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Channel: al otro lado del silencio
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Existencialismo en el mercado 4

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 -¿Qué pio estás buscando, che rey…?
La pregunta de la chica vendedora de la calle Pettirossi, que te toma del brazo al pasar como si de verdad quisiera secuestrarte, aparentemente no tiene otra intención que la de venderte alguna cosa para salvar su día… pero no por eso deja de ser filosóficamente interpeladora, shakespearianamente existencialista.
¿Cómo decirle a esa bella y mal pagada trabajadora de comercio que esa es justamente la pregunta que nos turba el sueño a quienes nos sentimos perseguidores de los misterios del universo, a quienes andamos por la vida buscando territorios que no existen en los mapas...?
¿Cómo decirle lo mucho que nos gustaría que en su abarrotada tienda del Mercado Cuatro ella disponga de algunos de los artilugios que andamos buscando desde el principio de los tiempos: una guía de turismo que nos lleve hasta El Dorado, los restos del Arca perdida, la lanza del Destino, el martillo de Thor, la espada de Arturo, algún barco que zarpe en odisea hacia la isla de Ítaca, la entrada secreta a la laberíntica biblioteca de Borges, el próximo vuelo a Casablanca, la última expedición para el Yvy Maraney…?
Pero lamentablemente, de eso no hay. Solo ropas, calzados, devedés piratas, celulares reciclados, sombreros, planteras, cigarros… ¿No querés pio llevar?
En la fronteriza Ciudad del Este, donde me tocó en suerte habitar durante más de tres años, las invitaciones de las vendedoras que te asaltan en las atestadas veredas de la avenida San Blas son más sensuales, concretas y portuñolmente pragmáticas:
-¿Qué estás procurando, meu anyo? ¿Viagra, camisiña, videogeim…?
En cambio, en la céntrica y asuncena Calle Palma, los tipos con abultados portafolios y jarras de tereré nunca te preguntan.
Sus pregones suenan más a órdenes financieras:
-¡Cambio, patrón…! ¡Euros, dólares, pesos real…!
Pero si de preguntas existenciales hablamos, la que más me impactó fue la de un policía que nos salió al paso, en el puesto de control del Cruce Tacuara, sobre la ruta Cuarta, la última vez que viajamos a Pilar con un móvil de ÚH.
Como si fuera un solitario Hamlet en medio de los desérticos humedales del Ñeembucú, a contraluz de un horizonte que se incendiaba con los vivos colores del atardecer, el oficial nos hizo señas de que paremos el vehículo, se acercó a la ventanilla del chofer y disparó a boca de jarro:
-¿Cuál es su destino, señor…? 

Las pequeñas grandes satisfacciones del periodismo

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Los periodistas no somos policías, ni fiscales, ni jueces. 
Cuando investigamos un hecho ilegal o irregular, lo hacemos esencialmente para informar acerca de ello, pero la acción que debe seguir en el campo de la justicia o de la política, ya no nos corresponde, sino a los agentes del Estado, que son quienes deben tomar el tema y proceder en consecuencia.
En el Paraguay, sin embargo, los periodistas nos hemos acostumbrados a que nuestros trabajos periodísticos queden en el “opa rei”, el folklórico nombre que le damos a la impunidad.
En lugar de tomar e indagar más a fondo lo que a veces revelamos, los actores del poder y de la Justicia casi siempre acaban encubriendo el asunto, probablemente porque tienen muchos intereses que se ven afectados o en peligro en lo que se revela.
“Ser periodista es una frustración” había escrito al respecto, hace ya varias décadas, el colega y maestro Alcibiades González Delvalle. Sin embargo, también hace mucho que los periodistas esencialmente dedicados al oficio investigativo hemos decidido no rendirnos ante esta triste realidad, y hemos decidido seguir trabajando, aceptando la idea de que, aunque nuestras investigaciones no produzcan sanción judicial o política, deben producir al menos una sanción moral: que la gente sepa lo que pasa y catalogue a los que documentadamente se compruebe que son corruptos, como lo que en verdad son: bandidos, sinvergüenzas, traidores a todo aquello que la sociedad espera de ellos…
Aun así, siempre abrigamos la secreta esperanza de que nuestro trabajo periodístico investigativo produzca efectos, no solamente en la conciencia de la gente, sino también en la acción de las instituciones del Estado.
Por ello, es una satisfacción para quienes abrazamos este género, que este miércoles 5 de agosto de 2015 se haya iniciado el primer juicio político a dos altos funcionarios del Estado –en este caso el contralor general Oscar Velázquez (del Unace) y la subcontralora Nancy Torreblanca (del PLRA)-, a partir de un caso de corrupción denunciado por una investigación periodística, lo que se ha dado a conocer popularmente como “el caso de la secretaria de oro” o “el caso de la secretaria vip”.
Más allá de las razones políticas o coyunturales que provoquen este saludable fenómeno, y más allá del resultado final que pueda llegan a tener, lo que está sucediendo es muy importante para fortalecer el proceso democrático, ayudando a la transparencia, a la lucha contra la corrupción y la impunidad, a la vez que fortalece un modelo de periodismo que indaga, que cuestiona, que denuncia, que pone en evidencia los abusos.
Es particularmente aún más satisfactorio que ese trabajo haya sido iniciado en Última Hora –el diario en que me toca trabajar desde hace décadas-, a cargo de una compañera tenaz como Rossana Escobar, tan modesta que ni siquiera firmó la mayoría de sus reportajes. Esta es la historia de cómo se inició la investigación y cómo fue creciendo:

Como decimos en el título: Son pequeñas grandes satisfacciones que uno a veces tiene en este oficio.

La amenaza paramilitar

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Manuel Cristaldo Mieres, alias subcomandante Santiago, uno de los principales líderes del EPP.
Como si no faltaran actores violentos para enrarecer aún más el ya enrarecido conflicto armado que desde hace años convulsiona la región Norte del Paraguay, ahora ha entrado en acción un supuesto grupo paramilitar o parapolicial, que se hace llamar "Justicieros de la Frontera" o "Sicarios de Frontera" y anuncia que combatirá al grupo armado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), pero en realidad ha iniciado sus ataques contra una humilde e indefensa familia campesina, cuya única "culpabilidad" es la de ser parientes de uno de los cabecillas de la banda guerrillera.
El ataque a balazos y el incendio del local de un taller, perteneciente a la familia Cristaldo Mieres, en la noche del domingo en Correa Ruguá, San Pedro, no es "un ataque contra el Epp", como se lo ha presentado informativamente.
No está demostrado que los padres y hermanos de Manuel Cristaldo Mieres (a quien se ve en la foto) tengan un vínculo ni complicidad alguna con él, más allá de la consanguinidad. Por el contrario, tanto sus padres, como su hermano sacerdote, siempre han manifestado su dolor ante la situación que sufren particularmente, su distancia y su postura crítica ante las acciones del grupo guerrillero. Atacarles a ellos es una actitud cobarde.
El mensaje que distribuyeron en FB, semanas antes del primer ataque.
No está claro si este grupo paramilitar es el mismo que hace dos años se empezó a atribuir asesinatos de supuestos delincuentes en la frontera de Pedro Juan Caballero, a los que -como macabro símbolo- les cortaban las manos. Aquellos se hacían llamar "Justicieros sin Fronteras", estos se hacen llamar "Justicieros de la Frontera", y en el panfleto escrito a mano que dejaron tras el ataque a los Cristaldo Mieres, se denominan "Sicarios de Frontera".
Aunque su accionar despierte una masiva simpatía y aplausos en sectores la población -expresada principalmente en los posteos en los medios digitales y en las redes sociales-, lo que hacen y pretenden seguir haciendo es claramente ilegal y criminal, y es algo que solo contribuye a aumentar aún más la espiral de violencia, delincuencia e impunidad que reina en la región, y que remite a trágicas experiencias violentas de otros países latinoamericanos, como la de los “paras” en Colombia, Perú, El Salvador, Honduras.
El mensaje que distribuían en Amambay, hace dos años.
La inoperancia -o la corrupta complicidad de organismo del Estado- para poner fin a la acción violenta del EPP, como a las bandas del narcotráfico y del crimen organizado que operan en la región Norte y en las zonas fronterizas, no justifican en absoluto respaldar la acción de otros grupos criminales que se presentan como "justicieros", ni avalar los ataques de estos contra personas inocentes.
A pesar de sentirnos desprotegidos por las actuales fuerzas de seguridad -y de los agentes de la Justicia y de la Fiscalía- que son inoperantes y en gran medida corruptas, a quienes apostamos por la vigencia de un Estado de derecho, no nos queda otra opción que seguir reclamando el mejoramiento y la acción de las instituciones democráticas, desde la presión social y el control de una ciudadanía activa, permanentemente movilizada, con propuestas de construcción de una sociedad mejor.
El panfleto que dejaron tras el ataque a los Cristaldo Mieres.

La carencia de buenos guiones en el cine paraguayo

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Escena de la película "Mangoré, por amor al arte", de Luis R. Vera.
La decepción provocada por el costoso filme Mangoré, por amor al arte, pone de nuevo en foco una de las principales necesidades del siempre naciente cine paraguayo: la escasez de buenos guiones en los proyectos audiovisuales. “En Paraguay no tenemos guionistas”, justifican. Es una verdad a medias, pero tampoco los directores y productores –casi siempre enamorados de sus propios guiones, que los conducen a fracasos- se ocupan de que existan. A los pocos guionistas casi nunca los convocan a dar trabajo.

Por Andrés Colmán Gutiérrez - @andrescolman

En mayo de 2013, luego del estreno de la película Lectura según Justino, ópera prima de nuestro meritorio actor compatriota Arnaldo André, escribí un breve posteo en Facebook, que en ese momento provocó polémica: “…le falta lo que le sigue faltando a la mayoría de las películas paraguayas de ficción: un buen y sólido guión”.
Sostenía en dicho texto que “a la mayoría de los realizadores, en Paraguay, todavía les pasa lo mismo: Se preocupan en contemplar todos los detalles que hacen a una buena película… menos en buscar la perfección de la factura del guión. Se enamoran de sus proyectos de historias, creen que la tienen totalmente resuelta, y son reticentes a sumar aportes que puedan enriquecerlas desde una técnica más elaborada, más profesional. Le pasó a Libertad, quizás una de las películas con mayor y mejor producción del cine paraguayo, pero con un guión muy malo. Le pasó a Felipe Canasto, probablemente el film paraguayo de fotografía más deslumbrante, pero con una historia que no logra meternos adentro. No le pasó, obviamente, a 7 Cajas, el mejor ejemplo de un filme nacional pensado a partir de una buena idea y de un mejor guión desarrollado, que puede salir dignamente de la Isla Rodeada de Tierra a competir en las ligas mayores de la producción audiovisual, a nivel internacional. Ojalá aprendamos, para no seguir quedándonos solamente en buenos intentos”.
Desde entonces han corrido muchos metrajes en las pantallas, pasando por la interesante Luna de cigarras, de Jorge García de Bedoya, y la aún más meritoria Latas vacías, de Hérib Godoy, y aunque algo hemos avanzado, la carencia de buenos guiones en el cine paraguayo sigue siendo un tema fundamental.
Las decepciones que está provocando la muy promocionada y costosa Mangoré, por amor al arte, no hacen más que reafirmar un tema que debería ser analizado, debatido y encarado con más seriedad: cómo crear una escuela local de guionistas, hombres y mujeres, que puedan aportar mejores historias, para elevar el nivel de los próximos proyectos audiovisuales, y no seguir quedándonos en buenos intentos, mientras le pedimos casi por caridad al público: “apoyá lo nacional”, ignorando los muchos vicios y defectos.

El guión, ignorado o poco valorado.

Aunque ahora hay universidades y escuelas en nuestro medio, que enseñan diversas aristas del oficio audiovisual, entre ellas el de escribir guiones, todavía no se ven buenos resultados. 

Nuestro mayor escritor de ficciones, Augusto Roa Bastos, aprendió a escribir guiones de cine más por necesidad que por vocación, en sus años de exilio en Buenos Aires (años 50 a 70 del siglo pasado), cuando otros escritores notables como Tomás Eloy Martínez, le recomendaron dedicarse a dicho “curro” para “ganarse unos pesos”.
Roa inició haciendo “concesiones muy comerciales” a la industria, adaptando en 1957 su propio cuento El trueno entre las hojas a la forma de un folletín tele-novelesco, para que el popular cineasta Armando Bo dirija una película homónima, en donde la escena más recordada es la de la diva Isabel Sarli bañándose desnuda en un arroyo.
Más allá de otros olvidables guiones, como el de la película Sabaleros, Roa aprendió el oficio y dejó excelentes textos para películas, como Shunko (1960) de Lautaro Murúa, o la impactante Hijo de Hombre (o La Sed, 1961), de Lucas Demare, basada en un capítulo de su célebre novela.
Desde entonces, pocos escritores paraguayos han sobresalido en el oficio de guionista de ficciones.
En 1993, el gran escritor Helio Vera aceptó escribir los guiones de los 20 episodios de Verdad Oculta, una pionera serie policial dirigida por Ray Armele, que se emitió primeramente por Canal 9. Por considerar quizás que era más un “trabajo de encargo”, realizado con urgencia y con méritos más comerciales que artísticos, Helio no quiso firmar con su nombre verdadero y figuró con el seudónimo de Héctor Vargas. Sin embargo, con su ajustada simplicidad y su abundante colección de clisés, la serie revela la maestría de un escritor y aún hoy se deja ver como una deliciosa obra de culto.
Otro caso singular que debe rescatarse es el de la serie de ficción televisiva -ahora legendaria- "Sombras en la noche", que se emitió por Canal 13 desde 1993 hasta 1996, combinando los mitos guaraníes con el folclore, el misterio y el terror. Hecha con la precariedad marcada por el estilo "a lo Paraguay", tuvo sin embargo buenos guiones con historias atrapantes, nacidos principalmente del genio de Hernán Jaeggi, con el aporte de Carlos Tarabal.   

Mi experiencia con “Mis Ameriguá” (1993).

Fue en esos años cuando me tocó aceptar mi primer empleo profesional como guionista. Hasta entonces solo había escrito guiones de historietas y estaba intentando sacar a luz mi primera novela (El último vuelo del Pájaro campana), alejado temporalmente del periodismo para cerrar un breve ciclo como comunicador institucional en la Municipalidad de Asunción, cuando el recordado Carlos “Patapila” González Brum me invitó a sumarme a tiempo completo al staff de su empresa Alta Producciones, para escribir los guiones de El Ojo, el primer ciclo de periodismo investigativo en la TV paraguaya (Canal 13), con la conducción de Menchi Barriocanal, y un equipo técnico que reunió a talentos como Juan Carlos Maneglia, Tana Schémbori, Paz Encina, José Elizeche, Malu Vázquez, Marcelo  Martinessi, entre otros.
No conozco otro caso en Paraguay de un escritor que haya trabajado durante más de dos años como guionista a tiempo completo, cobrando un buen sueldo fijo por ello.
Escena de la película "Miss Amerigua", de Luis R. Vera.
Los guiones que me tocó realizar fueron más periodísticos y documentales, para El Ojo, y para otro bizarro programa de entretenimiento que desarrollamos luego, Noche tranoche, con Mario Ferreiro, para Canal 9, con la dirección de Tito Chamorro. En el medio de esas ocupaciones cotidianas, empecé a escribir algunos proyectos de ficción, como una serie de acción televisiva que iba a llamarse Latino King, la historia de un animador de música tropical, que quedó en el congelador por falta de recursos.
Fue el borrador de uno de esos guiones el que en 1993 llegó a manos de Luis R. Vera, el director chileno que en esos momentos venía con mucha asiduidad a Asunción, quien me comentó que iba a rodar su primera película paraguaya, Miss Ameriguá, y me preguntó si estaba dispuesto a colaborar con el guión, ya que le había gustado mi planteamiento para Latino King.
Obviamente, le dije que sí. Empezó así mi primera aventura de escribir un guión “de cine de verdad”, que resultó bastante singular. Luis ya tenía fecha para rodar la película, pero aún no había desarrollado su guión. Tenía un bosquejo general de historia y personajes, una “escaleta” de dos o tres páginas y muchas buenas ideas, pero faltaban las situaciones y los diálogos. Nos escapamos durante un fin de semana al Hotel Condovac de San Bernardino, donde en mi entonces pionera powerbook Apple Macintosh, entre tragos de cerveza junto a la piscina y algunos pausas para admirar a las chicas, acabamos de darle forma a la acción fílmica.
No hay manera de precisar que porcentaje del guión me correspondió realizar. Si recuerdo que me preocupé de darle “sabor paraguayo” a la historia e inventé el mito indígena del caracol azul, que fue el que más ponderaron los críticos de la película. También recuerdo la presión de  escribir luego en carrera contra el tiempo, ya que Luis y su equipo ya estaban filmando en Areguá, mientras yo escribía en un hotel vecino los diálogos de la escena siguiente. Además recuerdo mi decepción cuando el director muchas veces se “olvidaba” de mencionar a su co-guionista en las presentaciones con la prensa, atribuyéndose todo el logro, aunque luego si se preocupó de que mi nombre figure en los créditos finales del film, como de retribuirme con una suma de dinero que no estaba originalmente presupuestada.
Aprendí muchas cosas de aquella experiencia. Viendo la película hoy, más de dos décadas después, reconozco lo que nunca tendría que haber escrito, y las diferencias entre lo que se escribe y luego se ve en pantalla. Luis me invitó a colaborar aquella vez en el guión de su siguiente película, La isla, que iba a rodarse en Europa, pero empezó una absurda pelea con los productores paraguayos de Miss Ameriguá, de la que no quise participar, y –como diría Mangoré- “me abrí”.
Desde entonces, mi oficio de guionista estuvo canalizado en proyectos más documentales y periodísticos –obviando aquella bizarra experiencia que significó escribir guiones del día a la noche para la inclasificable serie Colegio de Señoritas, de American TV para Canal 13-, hasta el más reciente corto documental Desmontando Curuguaty, dirigido por Osvaldo Ortiz Faiman, para la organización Serpaj Py.
En agosto de 2014, cuando se realizó una exhibición especial por los 20 años de Miss Ameriguá, me reencontré con Luis Vera, quien tuvo la gentileza de invitarme y de reconocer mi aporte al guión. Me habló entonces con mucho entusiasmo de Mangoré como su película más ambiciosa y supe que este nuevo guión lo había escrito él íntegramente. “Con los años, uno aprende mucho con este oficio”, me dijo. Y realmente deseé que fuera así.
Esta mañana escuché que Denisse Hutter decía en Telefuturo que el guión de Miss Ameriguá le parecía mejor que el de Mangoré, y me entró de nuevo una gran desazón.

En busca del guión perdido.

Hay demasiadas falencias en Mangoré, por amor al arte, que no justifican los un millón quinientos mil dólares que dicen que costó la película.
Obviamente, un alto presupuesto no necesariamente garantiza que una película será buena, pero probablemente sea el momento de darnos cuenta de que la carencia de buenos guionistas es uno de los principales desafíos a enfrentar, si buscamos que la industria audiovisual se desarrolle de mejor manera en nuestro país.
Para ello hay que romper esa tendencia a creer que sos el genio que lo podés hacer todo solo: dirigir, escribir, producir, actuar... Tu idea original puede ser muy buena, pero si no buscás la ayuda de quienes pueden ayudarte a contarla mejor, algo te puede faltar, y ese “algo” puede significar el fracaso de tu proyecto.
Conozco a pocos directores que a la vez pueden ser buenos guionistas. Juanca Maneglia lo demostró con 7 Cajas–y con muchos de sus precursores cortos-, pero incluso él recurrió al oficio siempre preciso del gran Tito Chamorro para enriquecer su historia. A ver cómo le va en su siguiente película con Tana, Los buscadores.
También Pacita Encina ha demostrado ser muy buena escribiendo sus propios guiones –Hamaca Paraguaya, Viento Sur y la ahora en proceso Ejercicios de la Memoria-, aunque lo suyo sea una exquisita vertiente de cine-arte que seguramente no arrastra multitudes a las salas, como lo ha hecho 7 Cajas, pero se lleva el primer premio de la crítica en Cannes.
El ovetense Hérib Godoy, que en sus primeros cortos demostró ser buen escritor, buscó la ayuda del internacional Nestor Amarilla para el guión de su ópera prima Latas vacías, y el resultado acabó siendo más que interesante, aunque hayan quedado muchos detalles que afinar.
La divertida Luna de Cigarras, en donde el director Jorge Díaz de Bedoya tuvo el apoyo del también actor Nathan Christopher Haase para escribir su historia, también nos dejó con esa sensación de que “pudo estar mejor escrita”.
(No menciono aquí a los y las guionistas de documentales, que los hay varios y muy buenos).
Así que aquí estamos… algo desencantados, debido a la gran expectativa que nos crearon respecto a Mangoré y un poco hartos de que nos pidan que perdonemos las falencias porque “es una película paraguaya” y “hay que apoyar lo nacional”.
Podríamos sumarnos al coro de críticas, o tomar el tema como un desafío….
¿Y si trabajamos en una escuela de guionistas…?
¿Y si aportamos cada uno desde lo poco o mucho que sabemos, y vamos creando como un banco de valores y experiencias, que ayuden a enriquecer las próximas historias audiovisuales que se están planteando…?
Por allí anda mi amigo Javier Viveros, que ya demostró ser un muy buen cuentista, que aprendió muy bien el oficio de guionista de cómic con la serie Pólvora y Polvo y Epopeya, y que tiene muchas ganas de ser también guionista de cine, habiendo incluso ganado el certamen Roa Cinero adaptando un cuento de Blas Brítez, y que Jorge Díaz de Bedoya se propone filmar con el título El supremo manuscrito.
No sé… quizás si nos juntamos uno de estos días a tomar un par de birras y a echar más ideas sobre el asunto, algo podemos avanzar…

Somozaso, 35 años: El día en que un lanzacohetes reventó al stronismo

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El 17 de setiembre de 1980, un comando guerrillero del ERP asesinó en las calles de Asunción al ex dictador nicaraguense Anastasio Somoza Debayle. Fue un ataque sorpresivo, que derribó para siempre el mito de que la dictadura stronista era poderosa e inexpugnable. Esta es la crónica de aquel histórico atentado.
  
