par de décadas, Robin quiso acercarse a sus colegas paraguayos de la SEP, pero algún veterano de las letras guaraníes dijo entonces que “no es un escritor, solo hace historietas”. No sabía probablemente que el gran semiólogo italiano Umberto Eco tenía como lectura de cabecera las aventuras mensuales de Dago en los álbumes de cómic, tal como lo confesó en una entrevista, donde también dijo que consideraba a Robin Wood como uno de los mejores autores que publican en Italia.


Reivindicando a Wood

Bernardo Neri Farina y Javier Viveros, anteriores directivos de la SEP, iniciaron la reivindicación de Wood. “Junto con Augusto Roa Bastos, Robin es nuestro escritor más universal y, sin duda, el más leído y admirado a nivel internacional”, dice Bernardo.
La Libroferia de Encarnación fue el marco propicio. En la noche del jueves 6 de setiembre, ante un salón colmado de público, la Editorial Servilibro presentó la versión paraguaya de la  obra Anahí, una historia de cuatro capítulos de la serie Dago, escrita por Wood y dibujada por el argentino Carlos Gómez, en donde el aventurero veneciano llega al Paraguay en épocas de la Conquista española, cae con su embarcación en las aguas de las Cataratas del Yguazú y es salvado por una oscura guerrera india guaraní, que acaba siendo líder de una revuelta contra una tribu amazónica invasora y, finalmente, muere quemada en la hoguera, recreando la leyenda cantada en una popular guarania.
Durante el mismo acto, los directivos de la Sociedad de Escritores del Paraguay lo nombraron socio activo de la entidad y le entregaron la medalla Homenaje a la creación literaria. Habían pasado más de cinco décadas para que Wood se sienta profeta en su tierra y así lo expresó esa noche: “Cualquiera recibe un Oscar o un borrico de oro, pero recibir un premio en Encarnación, que en tu propio país te aplaudan, eso sí es haber tenido éxito en la vida”.
El Ministerio de Educación y Ciencias declaró el álbum de interés educativo.


Pasión por la lectura

La Libroferia de Encarnación, organizada por la Universidad Autónoma de Encarnación (UNAE), como un proyecto de responsabilidad social empresarial, se ha convertido en uno de los espacios más dinámicos e importantes  de expresión de cultura y de pasión por la lectura en el interior del país. Los editores participantes coinciden en que este evento anual en el Sur tiene tanta o más vitalidad que la Feria Internacional del Libro de Asunción.
Durante seis días y noches, unas 27  empresas editoras y locales de libros  expusieron sus obras, más de  50 escritores participaron de presentaciones de textos y encuentros con los lectores, hubo más de 100 actos culturales, incluyendo  conciertos de música, espectáculos de danza y  teatro, talleres,  conferencias,  cursos. Igualmente, unos 36 proyectos de promoción a la lectura participaron de un concurso en donde se  premia  a instituciones  y  líderes  animadores  que desarrollan  proyectos  de  lectura  durante  los  meses  previos    y  los  presentan  al momento de visitar la feria.
Todo este intenso movimiento académico y cultural es algo que generalmente no se ve en otras ferias del país, al menos en la misma dimensión.
“Esta feria desmiente esa creencia de que los paraguayos no se interesan por la lectura o por la cultura. Aquí damos no solamente espacio a los libros, sino también a todas las expresiones artísticas”, destaca la docente Nadia Czeraniuk, rectora de la UNAE y principal organizadora de la Libroferia.
La actividad tiene su proyección en la Libroferia Colonias Unidas, que este año tuvo su tercera edición, a continuación de la de Encarnación, en la ciudad de Bella Vista, Itapúa, del 10 al 12 de setiembre, coincidiendo con el centenario de la próspera colonia creada por migrantes europeos, principalmente, alemanes. Las anteriores ediciones se habían realizado en la colonia Hohenau.
En la Libroferia de Bella Vista estuvo también Robin Wood presentando su obra Anahí. Le costó reconocer el mismo paisaje de la región en que trabajó como obrajero siendo adolescente. De allí surgieron muchas historias incorporadas a las sagas de sus personajes. “Estar aquí es cumplir un ciclo, celebrar los escenarios donde empezó la gran aventura”, admite.



El último reportaje de Pablo Medina

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El 16 de octubre de 2014, el narcotráfico amparado por políticos y autoridades dio su golpe más impactante al asesinar al periodista Pablo Medina y a Antonia Almada. Aunque se ha logrado capturar al principal acusado de ordenar el crimen y algunos que presuntamente participaron, no hubo avances en desmontar el esquema criminal que sigue dominando parte del territorio y tejiendo redes de corrupción en estructuras del Estado.