Por Andrés Colmán Gutiérrez
@andrescolman

El lanzacohetes no disparó.
El capitán Santiago (Hugo Alfredo Irurzún) había salido al frente de la vivienda que alquilaban sobre la avenida Generalísimo Franco (actual España) y la calle América, en Asunción, desde donde divisaba perfectamente el automóvil Mercedes Benz color blanco, en el que viajaba el ex dictador nicaragüense Anastasio "Tachito" Somoza Debayle, y que en ese momento se había detenido, luego de que el Jeep Cherokee, conducido por el guerrillero Armando, le cerrara el paso.
Siguiendo el plan original, Santiago había levantado sobre su hombro derecho el lanzacohetes RPG-2, de fabricación china, apuntado hacia el automóvil y oprimido el gatillo, esperando el impacto de la explosión, pero el arma no disparó.
Ramón (Enrique Gorriarán Merlo, el jefe del operativo) vio que los policías que llegaban detrás, en otro auto, se disponían a reaccionar y pensó que todo el plan podía fracasar en los siguientes minutos.
Entonces tomó posición con su fusil de asalto M-19 y vació todo el cargador, que contenía 30 proyectiles, contra el parabrisas delantero, mientras se repetía a sí mismo: "Ojalá que el auto no sea blindado".
No. El auto no era blindado. Los balazos penetraron el parabrisas delantero y parte del fuselaje, alcanzando primero al chofer César Gallardo (nicaragüense) como a quienes iban en los asientos traseros, Somoza y su asesor financiero, Jou Baittiner (estadounidense).
Ramón se acercó a pocos metros del auto para disparar su última ráfaga y luego, al ver que Santiago había recargado el lanzacohetes y estaba listo para disparar, corrió en su dirección y le hizo señas para que proceda.
Esta vez, el lanzacohetes funcionó perfectamente y el potente proyectil dio de lleno en el auto Mercedes Benz, volándolo por los aires.
"La explosión fue impresionante. Pudimos ver el auto totalmente destrozado y la custodia escondida detrás de un murito de la casa de al lado. Ya no tiraban más", recordaría luego el propio Gorriarán Merlo en una entrevista televisiva.
Eran las 9.55 de la mañana del miércoles 17 de setiembre de 1980 y la potente explosión del lanzacohetes no solamente acababa de terminar con la vida de "Tachito" Somoza, sino también acababa de darle un duro golpe a la propia dictadura del general Alfredo Stroessner, abriendo una profunda grieta en su férreo muro de vigilancia sobre una sociedad sometida y derribando para siempre el mito de que el régimen era una fortaleza inexpugnable.

La "hospitalidad" paraguaya

Tras haber sido derrocado por la revolución del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en julio de 1979, luego de una sucesión de dictaduras militares que había empezado su propio padre, Anastasio Somoza García, a finales de los años 30 del Siglo XX, Tachito Somoza tuvo que peregrinar por Estados Unidos, las Bahamas y Panamá, hasta lograr que un gobierno amigo le conceda asilo político.
Acusado de varios crímenes de lesa humanidad y de haberse enriquecido ilegalmente en el poder, Somoza llegó al Paraguay el 19 de agosto de 1979, acompañado de un grupo de familiares y colaboradores cercanos, incluyendo a su amante, Dinorah Sampson.
El entonces ministro del interior de la dictadura stronista, Sabino Augusto Montanaro, expuso en una conferencia de prensa que Somoza era recibido en el Paraguay en carácter de "residente temporal" y no como exiliado político.
"El Paraguay, siempre fiel a su tradición de hospitalidad, que se ha puesto de manifiesto en distintas épocas, recibirá al general Somoza en calidad de residente temporal", dijo Montanaro.
En un despacho internacional, la agencia EFE recordó que el régimen paraguayo se había hecho por dar refugio a criminales internacionales como el criminal nazi Joseph Mengele o el narcotraficante francés Lucien Darguelles, alias Auguste Joseph Ricord, el jefe de la famosa Conexión Latina.
Somoza residió a su llegada en una mansión alquilada sobre la avenida Mariscal López, casi San Martín, pero pocos meses después se mudó a otra más grande, sobre la avenida Generalísimo Franco, donde vivió hasta el día de su muerte.
Muy pronto, su presencia se hizo habitual en clubes nocturnos y restaurantes lujosos, donde participaba de fiestas y celebraciones, relatándose varios incidentes con algunas personalidades del jet-set asunceno. Se volvió leyenda su enemistad con el empresario Humberto Domínguez Dibb (HDD), yerno del dictador Alfredo Stroessner y director propietario del diario Hoy, presuntamente porque Somoza cortejaba a una mujer que también era amante de Domínguez Dibb.
También empezaron a trascender noticias de que Somoza estaba realizando operaciones comerciales de compras de tierras y otras inversiones. Posteriormente, se pudo comprobar que Somoza adquirió 8.000 hectáreas de tierras destinadas a la reforma agraria en el Chaco.

La "Operación reptil".

El plan para asesinar a Somoza empezó a gestarse en Managua, la capital de Nicaragua, durante los primeros meses de gobierno del Frente Sandinista. Quién lo planteó fue un conocido líder guerrillero argentino, Enrique Haroldo Gorriarán Merlo, "El Pelado", quien en los años 70 fue fundador del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y de su brazo armado, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), junto a Mario Roberto Santucho, en su país.
Tras una serie de acciones armadas en la Argentina, Gorriarán y varios de sus compañeros se unió en 1976 a la lucha del sandinismo en Nicaragua, donde tuvo destacada actuación, hasta lograr la caída de Somoza.
Según lo relataría luego el propio Gorriarán, el plan para matar a Somoza surgió a finales de 1979, en el restaurante argentino Los Gauchos, en Managua, cuando con sus compañeros estaban compartiendo un asado con cervezas.
—Da rabia pensar que ese criminal está gozando de sus millones en Paraguay— dijo Armando.
—¡Ah no!, sería una vergüenza histórica permitir que ese asesino se muera tranquilamente en su cama de tanto beber guaro— agregó otro de los guerrilleros, según contó Gorriarán a los escritores Claribel Alegría y D.J. Flakoll.
Así empezó a gestarse la llamada "Operación reptil", que si bien fue una iniciativa del grupo comando del ERP, contó con la autorización y la financiación de autoridades del gobierno sandinista, especialmente del entonces ministro del Interior, comandante Tomás Borge.
"Entrar al Paraguay sin levantar sospechas, hacer el trabajo sin que te agarren y salir sin dejar huella", era el objetivo del grupo, que según Gorriarán fue integrado por "cerca de diez" hombres y mujeres. Solo se ha podido conocer y confirmar la identidad concreta de Gorriarán, Irurzún, Roberto Sánchez y Claudia Lareu.
Tras un entrenamiento en Colombia, un primer grupo de tres personas ingresaron al Paraguay desde Brasil en marzo de 1980 y perdieron varias semanas reconociendo el terreno y tratando de detectar el lugar donde vivía Somoza.
El dato preciso lo pudieron obtener de un modo temerario, cuando una de las integrantes del grupo abordó un taxi y le pidió al taxista que la lleve hasta "una peluquería que queda a dos cuadras de donde vive el general Somoza". Como el taxista tampoco lo sabía, no se le ocurre mejor recurso que bajarse a preguntar en una comisaría, y así la propia policía les indica la dirección, sobre la avenida Generalísimo Franco.
Para poder vigilar la casa sin despertar sopechas, el grupo alquiló un kiosko de venta de revistas y diarios en las esquinas de la actual avenida España y Santísimo Sacramento. Desde allí, haciéndose pasar como kioskero, uno de los guerrilleros podía observar las salidas y entradas a la mansión de Somoza y tratar de establecer su rutina.
"Lo simpático es que varios de los clientes que acudían a nuestro kiosko a comprar revistas pornográficas eran los propios policías de Stroessner", apuntaría luego Gorriarán Merlo.
Alquilaron varias casas de seguridad en barrios populares de Asunción. Una de ellas estaba en el barrio San Vicente, donde guardaban las armas que lograron ingresar de contrabando desde Argentina, cruzándolas en canoa por el río Paraguay, con ayuda de unos contrabandistas, a quienes hicieron creer que eran simples mercaderías: el lanzacohetes RPG-2, fusiles M16, ametralladoras Ingram y pistolas automáticas.
Otra iniciativa fue alquilar una casa sobre la avenida Franco (actual España), por donde habitualmente pasaban Somoza y sus guardaespaldas, en dirección al centro de la ciudad.
Tras comprobar que había una vivienda ofrecida en alquiler sobre Franco y América, los guerrilleros se presentaron ante el propietario (el ingeniero civil Luis Alberto Montero) asegurando que eran representantes del cantante español Julio Iglesias, quien planeaba pasar un tiempo en Paraguay para preparar una película y una serie de conciertos, pero que el mismo deseaba permanecer en el anonimato.
La estrategia funcionó perfectamente.

"¡Blanco...! ¡Blanco...!", fue la señal.

Durante varias semanas de agosto y setiembre, Somoza desapareció de escena y los miembros del comando guerrillero estuvieron a punto de abortar el operativo, temiendo ser descubiertos si pasaba más tiempo, hasta que el 10 de setiembre, el ex dictador reapareció en sus periódicas salidas desde la mansión.
Ya no había vuelta atrás. Había que ejecutar el operativo en la primera oportunidad, y la misma se dio el miércoles 17, cuando el guerrillero que se hacía pasar como kioskero gritó a través del walkie talkie la señal convenida: "¡Blanco...! ¡Blanco...!", aludiendo al color del auto en que se desplazaba Somoza.
En el auto, conducido por el chofer Cesar Gallardo, solo iban atrás Somoza y su asesor Baittiner. Detrás se desplazaba el auto de los custodios, un Ford Falcon a cargo del comisario Francisco González León, con otros cuatro policías asignados.
Cuando el auto Mercedes Benz cruzó el semáforo de la calle Venezuela, el guerrillero Armando salió al paso a bordo de un Jeep Cherokee y cerró el paso a una kombi que iba adelante. El chofer de Somoza, que venía detrás, tuvo que frenar bruscamente.
Fue cuando el capitán Santiago (Irurzún) salió a la vereda e intentó disparar el lanzacohetes, pero el mecanismo se trabó. Gorriarán asumió el momento, vaciando el cargador de su M-16. Recién entonces Irurzún pudo activar su potente arma y el Mercedez Benz voló en pedazos.

Un paisaje desolador.

Había que estar allí, para ver los rostros desencajados y asustados del entonces ministro del Interior de la dictadura stronista, Sabino Augusto Montanaro, del jefe de Policía, general Alcibiades Brítez Borges, y del jefe del Departamento de Investigaciones de la Policía de la Capital, Pastor Milciades Coronel, todos parados al lado del Mercedes Benz color blanco, totalmente destrozado en medio de la avenida.
Los máximos jerarcas del régimen estaban lívidos, completamente shockeados, como bien se puede observar en varias de las fotos que publicó la prensa de la época.
El ex dictador nicaragüense Tachito Somoza, uno de los "huéspedes" mundialmente más famosos del dictador Alfredo Stroessner, acababa de ser asesinado en un violento atentado, cometido por un grupo de desconocidos, y ellos, los máximos responsables de la seguridad de un sistema político que se proclamaba como un muro de vigilancia infranqueable... ¡habían sido tomados totalmente de sorpresa!
En la Redacción del diario Última Hora, al igual que en la mayoría de los demás medios, se vivió una febril agitación para cubrir el hecho noticioso, totalmente inusual en el contexto político de esos años de dictadura.

Los primeros reporteros que llegaron al lugar del crimen encontraron un escenario impactante: restos humanos regados sobre el asfalto, el auto de Somoza totalmente destruido y aún humeante, y mucha confusión de parte de las autoridades.
Una escena que la mayoría de los colegas recuerda es la de la amante de Somoza, Dinorah Sampson llegando al lugar, a los gritos, exigiendo: "¿Dónde está el general? ¿Dónde está mi marido? ¡Quiero verlo!". Y la respuesta del ministro Montanaro, que se escuchó dura y brutal: "Señora, allí está su marido...¡totalmente destrozado!".
Ese día Última Hora salió a las calles al final de la tarde, cuando ya había una larga cola de lectores esperando frente a la sede central, para adquirir un ejemplar. También los principales matutinos, ABC Color y Hoy, sacaron a la calle ediciones "extras", esa misma tarde.
La cobertura de los diarios ofrecía mucho despliegue sobre el atentado, con fotos y croquis.
A miles de kilómetros de distancia, en Managua, otros periodistas le preguntaron al entonces ministro del interior de la revolución sandinista, comandante Tomás Borge, si sabía quiénes eran los que acababan de asesinar a Somoza en Paraguay.
-¡Fuenteovejuna...! –se limitó a responder Borge.
La pregunta apuntaba a determinar si el gobierno de la revolución sandinista había tenido alguna participación en el atentado contra el ex dictador, pero Borges encontró en la célebre obra teatral del escritor Lope de Vega, en que el pueblo de Fuente Ovejuna, en la España de finales del Siglo XV, se rebela ante la tiranía y hace justicia por mano propia, la excusa perfecta para evadir cualquier responsabilidad.
Los versos de Lope de Vega dicen:

¿Quién mató al Comendador?
¡Fuenteovejuna, Señor!
¿Quién es Fuenteovejuna?
¡Todo el pueblo, a una!

Pasarían muchos años hasta que se conozca que no fue Fuenteoejuna, sino el grupo comando del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), dirigido por el argentino Enrique Gorriarán Merlo, con estrechos lazos con el Gobierno sandinista, el que tuvo a su cargo el operativo de ajusticiamiento.

La pesadilla represiva

La respuesta del régimen al episodio bautizado como "el Somozaso" fue el cierre de fronteras, el estado de excepción y una fuerte escalada represiva.
La mayoría de los autores del atentado lograron escapar a tiempo del país, menos uno de ellos, el capitán Santiago, Hugo Alfredo Irurzún, quien fue atrapado cuando regresaba a una de las casas que mantenían como refugio, en el barrio San Vicente, para retirar armas y dinero.
Irurzún se enfrentó a tiros con la policía, resultó herido y fue llevado al Departamento de Investigaciones, donde murió luego de largas horas de tortura, según el testimonio de otros presos políticos. Sin embargo, el jefe de Investigaciones, Pastor Coronel, aseguró que fue abatido durante un fuego cruzado con la policía.
En los días siguientes sobrevino una verdadera cacería de brujas, con los famosos "operativos rastrillos", en que bandas de militares, policías y pyragués avanzaban peinando los barrios de las ciudades y los pueblos, casa por casa, ingresando con mucha violencia a revisar viviendas, comercios y oficinas, o formaban sorpresivas barreras en las calles y en las rutas, para someter al control a personas y vehículos.
Cualquiera que resultara "sospechoso" (nadie sabía de qué) podía ser detenido al instante, sin orden judicial, y ser llevado "para averiguaciones". Suponía una casi segura sesión de torturas en las comisarías o en las mazmorras de Investigaciones, solo por haber sido encontrado en su poder algún libro o disco prohibido. La dictadura necesitaba encontrar culpables del "bárbaro crimen terrorista" contra "el dignatario extranjero", y la lección represiva buscaba acallar nuevos intentos de protestas contra el régimen.

Pero ya el mito había sido vencido: la dictadura no era todopoderosa ni inexpugnable, y podía llegar a caer.

Ser joven...

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es izar los sueños como una bandera
es poblar con gritos de rebeldía
las calles del silencio
es despertar a una sociedad dormida
es sentarse para que el país se levante
es trasnochar en vigilia
para revelar a un funcionario corrupto
es rechazar un ramo de flores
a cambio de mejor educación
es incomodar a las autoridades
es alterar el orden constituido
es hacer sentir a la vez vergüenza,
miedo y orgullo a papás y mamás
es educar a los maestros
es devolver la esperanza
es construir el presente
con la materia del futuro.


¡Feliz Nueva Primavera, Paraguay...!

Andrés Colmán Gutiérrez 

Historia de las luchas estudiantiles en el Paraguay

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 En 1969 se dio la mayor movilización de secundarios y universitarios ante la visita de Rockefeller. Una fuerte represión mató aquella eclosión, que intentó repetirse con el MI en los 70, la FEUP en los 80 y el MOBE en los 90. Esta es la historia que antecede al "estudiantazo" del 2015.

Por Andrés Colmán Gutiérrez - @andrescolman

El 19 de junio de 1969, el gobernador del estado de Nueva York, Estados Unidos, el multimillonario Nelson Rockefeller, visitaba oficialmente el Paraguay, en representación del presidente norteamericano Richard Nixon, para estrechar lazos con el gobierno del general Alfredo Stroessner, quien llevaba 15 años en el poder.
La presencia del magnate se vio empañada por una serie de barricadas que se alzaron súbitamente en las calles de Asunción, en los trayectos por donde la comitiva debía transitar.
El mismo día de su llegada, un numeroso grupo de estudiantes del Colegio Nacional de la Capital (CNC), con la adhesión de alumnos de otros colegios secundarios, cerraron completamente la avenida Eusebio Ayala, frente a la sede del centro educativo.
"Se rompieron los vidrios de parabrisas de algunos ómnibus que trataron de pasar forzando el bloqueo. Hubo una fuerte represión policial, y a partir de ese entonces, que era entre la tarde y la noche del 19 de junio de 1969, se organizaron decenas de manifestaciones con fuertes represiones", recuerda el periodista e historiador Roberto Paredes, quien era alumno del CNC y fue protagonista del levantamiento.
Los colegios San José y Cristo Rey, al igual que las facultades de Ingeniería y Medicina de la UNA, fueron también los ejes de la fuerte lucha social, en que secundarios y universitarios fueron por igual protagonistas.

Aquel trágico octubre

No era la primera vez que el movimiento estudiantil ganaba protagonismo en las luchas sociales y políticas, en la historia paraguaya.
Ya lo había hecho en los años previos a la Guerra del Chaco, cuando alumnos de varios colegios se movilizaron durante el gobierno del liberal José P. Guggiari, para exigir la defensa de la soberanía, ante las amenazas de invasión territorial por parte de Bolivia.
El 23 de octubre de 1931, centenares de estudiantes del Colegio Nacional de la Capital, de la Escuela Normal y de la Facultad de Medicina, marcharon por las calles de la ciudad hasta el Palacio de Gobierno, donde exigieron hablar con el presidente.
La respuesta fue el ametrallamiento contra los manifestantes por parte de la guardia presidencial, dejando un saldo de 11 muertos y 29 heridos. Una tragedia que derivó en el juicio político al presidente Guggiari, del cual resultó absuelto, pero que finalmente desembocó en la guerra contra Bolivia (1932-1935).

Los jóvenes, entre los pocos que se opusieron

Cuando el general Alfredo Stroessner llegó al poder el 4 de mayo de 1954, con un golpe militar contra el presidente Federico Chávez, casi no encontró oposición política, debido a la anarquía e inestabilidad que reinaba en el país, con varios dirigentes históricos en el exilio.
Entre los pocos grupos disidentes, principalmente jóvenes febreristas y comunistas, había dirigentes estudiantiles, quienes el 10 de mayo de 1954 realizaron un primer mitin de protesta contra el golpe, en la céntrica plaza frente al cine Victoria, en Asunción.
Entre el 10 y el 30 de abril de 1956, estudiantes universitarios protagonizaron grandes manifestaciones callejeras contra el régimen, por haber implementado el Estado de Sitio y cometer varios hechos represivos contra dirigentes sociales y políticos.
Las movilizaciones le costaron el cargo al entonces ministro del interior, Tomás Romero Pereira, por no haberlas reprimido. En su lugar fue nombrado el jefe de policía, Edgar L. Insfrán, quien inició una verdadera cacería de brujas contra los dirigentes estudiantiles, secundados por su nuevo jefe de policía, el coronel Ramón Duarte Vera.
En agosto de 1958, los estudiantes apoyaron la gran huelga general obrera que conmocionó al país.
El 28 de mayo de 1959, la policía montada atropelló otra manifestación estudiantil que protestaba contra la suba del pasaje en el transporte público, oportunidad en que fue agredido el legislador Miguel Ángel González Casabianca, en las inmediaciones de la Plaza Italia, en Asunción. Éste episodio derivó en la clausura del Congreso Nacional, por parte del régimen stronista, y en el exilio de varios dirigentes y parlamentarios colorados.
Pero el gran protagonismo de los jóvenes estudiantes ocurrió en junio de 1959, durante la visita de Rockefeller, cuando los secundarios y universitarios tomaron las calles, paralizaron actividades y se enfrentaron abiertamente con la policía. La dictadura los tomó como el principal blanco de la represión y se dispuso a acabar con la rebeldía juvenil.

El recordado Movimiento Independiente (MI)

A partir de entonces se inició un proceso de "coloradización" de los centros estudiantiles universitarios, en muchos casos a través de actos de fuerza, tomando por asalto las asambleas y anulando a los opositores.
Pero un sector de los estudiantes se negó a ser sometido, y entre 1966 hasta 1977 formaron el Movimiento Independiente (MI), movilizándose principalmente en defensa de la soberanía, acerca de las diferencias que se mantenían con Brasil en cuestiones energéticas y de límites, en el proceso de negociaciones que luego desembocaría en la construcción de la represa de Itaipú.
El MI mantenía un semanario llamado Frente, que cuestionó duramente las condiciones en que el régimen paraguayo firmó el Tratado de Itaipú, hasta que sufrió una fuerte represión en 1977.
Uno de los momentos memorables fue cuando el MI logró organizar un debate televisado entre el líder opositor liberal Domingo Laino y el entonces director de la Administración Nacional de la Electricidad (ANDE) y hombre fuerte del stronimo en cuestiones energéticas, el ingeniero Enzo Debernardi.
"Derecho y Economía de la UNA encabezaban las tropas coloradas que amenazaban y asaltaban las asambleas estudiantiles. Los centros independientes se defendían a muerte, con una valentía admirable en aquellos tiempos. En la UNA, Medicina e Ingeniería eran los bastiones de la oposición. En la UC, Filosofía, Contables y Derecho no se dejaban comprar ni amedrentar por las pandillas de pyrague y funcionarios públicos alcoholizados que atracaban los recintos universitarios", recuerda el periodista y catedrático Ilde Silvero.
Basilio y Pon Bogado Gondra, Jorge y Ricardo Canese, José Carlos y Guido Rodríguez, Javier y Pepe Arnella, Jorge Lara Castro, Pepito Morínigo, José Guggiari, José Luis Simón, Oscar Rodríguez C., Emilio Pérez Chávez, Line Bareiro, Antonio Pecci, Coco Arce, Julio César Barreto, Adolfo Ferreiro, Mario Torres, José Bellasai, Luis Antonelli, María Celia Frutos, Jorge Heisecke, Melquíades Alonso, Luis Sánchez, Alfredo Carrillo, entre otros, fueron dirigentes del MI.
"En julio de 1977, la Policía apresó a la mayoría de los dirigentes del MI, los metió en el tenebroso Departamento de Investigaciones y tras terribles sesiones de torturas, unos pocos fueron liberados, otros enviados como presos políticos a Emboscada y otros lanzados inmisericordemente al exilio. La brutal represión fue el certificado de defunción del MI", narra Silvero.

La universidad tomada por la dictadura

El control de las universidades y centros estudiantiles por parte del régimen se hizo mucho más fuerte.
"Los colorados conquistaron no solo centros de alumnos de diversas facultades de la Universidad Nacional de Asunción (UNA) o la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción (UCA), sino que también lograron controlar la Federación Universitaria del Paraguay (FUP), subordinándola directamente a directivas emanadas del partido oficialista y, más específicamente, a las directivas de lo que más tarde se constituyó como la corriente militante del partido colorado", destacan los investigadores José Carlos Rodríguez y Benjamín Arditti, en su libro La sociedad a pesar del Estado.
El accionar oficialista resultó efectivo, según los autores, ya que si bien existieron organizaciones estudiantiles luego de la represión a la última gran movilización universitaria de 1969, sobrevino un periodo de casi dos décadas de repliegue del activismo universitario.
Las  movilizaciones opositoras políticas de los liberales del PLRA y de los demás partidos del Acuerdo Nacional, en la década del 80, junto a las movilizaciones sociales de Médicos y Estudiantes del Hospital de Clínicas, así como el renovado dinamismo en organizaciones obreras y campesinas, influyó positivamente en la recuperación del movimiento estudiantil independiente.
Facultades como Medicina UNA, Ingeniería UNA, Filosofía UCA, Arquitectura UNA, Ciencias Contables UCA, mantuvieron frentes y movimientos contestatarios que fueron ganando espacios, hasta ganar electoralmente los centros de estudiantes a los colorados stronistas, y fueron uniendo fuerzas.
Uno de los primeros logros importantes fue la formación del Movimiento 24 de Abril, que se creó el 25 de abril de 1986, en Asunción, en plena efervescencia de las movilizaciones de Clínicas, sellando la unión de varios centros y  movimientos independientes de la UNA y la UCA.

FEUP: La reconquista de la universidad

Aquello fue el primer paso para la creación de la Federación de Estudiantes Universitarios del Paraguay (FEUP), la mayor y más importante central estudiantil formada en el país, que  se lanzó oficialmente el 24 de abril de 1987, en un gran acto que reunió a más de 5.000 personas, en los patios del ex Seminario Metropolitano.
La fecha fue elegida por su gran simbolismo, ya que recordaba la mayor movilización en torno a la lucha del Hospital de Clínicas, el 24 de abril de 1986, y que concentró la gran participación de los estudiantes.
La capacidad de convocatoria en el acto de lanzamiento de la FEUP fue considerada mayor a todos los actos que había realizado hasta el momento cualquier organización social o política opositora, durante la lucha contra el stronismo.
Entre las reivindicaciones de la FEUP, se mencionaba la defensa de la autonomía gremial, tanto en relación al gobierno y al Partido Colorado, como asimismo en relación a los partidos opositores y a la Iglesia; la lucha por una participación efectiva en los procesos de decisión al interior de la Universidad; la promoción de la libertad ideológica en la educación, para así lograr una real democratización de la Universidad y la sociedad; y por último, el respeto a la autonomía universitaria y la no injerencia de los partidos o de la Iglesia en la conformación de las propuestas estudiantiles.

Tras la dictadura, nuevos desafíos

Con la caída del régimen stronista, tras el golpe militar del 2 y 3 de febrero de 1989, la FEUP perdió su fuerza y el movimiento universitario se fragmentó.
Algunas nuevas formas de organización surgieron con la creación del Centro de Estudiantes Universitarios del Interior Residentes en Asunción (CEUNIRA), que empezó a articularse ya en 1988, aun durante el stronismo, como la Coordinadora de Estudiantes del Interior, y que en abril del 89 se convierte en Centro.
Esta organización fue protagonista de importantes luchas en los años 90, por un lado logran la obtención de becas y sitios de residencias para estudiantes universitarios llegados del interior a la capital, como en su paulatina inserción en esferas de la conducción de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), buscando lograr prácticas más democráticas en las facultades.
Marcos Ibáñez, uno de los dirigentes fundadores del Ceunira, recuerda que participaron de varias marchas e incluso de tomas del Rectorado, denunciando las mismas irregularidades que se denuncian actualmente.
"En la era Berganza - Peralta me abrieron un sumario que tiene 200 páginas y me sacaron de la carrera de Derecho, luego de haberme recibido de periodista, por denunciarles por desvío de fondos del presupuesto de la UNA. Fue luego de una de las tomas del Rectorado de la UNA", recuerda Ibáñez.

Los secundarios, una lucha constante

Aunque desde su rol protagónico en 1969 no habían vuelto a salir a las calles en gran número, sin embargo el movimiento de estudiantes secundarios se reorganizó tras la caída de la dictadura, en torno a una de sus principales reivindicaciones: la obtención del boleto estudiantil.
En octubre de 1999, respondiendo a una iniciativa de la organización no gubernamental Decidamos, representantes de un total de 12 colegios secundarios se reunieron en la sede de la universidad privada Columbia, en Asunción, donde dieron nacimiento al Movimiento por la Obtención del Boleto Estudiantil (MOBE).
Fue el inicio de una larga lucha que se extendió con marchas y movilizaciones por la capital y varias ciudades del interior del país, con arduas negociaciones con autoridades del Ministerio de Educación, de Municipalidades y de empresas transportistas, y que daría sus primeros resultados en la primavera del 2000, cuando muchos estudiantes pagaban por primera vez un medio pasaje en las línea de transporte público, para llegar hasta sus colegios.
"Desde el año 2000 el boleto estudiantil se aplica 'plena e irrestrictamente', al menos tiene una ley sancionada y promulgada, pero recibe la violencia permanente de los actores involucrados para que esa aplicación sea plena: Los empresarios que se desentienden de la aplicación de la ley del boleto estudiantil y las autoridades del ente regulador del transporte que no sancionan a las empresas que infringen dicha ley", destaca el articulista Orlando Aguirre en un ensayo sobre el boleto estudiantil.
"Esos pilares que constituyeron el Movimiento por la Obtención del Boleto Estudiantil (MOBE) y que luego pasó a convertirse en Federación Nacional de Estudiantes Secundarios (FENAES) se constituyeron en una suerte de 'marca registrada' en cada dirigente que pudo ver ese proceso bien de cerca, pero por otra parte, por causas diversas, no se ha podido consolidar en el tiempo. Quizás el proceso más lógico hubiera sido llegar a una Federación de Estudiantes Universitarios con los sucesivos recambios generacionales, pero eso no fue de tal manera", destaca Aguirre.
La FENAES sigue activando, aunque ya no con la fuerza suficiente que tuvo en su momento, pero tuvo una importante presencia en la histórica Marcha Nacional de los Colegios Públicos y Privados (MNCPP) del pasado 18 de setiembre, que esta vez fue convocada por una nueva organización en construcción.

Los universitarios, retomando fuerza

Aunque ya no tenían la fuerza aglutinadora que en su momento tuvo la FEUP, en los 80, los movimientos universitarios siguieron activando desde distintos focos de resistencia en las facultades, durante la década del 90 y la del 2000.
Un momento de gran inflexión ocurrió luego de la histórica gesta ciudadana del Marzo Paraguayo (marzo de 1999), que encendió la rebeldía juvenil en diversas movilizaciones de tomas de facultades, buscando implementar una universidad más democrática.
El periodista e historiador Antonio Pecci recuerda que "en el 2005 se dio una fuerte movilización, cuando más de mil estudiantes de diversas facultades rodearon la sede del Rectorado para oponerse a la reforma del estatuto de la UNA, presidida por el profesor Pedro Gonzalez (entonces rector)".
Una de las propuestas de reforma prácticamente consensuada entre los consejeros consistía en incorporar la figura de la reelección indefinida del Rector,  "un vestigio de la dictadura", según Pecci.
En una situación muy similar a la que se vivió en estos días, los estudiantes se opusieron a que los miembros del Consejo Superior Universitario salieran de la sede, si no se comprometían a vetar dicho proyecto anti-democrático, relata el periodista.
"El rector Gonzalez pidió la intervención de la Fiscalía y en aquella oportunidad la fiscala designada, en vez de realizar una gestión de mediación para la solución de la crisis, ordenó el ingreso violento de la FOPE (Fuerzas antimotines de la Policía), cuyos integrantes dispararon a mansalva contra los estudiantes, muchos de los cuales resultaron con heridas de balines, golpes y contusiones", relata.
En esa oportunidad "se había atropellado la autonomía universitaria como en la época stronista, impunemente. A continuación la fiscala abrió un sumario contra los estudiantes que defendieron principios democráticos y no contra los retrógrados del Consejo Universitario, que transgredían principios constitucionales", memora Antonio Pecci.
La reacción de destacados activistas de derechos humanos, como Luis Alfonso Resck y Martin Almada ante la Fiscalía de San Lorenzo y la eficaz actuación como defensor del abogado Jorge Bogarin logró salvar a los líderes estudiantiles de ir a prisión, destaca el periodista, cuya propia hija, la estudiante María Paz Valenzuela, estuvo incluida entre los universitarios procesados.
"La Fiscalía pedía un año de cárcel como mínimo para los estudiantes, con la acusación de 'intento de secuestro'. El juez de la causa desestimó dicha acusación por exagerada, como lo demostró el abogado defensor, ya que no hubo acto de violencia física contra los consejeros, que ademas estaban protegidos por los guardias de la UNA", relata.
El rector Gonzalez y los jefes policiales que procedieron al atropello contra los estudiantes jamás fueron juzgados, a pesar de que el hecho fue de público conocimiento, según destaca Pecci.
Aquella vez, la lucha de los estudiantes no tuvo la gran repercusión en la sociedad y en los medios de comunicación, como si lo tiene la actual movilización, aunque las motivaciones eran las mismas.

¿Qué pasó entre entonces y ahora, para que más y más estudiantes se unan en una gran lucha y obtengan un eco impresionante de parte de la prensa y la sociedad?

El Septiembre Estudiantil: Así se inició la investigación sobre Froilán

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La serie de reportajes “Festín de rubros docentes en la UNA”, que empezó a publicarse en Última Hora el 8 de septiembre, reveló un amplio esquema de presunta corrupción, dirigido por el rector Froilán Peralta. Nadie esperó que la investigación periodística iba a despertar una gran movilización estudiantil. 


Por Andrés Colmán Gutiérrez - @andrescolman

Todavía no se apagaban los fuegos de la histórica investigación periodística que había provocado el juicio político, la renuncia y el procesamiento del contralor Óscar Velázquez y de la subcontralora Nancy Torreblanca, cuando la incansable reportera Rossana Escobar, con apoyo de otros colegas del equipo de investigación de Última Hora, ya tenía lista una nueva serie de reportajes, esta vez sobre un esquema de presunta corrupción montado por el rector de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), Froilán Enrique Peralta.
Como es procedimiento habitual -y lo establece el código de ética de ÚH-, antes de la publicación Rossana buscó a Peralta y a las personas de su entorno afectadas por la investigación, para comunicarles lo que iba a publicar y pedirles sus respectivas versiones al respecto.
Al parecer, en un aparente intento por desactivar la publicación, el rector dispuso que una de las principales involucradas, su secretaria Tatiana Cogliolo, una joven maestra parvularia que cobraba como profesora en la Facultad de Veterinaria, facturando 12,6 millones de guaraníes mensuales, siendo además pariente político del rector, renuncie a su cargo.

Probablemente pensaba que al desvincularla del cargo la investigación periodística iba a perder sustento y quizás ni llegaría a publicarse, pero los periodistas sabían que el caso Tatiana era solamente la punta del ovillo de una serie de irregularidades.


 LA PRIMERA CHISPA

El martes 8 de septiembre, con un título a cuatro columnas al pie de la portada, “Renuncia secretaria del rector de la UNA ante investigación de ÚH”, el diario inició la publicación de la serie, que ocupaba toda la página 25, en la sección País, con el acápite “Festín de rubros docentes en la UNA”.
Si, era una acusación grave, pero afortunadamente la principal denunciada ya había renunciado antes de que empiecen la publicaciones. “¡Fiuuu…!”, habrán respirado aliviados.
Sin embargo, en la edición del día siguiente, miércoles 9 de septiembre, el maldito diario volvía otra vez al ataque.
Esta vez publicaba dos páginas (22 y 23), agregando varios otros casos: “Familiares de secretaria del rector cobran como profesoras fantasmas”.
El reporte revelaba que Froilán, además de haber nombrado a su secretaria Tatiana como profesora de Veterinaria, también había dado rubros de docente a la mamá y una prima de esta, sin que las mismas tengan títulos universitarios.
El jueves 10 hubo otras revelaciones: “Rector nombró hasta a la hermanita colegiala de su secretaria en la UNA”.
Y además se publicó un reporte que causó mucha indignación: los representantes estudiantiles ante el Consejo Directivo de la UNA, Rodolfo Antonio Brassel y José Enrique Osorio, tras ser requeridos por los periodistas de ÚH, decidieron llamarse a silencio. Ambos también habían sido denunciados por cobrar mensualmente millonarios rubros como docentes.
Desde entonces, día tras día, el diario fue dando a conocer más y más revelaciones sobre el nivel de podredumbre en el Rectorado de la UNA, sin que en principio se produzcan muchas reacciones, ni de las instituciones encargadas de investigar y actuar, ni tampoco de docentes y alumnos.
Hasta que, casi una semana después, el lunes 14 de setiembre, a pocos días de una anunciada marcha nacional de estudiantes secundarios en reclamo de una mejor educación, la Fiscalía dispuso iniciar una investigación en el rectorado de la UNA, en base a las publicaciones de ÚH.
Ese mismo día, también la Contraloría anunció que empezaba una auditoría en el Rectorado, acerca de las mismas denuncias.


La primera chispa

El martes 8 de septiembre, con un título a cuatro columnas al pie de la portada, "Renuncia secretaria del rector de la UNA ante investigación de ÚH", el diario inició la publicación de la serie, que ocupaba toda la página 25, en la sección País, con el acápite "Festín de rubros docentes en la UNA".
En la edición del día siguiente, miércoles 9 de septiembre, incluyó dos páginas con más revelaciones: "Familiares de secretaria del rector cobran como profesoras fantasmas".
El reporte relataba que Froilán, además de haber nombrado a su secretaria Tatiana como profesora de Veterinaria, también había dado rubros de docente a la mamá y una prima de esta, sin que las mismas tengan títulos universitarios.
El jueves 10 hubo más datos: "Rector nombró hasta a la hermanita colegiala de su secretaria en la UNA".
Además se publicó un reporte que causó mucha indignación: los representantes estudiantiles ante el Consejo Directivo de la UNA, Rodolfo Antonio Brassel y José Enrique Osorio, tras ser requeridos por los periodistas de ÚH decidieron llamarse a silencio. Ambos también habían sido denunciados por cobrar mensualmente millonarios rubros como docentes.
Desde entonces, día tras día, el diario fue dando a conocer más y más detalles sobre el nivel de podredumbre en el Rectorado de la UNA, sin que en principio se produzcan muchas reacciones, ni de las instituciones encargadas de investigar y actuar, ni tampoco de docentes y alumnos.
La intervención de la Coordinadora de Abogados del Paraguay, que presentó una denuncia penal en base a las revelaciones de Última Hora, fue fundamental para que intervenga la Justicia.
Casi una semana después de la primera publicación, el lunes 14 de setiembre, a pocos días de una anunciada marcha nacional de estudiantes secundarios en reclamo de una mejor educación, la Fiscalía dispuso iniciar una investigación en el rectorado de la UNA, en base a las publicaciones de ÚH.
Ese mismo día, también la Contraloría anunció que empezaba una auditoría en el Rectorado, acerca de las mismas denuncias.

Publicaciones ÚH


La primavera de los secundarios

El viernes 18, la realización de la Marcha Nacional de Colegios Públicos y Privados (MNCPP) sorprendió gratamente por su alta participación y su muy buena organización.
Cerca de 10.000 estudiantes, en su mayoría aún niños, niñas y adolescentes, partieron desde la plaza Italia de Asunción, hicieron una sentata simbólica frente a la sede del Ministerio de Educación, rechazaron las flores que les ofreció la ministra Marta Lafuente, pero obtuvieron el compromiso de una mesa de negociaciones, y siguieron caminando con sus banderas, carteles, gritos y cánticos, hasta la plaza de Armas, frente al Congreso Nacional, donde celebraron anticipadamente el inicio de la primavera y Día de la Juventud, reiterando su decisión de seguir movilizados en la lucha por una verdadera reforma educativa.
Aunque la fiesta era de los secundarios, el tema de la revuelta en la UNA ya ocupó un fuerte foco de atención en la marcha. Los universitarios se congregaron en la plaza de la Democracia y marcharon desde allí hasta la plaza de Armas, para unirse con los secundarios. "¡Fuera Froilán!", "No más seccionales en las facultades", eran las principales consignas.
Los estudiantes de la facultad de Veterinaria UNA (donde Froilán había sido decano y lo seguía controlando como un feudo propio) denunciaron que varios docentes intentaron impedir que participen de la marcha, al resolver tomarles exámenes repentinamente y exigirles presencia en las aulas, a la misma hora de la movilización.
Tras la marcha, los universitarios se congregaron frente al edificio del Rectorado, en el Campus de San Lorenzo, en la tarde de ese jueves, en una larga asamblea con micrófono abierto que se prolongó hasta horas de la noche.

Ya estaba decidido, aunque aún eran pocos, iban a comenzar una vigilia en ese lugar desde el lunes 21, esperando la reunión del Consejo Superior Universitario que debía realizarse el martes 22 para analizar el caso Froilán.



La desaparición de Froilán

El domingo 20, el tema estalló en los programas periodísticos de televisión. Froilán Peralta eligió a qué programa ir, aunque varios lo habían convocado, y asistió al programa Cara o Cruz, conducido por Enrique Vargas Peña y Jorge Torres Romero en Unicanal, pero una gran cantidad de estudiantes universitarios se congregó frente al local del medio con intenciones de "escracharlo".
Durante la entrevista en estudios, Froilán anunció que no pensaba renunciar, pero que iba a pedir permiso hasta que termine la investigación del Ministerio Público y la Contraloría.
El programa periodístico AAM (Algo Anda Mal), que conduce Santiago González y un equipo de periodistas en Canal 13, puso un móvil en vivo en la calle, frente a Unicanal, y pudo registrar el momento en que el rector fue sacado del interior del edificio por una patrullera policial, avanzando a contramano, en medio del abucheo de los manifestantes.
Esa fue la última vez que el rector de la UNA fue visto en público. El lunes 21, a la mañana, se instaló la asamblea permanente de los estudiantes frente al local del Rectorado, que en la práctica fue una toma simbólica por parte de los alumnos de su propia universidad. El número fue creciendo a medida que pasaban las horas y para la noche ya eran miles. Se iniciaba una jornada de vigilia memorable en vísperas de una apresurada reunión del Consejo Superior Universitario, convocada por el mismo Froilán para la mañana del martes, a fin de tratar su pedido de permiso al cargo. La consigna de los estudiantes pendía como una espada de Damocles sobre la anunciada reunión: No al permiso, renuncia inmediata.