#CrónicasDeLaMemoria


Por Andrés Colmán Gutiérrez - @andrescolman

El 16 de octubre de 2014, poco después de las 9 de la mañana, la camioneta Mitsubishi L-200, doble cabina, color blanco, conducida por el periodista Pablo Medina, corresponsal del diario ABC Color en Canindeyú, llegó hasta la humilde vivienda de la familia Almada Chamorro, en el centro urbano de Villa Ygatimí, a 45 kilómetros al norte de Curuguaty.
Con el periodista viajaban J. R. (30) y su hermana Antonia Maribel (19), quienes vivían y estudiaban en Curuguaty, aunque sus padres residían en Ygatimí.
Antonia, estudiante de análisis de sistema, colaboraba con Pablo y lo acompañaba con frecuencia en sus coberturas. Ese día, junto con su hermana J. R., iban a aprovechar el viaje y quedarse una horas en la casa paterna, mientras el periodista realizaba sus coberturas, pero al final decidieron solo pasar a saludar un rato a sus padres y luego acompañar el recorrido, que los llevaría a las colonias Ko'ê Porã, Ára Vera y Crescencio González.
"¡Estaban tan contentas, tan alegres cuando se despidieron!", recuerda en medio de lágrimas la mamá de ambas chicas, María Teresa Chamorro de Almada, una humilde mujer que atiende una despensa en su hogar y pide no ser retratada en fotos, por temor a represalias de los mafiosos.
Tras concluir las entrevistas con dirigentes campesinos de Ko'ê Porã acerca de una plaga de gusano marandova que amenazaba a los cultivos, poco después del mediodía, Pablo y sus acompañantes regresaron en la camioneta por el desolado camino de tierra hacia Ygatimí.
Pablo iba al volante. En el asiento del acompañante iba Antonia, quien se ocupaba de cebar el tereré. Detrás iba la hermana, J. R., con las ventanillas de vidrios polarizados oscuros totalmente cerradas.
Lo que ninguno de ellos sabía era que habían estado siendo vigilados y seguidos desde el mismo momento en que la camioneta salió de Ygatimí.
Según lo estableció luego la investigación realizada por el Ministerio Público, un hombre en motocicleta los seguía a distancia en todo momento e iba informando sobre sus movimientos por llamadas de teléfono celular a otros cómplices.

Disparos en la frontera

El hombre de la moto era Flavio Acosta Riveros, sobrino del entonces intendente municipal de la fronteriza ciudad de Ypehú, Vilmar "Neneco" Acosta, denunciado reiteradas veces como presunto jefe de una banda de narcotraficantes por una serie de publicaciones periodísticas realizadas por Pablo Medina.
Escondidos detrás de los matorrales, al costado del camino, aguardaban Wilson Acosta Márquez, hermano de Neneco, y uno de sus pistoleros más fieles, Arnaldo Javier Cabrera, quien también se desempeñaba como chofer del intendente, siempre según la versión establecida por la Fiscalía.
Aproximadamente a las 14.20, cuando la camioneta de Pablo se aproximó al lugar, los dos hombres armados y vestidos con uniformes de combate tipo camuflaje (para'i), salieron de la espesura y le hicieron señas al conductor para que detenga el vehículo.
El periodista creyó que eran militares o agentes de una tropa de elite de la Policía, ante lo cual detuvo la marcha para conversar.
Wilson Acosta le habría preguntado en guaraní: "¿Nde piko ha'e la Pablo Medina? (¿vos sos Pablo Medina?)", a lo que el periodista contestó afirmativamente.
Wilson entonces lo encañonó con la potente escopeta calibre 12, ante lo cual Medina solo alcanzó a implorar "¡Anina che jukati! (No me mates!)".
El potente disparo le segó la vida casi al instante.
El ataque fue reforzado con disparos de una pistola 9 milímetros, y los balazos alcanzaron a Antonia, quien quedó mal herida y fallecería varios minutos después.