Rehenes por un día

El martes 22, el Campus de la UNA amaneció totalmente ocupado por los estudiantes, que seguían llegando como una marea humana incontenible.
Los miembros del Consejo Superior Universitario -12 decanos de Facultades, 12 representantes docentes, 4 representantes de graduados no docentes y 8 representantes estudiantiles- se reunieron en medio de un clima de gran tensión, a puertas cerradas.
El rector Froilán Peralta no asistió, solo hizo llegar su carta con su pedido de permiso. Los integrantes del Consejo decidieron aceptar el permiso, por 36 votos a favor y uno en contra (de Ricardo Meyer, decano de Arquitectura), lo cual encendió aún más la indignación de los estudiantes, que permanecían afuera y exigían la renuncia inmediata del rector.
En una segunda sesión, los miembros del Consejo firmaron una resolución exigiendo a Froilán que renuncie al cargo y convocaron a una Asamblea Universitaria para el martes 29 de setiembre, en la cual analizarían la situación.
Lo resuelto encrespó aún más los ánimos de los estudiantes, que decidieron bloquear todos los accesos al Rectorado y no permitir la salida de los miembros del Consejo, quienes quedaron como rehenes de los manifestantes durante cerca de 17 horas y recién pudieron retirarse en horas de la noche, con la mediación de un grupo de agentes de la Fiscalía.

La noche de las "come-documentos"

Un hecho que precipitó la resolución del conflicto fue lo ocurrido en la noche del jueves 24, cuando los estudiantes sorprendieron a la jefa del departamento de Talento Humano del Rectorado, María del Carmen Martínez, y a las funcionarias Leticia Isabel Deggeller Martínez y Luz Aquino, dentro del edificio del Rectorado, aparentemente destruyendo documentos y borrando archivos comprometedores.
La acción de los estudiantes, que rodearon a una patrullera de la empresa de seguridad que presta servicios, permitió evitar que una de ellas se escape con algunos papeles y las otras dos intentaron ocultarse bajo escritorios y toallas, pero fueron fotografiadas y filmadas por los estudiantes.
El conflicto fue transmitido en vivo por canales de televisión durante largas horas, mientras los estudiantes exigían que representantes de la Fiscalía se hagan presentes para intervenir en el hecho, pero la respuesta se dilató inexplicablemente por más de cuatro horas, instalando una sensación de complicidad de parte del Ministerio Público.
Un dato pintoresco es que las mujeres fueron acusadas por los estudiantes de haberse tragado varios papeles, con el propósito de destruir evidencias, lo cual les ganó el mote de "come-documentos".
Finalmente, las tres mujeres fueron detenidas y en su poder se encontraron algunos documentos que comprometían aún más al rector y a las personas de su entorno, incluyendo a dos de las mujeres involucradas, que resultaron ser parientes del mismo.
El escándalo que produjo el incidente y la indignación que causó en la opinión pública fue un factor decisivo para que el Ministerio Público anuncie al mediodía la imputación de Froilán Peralta por inducción a un hecho punible.
Poco después de las 15.00, uno de los hermanos de Froilán anunció que el rector de la UNA renunciaba a su cargo y se presentaba en la Fiscalía de Delitos Económicos para ponerse a disposición de la Justicia.

Periodismo y sociedad

Hasta los más agudos analistas de la realidad social y política sostienen que la dimensión que adquirió la protesta juvenil es "inesperada e inédita", como lo califica el investigador Alfredo Boccia Paz.
Las cada vez mayores adhesiones de estudiantes de otras universidades, como los de la Universidad Católica, la Universidad Autónoma de Asunción, la Universidad Americana y varias del interior del país, además de sectores sociales, empresariales y grupos de artistas, han colocado a la revuelta estudiantil en el foco central de la vida del país, logrando que gran parte de la población esté pendiente de su desarrollo.
La prolongada ausencia o desaparición mediática del rector -con permiso- de la UNA ha merecido burlas y críticas en las redes sociales en Internet, inspirando múltiples memes o caricaturas que se preguntan: "¿Dónde está Froilán?", sugiriendo las más disparatadas probabilidades.
Pero al mismo tiempo en que los acontecimientos marcan un "despertar estudiantil" y abren el debate sobre la corrupción y el control político autoritario que hasta ahora ha imperado en la universidad, planteando la necesidad de una reforma profunda del sistema educativo, por otra parte, lo ocurrido revaloriza la importancia del periodismo investigativo como herramienta para desnudar la corrupción y las injusticias, ejerciendo un rol de contralor del poder y favoreciendo la transparencia en favor de la institucionalidad democrática.
Así como la serie de reportajes sobre los presuntos hechos de corrupción que afectaron al contralor Óscar Velázquez y la subcontralora Nancy Torreblanca lograron que por primera vez un trabajo de investigación periodística desencadene un juicio político, la renuncia al cargo y el procesamiento de dos altos funcionarios estatales -con una importante movilización de sectores de la ciudadanía en las calles y en las redes sociales-, esta actual serie sobre las andanzas del rector de la UNA es la primera que motiva toda una histórica movilización estudiantil, de amplia repercusión nacional.

También es un hecho muy destacable que un tema investigado por periodistas de un diario muy rápidamente haya sido asumido por los colegas periodistas de otros medios y se imponga como un tema de interés nacional.



50 años de la TV: De vocera de la dictadura al desafío digital

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El fundador de la TV paraguaya, Carlos Morínigo Delgado, recibe un diploma por su tarea pionera.
El primer canal nació como empresa privada, el 29 de setiembre de 1965, apadrinado por el hijo del dictador. Hasta la caída del régimen, en 1989, no tuvo espacios para voces críticas. Con medio siglo de memoria audiovisual atesorada, hoy ofrece diversidad de propuestas con la necesidad de evolucionar al formato digital y responder mejor a los nuevos desafíos de la sociedad paraguaya.


Por Andrés Colmán Gutierrez–@andrescolman

Una leyenda en el medio periodístico televisivo sostiene que fue un episodio vergonzoso, vivido por el dictador Alfredo Stroessner con su colega brasileño, Humberto Castelo Branco, en uno de los actos previos para definir la construcción de la represa de Itaipú, el que decidió la creación de la televisión paraguaya.
Según la versión, durante el encuentro había varias cámaras filmando la escena, y en un momento dado, el presidente brasileño le preguntó a Stroessner: "¿Esto saldrá en la televisión del Estado paraguayo?".
El dictador paraguayo respondió que sí, con un gesto incómodo, sin animarse a reconocer que el Paraguay no tenía aún un solo canal televisivo.
Siempre según esta versión, apenas culminada la ceremonia, se puso en contacto con un empresario amigo suyo, Carlos Morínigo Delgado, y le encargó que inicie las gestiones para montar el primer canal de televisión en el país.
Aníbal Orué Pozo, docente e investigador en temas de comunicación, destaca que la estrategia del dictador Stroessner y sus colaboradores fue crear un canal televisivo como una empresa privada, pero controlada por el régimen.
"Es importante destacar que la televisión en Paraguay no fue iniciativa de y desde el Estado; a diferencia de algunos países de América Latina, desde un inicio estuvo en manos de la empresa privada, uno de los puntales del stronismo", sostiene.
Para ello, Stroessner recurrió a la figura de Carlos Morínigo Delgado, quien en 1961 era presidente del Centro de Importadores del Paraguay, una entidad que mantenía mucho prestigio y que incluso tenía cierta pluralidad política en su comisión directiva. Morínigo Delgado era primo de Ligia Mora Delgado, la esposa del dictador.
"Es importante entender todo el proceso de constitución y emergencia de la televisión en Paraguay, como otro de los tantos momentos de sectores empresariales negociando y asociados al poder político –en este caso Stroessner– para el desarrollo y emergencia de una industria cultural en el país", destaca Orué Pozo.  

"Nadie tenía un televisor en el país"

En realidad, Morínigo Delgado llevaba años insistiéndole a Stroessner y sus colaboradores sobre la necesidad de instalar un canal de televisión en el Paraguay, pero no le hacían mucho caso, hasta que se produjo el reclamo del mandatario brasileño.
María José Morínigo, nieta del pionero empresario televisivo, recuerda que "sus amigos y parientes lo tildaban de loco, cuando él comentaba que quería traer la televisión al Paraguay".
"Obvio, en esa época nadie tenía un televisor en todo el país. Por más que traiga la TV, ¿quién lo vería? Por más que le hablen y que traten de convencerlo de que no lo haga, él igual viajó a Alemania, a Francia, a Argentina e investigó, trajo gente de allá, preparo gente acá. Hizo realidad su sueño", destaca María José.
La historia oficial sobre los inicios de la televisión paraguaya difiere un poco de la que cuentan otros investigadores. La versión del Sistema Nacional de Televisión, actual empresa que continúa a aquella pionera Canal 9 TV Cerro Corá, señala que fue una iniciativa privada, armada por un grupo  de empresarios, sin mencionar ninguna injerencia política de la dictadura stronista.
Estudio de Tele 9 Club, uno de los primeros programas de la TV paraguaya.
Arístides Ortiz, periodista e investigador, sostiene, sin embargo, que el canal se montó directamente con la intervención del hijo del dictador, el coronel Gustavo Stroessner, a quien en la práctica muchos consideraban el verdadero propietario, junto con el secretario de Stroessner, Mario Abdo Benítez, "con las fáciles exenciones fiscales y el apoyo del Estado stronista".
Otro hombre fuerte de la directiva del primer canal fue Ángel Peralta Arellano, quien fue el primer secretario de Stroessner cuando el mismo asumió el Gobierno en 1954.
"Bajo la protección de Stroessner, se constituye la empresa en el año 1963, siendo presidente de la misma, Carlos Morínigo Delgado", coincide Aníbal Orué Pozo.

Las primeras transmisiones

A las 19.00 del 29 de setiembre de 1969, Canal 9 TV Cerro Corá inició su emisión, con señal en blanco y negro, desde un precario estudio instalado en el edificio del Instituto de Previsión Social (IPS), en las calles Pettirossi y Constitución.
El primer estudio estaba ubicado en un diminuto pasillo, donde también estaban el transmisor y la antena, instalados por técnicos contratados de la Argentina, quienes formaron al personal paraguayo.
Ricardo Sanabria fue el primer presentador que irrumpió en un centenar de hogares, que habían adquirido los novedosos y enormes primeros televisores.
El primer programa, presentado por Sanabria, era el acto de inauguración del canal, al cual asistió el propio presidente Alfredo Stroessner. Enseguida se emitió el primer material grabado, un documental sobre "los beneficios que trae la televisión", narrado por el locutor Rodolfo Schaerer Peralta.
Fuera de cámaras, las primeras voces que se oyeron fueron la del propio Carlos Morínigo y de Edith Victoria Ruiz Díaz, una joven locutora que entonces tenía solo 16 años. Luego se agregaron al plantel Carmen Díaz Fares de Sanabria, Pablo R. Benítez, Vidalida Cristaldo de Delgado y Édgar Von Lucken.
Cuando comenzaron las primeras trasmisiones, que eran de 2 horas al día, la pasión del principal directivo de Canal 9, Carlos Morínigo Delgado, "era recorrer las calles de Asunción y ver que en una casa de cada barrio había un televisor y que la gente que lo tenía, -porque eran pocas familias las que en ese entonces podían tener un televisor- lo quitaban a la calle y todo ese barrio se reunía para ver esas dos horas de transmisión. A él le encantaba ver a la familia reunida. Él con eso era muy feliz", recuerda su nieta, María José Morínigo.
Siete meses después, en abril de 1966, el estudio de transmisión se amplió, mudándose del pasillo de la azotea a una sala en  el séptimo piso del edificio.
El canal producía un noticiero de cinco minutos diarios, donde solo se leían noticias ante cámaras, hasta que se agregaron dos producciones que se volverían legendarias: Sucesos Paraguayos, realizado por Prisciliano Sandoval, y Paraguay al día, de Alfredo Lacasa Arellano, que incluían reportes filmados en celuloide súper 8, principalmente de actos oficiales.

Bat Masterson, Los Acuanautas, Lassie y Los Picapiedra, fueron algunas de las primeras series extranjeras, que pronto despertaron la pasión de los televidentes.
Entre los primeros programas nacionales se destacó el Tele Nueve Club, dedicado a los niños, con la conducción de Edith Victoria.
El Show de Jacinto Herrera con el popular actor que triunfaba en Argentina; los Jueves de Gala con Mercedes Jané y Mario Prono; Buscando la letra con Carmen Maida y Rodolfo Schaerer Peralta, fueron algunos de los programas más populares. Posteriormente se iniciaría el noticiero nocturno Hora 20, conducido por Héctor Velázquez y Susana Ibáñez Rojas.
En 1966 se transmitió la primera "telenovela en  vivo", en realidad una obra de teatro televisada,Una noche en familia, con Mario Prono, Mercedes y Stella Marys Jané y Luis D'Oliveira, quien entonces tenía solo doce años de edad.
En 1978, se realizan las primeras transmisiones de imagen en color con los partidos del Mundial de Fútbol de la Argentina, época en que se inaugura la Estación Terrena de la Antelco, en Areguá, que permite recibir las primeras emisiones vía satélite.
Posteriormente, el canal fue instalando dos repetidoras en el interior de país: Canal 7 en Encarnación, Itapúa, y Canal 8 en Presidente Franco, Alto Paraná, que emitían  la señal de Asunción, aunque en algunos momentos producían programas locales propios.

La apropiación de un terreno público

"En 1973, previo visto bueno de Gustavo Stroessner, Morínigo Delgado se apropió de alrededor de 130 metros cuadrados del predio del parque Carlos Antonio López, en el barrio Sajonia, para asentar la nueva sede de Canal 9", sostiene Arístides Ortiz.
El investigador apunta que el empresario pionero de la televisión paraguaya "no necesitó pedir permiso a las autoridades municipales, ni firmar papeles de compraventa, ni registrar el título de la propiedad ante escribanía. Sencillamente, empezó a construir la sede del canal, que es el lugar donde funciona hasta hoy".
Durante todo este tiempo de funcionamiento, según Ortiz, el canal recibía periódicamente las visitas de Gustavo Stroessner y del secretario de la presidencia, Mario Abdo Benítez.
"Los primeros trabajadores del canal recuerdan las recorridas de don Mario Abdo por las instalaciones del medio, sus precisas instrucciones periodísticas, y sus órdenes políticas, igual que las de Gustavo. Cuentan que una vez don Mario instruyó personalmente a uno de los presentadores para que dé el tono y el ritmo apropiados a las lecturas informativas diarias", destaca Ortiz.

La imagen que enmascaraba la realidad

Durante gran parte de las primeras décadas de la televisión paraguaya, el férreo control sobre su contenido, establecido por la dictadura stronista, no permitió ninguna apertura de voces críticas, como sí existían y se iban  instalando paulatinamente en algunas radioemisoras y, principalmente, en los más importantes órganos de prensa escrita.
"Desde aquel año de inauguración hasta 1989 pasaron 24 años en los que el Canal 9 se mantuvo sirviendo al Gobierno dictatorial y a sus dueños económicos, que obtenían réditos importantes. Años durante los cuales construyó los inicios de la historia televisiva y audiovisual de este país, ocultó los crímenes de la dictadura y atacó a sus opositores", apunta Arístides Ortiz.
El 11 de febrero de 1981, la historia de la televisión paraguaya tuvo otro momento importante, cuando el empresario Nicolás Bo Parodi inauguró Teledifusora Paraguaya S.A, Canal 13, el segundo canal de aire instalado en el país.
Nicolás Bo era considerado un cercano e incluso socio comercial de la familia Stroessner y el nuevo canal también mantuvo una línea editorial muy oficialista, como medio propagandístico afín al régimen.
"Un punto importante y que merece un estudio separado es el siguiente: la empresa TV Canal 9, Cerro Corá, fue líder indiscutible de audiencia hasta la caída de la dictadura en febrero de 1989. La segunda empresa de televisión surge en Paraguay, en 1981, de manos del empresario Nicolás Bo, también perteneciente al entorno de Stroessner. Sin embargo, esta empresa, Teledifusoras Paraguayas, no consiguió destronar a la primera, Canal 9, del sitial de preferencia con la audiencia", destaca Aníbal Orué Pozo.

Golpe de Estado, también en la televisión

Tras el derrocamiento de la dictadura stronista con el golpe militar encabezado por el general Andrés Rodríguez, el 3 de febrero de 1989, el panorama de la televisión paraguaya cambió radicalmente.
En la propiedad y conducción de la televisora pionera del barrio Sajonia, Canal 9 TV Cerro Corá, también hubo un golpe de Estado.
Así lo relata Arístides Ortiz: "Dicen que dos o tres días después de la caída de Stroessner, apareció en las oficinas del canal Alcides Riveros, entonces próspero empresario importador y actual propietario de Radio 1 de Marzo, quien fungió por unos cuantos meses como administrador".
"Luego aterrizaron al medio con todas las pompas Mirtha y Gustavo Saba, hija y yerno respectivamente del nuevo presidente, Andrés Rodríguez. El antiguo dueño (Morínigo Delgado) seguía yendo al canal, pero cada vez en forma más esporádica. Hasta que dejó de ir. Nadie sabe qué paso con su condición de accionista mayoritario del canal. Simplemente desapareció. En 1991, para sacarse de encima el polvo levantado por los demás medios de comunicación, Mirtha y Gustavo Saba declararon públicamente que ellos habían comprado la mayoría de las acciones que pertenecían a Morínigo Delgado, que todo era legal", destaca.
Unos 7 años después de aquel desembarco de los nuevos dueños, los vientos políticos dejaron de favorecerlos.
"Durante las  internas coloradas para la elección del candidato presidencial de la ANR realizadas en 1998, los Saba apostaron fuerte por la candidatura de Luis María Argaña. La victoria de Lino Oviedo les dejó en una difícil situación y más aun cuando Oviedo, mediante terceros, les avisó que debían ir despidiéndose del canal cuya propiedad obtuvieron sin mucho esfuerzo. Sabiendo que Oviedo hablaba en serio, para 1999 vendían el canal al actual propietario, el mexicano Ángel El Fantasma González", relata Ortiz.
La misma historia la cuenta de este modo Aníbal Orué Pozo:  "En 1989, sectores estrechamente ligados al golpe que derrocó a Stroessner se 'apropian' del Canal 9 TV Cerro Corá, transformándolo en Sistema Nacional de Televisión, SNT. Pocos años más tarde, y ante la imposibilidad de continuar sustentando económicamente a la empresa  -también algunos apoyos políticos lo abandonan- este canal es nuevamente vendido, ahora al empresario mexicano-norteamericano, Ángel González, dueño de una red de emisoras de radio y televisión en América Latina".

Otros canales, nuevos desafíos

Con el inicio de la transición democrática, surgieron nuevos canales de televisión de transmisión por aire.
El 11 de noviembre de 1997, el Grupo Vierci inauguró el Canal 4, Telefuturo, que paulatinamente fue ganando una posición de liderazgo, a través de su alianza con otros canales internacionales, como la mexicana Televisa.
El 1 de julio de 2002 nacía Canal 2, Tevedos, inicialmente relacionada con la Cámara Paraguaya de Exportadores y Comercializadores de Cereales y Oleaginosa (Capeco) y teniendo como principal accionista al empresario José Luis Manzoni Wasmosy, primo de quien fue presidente de la República, Juan Carlos Wasmosy, y a cuyo Gobierno sirvió en su momento como sostén propagandístico.
Luego, con varias dificultades económicas, debió cerrar por un tiempo sus emisiones, para regresar con el nombre de Red Guaraní, en 2002, esta vez liderado por el empresario y político Danny Espínola Durand, que le dio un fuerte impulso a la producción de programas nacionales, aunque la propiedad se mantenía en manos de Manzoni Wasmosy.
En 2003, el Canal 2 tuvo un nuevo giro, cuando los propietarios aceptaron la propuesta de que sea administrado por un grupo religioso, la Iglesia Evangélica Menonita, que le dio un cariz de "canal de la familia", con noticias principalmente positivas y realizaciones que no contuvieran violencia ni sensacionalismo.
En 2014, los propietarios del Canal 2 rescindieron el contrato con la Iglesia Menonita y establecieron una nueva administración, con participación del Grupo Vierci (propietaria de Telefuturo y La Tele).
En el 2005 se sumó el Canal 5, Paravisión, actualmente propiedad de la misma empresa que maneja Canal 9 SNT, como las dos antiguas repetidoras, los canales 7 y 8, que se convirtieron en canales nacionales de aire (Paraná TV y Sur) del interior del país, a través de una polémica medida otorgada en 2013 por el Gobierno de Federico Franco, al modificar una legislación de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (CONATEL). En la misma época, un canal de cable de Encarnación, MásTV, se convirtió en canal regional de aire.
En setiembre de 2008 empezó a operar Canal 11 La Tele, segundo canal de aire del grupo Vierci.
En mayo de 2011, durante el gobierno de Fernando Lugo, empezó a operar el primer canal estatal paraguayo, en principio denominado TV Pública y actualmente Paraguay TV. Es el primero en emitir una señal de alta frecuencia (calidad HD) en formato digital, además de su señal análoga, pero ha sufrido muchos embates políticos con los sucesivos cambios de Gobierno, lo cual limita su crecimiento y audiencia.

Este 29 de setiembre, la televisión paraguaya cumple 50 años de historia, con luces y sombras, con cuestionamientos y valoraciones positivas, con un rico historial de imágenes y coberturas de este medio siglo de la historia nacional, enfrentado al desafío de seguir cambiando y desarrollándose ante los desafíos de una nueva época de imagen digital y transmisiones on line, que exigen no solamente perfeccionar el acceso a la tecnología, sino, principalmente, responder a los desafíos de una nueva audiencia. Esta audiencia depende cada vez menos de los contenidos de sus programadores, y decide libremente qué programas o emisiones ver, en qué horarios y, si no le gustan, simplemente, establece sus propios contenidos alternativos a través de las redes sociales o de las nuevas ofertas en internet.