La camioneta del periodista en la escena del crimen, minutos después del ataque.
Testigo en peligro

La joven J. R., quien viajaba detrás, alcanzó a ver a los desconocidos con armas e instintivamente se agachó en el piso, ocultándose detrás del respaldar de los asientos delanteros.
Debido a los vidrios polarizados alzados de la parte trasera del vehículo, aparentemente los asesinos no se dieron cuenta de que había una tercera persona y tras cerciorarse de que Pablo Medina estaba muerto y su acompañante malherida, se alejaron con prisa del lugar.
La joven J. R. si pudo ver sus rostros y reconocerlos luego en fotografías, lo cual la convirtió en testigo principal del caso, actualmente protegida por la Fiscalía.
Ese día, tras el ataque, aún en estado de shock, la mujer pudo tomar el teléfono celular de Pablo y llamar al último contacto con quien este había conversado, uno de los dirigentes campesinos del asentamiento Ko'ê Porã.
Fue así como en pocos minutos la terrible noticia empezó a propagarse a través de los medios electrónicos, de las radioemisoras, de las redes sociales en internet y los canales de televisión: "Periodista del diario ABC color es asesinado por sicarios de la mafia".
Era el golpe criminal más audaz que una banda del narcotráfico asestaba contra un miembro de la prensa, en este caso el corresponsal de uno de los diarios más importantes del país, generando una gran conmoción en la sociedad.
Pablo Medina se convertía en el periodista número 15 asesinado en el Paraguay de la era democrática, pero no iba a ser el último.

La narcopolítica al desnudo

El asesinato de Pablo y Antonia, además de causar un gran shock en toda la sociedad paraguaya, puso en foco la dimensión que habían adquirido en los últimos años las actividades ilícitas del crimen organizado, y en particular del narcotráfico, con sus nexos directos en el mundo de la política y las instituciones del Estado, alcanzando por igual a autoridades del Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
El impacto que el crimen provocó en los medios de comunicación y en diversas instancias de la sociedad, generando numerosas movilizaciones de protestas de los gremios periodísticos y reclamos de organizaciones internacionales, obligó a las autoridades a actuar y a responder de modo especial a la crisis.
El Ministerio Público desplegó un esfuerzo investigativo pocas veces visto y pudo individualizar en pocas semanas con mucha precisión que el intendente de Ypehú, Vilmar Neneco Acosta Marques fue quien ordenó el crimen.
También se estableció, principalmente a través del cruce de llamadas telefónicas, que los involucrados realizaron entre sí desde horas antes del asesinato, que los ejecutores del crimen eran Wilson Acosta Marques (hermano de Neneco), Flavio Acosta Riveros (sobrino de Wilson y Neneco) y Arnaldo Javier Cabrera, chofer y sicario.
Antonia Almada, también asesinada.
La gravedad de lo ocurrido motivó además que los principales medios periodísticos -especialmente el diario ABC Color, seguido por Última Hora-, realicen varias investigaciones a fondo sobre la realidad de la narcopolítica, reflotando aún con más fuerza lo que Pablo Medina venía publicando, mostrando cómo Neneco Acosta ejercía desde su cargo de intendente municipal de Ypehú -logrado con apoyo del oficialista Partido Colorado- una doble función paralela como jefe narco, manejando todo el mercado de producción y venta ilegal de marihuana y el tráfico de cocaína en la región, además de ser señalado por supuestamente haber ordenado el asesinato de más de una veintena de personas.

Las investigaciones paralizadas

El resultado más fructífero de la investigación oficial fue lograr la detención del ex intendente Vilmar Neneco Acosta Marques, el 4 de marzo de 2015, en la ciudad de Naviraí, estado de Minas Gerais, Brasil, mediante un seguimiento de agentes policiales paraguayos, en colaboración con la policía brasileña.
La Justicia paraguaya, a través de la Cancillería, ha realizado trámites para lograr la extradición de Neneco al Paraguay, procedimiento que se espera pueda concretarse en las próximas semanas.
También se logró la captura en territorio paraguayo de Arnaldo Javier Cabrera, el chofer y sicario que admite haber participado del ataque, pero los principales ejecutores, Wilson Acosta Marques y Flavio Acosta Riveros, continúan prófugos.
Las investigaciones no han avanzado mucho en dirección a desmontar el resto de la red de organizaciones criminales y sus cómplices políticos, que siguen operando con total impunidad en toda la región de Canindeyú y departamentos aledaños.
Tampoco se ha investigado en serio desde la Justicia a los sindicados como principales  protectores o "padrinos políticos" del ex intendente Vilmar Neneco Acosta, entre ellos la diputada colorada y ex gobernadora de Canindeyú, Cristina Villalba, apodada "la reina del Norte", además de su hermano, el actual intendente municipal de La Paloma, Carlos "Cabrito" Villalba,  y el actual gobernador departamental, Alfonso Noria Duarte, a quienes varios indicios también ligan con las actividades fronterizas.
Por el contrario, desde las esferas más altas del Poder Ejecutivo y del Partido Colorado, se ha establecido un operativo de blanqueo del llamado "clan Villalba".
El propio presidente de la República, Horacio Cartes, en un acto oficial de inauguración de la estación de energía de Salto del Guairá, el jueves 13 de octubre de 2015, a solo tres días de conmemorarse el primer año del asesinato de Pablo Medina y Antonia Almada, brindó públicamente su respaldo a los cuestionados personajes, dejándose fotografiar abrazado con Villalba y Noria.