Ricardo Flecha: 35 años de cantar a otro mundo posible

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Tras un partido de fútbol con el gran cantautor brasileño Chico Buarque y el actor Chico Díaz, en Río de Janeiro.
Difundió en guaraní las canciones de John Lennon, Chico Buarque, Violeta Parra, Silvio Rodríguez y otros grandes, grabándolas con varios de ellos. Es una de las voces más potentes y diáfanas de la música paraguaya, solidario e incansable trovador, para quien el arte está ligado a la lucha por un mundo mejor.

Por Andrés Colmán Gutierrez - @andrescolman

Abril de 1986. El local de viejo Hospital de Clínicas, llamado "el hospital de los pobres", en el barrio San Antonio de Asunción, se hallaba totalmente rodeado por una barrera de policías armados con fusiles y pistolas, para impedir un acto de protesta de los médicos, enfermeros y estudiantes contra la dictadura del general Alfredo Stroessner, en reclamo de mejores salarios y más presupuesto para los trabajadores del centro sanitario.
Frente a la sede del hospital se desarrollaba una asamblea, pero quienes venían a sumarse con su adhesión solidaria no lograban pasar, detenidos por la barrera policial a más de una cuadra de distancia.
Uno de los que intentaban cruzar la valla era el cantautor Ricardo Flecha, integrante del grupo musical Ñamandú, quien portaba bajo el brazo una guitarra. Los organizadores lo habían invitado para que anime el acto con sus canciones, pero los policías le aseguraban que tenían órdenes estrictas de no dejarlo pasar.
Fue entonces cuando Ricardo abrió el estuche, extrajo su guitarra, la afinó durante un momento, y luego, parándose desafiante frente a la barrera de policías, empezó a entonar el clásico y combativo "Canto de Esperanza", del compositor Carlos Noguera.
La escena llamó la atención de muchas personas, que se acercaban hasta el lugar.
El artista no había podido cruzar la barrera represiva de la dictadura, pero su canción volaba libre encima de esa valla de intolerancia, llegando hasta los manifestantes, que empezaron a corear y aplaudir.
Ricardo, jovencito (en el centro), con sus compañeros del Grupo Juglares, en los años 80.
El canto social, un desafío

La foto del cantante y su guitarra frente al cerco de armas se publicó en un recuadro, en las páginas de Última Hora.
"¿Qué puede hacer una guitarra frente a las armas, frente al odio, frente a la muerte?", fue la pregunta que hizo entonces una periodista colega. Y la respuesta estaba allí, en esa canción, en esa actitud, en ese desafío.
"Creo que hace una vida que Ricardo Flecha viene contestando esta pregunta", respondí, en un texto que evocaba esa misma escena, y que forma parte de la presentación de "Razones", el segundo disco solista del cantante, editado en los años 90.
En dicho texto también describía que Flecha "no canta solo con su potente voz, sino con toda el alma que se le desgarra en cada canción. Porque a través de su voz cantan muchas otras voces, sofocadas bajo la tierra, condenadas a siglos de soledad. Voces que sufren, aman, se revelan, luchan y se atreven a imaginar un mundo mejor".
En estos días, Ricardo Flecha celebra 35 años desde que empezó a cantar profesionalmente, con una serie de dos grandes recitales. La primera se realizó el 9 de setiembre, con participación de sus históricos compañeros de Juglares, Sembrador, Ñamandú y Rolando Chaparro, con un masivo y aplaudido encuentro que tuvo mucho de memoria  y de nostalgia.
El siguiente concierto es este miércoles 14 de octubre, desde las 20.30 en el Teatro Municipal, esta vez con una proyección más internacional, teniendo como invitados de lujos a Cecilia Todd, de Venezuela, y Aurora de los Andes Feliú, de Cuba.
Incluirá además como repertorio la Misa Guaraní, interpretada junto con la Orquesta Filarmónica de Caacupé, el Coro Tupasy Caacupé, miembros de Sonidos de la Tierra y la Orquesta Juvenil de Asunción (OJA).
La celebración constituye una buena oportunidad para repasar la historia y la personalidad de un consagrado músico, que además de mantener una constante línea de compromiso con las luchas sociales y populares desde su arte, ha sabido darle una nueva dimensión a la canción social paraguaya, vinculándola a grandes figuras universales, con especial rescate y promoción de la lengua guaraní.

Desde las enramadas de San Antonio

De origen humilde, nacido en Asunción el 22 de diciembre de 1961, Ricardo Flecha creció primero en el tradicional barrio de la Chacarita, para mudarse luego con su familia al barrio San Antonio.
Recuerda especialmente que su papá era un gran amante de la música, principalmente folklórica, y supo transmitirle esa pasión.
"Mi papá es mi primera influencia. Me cantaba las guaranias de José Asunción Flores. Luego fui encontrando a otros grandes maestros, como Agustín Barboza y Oscar Cardozo Ocampo", recuerda.
Tras iniciar sus estudios secundarios en el Colegio Nacional de la Capital, su espíritu rebelde hizo que tenga conflictos con los directivos, y tuvo que migrar a "un colegio de refugiados", el Benjamín Aceval, donde tampoco pudo concluir el ciclo, ya que se veía forzado a buscar empleo.
"Mi mamá era modista, mi papá un obrero naval. Tuve una infancia pobre pero muy feliz. Aprendí de mis padres valores que agradezco mucho, como la honestidad y la predisposición para ayudar a las personas que necesitan. De allí viene mi sensibilidad social", explica.
Sus antiguos vecinos recuerdan a un adolescente y bohemio Ricardo con su guitarra a cuestas, cantando guaranias bajo las enramadas del barrio, enamorando a las muchachas.
"Lo recuerdo cantando siempre, con su grupo de amigos. Era ya un joven inquieto, luchador, solidario y tenía una muy linda voz", recuerda su ex vecina, Margarita Araujo.

Cantando con el mítico trovador rebelde norteamericano Pete Seeger, en Asunción, en 1995
El primer encuentro mágico

En 1973, Ricardo asistió a un festival universitario de la canción, donde pudo escuchar por primera vez a un conjunto formado por Maneco Galeano, su hermano José Antonio Galeano y otras voces. Era el germen de lo que luego sería el mítico grupo Sembrador.
"Escucharle a Maneco, a Carlos Noguera, a Mito Sequera, a Jorge Garbett, fue lo que me mostró el camino del tipo de música que yo quería hacer. Esa fecha fue una de las más simbólicas para definir mi carrera. Empezaba a entender que la música no solo sirve para entretener y distraer, sino que además puede ayudar a formar la conciencia de la gente, a ayudar a construir un país mejor", destaca Ricardo.
De aquel proceso empezó a incorporar más canciones sociales que solamente románticas a su repertorio, aunque no dejaba de llevar serenatas a las chicas del barrio.
Fue su estilo de cantar el que llamó la atención de otro músico, Alejandrino "Chondi" Paredes, quien en 1980 lo invitó a sumarse a un nuevo conjunto musical que estaban formando, y que iba a llamarse Juglares.
Una primera versión de Juglares, integrada por Carlos Noguera, Chondi Paredes, Juan Carlos dos Santos y Juan Carlos Chaparro, había iniciado en 1975, causando una saludable renovación en el ámbito musical.
Con Rubén Blades, durante un concierto en Panamá.
Aquel primer grupo grabó un disco de larga duración en vinilo, titulado "Canción de mi tiempo", con doce canciones, todas de autoría de Noguera, que hoy es considerado una auténtica pieza de colección por los aficionados a la música.
El Juglares original no tuvo mayor continuidad y el único sobreviviente de esa primera conformación, Chondi Paredes, buscó a otros integrantes para recomponerlo.
Fue así como convocó y sumó a Ricardo Flecha, Jorge Krauch, Juan Manuel Rivarola y al arpista César Cataldo. Junto con el conjunto Sembrador y el dúo Vocal Dos, Juglares fue el grupo musical insignia de un movimiento artístico contestatario, bautizado como Nuevo Cancionero Popular Paraguayo, que se convirtió en bandera de los sectores sociales y políticos que se movilizaban contra la dictadura del general Alfredo Stroessner, y que convocaba verdaderas multitudes en los festivales estudiantiles universitarios, o en los ciclos de recitales Mandu'arã.

El legado de Juglares

"Teníamos una posición clara a favor de la libertad, de la justicia social y de la democracia, y eso se reflejaba en muchas de nuestras versiones del nuevo cancionero paraguayo y latinoamericano, pero también hicimos un valioso rescate del folklore más tradicional del Paraguay, y lo hacíamos con un gran nivel musical y de arreglo vocal, algo que era reconocido y respetado hasta por nuestros más acérrimos detractores", apunta Chondi Paredes.
Grabaron un primer histórico disco, donde incluyeron la versión más famosa de la guarania "Despertar", de Maneco Galeano, que da nombre al material, incluyendo otros hits del momento, como "La Chuchi", "Color del Alba", "Chokokue kera yvoty", "Canto del Hachero", "Los Hombres", "Manduá kañy".
Hasta que en 1984, en plena cúspide del éxito, los integrantes de Juglares anunciaron sorpresivamente que habían decidido separarse y disolver el grupo, debido a "diferencias internas".
La noticia estalló como un balde de agua fría entre sus muchos seguidores. A pesar de los insistentes reclamos del público, no hubo posibilidades de reconciliación. Ricardo, Chondi y César formaron un nuevo conjunto, Terceto Ñamandú, que muy rápidamente hizo gran suceso y posteriormente sumó al guitarrista y rockero Rolando Chaparro.
Primera voz delTerceto Ñamandu, con Chondi Paredes y César Cataldo.
Fue el gran director de orquesta y compositor Oscar Cardozo Ocampo quien convenció a Ricardo para que se lance también como cantante solista, en principio sin dejar de lado su participación en Ñamandú.
De ese modo grabó su primer disco, Flecha Hermosa, dirigido por Cardozo Ocampo, al que luego siguió Razones, en el que incluyó temas grabados con participación de Mercedes Sosa, Jairo y Teresa Parodi. Era el inicio de su proyección a nivel internacional, junto con grandes artistas, a los que siempre había admirado.

Un rol político

Aunque reconoce no militar actualmente en ningún partido o movimiento político, Ricardo se declara socialista, y cree que desde la izquierda se puede construir un mundo mejor.
"Siempre he creído que la música debe transmitir ideas, además de sentimientos, y que la canción tiene que estar al lado de los que luchan por otro mundo posible. Por eso me verán siempre cantando junto a los obreros, a los campesinos, a los estudiantes, a la sociedad movilizada", admite.
Esta manera de entender el canto comprometido le ha costado prisiones, persecuciones y agresiones. En 1986, durante las grandes movilizaciones contra la dictadura stronista, fue arrestado y recluido en la Guardia de Seguridad, junto a varios dirigentes sociales y políticos.
En diciembre de 2006, mientras se manifestaba en las calles, en adhesión a las víctimas del incendiado supermercado Ycuá Bolaños, fue alcanzado por un proyectil cerca del ojo, en medio de la represión policial, lo cual le causó una sensible disminución en la visión y lo llevó a someterse a un complejo tratamiento de rehabilitación.
"No me arrepiento de haber estado allí, como un ciudadano más, alzándome contra las injusticias, y las veces que me llamen siempre estaré cantando junto a las víctimas", destaca.


El guaraní universal

Uno de los proyectos más celebrados de Ricardo Flecha es la serie de tres discos e innumerables conciertos conocidos como El Canto de los Karai, en el cual grabó versiones de grandes canciones universales en castellano, guaraní (y en algunos casos también en portugués), en muchos casos junto a grandes estrellas de la canción social internacional como Chico Buarque, Teresa Parodi, Victor Heredia, Paco Ibáñez, Luis Enrique Mejía Godoy, León Gieco, Mercedes Sosa, Luis Eduardo Aute, entre otros.
Traducidas al guaraní por el gran poeta Félix de Guarania (y en la última parte por Mario Rubén Álvarez), canciones como Imagine, de John Lennon, o Gracias a la Vida, de Violeta Parra, cobran una dimensión distinta, que revaloriza la lengua indígena paraguaya y la proyectan a una dimensión planetaria, a través de la música.
Con Silvio Rodríguez, en La Habana.
Pero Ricardo no se detiene en sus proyectos, y -acompañado de su fiel y dinámica esposa y mánager, Techi Cusmanich- en los últimos años ha realizado una nueve serie de discos y conciertos dedicados a la guarania "Donde la guarania crece", y "Donde la guarania crece, en los territorios del agua", celebrando un género musical tradicional y promoviendo nuevas creaciones de jóvenes artistas.
La celebración de los 35 años de canto lo sorprende en plena madurez artística, poniendo su diáfana y potente voz a interpretaciones sinfónicas como la Misa Guaraní, y acompañando además con su guitarra a los jóvenes estudiantes secundarios y universitarios, en la movilizaciones de #UNAnotecalles y #PARAGUAYnotecalles.
Quizás su mejor bandera de la música entendida como un instrumento de lucha y superación esté reflejada en los versos de "La canción es urgente", que su gran amiga, la cantautora correntina Teresa Parodi, le dedicó especialmente para que él la cante:

La canción es urgente,
es un río creciendo,
una flecha en el aire,
es amor combatiendo.

Quiero dártela ahora
que es la hora del fuego,
que es la hora del grito

que es la hora del pueblo

Un año sin Pablo Medina: La narcopolítica sigue reinando

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Pablo Medina, en su incansable faceta de reportero a la caza de noticias en la frontera.
 El 16 de octubre de 2014, el narcotráfico amparado por políticos y autoridades dio su golpe más impactante al asesinar al periodista Pablo Medina y a Antonia Almada. Al cumplirse un año, fuera de la detención del presunto autor moral, no hubo avances en desmontar el esquema criminal que sigue dominando parte del territorio y tejiendo redes de corrupción en estructuras del Estado.

Por Andrés Colmán Gutiérrez - @andrescolman

Lo que iba a ser un alegre día de paseo, acompañando a un amigo periodista en su jornada laboral, se convirtió en una experiencia traumática y en una horrible pesadilla para la joven J. R. Almada, cambiando su vida para siempre.
El 16 de octubre de 2014, poco después de las 9 de la mañana, la camioneta Mitsubishi L-200, doble cabina, color blanco, conducida por el periodista Pablo Medina, corresponsal del diario ABC Color en Canindeyú, llegó hasta la humilde vivienda de la familia Almada Chamorro, en el centro urbano de Villa Ygatimí, a 45 kilómetros al norte de Curuguaty.
Con el periodista viajaban J. R. (30) y su hermana Antonia Maribel (19), quienes vivían y estudiaban en Curuguaty, aunque sus padres residían en Ygatimí.
Antonia, estudiante de análisis de sistema, colaboraba con Pablo y lo acompañaba con frecuencia en sus coberturas. Ese día, junto con su hermana J. R., iban a aprovechar el viaje y quedarse una horas en la casa paterna, mientras el periodista realizaba sus coberturas, pero al final decidieron solo pasar a saludar un rato a sus padres y luego acompañar el recorrido, que los llevaría a las colonias Ko'ê Porã, Ára Vera y Crescencio González.
"¡Estaban tan contentas, tan alegres cuando se despidieron!", recuerda en medio de lágrimas la mamá de ambas chicas, María Teresa Chamorro de Almada, una humilde mujer que atiende una despensa en su hogar y pide no ser retratada en fotos, por temor a represalias de los mafiosos.
Tras concluir las entrevistas con dirigentes campesinos de Ko'ê Porã acerca de una plaga de gusano marandova que amenazaba a los cultivos, poco después del mediodía, Pablo y sus acompañantes regresaron en la camioneta por el desolado camino de tierra hacia Ygatimí.
Pablo iba al volante. En el asiento del acompañante iba Antonia, quien se ocupaba de cebar el tereré. Detrás iba la hermana, J. R., con las ventanillas de vidrios polarizados oscuros totalmente cerradas.
Lo que ninguno de ellos sabía era que habían estado siendo vigilados y seguidos desde el mismo momento en que la camioneta salió de Ygatimí.
Según lo estableció luego la investigación realizada por el Ministerio Público, un hombre en motocicleta los seguía a distancia en todo momento e iba informando sobre sus movimientos por llamadas de teléfono celular a otros cómplices.

Disparos en la frontera

El hombre de la moto era Flavio Acosta Riveros, sobrino del entonces intendente municipal de la fronteriza ciudad de Ypehú, Vilmar "Neneco" Acosta, denunciado reiteradas veces como presunto jefe de una banda de narcotraficantes por una serie de publicaciones periodísticas realizadas por Pablo Medina.
Escondidos detrás de los matorrales, al costado del camino, aguardaban Wilson Acosta Márquez, hermano de Neneco, y uno de sus pistoleros más fieles, Arnaldo Javier Cabrera, quien también se desempeñaba como chofer del intendente, siempre según la versión establecida por la Fiscalía.
Aproximadamente a las 14.20, cuando la camioneta de Pablo se aproximó al lugar, los dos hombres armados y vestidos con uniformes de combate tipo camuflaje (para'i), salieron de la espesura y le hicieron señas al conductor para que detenga el vehículo.
El periodista creyó que eran militares o agentes de una tropa de elite de la Policía, ante lo cual detuvo la marcha para conversar.
Wilson Acosta le habría preguntado en guaraní: "¿Nde piko ha'e la Pablo Medina? (¿vos sos Pablo Medina?)", a lo que el periodista contestó afirmativamente.
Wilson entonces lo encañonó con la potente escopeta calibre 12, ante lo cual Medina solo alcanzó a implorar "¡Anina che jukati! (No me mates!)".
El potente disparo le segó la vida casi al instante.
El ataque fue reforzado con disparos de una pistola 9 milímetros, y los balazos alcanzaron a Antonia, quien quedó mal herida y fallecería varios minutos después.

La camioneta del periodista en la escena del crimen, minutos después del ataque.
Testigo en peligro

La joven J. R., quien viajaba detrás, alcanzó a ver a los desconocidos con armas e instintivamente se agachó en el piso, ocultándose detrás del respaldar de los asientos delanteros.
Debido a los vidrios polarizados alzados de la parte trasera del vehículo, aparentemente los asesinos no se dieron cuenta de que había una tercera persona y tras cerciorarse de que Pablo Medina estaba muerto y su acompañante malherida, se alejaron con prisa del lugar.
La joven J. R. si pudo ver sus rostros y reconocerlos luego en fotografías, lo cual la convirtió en testigo principal del caso, actualmente protegida por la Fiscalía.
Ese día, tras el ataque, aún en estado de shock, la mujer pudo tomar el teléfono celular de Pablo y llamar al último contacto con quien este había conversado, uno de los dirigentes campesinos del asentamiento Ko'ê Porã.
Fue así como en pocos minutos la terrible noticia empezó a propagarse a través de los medios electrónicos, de las radioemisoras, de las redes sociales en internet y los canales de televisión: "Periodista del diario ABC color es asesinado por sicarios de la mafia".
Era el golpe criminal más audaz que una banda del narcotráfico asestaba contra un miembro de la prensa, en este caso el corresponsal de uno de los diarios más importantes del país, generando una gran conmoción en la sociedad.
Pablo Medina se convertía en el periodista número 15 asesinado en el Paraguay de la era democrática, pero no iba a ser el último.

La narcopolítica al desnudo

El asesinato de Pablo y Antonia, además de causar un gran shock en toda la sociedad paraguaya, puso en foco la dimensión que habían adquirido en los últimos años las actividades ilícitas del crimen organizado, y en particular del narcotráfico, con sus nexos directos en el mundo de la política y las instituciones del Estado, alcanzando por igual a autoridades del Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
El impacto que el crimen provocó en los medios de comunicación y en diversas instancias de la sociedad, generando numerosas movilizaciones de protestas de los gremios periodísticos y reclamos de organizaciones internacionales, obligó a las autoridades a actuar y a responder de modo especial a la crisis.
El Ministerio Público desplegó un esfuerzo investigativo pocas veces visto y pudo individualizar en pocas semanas con mucha precisión que el intendente de Ypehú, Vilmar Neneco Acosta Marques fue quien ordenó el crimen.
También se estableció, principalmente a través del cruce de llamadas telefónicas, que los involucrados realizaron entre sí desde horas antes del asesinato, que los ejecutores del crimen eran Wilson Acosta Marques (hermano de Neneco), Flavio Acosta Riveros (sobrino de Wilson y Neneco) y Arnaldo Javier Cabrera, chofer y sicario.
Antonia Almada, también asesinada.
La gravedad de lo ocurrido motivó además que los principales medios periodísticos -especialmente el diario ABC Color, seguido por Última Hora-, realicen varias investigaciones a fondo sobre la realidad de la narcopolítica, reflotando aún con más fuerza lo que Pablo Medina venía publicando, mostrando cómo Neneco Acosta ejercía desde su cargo de intendente municipal de Ypehú -logrado con apoyo del oficialista Partido Colorado- una doble función paralela como jefe narco, manejando todo el mercado de producción y venta ilegal de marihuana y el tráfico de cocaína en la región, además de ser señalado por supuestamente haber ordenado el asesinato de más de una veintena de personas.

Las investigaciones paralizadas

El resultado más fructífero de la investigación oficial fue lograr la detención del ex intendente Vilmar Neneco Acosta Marques, el 4 de marzo de 2015, en la ciudad de Naviraí, estado de Minas Gerais, Brasil, mediante un seguimiento de agentes policiales paraguayos, en colaboración con la policía brasileña.
La Justicia paraguaya, a través de la Cancillería, ha realizado trámites para lograr la extradición de Neneco al Paraguay, procedimiento que se espera pueda concretarse en las próximas semanas.
También se logró la captura en territorio paraguayo de Arnaldo Javier Cabrera, el chofer y sicario que admite haber participado del ataque, pero los principales ejecutores, Wilson Acosta Marques y Flavio Acosta Riveros, continúan prófugos.
Las investigaciones no han avanzado mucho en dirección a desmontar el resto de la red de organizaciones criminales y sus cómplices políticos, que siguen operando con total impunidad en toda la región de Canindeyú y departamentos aledaños.
Tampoco se ha investigado en serio desde la Justicia a los sindicados como principales  protectores o "padrinos políticos" del ex intendente Vilmar Neneco Acosta, entre ellos la diputada colorada y ex gobernadora de Canindeyú, Cristina Villalba, apodada "la reina del Norte", además de su hermano, el actual intendente municipal de La Paloma, Carlos "Cabrito" Villalba,  y el actual gobernador departamental, Alfonso Noria Duarte, a quienes varios indicios también ligan con las actividades fronterizas.
Por el contrario, desde las esferas más altas del Poder Ejecutivo y del Partido Colorado, se ha establecido un operativo de blanqueo del llamado "clan Villalba".
El propio presidente de la República, Horacio Cartes, en un reciente acto oficial de inauguración de la estación de energía de Salto del Guairá, el jueves 13 de octubre, a solo tres días de conmemorarse el primer año del asesinato de Pablo Medina y Antonia Almada, brindó públicamente su respaldo a los cuestionados personajes, dejándose fotografiar abrazado con Villalba y Noria.
La movilización de los periodistas, exigiendo justicia para Pablo y Antonia.
Investigación parlamentaria archivada

Uno de los logros importantes de la presión mediática y ciudadana que siguió al asesinato de Pablo y Antonia, fue que el Congreso Nacional establezca una Comisión Bicameral de Investigación, en octubre de 2014, integrada por tres senadores y tres diputados (Arnoldo Wiens, Miguel Ángel López Perito, Luis Alberto Wagner, Olimpio Rojas, Tomas Rivas y Pablino Rodríguez).
El trabajo de la Comisión permitió, por primera vez en la historia política del Paraguay, exponer en forma pública, desde el pleno del Congreso Nacional, en base a informes e investigaciones en curso de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), los nombres de varios de los principales legisladores y políticos sospechados de mantener nexos con el narcotráfico. Sin embargo, la mayoría de ellos no han sido sometidos a procesos, ni siquiera se les ha abierto una investigación seria por parte de la Fiscalía y de la Justicia.
El informe final de la CBI sobre el caso Pablo Medina, entregado oficialmente en junio de 2015, afirma que hay "infiltración del crimen organizado" en los tres poderes del Estado; que el país se encuentra " ante un sistema delincuencial de magnitud internacional", y que se está "al borde de ser un Estado fallido".
Además confirma graves situaciones, como "el alto nivel de corrupción policial en la zona" de Canindeyú, "la precariedad con la que funciona el Poder Judicial", y el reconocimiento explícito de autoridades de que el 35% de los pobladores se dedican al cultivo ilegal de la marihuana como medio de subsistencia.
Hay "ausencia de investigaciones serias y responsables sobre personas y situaciones, que son de conocimiento generalizado en las regiones en que gobierna el crimen organizado", reconoce el informe.
También destaca el nulo interés de la Seprelad (Secretaria de Prevención de Lavado de Dinero o Bienes) y de otros organismos en investigar a los sospechosos de tráfico ilícito y lavado de dinero,
Un punto clave que confirma el trabajo de la comisión parlamentaria fue la actuación del entonces ministro de la Corte Suprema de Justicia, Víctor Núñez, en liberar al entonces político colorado Vilmar Neneco Acosta de un caso en que había estado preso, en el año 2011, junto con su padre, Vidal Acosta, acusados de homicidio, tras hallarse restos humanos de presuntos asesinados en una propiedad de la familia, en Ypehú.
Núñez fue quien facilitó la liberación de Neneco, a pesar del grave delito por el que estaba procesado y detenido, y de todos los indicios de que era un capo criminal, ayudando a que fuera habilitado para presentarse a elecciones, para ganar la intendencia de Ypehú, con el apoyo político del Partido Colorado y en especial del clan Villalba en la región.
"Un clan envuelto en varios casos de asesinatos es el de los Villalba y un caso señalado es el que involucra al esposo y suplente de la diputada colorada Cristina Villalba, Félix Antonio Abente, quien fue señalado en el 2005 por varios testigos como el autor del homicidio de Ramón Concepción Villamayor; sin embargo, el juez Silvio Flores lo sobreseyó del crimen", apunta el informe.
Agrega que "otra víctima de asesinato, que supuestamente involucra al clan Villalba, es el caso de Rosimar dos Santos, quien era candidato a concejal en la localidad de La Paloma (Canindeyú) y era líder de un movimiento contrario a los intereses de la familia".
Con respecto al actual gobernador de Canindeyú, tras enumerar los cuantiosos bienes y propiedades que el político adquirió en tiempo récord, el informe sostiene: "El gobernador Alfonso Noria Duarte, con apoyo de otros actores políticos de Canindeyú, montó una asociación criminal, que llevó finalmente a un esquema de enriquecimiento ilícito, que le permite llevar un estilo de vida en total desacuerdo con sus ingresos".
"Además, permite inferir que, cuanto menos, estaría causando un grave perjuicio al erario público departamental, con el consiguiente daño al bienestar a la población de Canindeyú. A través del esquema explicado, se enriquecen ilícitamente tanto él como sus familiares más cercanos y sus 'asociados' comerciales, lo cual hace absolutamente necesario que los organismos jurisdiccionales correspondientes actúen con celeridad para llevar adelante la investigación solicitada", agrega el informe de la CBI.
Tras las graves acusaciones contenidas, el Ministerio Público dio apertura de una carpeta relacionada al gobernador de Canindeyú, Alfonso Noria, indicando que éste también fue un tema pedido de la CBI y que ameritaba ser investigado. No obstante, no hubo el mismo proceder contra el clan Villalba, ni contra otros políticos acusados de mantener nexos con el narcotráfico.
El informe de la CBI puede hallarse disponible en la página web del Congreso.

Una placa en medio de la nada

La placa en el lugar del asesinato.
"Aunque el que ordenó el asesinato, el ex intendente de Ypejhú, Vilmar Neneco Acosta, actualmente está preso en Brasil y esperamos su extradición para que sea juzgado en el Paraguay, los autores materiales siguen libres y nada ha cambiado en la zona, la narcopolítica sigue reinando", asegura Dyrcen Medina, hija del periodista Pablo Medina.
Los familiares del comunicador, con el apoyo de organizaciones sociales y gremios de periodistas, realizan varios actos para recordarlo, incluyendo la inauguración de una placa que recuerda a Pablo y Antonia, en el mismo lugar donde fueron asesinados.
"Con este acto queremos exigir un combate serio a la narcopolítica, porque hasta ahora todo queda en discursos de las autoridades. No se ha realizado una investigación seria, quienes son padrinos de los asesinos siguen en el poder y los autores materiales ni siquiera son buscados realmente", destaca Dyrsen.

La placa de homenaje, sostenida por un monolito de cemento y construida por la Intendencia Municipal de Villa Ygatimí, en medio del  desolado camino fronterizo, dice textualmente: "Fueron unas personas muy especiales, mártires de la verdad y acallados por la mafia...".

La revuelta estudiantil en cuatro imágenes

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Desde que se inició la histórica y masiva marcha de los estudiantes secundarios el viernes 18 de setiembre, en demanda de una mejor educación, también se estaba iniciando una inedita revuelta a la que se sumaron los estudiantes universitarios, y que se entroncó con la investigación periodística que venía publicando Última Hora sobre la rosca de corrupción armada por el entonces rector de la Universidad Nacional de Asunción, Froilán Peralta.

Ese mismo día, viernes 18, escribí mi columna semanal de opinión en ÚH -que se publica los sábados- sobre la marcha de los secundarios y las siguientes las dedicaría a la movida de los universitarios –que también empezó ese mismo día-, dos historias que se unieron formando una sola, creando la más conmovedora movilización social en toda la historia reciente del Paraguay, cuyo efecto en barrer con funcionarios corruptos ha sido calificado como “un tsunami estudiantil”.

Una querida lectora me sugiere que rescate las cuatro columnas semanales sucesivas y las publique en el blog, porque ella dice que ofrecen una linda visión en perspectiva de todo lo que ha venido sucediendo.

Así que, aquí está: La revuelta estudiantil en cuatro imágenes.


Menos flores y más educación

(Publicado el sábado 19 de septiembre de 2015).

Si hay un equivocado gesto mediático del que la ministra de Educación, Marta Lafuente, estará arrepentida, es el de haber salido a ofrecer un primaveral ramo de flores a los dirigentes de la marcha estudiantil, durante la sentata simbólica de protesta que realizaron este viernes frente al Ministerio.
Si acaso fue una idea suya, resultó ser un craso error. La creía mucho más inteligente. Si fue la recomendación de algún asesor de imagen, debería buscarse otros mejores con urgencia.
Cualquiera que haya seguido de cerca el desarrollo de esta singular movilización estudiantil, se tendría que haber dado cuenta de que sus contenidos apuntaban a diferenciarse críticamente de toda esa simbología oficial tradicional que identifica a la juventud con las flores y las fiestas, con la frivolidad y el "no te metas en cuestiones políticas", afirmando la idea de que los jóvenes son "la promesa del futuro" y no los protagonistas del presente.
Como era de esperarse, los líderes estudiantiles rechazaron elegantemente el ramo que les ofreció la ministra y utilizaron muy hábilmente la oportunidad para responder con certera ironía: "No queremos flores sino una mejor educación".
Precisamente, uno de los hermosos detalles de la marcha del viernes fue la estupenda oratoria de los dirigentes. Resultó motivador escuchar a chicos y chicas, aún adolescentes, expresándose con ideas tan claras y precisas, y con un lenguaje tan correcto, en comparación con tantos políticos y parlamentarios veteranos, que nos hacen sentir mucha vergüenza cuando los escuchamos discursear.
La oleada de los gritos juveniles ganando las calles de la capital, con sus muchas réplicas simultáneas en otras ciudades del interior, es uno de los acontecimientos más esperanzadores que han surgido en esta era de autoritarismo reciclado, de inmovilidad y de desencanto generalizado hacia los referentes de las organizaciones políticas y sociales.
Es lindo ver a tantos chicos y chicas con sus coloridos carteles y sus banderas rebeldes, abriéndose paso hacia un mejor futuro posible. La inesperada primavera estudiantil le regala a la sociedad paraguaya una sonrisa de optimismo y esperanza.
Habrá que ver cómo continua esta rebelión de las sentatas en las aulas y los patios escolares, para que no sea solamente burbuja mediática o bella flor de un día, como esas que a la ministra de Educación se les quedaron incómodamente entre las manos.


Una nueva alborada del periodismo y la sociedad

(Publicado el sábado 26 de septiembre de 2015).

Nunca antes había sucedido algo así...
Que una serie de reportajes de investigación, como los que Última Hora inició en mayo de este año sobre el gran robo al Estado en la Contraloría, derive en el juicio político, la renuncia forzada y el procesamiento de dos altos funcionarios del Estado, el contralor Óscar Velázquez y la subcontralora Nancy Torreblanca, era algo que resultaba impensable que pudiera suceder en Paraguay, reino de la impunidad y el oparei.
Nunca antes había sucedido.... pero sucedió. Contra todos los pronósticos.
Menos aún, que la siguiente serie de notas investigativas, iniciada el 8 de setiembre, esta vez sobre el esquema de corrupción montado por el rector de la Universidad Nacional de Asunción, Froilán Enrique Peralta, llegue a desencadenar una gran revuelta estudiantil, sacudiendo no solamente a toda la estructura del sistema universitario, sino a la misma sociedad paraguaya, era un acontecimiento que no cabía ni en las previsiones más optimistas.
Y menos aún que el hasta entonces todopoderoso rector, apodado el Ferrari, se vea forzado a pedir permiso y ocultarse, luego a ser imputado por inducción a un hecho punible, obligado a renunciar a su cargo y acabar detenido por la Justicia...
Nunca antes había sucedido.... pero sucedió. Contra todos los pronósticos.
Quizás fue el despertar de una mayor conciencia en los jóvenes, alimentado por la reciente visita del papa Francisco, quien les había exhortado: "Hagan lío, pero organicen el lío". ¡Y vaya que lo hicieron...!
Quizás fue la cosecha tardía de tantas otras luchas estudiantiles a través de la historia, desde la época de la dictadura stronista, tantas veces ahogada con represión y con sangre.
Quizás fue el efecto de una época de interconexión con el mundo a través de las redes sociales de internet, del conocimiento abierto, de la globalización que supera a la isla de mediocridad y censura.
Quizás fue el simple hartazgo de una sociedad por tantos años sometida a la corrupción y a la narcopolítica, obligada a callar y a tener miedo.
Quizás fue todo eso y mucho más.
Lo cierto es que de pronto nos encontramos con un inédito setiembre de primavera anticipada, de calles y predios invadidos por gritos juveniles, por banderas coloridas y letras de rebeldía, por cadenas humanas de solidaridad y esperanza, por consignas de fortalecida intransigencia, con un hashtag (etiqueta) que se volvió símbolo de esperanza: #UNAnotecalles.
Es una nueva alborada del periodismo investigativo, pero sobre todo una nueva alborada de la sociedad, que nos obliga a no dormir en los laureles, a dar más y mejor cada día. Porque a #UNAnotecalles le debe seguir un #PARAGUAYnotecalles.



Quiénes están detrás de #UNAnotecalles

(Publicado el sábado 3 de octubre de 2015).

Primero dijeron que  el presidente Horacio Cartes  operó desde las sombras los hilos de la gran revuelta estudiantil, pasándole la factura al senador Calé Galaverna, por haberlo desafiado en las internas de la ANR, y que permitió denunciar el esquema de corrupción del ahora ex rector de la UNA, Froilán Peralta,  que acabó  en su inaudita renuncia, procesamiento y cárcel.
Cuando lo escuché, no pude evitar la risa. ¿En serio creen que Cartes pueda influenciar a los estudiantes que forjaron su liderazgo criticando la acción represiva de este Gobierno y la corrupción de la actual clase política? En el eventual caso de que pudiera hacerlo, ¿sería Cartes tan necio como para ayudar a despertar al gigante que hoy está devorando gran parte de su base de sustentación político-partidaria?
Después dijeron que es el ex presidente y ex obispo Fernando Lugo quien imparte instrucciones a los líderes de la revuelta, como una manera de elaborar su próximo regreso a la presidencia. Otra vez la risa. ¿En serio...? ¿Lugo...?
Aunque una figura muy ligada a Lugo, el ex decano de Arquitectura y candidato a intendente municipal de Asunción por el Frente Guasu (entre otras organizaciones), Ricardo Meyer, se ha convertido en figura clave al ser nombrado rector interino de la UNA, lo más probable es que acabe perjudicado por la decisión de mantener su candidatura electoral, en contra de la idea de que habría hecho historia ayudando a consolidar la más importante reforma estudiantil en el Paraguay.
Entre los inventados padrinazgos por derecha e izquierda, la masiva movilización de los estudiantes universitarios –con su impresionante réplica a nivel secundario– continúa sacudiendo no solo a la estructura corrupta y dictatorial de la UNA, sino a la misma sociedad paraguaya.
Quienes se sienten amenazados por la primavera estudiantil, acusan que "es una movilización política". ¿Y qué tiene de malo que lo sea? Solo con el verdadero sentido aristotélico de la política –la búsqueda del bien común– se puede construir una sociedad mejor, desde los espacios de la democracia participativa.
A diferencia de la práctica perversa que convirtió a las facultades en seccionales coloradas, comisarías policiales y antros de prostitución, en la actual revuelta estudiantil conviven pensamientos e ideologías diversas, que se enriquecen en el conflicto y las diferencias, construyendo una unidad social pocas veces vista en nuestra historia.
La lucha es de los estudiantes. Pero los que acusan tienen razón al señalar que hay fuerzas por detrás. Están los padres, las madres, los abuelos, emocionados de que sus hijos y nietos protagonicen el cambio que ellos no pudieron. Están los niños y las niñas, que crecerán seguramente con menos miedo y más conciencia. Y está la gente: toda una sociedad que ya había bajado los brazos ante la corrupción y la narcopolítica, y que hoy se da el lujo de volver a soñar con un Paraguay diferente.


Cuando los jóvenes enseñan a los mayores

(Publicado el sábado 10 de octubre de 2015).

Hay lecciones esenciales en la vida, que no se aprenden en las aulas. Por el contrario: a veces para aprender o impartir la clase más magistral, hay que salir de las escuelas, colegios y facultades.
Probablemente eso está ocurriendo con las revueltas estudiantiles universitarias y secundarias, que en estos días siguen conmoviendo e interpelando a gran parte de la sociedad paraguaya.
Es compresible el temor de muchos padres de familias, incluyendo a sectores de los mismos estudiantes, de que los paros académicos y administrativos les hagan perder el semestre o todo el año lectivo. Han invertido esfuerzo, dinero y tiempo, y les preocupa que los estén perdiendo y ya no los puedan recuperar.
Pero como lo señalaba en estos días en un posteo en Twitter que resultó polémico y provocó mucha discusión: Perder un semestre o un año de estudios no es tanto sacrificio... cuando a cambio se puede ganar un mejor país.
Con sus respectivas movilizaciones, tanto los chicos y chicas de la universidad, como los de la secundaria, nos están mostrando a los más adultos cómo se pueden empezar a forzar los cambios que siempre hemos ansiado, y a los que antes no nos hemos animado, al menos con la fuerza y la unidad suficiente como ellos y ellas lo están haciendo.
Por ejemplo, el caso de los secundarios. Fue tan contundente su movilización, que obligaron a que el propio presidente de la República, Horacio Cartes, los invitara a reunirse con él y parte de su Gabinete, en el Palacio de Gobierno.
Parecía una inteligente acción de márketing desde el poder. Recibirlos, escucharlos, tomarse una linda foto para la prensa y luego despedirlos con lindas promesas, que no necesariamente había que cumplir. Era el populista método de siempre. Pero no, estos chicos y chicas exigieron puntos concretos, pidieron la firma de un acuerdo de compromiso, pusieron un plazo y al no obtener respuestas fueron al paro y volvieron a la calle, desnudando la hipocresía oficial.
Por ejemplo, el caso de los universitarios, a los que muchos acusan de intransigentes. Sin renunciar a las cuestiones esenciales de su lucha, accedieron a que se elija un nuevo rector de la UNA para que los funcionarios puedan cobrar sus salarios, pero obligan a la nueva autoridad a firmar una carta de compromiso, asegurando los mecanismos para la reforma estatutaria y para una participación democrática de los estudiantes en todo el proceso.
Algo nuevo está naciendo en la universidad, en los colegios, y por contagio, en la misma sociedad.

Hoy son los jóvenes quienes nos enseñan a los mayores. 
Ojalá aprendamos.

El nuevo mapa político tras las elecciones municipales

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Mario Ferreiro, la noche en que ganó las elecciones y se convirtió en nuevo intendente de Asunción.
Un ejercicio (algo tardío) de reflexión para tratar de entender lo que pasó en estas singulares y gratamente sorprendentes jornadas electorales.

Por Andrés Colmán Gutiérrez - @andrescolman

A las cinco en punto de la tarde de ese incierto domingo, cuando empezaban a cerrarse las mesas de votación, yo ya estaba convencido y resignado de que el zumbero intendente colorado Arnaldo Samaniego había ganado nuevamente las elecciones en Asunción, de que el derribador de techos de colegios Cárdenas ocuparía de nuevo el municipio de Lambaré, y de que gran parte de este infortunado Paraguay se iba a teñir inevitablemente de color rojo, como lo había presagiado funestamente el desbordado presidente Horacio Cartes.

-¿En serio…? ¿Todas las bocas de urnas coinciden…?
-¡Si, todas…! En algunas se han acortado las diferencias entre Arnaldo y Mario, pero en todas sigue ganando el tractor amarillo.

Auto-engañados por nuestras propias bocas de urnas, con la mayoría de mis colegas en la sala de Redacción nos preparábamos para escribir las inevitables crónicas que no hubiéramos querido, informando sobre el rekutu de varios impresentables intendentes, dispuestos a ver como se consolidaba un proyecto político de marcado tinte autoritario que pretende perpetuarse en el poder.

-Entonces, ¿no hemos aprendido nada?
-¿De nada sirvieron todas las investigaciones y denuncias periodísticas?
-Toda esa hermosa primavera estudiantil… ¿no nos contagió en nada con su valiente y crítica rebeldía?

En mi fuero interior ya estaba pensando en lo mucho que me iba a costar tener que tragarme varias de las columnas que había escrito y publicado durante las últimas semanas, en las que reflexionaba sobre “el despertar del elector”, sobre “la nueva conciencia ciudadana” y otras perlas parecidas.
Ya adivinaba las muchas burlas que me dedicarían en Twitter y en Facebook.

-¿Tanto nos equivocamos…?

Fue entonces cuando desde la página web del Tribunal Superior de Justicia Electoral y desde su eficaz aplicación para smartphones comenzaron a saltar los primeros resultados de las primeras mesas escrutadas.

-¡Ey, los perros…! ¡Aquí está ganando Mario…!
-¡Andaaa…! Seguramente son resultados parciales de alguna mesa invadida por votantes opositores. Verás que en seguida va a cambiar la tendencia.
-¡No, no cambia…! Ya son más del 30% de votos escrutados y sigue ganando Mario. ¡Y hay más de 10.000 votos de diferencia…!
-No puede ser… ¿qué carajos pasó…?