La movilización de los periodistas, exigiendo justicia para Pablo y Antonia.
Investigación parlamentaria archivada

Uno de los logros importantes de la presión mediática y ciudadana que siguió al asesinato de Pablo y Antonia, fue que el Congreso Nacional establezca una Comisión Bicameral de Investigación, en octubre de 2014, integrada por tres senadores y tres diputados (Arnoldo Wiens, Miguel Ángel López Perito, Luis Alberto Wagner, Olimpio Rojas, Tomas Rivas y Pablino Rodríguez).
El trabajo de la Comisión permitió, por primera vez en la historia política del Paraguay, exponer en forma pública, desde el pleno del Congreso Nacional, en base a informes e investigaciones en curso de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), los nombres de varios de los principales legisladores y políticos sospechados de mantener nexos con el narcotráfico. Sin embargo, la mayoría de ellos no han sido sometidos a procesos, ni siquiera se les ha abierto una investigación seria por parte de la Fiscalía y de la Justicia.
El informe final de la CBI sobre el caso Pablo Medina, entregado oficialmente en junio de 2015, afirma que hay "infiltración del crimen organizado" en los tres poderes del Estado; que el país se encuentra " ante un sistema delincuencial de magnitud internacional", y que se está "al borde de ser un Estado fallido".
Además confirma graves situaciones, como "el alto nivel de corrupción policial en la zona" de Canindeyú, "la precariedad con la que funciona el Poder Judicial", y el reconocimiento explícito de autoridades de que el 35% de los pobladores se dedican al cultivo ilegal de la marihuana como medio de subsistencia.
Hay "ausencia de investigaciones serias y responsables sobre personas y situaciones, que son de conocimiento generalizado en las regiones en que gobierna el crimen organizado", reconoce el informe.
También destaca el nulo interés de la Seprelad (Secretaria de Prevención de Lavado de Dinero o Bienes) y de otros organismos en investigar a los sospechosos de tráfico ilícito y lavado de dinero,
Un punto clave que confirma el trabajo de la comisión parlamentaria fue la actuación del entonces ministro de la Corte Suprema de Justicia, Víctor Núñez, en liberar al entonces político colorado Vilmar Neneco Acosta de un caso en que había estado preso, en el año 2011, junto con su padre, Vidal Acosta, acusados de homicidio, tras hallarse restos humanos de presuntos asesinados en una propiedad de la familia, en Ypehú.
Núñez fue quien facilitó la liberación de Neneco, a pesar del grave delito por el que estaba procesado y detenido, y de todos los indicios de que era un capo criminal, ayudando a que fuera habilitado para presentarse a elecciones, para ganar la intendencia de Ypehú, con el apoyo político del Partido Colorado y en especial del clan Villalba en la región.
"Un clan envuelto en varios casos de asesinatos es el de los Villalba y un caso señalado es el que involucra al esposo y suplente de la diputada colorada Cristina Villalba, Félix Antonio Abente, quien fue señalado en el 2005 por varios testigos como el autor del homicidio de Ramón Concepción Villamayor; sin embargo, el juez Silvio Flores lo sobreseyó del crimen", apunta el informe.
Agrega que "otra víctima de asesinato, que supuestamente involucra al clan Villalba, es el caso de Rosimar dos Santos, quien era candidato a concejal en la localidad de La Paloma (Canindeyú) y era líder de un movimiento contrario a los intereses de la familia".
Con respecto al actual gobernador de Canindeyú, tras enumerar los cuantiosos bienes y propiedades que el político adquirió en tiempo récord, el informe sostiene: "El gobernador Alfonso Noria Duarte, con apoyo de otros actores políticos de Canindeyú, montó una asociación criminal, que llevó finalmente a un esquema de enriquecimiento ilícito, que le permite llevar un estilo de vida en total desacuerdo con sus ingresos".
"Además, permite inferir que, cuanto menos, estaría causando un grave perjuicio al erario público departamental, con el consiguiente daño al bienestar a la población de Canindeyú. A través del esquema explicado, se enriquecen ilícitamente tanto él como sus familiares más cercanos y sus 'asociados' comerciales, lo cual hace absolutamente necesario que los organismos jurisdiccionales correspondientes actúen con celeridad para llevar adelante la investigación solicitada", agrega el informe de la CBI.
Tras las graves acusaciones contenidas, el Ministerio Público dio apertura de una carpeta relacionada al gobernador de Canindeyú, Alfonso Noria, indicando que éste también fue un tema pedido de la CBI y que ameritaba ser investigado. No obstante, no hubo el mismo proceder contra el clan Villalba, ni contra otros políticos acusados de mantener nexos con el narcotráfico.