¿Qué carajos pasó…?
La pregunta seguiría resonando durante los minutos siguientes, en la medida en que los fríos números nos despertaban  de nuestro letargo de escepticismo e incredulidad.
No solo perdía Arnaldo en Asunción. También perdía Cárdenas en Lambaré. Y perdía Quintana en Fernando de la Mora. Y claro, como era previsible también caía el clan de los Gómez Verlangieri en Limpio. Los lastres colorados y liberales eran arrastrados por igual, merecidamente, por la oleada de voto castigo.
¿También Ferrer pierde en San Lorenzo?
No, no, Ferrer gana. Es que no todo puede ser maravilla.
Pero si estaba pasando también algo increíble: por primera vez estaba perdiendo el clan Núñez en Villa Hayes.
Y todavía más: el hijo de Calé Galaverna perdía en su propio feudo, en Ypacaraí.
-¿Qué carajos pasó…?

Muy entrada la noche, nos enteraríamos de otra novedad insólita: El imperio de los caudillos colorados de Itapúa también era derrocado en Encarnación, luego de 75 años de intendentes colorados ininterrumpidos, en dictadura y democracia.

-No puede ser. ¿Afara, Gneiting y Smalko pierden en su propio feudo?  
-Sí, les gana Luis Yd, candidato a intendente por una coalición ciudadana opositora, por apenas 11 votos de diferencia. Dicen que cortaron la luz en un colegio electoral e intentaron robar actas. Ahora hay un cordón humano protegiendo el local de conteo de votos.
-Y no solo eso, el vicepresidente Afara también pierde con su candidato colorado en su propio valle, María Auxiliadora, también en Itapúa. Le gana un ex intendente a quien él persiguió políticamente y le envió a la cárcel, al parecer injustamente, y a quien le hizo expulsar del Partido Colorado. El tipo se presentó otra vez a las elecciones con la chapa de otro partido, el de Desireé Masi, y ahora le ganó lejos. ¡Derrota total…!
-Un duro golpe para el proyecto de reelección o de sucesión presidencial.
-¿Vos decís…?

Esa noche del domingo, tras haber pasado por la Plaza de la Democracia, donde una multitud enfervorizada celebraba la victoria de Mario Ferreiro al son de canciones de los Beatles, empecé a escribir algunos apuntes en un bloc de la aplicación Evernote, en mi teléfono celular, y les seguí agregando notas durante los días siguientes.
¿Qué carajos pasó…? Era la pregunta que seguía repiqueteando en mi cabeza.
Desde las redes sociales, más de un lector o lectora me reclama cada tanto el “esperado análisis”.
No soy ko analista político, apenas un periodista que procura estar informado y que intenta hacer un constante análisis de reflexión, tratando de entender y ayudar a entender qué pasa.
En todos estos días leí varios análisis, desde los más interesantes hasta los más disparatados.
Así que, uno más, no creo que haga mucho daño.
Por lo tanto, aquí van mis apuntes desordenados acerca de una semana agitada pero esencial para el presente y el futuro de este calcinante territorio que casi nunca nos sorprende… aunque a veces sí.

#Viaje desde el voto comprado al voto consciente
Los resultados de las elecciones revelan que hay una positiva evolución en la conciencia del ciudadano elector.
Mucha gente ya no solo se va a votar, tradicionalmente arreada por punteros políticos a cambio de dinero, sino que ahora parece que sabe elegir, y lo hace con más conocimiento del gran poder que tiene con su voto.
Los politiqueros, tan acostumbrados a comprar y a arrear a las personas como si fueran vacas, ahora descubrieron dolorosamente que aun todo el dinero, las presiones y las amenazas, ya no son suficientes.
Cada vez son más los que en la soledad del cuarto oscuro, aunque hayan tomado tu dinero a cambio de su voto, igual te pasan la factura y votan por el que más les convence.
En una de esas, al sentirse tan abandonados… ¿será que estos politiqueros aprenderán también, en el futuro, a cautivar a sus electores con buenas propuestas, con dignidad, con honestidad, con buen gobierno…?

#El Mariscal de la Derrota
Aunque no fue candidato a ningún cargo electoral, uno de los grandes derrotados en estas elecciones es el actual presidente de la República, Horacio  Cartes.
Se auto-postuló personalmente como jefe de campaña ad hoc, asumió el liderazgo de todas las candidaturas coloradas, otorgó financiamiento incuantificable, apadrinó públicamente a los candidatos más cuestionados, anunció que iba a llenar el país de intendentes colorados y admitió que los comicios municipales serían un referéndum a su gestión (entendiéndose que serían el trampolín para su no declarado proyecto de reelección presidencial).
Los resultados están a la vista.

#El discurso fallido
El tono beligerante, ofensivo y despreciativo que Cartes utilizó durante toda la campaña no produjo el gran resultado que se esperaba.
Por el contrario, generó rechazos en muchos de sus propios electores y burlas en la prensa y en las redes sociales en internet.
Haber tratado de “haragán” al candidato asunceno Mario Ferreiro (cuando toda la opinión pública conoce su trayectoria de esforzada labor en los medios), acusar a un solitario y rebelde estudiante chileno de ser el principal “desestabilizador” de su Gobierno, o plantear que los políticos del Frente Guasu impulsaban un complot para derrocarlo, solo despertó burlas e indignación por el tono de liviandad, y por la irresponsabilidad de quien debería mantener un lenguaje de estadista.
Si Cartes esperaba que su discurso de barricada motive a los colorados a salir a votar masivamente… parece que no le sirvió de mucho.

#Stronismo recalentado
Como salidos del túnel del tiempo de las peores épocas de la dictadura stronista, los dirigentes colorados recurrieron a los esposos Antonio y Nika Debernardi para acusar públicamente al candidato Mario Ferreiro de ser “amigo de secuestradores” y de guerrilleros del EPP, con el argumento de que entre sus seguidores había dos personas que en el pasado estuvieron políticamente vinculadas con quienes luego formaron el grupo armado fuera de la Ley.
Aparentemente, no se dieron cuenta de que vivimos nuevos tiempos, en que la gente ya no cree en los cucos anti-comunistas, y que con sus denuncias de cacería de brujas solo proporcionaron una imagen negativa que al final sirvió de anti-propaganda contra el candidato al que querían apoyar. Más efecto boomerang.

#Religión manipulada (1)
Otro recurso muy cuestionado por la ciudadanía fue el de que los colorados hayan recurrido a un grupo de pastores evangélicos para que estos pidan públicamente el voto para Arnaldo Samaniego en Asunción, por ser “el único candidato que defiende los valores de la familia”, y que aconsejen no votar por Mario  Ferreiro, ni por Ricardo Meyer, porque supuestamente defienden el aborto y el matrimonio gay.
Además de ser una alevosa manipulación de la religión para fines políticos electorales, resultó una falsedad, porque los intendentes no deciden sobre legislaciones de carácter nacional.

#Religión manipulada (2)
También resultó patético y lamentable el rol al que se prestaron varios obispos de la Iglesia Católica paraguaya, al visitar al presidente Horacio Cartes en su residencia de Mburuvicha Roga, apenas tres días antes de las elecciones, y felicitarlo públicamente “por estar a favor de la vida y la familia”.
Aunque no invitaron a votar por ningún candidato en forma explícita, con su gesto imitaban el mismo gesto manipulador de los pastores evangélicos. 
En la conferencia de prensa, tras felicitar a Cartes, el presidente de la Conferencia Episcopal, Edmundo Valenzuela, alertó sobre “las ideologías que atacan a la vida y a la familia”, lo que se interpretó como una evidente crítica a la presunta postura de Ferreiro y Meyer sobre el aborto y el matrimonio gay.
La postura de los obispos fue entendida como un abierto respaldo a los candidatos colorados y una desaprobación a los candidatos de la oposición, lo cual generó gran molestia entre los propios fieles católicos.
Para equilibrar los tantos, la Conferencia de Religiosos y Religiosas del Paraguay (Conferpar) emitió un pronunciamiento más radical: “no podemos como cristianos votar por políticos corruptos, sin compromiso con los más necesitados”, que se entendió como una directa contestación a la postura de los obispos.

#Que se callen las bocas de urnas
Por primera vez, los sondeos de bocas de urna se equivocaron fiero.
En Asunción, prácticamente todos los resultados preliminares le dieron ganador al candidato colorado Arnaldo Samaniego, pero al final ganó el opositor Mario Ferreiro, por más de 20 mil votos. También hubo un error similar en la ciudad de Villeta.
Los datos equivocados generaron situaciones pintorescas, como las celebraciones anticipadas de Samaniego y su entorno, o las expresiones de soberbia en las redes sociales de varios referentes del coloradismo, como el diputado colorado Oscar Tuma, actitudes de las que luego tuvieron que arrepentirse.
Los realizadores de encuestas y sondeos quedaron aún más desacreditados de lo que ya estaban.
En próximas elecciones no será muy fácil confiar en las bocas de urnas.
  
#PLRA: el regreso… ¿con gloria?
Sumido en una fuerte crisis, tras haber propiciado el golpe parlamentario de 2012, que desalojó del poder al presidente Fernando Lugo y haber avalado la pésima gestión gubernamental de Federico Franco, con graves acusaciones de corrupción, el más antiguo partido político del país estaba considerado como una fuerza en agonía.
Sin embargo, en las elecciones municipales del domingo sorprendió por su buen desempeño, conquistando cerca de 80 intendencias y centenares de concejalías en todo el país.
Además de integrar la alianza victoriosa en Asunción, retiene 13 de 19 municipios en el Departamento Central, y 13 de 20 en Cordillera, donde por primera vez gana en la capital Caacupé. Proporcionalmente, sin embargo, se quedó con 14 intendencias menos que en el 2010.
Por más que esto no implica la expiación de las culpas del centenario partido, pareciera que los electores le han dado una nueva chance de rehabilitación, aunque también han castigado a sus candidatos más cuestionados, como ocurrió en Limpio con los Gómez Verlangieri y en otras ciudades.

#La crisis del Frente Guasu
Uno de los sectores más golpeados mediáticamente por el magro resultado obtenido en las elecciones, principalmente en la capital, es el izquierdista Frente Guasu, liderado por el ex presidente Fernando Lugo.
El sector político, que reclamaba ser la tercera fuerza electoral en la capital, solo pudo situar a su candidato a intendente, Ricardo Meyer, en un muy alejado tercer lugar, con el 4,54% de los votos.
Meyer, arquitecto de profesión, era considerado el mejor candidato en el aspecto técnico, por su gran conocimiento sobre urbanismo y por sus ideas progresistas, pero fue el que menos empatía logró con el electorado por una muy deficiente campaña, no solo en recursos, sino principalmente con muy poca creatividad, imaginación y carisma.
Al Frente Guasu tampoco le alcanzaron los votos para meter a un solo concejal en la Junta Municipal de Asunción.
A nivel nacional logró conquistar intendencias municipales en las ciudades de Carlos Antonio López (Itapúa), San Pablo y Lima (San Pedro) y numerosas concejalías en varias ciudades, en muchos casos logradas en alianzas con el partido liberal y con movimientos regionales. 
Fue muy cuestionada la no presentación de la mayoría de sus representantes para ejercer controles de las mesas electorales en Asunción, hecho que fue interpretado como una especie de complot contra Ferreiro, aunque sus directivos aseguraron que fue por falta de recursos.
La pregunta es cuánto incidirá este magro resultado de votos, principalmente en Asunción, en las chances electorales del Frente Guasu para el 2018.

#No se apuren: El coloradismo no está muerto
Aunque sufrió un fuerte golpe y perdió varios de sus más importantes bastiones, incluyendo a la capital Asunción, la gobernante Asociación Nacional Republicana (Partido Colorado) sigue siendo la fuerza política mayoritaria, ya que retiene 152 municipios, que componen el 62% del mapa electoral del país. Ganó 10 intendencias más que en 2010.
Aun así, el coloradismo fue derrotado en lugares en los que no se esperaba, como en Encarnación (luego de 75 años de intendentes exclusivamente colorados) o en Salto del Guairá, otra de las ciudades más importantes por su estrategia política y su gran poder económico.
Su más fuerte foco de resistencia actual es Ciudad del Este, la capital del Alto Paraná, en la Triple Frontera, donde la intendenta Sandra McLeod de Zacarías fue reelecta por más de 40 mil votos según los primeros cálculos, aunque luego se produjeron incidentes cuando la alianza opositora denunció supuestos casos de fraude, recusó a los magistrados electorales y el conteo de votos se paralizó durante varias horas, generándose incluso sucesos de violenta represión por parte de la policía. Los opositores al llamado “clan Zacarías” siguen movilizados (en momentos en que se escribe este ensayo) e insisten en anular los comicios y que se vote de nuevo.
Más allá de cómo se resuelvan los incidentes, la impresión que queda es el de un partido colorado golpeado por sus inesperadas derrotas, que mantiene aún un número grande de municipios, pero que deberá replantear sus estrategias si desea seguir contando con las preferencias de su electorado.

#La valoración del voto inclusivo
Un detalle muy significativo fue la habilitación, por primera vez, de mesas especiales para que voten ciudadanos y ciudadanas con discapacidad física.
Aunque hubo muchas críticas sobre carencias de rampas, de servicios de acceso y de personas preparadas para guiar a los electores con discapacidad, se lograron importantes avances en términos de políticas de inclusión.
Fue muy importante la labor del propio Tribunal de Justicia Electoral (TSJE) en este campo, como de las organizaciones civiles como la coalición #PYinclusivo, formada por la Fundación Saraki, Decidamos y Servidores del Paraguay, que ejercieron un control especial para el cumplimiento de este derecho.

#La eficacia del TSJE (a pesar de todo)
Aun en medio del escándalo ante denuncias de investigaciones periodísticas sobre funcionarios planilleros y roscas de corrupción, que se venían publicando desde semanas antes de las elecciones, la maquinaria del Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE) funcionó con mucha eficacia en la organización de los comicios y en la pronta difusión de los resultados.
Tanto la página web de la institución, como el uso de una aplicación especial para teléfonos celulares inteligentes, funcionaron con mucha eficacia para ir conociendo paso por paso y en tiempo real el conteo de los votos, por más que en algunos momentos colapsaron por la gran cantidad de usuarios.
La contundencia de los datos y sus respaldos documentales ayudaron en líneas generales a manejar los resultados con mucha transparencia, aunque luego surgieron incidentes puntuales.
La eficiencia operativa sin embargo no libra al TSJE de la necesidad de corregir el gran despilfarro de recursos, la concesión de rubros y salarios a amigos políticos sin cumplir funciones laborales, e instalar mecanismos de mayor transparencia sobre el uso del dinero público.

#La vigilancia ciudadana
Estas elecciones contaron, más que nunca antes, con la participación de organizaciones sociales y grupos ciudadanos dispuestos a ejercer un mayor control para evitar que se produzcan los clásicos casos de fraudes y otros delitos electorales.
A la experiencia pionera de organizaciones y programas como Decidamos y A quiénes elegimos, en esta ocasión se sumaron otras como Candidato Limpio, El Avizor y #PYinclusivo, que incluso habilitaron nuevas herramientas de tecnología digital, como sitios web y aplicaciones para reportar desde teléfonos móviles, tabletas y notebooks las irregularidades, para su difusión en tiempo real.
La gran participación de voluntarios, especialmente chicos y chicas jóvenes, lograron que los delincuentes políticos tenga mucho más cuidado.

#El valor de las alianzas
En muchas de las ciudades importantes, los candidatos del oficialismo colorado perdieron ante candidatos respaldados por amplias alianzas electorales, que incluyeron al partido liberal, a partidos y movimientos de izquierda, de centro y de derecha, como a grupos y movimientos ciudadanos que no asumían identidades ideológicas, sino simplemente el deseo de construir una ciudad mejor.
Aunque el fenómeno no es nuevo, sin embargo en esta ocasión de sintió con mucha más fuerza la capacidad de varios sectores de unirse por encima de las diferencias, encontrando los puntos en común. En estas elecciones, las alianzas ganaron en 15 localidades, 6 más que en el 2010.
Las experiencias más positivas fueron la de Encarnación, con la Alianza Encarnación al Frente, que tras la figura de un ex concejal del Partido Patria Querida, lograron derrocar al coloradismo luego de 75 años de permanecer en el poder; y la de Villa Hayes, en donde la concertación Alianza para el Cambio le ganó al candidato colorado Luis Alberto López, derrocando de este modo al hasta entonces imbatible y cuestionado Clan Núñez.
En otras localidades, como en la importante ciudad de San Lorenzo, las principales fuerzas opositoras no lograron unirse y dividieron en gran forma los votos no colorados, haciendo posible que el controvertido ex intendente Albino Ferrer sea nuevamente reelecto.
Una lección a aprender.

#Las figuras políticas emergentes
Otro mensaje claro que emerge de estas elecciones es que la ciudadanía aplaude a nuevas figuras conocidas, que apelan a formas diferentes de hacer política, con creatividad, con pocos recursos y con participación activa, frente a las gastadas figuras de los caudillos tradicionales, vinculados en muchos casos con la corrupción y al autoritarismo.
Celso Miranda, Kelembu, concejal en CDE.
Un caso resaltante fue el del arquitecto Tony Apuril, integrante del popular grupo humorístico Ab Ovo, quien prestando la chapa de una organización política sin mucha trascendencia, el Partido de la Juventud, hizo una campaña a pulmón, casi sin invertir en publicidad, recorriendo barrios en bicicleta o subiendo a los ómnibus del transporte público, hablando directamente con los vecinos, con un costo operativo que no sobrepasó los 25 millones de guaraníes. Logró ser elegido concejal municipal de Asunción, beneficiando además a otros dos integrantes de su lista.
Otro caso llamativo es el del candidato Celso Miranda, de Ciudad del Este, conocido por presentarse como un personaje humorístico llamado Kelembu, con ropas rotosas y remendadas, que representa simbólicamente a los pobladores más humildes, y que se burla con mucha eficacia de las autoridades en videos cómicos y en posteos en las redes sociales, quien también logró su elección.
Alguna voces críticas sostienen que estas nuevas figuras desnaturalizan la representación democrática al no emerger de un partido organizado y estructurado, al que deberían rendir cuenta, y que son más productos del impacto mediático y del desencanto de los electores, pero habrá que ver como se desempeñan en la gestión. Es un poco difícil que puedan resultar peores que muchos que sí provienen de partidos, pero que han tenido una más que lamentable actuación.

#Los narco-intendentes
A pesar de la trágica experiencia que representó el intendente colorado de Ypehú durante el anterior periodo de gobierno, Wilmar Neneco Acosta Marques, quien dirigía paralelamente una banda de narcotraficantes y sicarios, responsable presuntamente de casi una veintena de asesinatos –entre ellos el del periodista Pablo Medina-, el sistema electoral no ha hecho mucho esfuerzo para que otros candidatos vinculados al narcotráfico y al crimen organizado sean nuevamente electos como intendentes en varias ciudades y pueblos del Paraguay, especialmente en zonas fronterizas.
El caso más patente es el del intendente electo de Capitán Bado, Denilson Sánchez, alias “Chicharocito”, hermano del actualmente procesado y detenido en la cárcel de Tacumbú. Denilson tiene orden de captura, lo cual no impidió que resulte ganador por más de 1.000 votos.