Una placa en medio de la nada

Cuando se cumplieron dos años del asesinato, los familiares del comunicador, con el apoyo de organizaciones sociales y gremios de periodistas, inauguraron una placa que recuerda a Pablo y Antonia, en el mismo lugar donde fueron asesinados.
"Con este acto queremos exigir un combate serio a la narcopolítica, porque hasta ahora todo queda en discursos de las autoridades. No se ha realizado una investigación seria, quienes son padrinos de los asesinos siguen en el poder", dijo en la oportunidad Dyrsen Medina, hija de Pablo.
La placa de homenaje, sostenida por un monolito de cemento y construida por la Intendencia Municipal de Villa Ygatimí, en medio del  desolado camino fronterizo, dice textualmente: "Fueron unas personas muy especiales, mártires de la verdad y acallados por la mafia...".





Los procesados por el crimen del periodista

-Vilmar “Neneco” Acosta Marques, ex intendente de Ypejhú, ordenó y coordinó por teléfono el atentado contra Pablo Medina. Fue capturado en Caarapó, Brasil, el 4 de marzo de 2015, y luego extraditado a Paraguay, el 17 de noviembre del mismo año. Un Tribunal de Sentencia lo condenó a una pena ordinaria de 30 años de cárcel, más otros nueve años como medida de seguridad, en un juicio que terminó el 19 de diciembre de 2017.
-Wilson Acosta Marques, hermano de Vilmar, fue quien abrió fuego con una escopeta calibre 12 que le destrozó la cabeza al corresponsal. Se cree que está oculto en Brasil, donde es buscado por varios crímenes, como el de un agente de la Policía Militar. Es el único involucrado directo aún prófugo.
-Flavio Acosta Riveros, sobrino de Vilmar y de Wilson. Disparó contra la camioneta de Medina con una pistola calibre 9 milímetros, desde el lado de la ventanilla del acompañante. Fue apresado en Pato Branco, Brasil, el 9 de enero de 2016, luego de agredir a su concubina. Está recluido en una cárcel de Foz de Yguazú, donde será sometido a juicio por este asesinato.
-Arnaldo Javier Cabrera López, fue chofer de Vilmar. Su celular fue usado por Neneco para coordinar la ejecución. Fue capturado en un monte de Ypejhú el 8 de diciembre de 2014. Fue condenado a cinco años de cárcel por omisión de dar aviso de un hecho punible.



Las campanas de Casado doblan por los héroes del Chaco

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Con el pa'i Zsislaw Zsiasek, en el campanario de la iglesia de Casado.

–Tam… tam… tam.
El estruendo metálico de las campanas quiebra súbitamente la ardiente quietud de la tarde chaqueña, recorre las calles polvorientas de Puerto Casado, penetra en los galpones dormidos de la vieja fábrica taninera, acaricia los herrumbrados restos de antiguas máquinas sobrevivientes de una época de esplendor y opresión latifundista que hoy solo acumulan polvo, silencio y soledad.
El sacerdote polaco Zislao Zsiasek, párroco de la iglesia San Ramón Nonato, abre el enorme candado que protege el acceso a la torre del campanario y nos conduce por una vieja escalera de madera que cruje a cada paso. Arriba están las tres campanas de pesado bronce con nombres de mujer: Casilda, Margarita y Genara, dos de ellas corresponden a los de las hijas del latifundista español argentino Carlos Casado del Alisal, quien tras la Guerra de la Triple Alianza llegó a ser dueño de 6.500.000 hectáreas de tierra en el Chaco paraguayo.
–¡Miren…! Aquí están, perfectamente legibles, como si hubiesen sido escritas apenas ayer–dice el pa’i Zislao, mostrando las inscripciones hechas a lápiz que llenan la parte interior de las campanas.
En una de ellas se puede leer, perfectamente: “Recuerdo de mi ida al frente. R. Narváez. Octubre 20, 1933”. Y más abajo: “De vuelta del frente, 26 abril de 1935”.
Y al lado, otra de las inscripciones: “Recuerdo del sargento primero Alfredo Gamarra, a la vuelta del frente-1935”.

Las inscripciones en el interior de las campanas de la iglesia San Ramón Nonato, de Casado.
Memoria viva
Han pasado más de ocho décadas y las leyendas siguen allí, intactas, resistentes al tiempo, a pesar de que la mayoría fueron hechas con lápices de carbono.
“Puerto Casado era el lugar de desembarque de la tropas paraguayas que acudían para pelear en la Guerra del Chaco (1932-1935) contra Bolivia. Los barcos llegaban hasta aquí repletos de soldados, que luego eran subidos en los trenes de la empresa Carlos Casado para ser llevados hasta los sitios de batalla”, cuenta el pa’i Zislao.
Mientras esperaban ser llevados hasta el frente, los soldados y los oficiales visitaban la Iglesia y subían al campanario de la iglesia de Casado para dejar sus mensajes en el interior de las campanas. La superficie porosa del metal fraguado ayudó a preservar las inscripciones, que se mantienen como memoria viva, casi un siglo después.
“Dejaban sus letras como una ofrenda, junto a las promesas que le hacían a la Virgen María Auxiliadora, para que puedan retornar vivos de la guerra. Muchos pudieron lograrlo y al regreso dejaron también sus escritos como señal de gratitud. Pero hay otras leyendas que solo tienen fecha de ida, ya no de vuelta. Son de los que dejaron su vida en las trincheras”, explica.
El pa’i Zislao es salesiano y lleva 41 años de sacerdocio en el Paraguay, de los cuales 39 los ha vivido en la región chaqueña acompañando a los pobladores en sus penurias y esperanzas.
Apoyó la lucha del pueblo originario Maskoy en los años 80 por conquistar sus tierras en Riacho Mosquito y la de los habitantes de Casado en los 90 para lograr la expropiación del ejido urbano, cuando la empresa taninera vendió sus tierras a la secta Moon con toda la gente adentro.
“A pesar de los avances, Alto Paraguay y gran parte del Chaco siguen siendo un territorio olvidado por el Estado. Basta que caiga una lluvia para que la gente se quede aislada y sin caminos durante semanas o meses”, destaca.

Soldados paraguayos marchando al frente de la Guerra del Chaco en los ferrocarriles de Casado.
Los antiguos trenes de la empresa taninera, hoy expuestos como reliquias en la rústica Costanera de Puerto Casado.

Un olvidado ferrocarril heroico
Tres pequeñas locomotoras permanecen estacionadas actualmente en la rústica costanera de Puerto Casado, como las piezas de un descuidado museo que se exhibe al aire libre.
Son las mismas que transportaron a los soldados de la Guerra del Chaco desde el puerto de Casado hasta Punta Riel, cerca de Filadelfia. En ellas viajaron el gran músico y poeta Emiliano R. Fernández, como el adolescente Augusto Roa Bastos.
 “Durante 1932 a 1935, en defensa de la patria, los trenes de Casado recorrieron  276, 480 kilómetros, transportando 243.621 oficiales, tropas y prisioneros, como así también 2.408 camiones. Para ello se dio movimiento a 25.794 vagones”, destaca el blog Historias del Ferrocarril Paraguayo.
Por esta cooperación, el mariscal José Félix Estigarribia, comandante del ejército paraguayo en la guerra, le obsequió al industrial y latifundista Carlos Casado el primer fusil boliviano capturado en Boquerón el 9 de setiembre de 1932.
Fachada actual de la histórica iglesia San Ramón Nonato, en Puerto Casado.
Campanas-Museo
Desde lo alto del campanario de la iglesia de Casado se observa el paisaje de una historia grande que se está deteriorando por falta de valoración del patrimonio histórico.
Una antigua grúa que se utilizaba en el puerto ahora duerme junto al barranco del río, cubierta de vegetación.
En el interior de las campanas, los mensajes de los héroes del Chaco se resisten a morir y cada vez que ellas doblan llamando a misa o a celebrar algún acontecimiento popular, también doblan por los sueños que allí dejaron registrados aquellos jóvenes combatientes.

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