#El nuevo mapa político
Se esperaba que el Paraguay sea “teñido de rojo” (más bien de colorado), pero no fue así.
En cambio, el nuevo mapa político pos electoral surge teñido de un efecto multicolor, pero principalmente de colores ciudadanos.
El resultado de estos comicios, de alguna manera, altera las pretensiones políticas de quienes apuntan a la elección presidencial del 2018.
En las filas del coloradismo, el presidente Horacio Cartes, quien -aunque no lo dice- pretende su reelección, esperaba emerger luego del domingo 15 de noviembre aureolado con una victoria aplastante, como lo había logrado en las elecciones internas y para la presidencia de la ANR.
Ahora, en cambio, Cartes carga con el peso de ser en gran parte el Mariscal de la Derrota, y no le será fácil remontar el árido terreno que le espera en busca de su reelección, para lo cual aún debe negociar reformas o enmiendas constitucionales.
No le será fácil. Ahora menos, aunque no imposible. 
Cartes sigue en carrera. Veremos hasta cuándo.
Juan Afara y Horacio Cartes.
El vicepresidente Juan Afara, uno de los nombres que siempre se mencionan como posible sucesor de Cartes (en caso de que él no pueda correr), también emerge de estas elecciones con la imagen de gran perdedor.
Afara era considerado como el heredero y constructor del gran Imperio Colorado del Sur, el principal cacique de un sistema de “dictadura perfecta” con fachada moderna en Encarnación y en todo Itapúa, junto con Luis Gneiting (actual gobernador de Itapúa), Juan Schmalko (ex intendente encarnaceno y actual director paraguayo de Yacyretá), entre otros más, pero todos ellos sin embargo sufrieron una inesperada derrota en su "ciudad modelo", cuando una coalición opositora y ciudadana les arrebató la intendencia de Encarnación luego de 75 años de poder colorado ininterrumpido -en dictaduras y en democracia-, en principio por escasos 11 votos, que luego aumentaron a 80 (recuperando votos que quisieron burlar).
Además, Afara perdió en su propia ciudad de origen, María Auxiliadora, Itapúa, en donde Víctor Casas, un candidato a quien él persiguió, mandó a la cárcel y expulsó del partido Colorado con métodos de señor feudal, regresó desde el más-allá-político, se postuló como candidato por un partido prestado (el PDP de Desireé Massi y Rafa Filizzola) y le propinó una paliza electoral a su candidato delfín, el colorado Hernán Rivas.
Fue la doble derrota del vice Afara y de su entorno de poder sureño. 
No les va a ser tan fácil remontar una buena imagen para el 2018.
Mientras, en las filas de la oposición, el panorama también varió un poco, de cara al 2018.
El hasta ahora mejor posicionado como pre-candidato presidencial, el que pretendía (y todavía pretende) protagonizar una versión guaraní de la película El regreso del Jedi (o del que te jedi), el ex presidente Fernando Lugo, también aparece inevitablemente salpicado por el oscuro aura de derrota electoral que carga encima su principal organización política, el Frente Guasu.
Aunque Lugo, con rápida reacción oportunista, acaba de renunciar a la presidencia del Frente, enfrenta un escenario mucho más árido para presentarse como el pretendido articulador de una nueva alianza para enfrentar con éxito a los colorados en el 2018, más aun cuando hay todavía rencores encendidos entre sus seguidores con respecto a juntarse con los liberales, a quienes consideran “golpistas” y “traidores” por haberlo desalojado del poder con el forzado juicio político de 2012.
Todo eso hasta puede ser cierto, pero también es cierto que nadie le gana a los colorados sin alianzas con los liberales. Y eso lo saben los popes del Frente Guasu, que dijeron que nunca se aliarían con los liberales para las elecciones municipales, al menos en Asunción, pero apenas cruzaron Calle Última se abrazaron formando varias alianzas con los mismos, intentando convencernos a todos de que los liberales del interior son de una raza diferente a los de la capital. ¿Creerán que nos chupamos el dedo?
Para más complicación, frente a la desgastada figura de Fernando Lugo se alza ahora la victoriosa figura de Mario Ferreiro, el mismo a quien él le motivó a renunciar a su entonces privilegiada carrera en los medios de comunicación para lanzarse a la arena política como su elegido sucesor para la presidencia de la República en el 2013, pero luego justo cambió el viento de la conveniencia política y Lugo lo dejó tirado a Mario en los recovecos de la historia. Mario tal vez no sea rencoroso, pero muchos de sus votantes no olvidan.
Además, la situación jurídica de Lugo de cara al 2018 tampoco está muy clara. ¿Está habilitado para ser candidato? ¿Acaso no le alcanza la disposición constitucional que prohíbe que los presidentes sean reelectos? ¿O es que en su caso no cuenta, porque lo echaron del poder? Las opiniones políticas y sobre todo jurídico-constitucionales están muy divididas. Así que dependerá principalmente de negociaciones políticas, la cuales tampoco serán fáciles.
El dilema es que, aparte de Fernando Lugo, por ahora, la oposición tampoco tiene a otra figura muy potable, capaz de aglutinar las preferencias electorales ciudadanas para una candidatura con reales posibilidades de éxito.
Salvo, talvez, Mario Ferreiro, ahora, después de su resonante victoria electoral.
Será por eso que ya hay quienes, muy triunfalistamente, proponen que Mario esté solo un par de años en la Muni y luego renuncie a la intendencia y se postule para la presidencia del 2018.
Sí, es cierto que hay políticos que lo hicieron en otros países, y hasta les salió bien. Pero también hay quienes dicen que hacer algo así sería estafar a los electores que te votaron para que seas intendente por cinco años, y no para que lo uses como un trampolín a la presidencia.
De todos modos, con atinado criterio, Mario ya dijo que no.
Para el 2018 no... pero para el 2023 si le encantaría competir para la presidencia….
Es decir, si es que hace una buena gestión y no sale quemado de la Municipalidad.
Ese es el plan, aparentemente.
Y mientras, ¿qué hacemos…?
Yo solo les digo una cosa: los siguientes meses van a ser más que divertidos…

El amigo de los fantasmas del Teatro Municipal

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Conocí personalmente al mítico Chiquitín Lambaré allá por 1993, cuando acompañé al actor Rubén Visokolan, el recordado Visoka, a grabar un reportaje en los camarines del Teatro Municipal para el programa televisivo NocheTrasNoche, que me tocó guionar desde Alta Producciones, con la conducción de Mario Ferreiro y la dirección de Tito Chamorro.
Fue una experiencia surrealista. No sé quién era más loco, si Chiquitín, Visoka o Tito, pero entre los tres se armó una onírica conversación en la madrugada, en la que Chiquitín contaba con una seriedad absoluta como acostumbraba conversar con varias estrellas fallecidas en medio de las butacas vacías del Municipal, desde Julio Correa hasta Ernesto Báez, desde Jacinto Herrera hasta el cantante Luis Alberto del Paraná.
Mientras ellos desgranaban anécdotas sobre ilustres fantasmas en la densidad de esa sala llena de ecos y telarañas, yo solo podía estar pendiente de cada ruido que llegaba desde las sombras del viejo teatro.
Lo volví a encontrar varias veces a Chiquitín, y siempre me contaba una anécdota nueva entre jarras de tereré y nombres trascordados, sobre sus ilustres amigos fantasmas.
A veces me contaba la misma historia que ya me había contado la vez anterior, pero cambiando de protagonista, y aunque ya no me asustaban los ruidos que llegaban desde los camarines desiertos, siempre me quedaba extasiado con sus relatos.
En marzo de 1999, durante los sucesos del Marzo Paraguayo, Chiquitín nos llamó desde la distancia a mí y a otros colegas periodistas y nos condujo al patio del teatro, que en esos días estaba cerrado por refacciones. Desde allí, subidos sobre una cajas de madera, nos permitió observar lo que pasaba al otro lado de la calle Alberdi, en el viejo edificio del Correo, donde los oviedistas descargaban cajas de petardos, explosivos, piedras y garrotes, que luego usaban como proyectiles desde la terraza contra los manifestantes en la plaza. Pudimos sacar fotos de ese operativo y publicarlas en el diario.
Un par de años después, cuando empecé a escribir mi novela El país en una plaza, sobre los sucesos del Marzo Paraguayo, quise incorporar esa escena y le pregunté a Chiquitín si podía usar su nombre.
-Metele sique, pero cambiá nomás un poco mi nombre, para no tener problemas –contestó.
-¿Y si te llamo Chiquito Amberé, te parece bien? –le pregunté.
-¡Espectacular…! –dijo, levantando el pulgar.
Así, Chiquito Amberé se volvió un personaje de novela.
“La puerta se abrió y apareció un hombre maduro, de perfil sombrío. Lo reconocí en seguida. Era Chiquito Amberé, el veterano cuidador del Teatro Municipal, un personaje que había confesado en varios reportajes que con frecuencia veía fantasmas en las salas y los camarines abandonados, ecos de funciones de galas de otras épocas, actores y actrices que desde el más allá creían que la función debía continuar…”.
El pasado lunes, Ciriaco Dejesus Lambaré Blanco, el mítico Chiquitín Lambaré, falleció a los 84 años de edad.
Con él no solo se apaga una importante fuente de memoria viva, de historias y leyendas del primer teatro del país, sino que se cierra toda una época.
Los ilustres fantasmas del Municipal se han quedado sin su mejor amigo… o quizás lo han recuperado para siempre.


La antena de tevé sobre una choza.

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Ah, ok. Entiendo tu pregunta.
–"¿Por qué hay una antena de tevé cable arriba de la choza de un damnificado por la inundación...?".
Me aclarás, sin ánimos de ofender, que es "una simple pregunta".
O como lo dirías después, con un tono más ñembo académico, "una interpelación neutra y objetiva sobre la realidad".
Para empezar te diría que no es una simple pregunta.
Mucho menos, neutra y objetiva.
En realidad tu observación (como probablemente la mía, en sentido contrario) está cargada de prejuicios, de visión ideológica discriminadora.
¿Qué me decís...?
¿Que estas familias no tienen derecho a tener una tele y una conexión a algún servicio de cable, solo porque viven en una zona inundable y ahora están en un precario asentamiento de refugiados, debido a la crecida del río?
¿O acaso el cuestionamiento es porque eso presuntamente demuestra que en realidad no son tan pobres, y solo son avivados haciéndose pasar por pobres para no trabajar?
¿En serio pensás eso...?
¿Creés que realmente alguien elegiría vivir así, en una casita de cartón como la de la foto, si tuviera la oportunidad de algo diferente? ¿Por eso te indigna que la humilde choza de cartón tenga arriba una antena de tevé cable...?
Fijate, a mí eso no me indigna...
Por el contrario, lo que sí me indigna es que esa antena de tevé cable no tenga debajo una vivienda realmente digna, mínimamente decente, en un buen barrio residencial, con todos los servicios básicos.
Un lugar en donde los niños puedan jugar y reír en un jardín verde y amplio, en vez de chapotear en el barro junto a la basura y a los desagües cloacales.
Sí, claro... Me gustaría que en lugar de gastar en la cuota de la tevé cable y su antenita parabólica –o en otras cosas que nosotros consideramos superfluas–, ahorraran para invertir en un lote y una vivienda mejor.
Pero ¿será que ellos y ellas tienen esa perspectiva?
Las veces que hablé con muchos de los bañadenses, siempre me dijeron que consideran al Bañado su tierra, su espacio, su lugar. Y que lejos de querer marcharse, lo que buscan es ayuda para asegurar jurídicamente la tenencia, y soluciones técnicas para hacerlo más habitable, al igual que el resto de la ciudad.
¿Será que no tienen derecho a soñar con eso?
¿A que tengamos en cuenta sus sueños y les ayudemos a volverlo realidad?
Mientras llega ese día, al menos aprendamos a convivir con mayor tolerancia.

Y a distinguir lo que hay arriba... de lo que hay abajo.

Carta olvidada en el interior de un viejo zapatito

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Este es un texto mío ya algo clásico, que algunos lectores reclaman en cada víspera del 6 de enero.
Cumplimos, reciclándolo.
¡Feliz Día de Reyes…!
(Cuiden sus zapatitos).

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Queridos Reyes Magos:

Me dicen que escribirles es una tontería, una pérdida de tiempo, porque ustedes no son seres reales, son solamente personajes de una antigua leyenda cristiana que se está volviendo cada vez menos creíble.
Eso me dicen… pero aún así les escribo esta carta.
Si viven en el alma de tantos niños y niñas, si están en el recuerdo nostálgico de tantos adultos que quizás sigamos atesorando nuestra niñez en algún rincón del corazón, si son capaces de convocar tantos sueños y tantas fantasías en cada mágica madrugada del 6 de enero, si pueden despertar tanta energía creadora, tanta fuerza, tanta esperanza… entonces, ustedes están mucho más vivos que muchos seres de carne y hueso que hoy son apenas sombras o fantasmas. Ustedes son mucho más realidad que tantas personas reales y palpables que en el fondo son mentiras vivientes.
Hasta los nueve años de edad, como tantos niños de Yhú, mi pueblo natal, yo creía fervorosamente en los Reyes Magos.
La magia nos envolvía al escribir cartitas de letras temblorosas, con el esfuerzo de enumerar supuestos actos de bondad, para canjearlos por una pelota de cuero o un camioncito a control remoto.
Las entregábamos a nuestros padres, convencidos de que conocían el imposible servicio postal que las llevaría hasta el País de los Sueños.
Sí... era magia la que nos impulsaba a preparar el pasto y el agua fresca para los exhaustos camellos, al pie de la ventana.
Era magia la que nos mantenía en duermevela, seguros de poder vislumbrar las sombras de los tres jinetes en el silencio de la madrugada.
Era magia la que nos despertaba de un salto para ver qué había junto a los zapatitos.
Era magia la que inundaba las calles de risas infantiles, en la mañana del 6 de enero, convirtiendo al mundo en una feliz aldea de niños jugando.
Un día se rompió el encanto...
Algún siniestro pyrague, creyendo que acaso nos hacía un favor, nos reveló la supuesta verdad y nos robó la magia.
El mundo se volvió otro.
Los Reyes Magos no existen.
Los Reyes Magos son los padres.
Los Reyes Magos son el invento publicitario de algún shopping center.
Los Reyes Magos son políticos en campaña llevando juguetes a los barrios pobres a cambio de votos.
En un mundo así, ¿cómo puede haber espacio para la magia?
Pero en esta víspera de la madrugada de Reyes, el niño que sobrevive dentro de mí se adueña de mi mano y me impulsa a escribirles estas líneas, que quedarán dentro de un viejo zapatito en la ventana, en donde les dejo mis pedidos.
Les pido que nos traigan de regalo las ganas y las fuerzas para seguir creyendo que es posible construir un Paraguay mejor.
Que a pesar de que el país está así como está, con el agua hasta el cuello, con tanta pobreza, con tanta corrupción, con tanta impunidad, con tanto engaño por parte de las autoridades y los políticos… no caigamos en la desesperanza, no caigamos en el error de creer que esto no lo arregla nadie y que ya no vale la pena luchar (justamente, este año, los chicos de la universidad y de la secundaria nos han demostrado todo lo contrario).
Les pido que nos laven las telarañas de los ojos, para poder ver que, a pesar de tantas malas noticias, también hay cosas lindas que han ocurrido y siguen ocurriendo.
Que hay mucha gente construyendo pequeñas cosas, desde lo cotidiano, desde lo comunitario.
Que no todos somos corruptos.
Que hay gente honesta, valiente, idealista, y a lo mejor está allí, en la casa vecina, y que tal vez muchos periodistas todavía no tenemos el valor de descubrir que ellos son en realidad la buena noticia, la verdadera buena noticia.
No les pido que vengan ustedes a solucionar nuestros problemas, porque en realidad no podrían hacerlo, por más magos que sean. Además no va a servir, porque así no aprenderíamos nada.
Pero en cambio sí podrían ayudarnos a descubrir que nosotros podemos, que somos capaces de superar nuestras propias limitaciones, de unirnos por encima de las diferencias, pensando en el país que les vamos a dejar a nuestros hijos.
Los abraza con mucho cariño.

Andrés

A 43 años: La última revolución de Soledad Barrett

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(A 43 años del asesinato de Soledad Barrett, actualizamos uno de los primeros reportajes que habíamos publicado en Última Hora sobre esta legendaria guerrillera paraguaya, nacida en Yabebyry, Misiones).

La nieta del gran Rafael Barrett luchó contra las dictaduras de Paraguay, Uruguay y Brasil. Fue asesinada en Recife, el 8 de enero de 1973. El cabo Anselmo, un infiltrado por el régimen militar en las filas revolucionarias, la entregó. El Estado Brasileño pidió recientemente disculpas por su asesinato.

Por Andrés Colmán Gutiérrez - @andrescolman

Soledad Barrett y su compañera Pauline Reichstul vendían ropas en la boutique "Chica Boa", cuando cinco hombres ingresaron con violencia y se las llevaron a punta de pistolas. Fue la última vez que Sonja María Cavalcanti, la dueña de la tienda, las vio con vida.
Era un caluroso 8 de enero de 1973, en el barrio Boa Viagem de Recife, estado de Pernambuco. La dictadura militar brasileña devoraba vidas humanas y sueños de libertad.
Los secuestradores, que vestían de civil, eran agentes del DOPS (Delegacía de Ordem Política e Social), la Policía dictatorial.
Soledad quedó paralizada al reconocer a uno de ellos. "¡Você...! ¿Por qué...?", reclamó mientras la llevaban a rastras, sin fuerzas para luchar, según relata Sonja María.
"Era él...", admitió la dueña de la boutique ante la Justicia Brasileña, 24 años después, al reconocer la foto de "Daniel", (José Antonio dos Santos, "el cabo Anselmo"), quien en ese momento era amante de Soledad y padre del hijo que ella esperaba, embarazada de 4 meses.
Mucho después se sabría que "Daniel" era en realidad un doble agente de la dictadura brasileña, infiltrado en las filas de la Vanguardia Popular Revolucionaria (VPR), el movimiento guerrillero del legendario capitán Carlos Lamarca, del cual la paraguaya Soledad formaba parte.

Una larga marcha contra las injusticias

Soledad Barrett Viedma nació el 6 de enero de 1945 en Yabebyry, Paraguay.
Su padre fue Alejandro Rafael Barrett López, único hijo del gran escritor y líder anarquista español Rafael Barrett, quien llegó al país en 1904 y marcó a fuego las luchas sociales de toda una época, autor de importantes escritos de denuncia periodística como "Lo que son los yerbales", en los que reveló la esclavitud a la que eran sometidos los trabajadores conocidos como los "mensú".
"El nombre de Soledad reflejaba la ausencia de nuestro padre, perseguido por sus ideas políticas al igual que nuestro abuelo", relató su hermana Nanny Barrett.
Cuando Soledad tenía solo 3 meses, su familia tuvo que huir a la Argentina, donde pasaron cinco años de exilio.
"Volvimos al Paraguay. Soledad, con su manera de ser tan dulce, despertaba adoración. Tenía una forma de hablar pausada. Era una criatura hermosa, de cabellos dorados y piel blanca", la describe Nanny.
Incapaz de huir de los genes revolucionarios de su abuelo y su padre, en su adolescencia Soledad empezó a militar en el grupo de los "gorriones", vinculados al Frente Juvenil-Estudiantil de Asunción y al FULNA, destaca Víctor Duré, en un ensayo sobre la rebelión de los años 50 y 60.
La represión dictatorial obligó nuevamente a la familia a emigrar, esta vez al Uruguay. "En Montevideo, dueña de una gracia especial para la danza folclórica y el canto, ella se convirtió en un símbolo de la juventud paraguaya. No había un acto de solidaridad en el que no fuera invitada a actuar", recuerda Nanny.

El primer secuestro, en Uruguay

El 1º de julio de 1962, cuando tenía 17 años de edad, Soledad fue secuestrada por miembros de un comando nazi uruguayo.
Quisieron obligarla a que grite consignas: "¡Viva Hitler! ¡Abajo Fidel!", pero ella se negó. Con una navaja le dibujaron en los muslos una cruz svástica (signo del nazismo) y la dejaron tirada detrás del zoológico de Villa Dolores.
La joven paraguaya militaba ya activamente en los grupos revolucionarios y decidió viajar a Cuba, donde recibió entrenamiento guerrillero. Allí conoció al amor de su vida, el brasileño José María Ferreira de Araujo, con quien se casó y tuvo a su hija Naim.

Un trágico final.

Eran años de dictadura y terror. También de lucha revolucionaria... y de amor. Soledad Barrett tenía 25 años de edad cuando perdió a su esposo, el brasileño José María Ferreira de Araujo.
Desde Cuba, José María volvió a Brasil en julio de 1970, para ayudar a consolidar la lucha armada. En setiembre de 1970 fue capturado y asesinado por los militares. Sin saberlo, Soledad viajó a buscarlo, con su pequeña hija Naim, en 1971.
Al llegar y enterarse de la muerte de su marido, la paraguaya decidió incorporarse activamente a la guerrilla brasileña, en su lucha por derrocar a la dictadura.
La VPR la envió a Recife, junto a otros combatientes. Allí se reencontró con Anselmo, un antiguo militante amigo de su esposo, a quien había conocido en Cuba.
El "cabo Anselmo" era un militar que lideró la "revuelta de los marineros" en 1964, contra el Gobierno de João Goulart, y se había convertido en héroe para los guerrilleros. Pero la dictadura lo había captado como doble espía y tenía la misión de delatar a sus compañeros.
"Para no despertar sospechas, Anselmo necesitaba acercarse a alguien respetable y con un histórico de militancia impecable. La víctima ya había sido elegida: Soledad Barrett Viedma", relata la periodista brasileña Vanessa Gonçalves.
"El cabo se aproximó de la militante y pasó a vivir como su compañero. Soledad se embarazó de él, sin desconfiar de que era apenas un objeto para mantener la fachada de Antonio", agrega.
El 8 de enero de 1973 fue la "entrega".
Junto a Soledad, fueron secuestrados: Pauline Reichstul, Eudaldo Gómez da Silva, Jarbas Pereira Márquez, José Manoel da Silva y Evaldo Luiz Ferreira.
Los cadáveres fueron hallados en una granja, en São Bento, municipio de Abre e Lima, cerca de Recife. La abogada Mercia Albuquerque inspecionó los cuerpos en la morgue y relata lo siguiente: "En un barril estaba Soledad Barret Viedma. Estaba desnuda y había mucha sangre en los muslos, en las piernas, y en el fondo del barril, donde se encontraba también un feto".
Sin embargo, su cuerpo nunca fue entregado y en la práctica Soledad sigue siendo considerada una desaparecida.
A pocos días de haber cumplido 28 años de edad, la revolucionaria nieta del gran Rafael Barret acabó su vida de manera violenta, traicionada por su propio amante y padre del hijo que llevaba en sus entrañas.

Reivindicada en Brasil, poco conocida en Paraguay

En el barrio Jardim Adelfiore de São Paulo, Brasil, en el número 315 de la calle Tarcon, hay una escuela municipal denominada Soledad Barrett Viedma, donde los alumnos la recuerdan como "una luchadora paraguaya heroica, que dio su vida por la libertad".
También en Santa Cruz, Río de Janeiro, una calle lleva el nombre de la guerrillera que llegó para unirse a las filas de la Vanguardia Popular Revolucionaria (VPR), la legendaria guerrilla del capitán Carlos Lamarca.
En el Paraguay, el nombre de Soledad Barrett aún es ignorado para la gran mayoría de los habitantes, aunque su abuelo, Rafael Barrett, si resulta más conocido.
Quienes saben algo de la historia de Soledad, la han vislumbrado a través de un poema escrito por el gran poeta uruguayo Mario Benedetti o el cantautor Daniel Viglietti, quienes conocieron personalmente a la paraguaya en Montevideo y le han rendido su homenaje artístico.

Pedido de disculpas por el Estado Brasileño

El pasado 11 de diciembre de 2015, Soledad Barrett Viedma fue declarada oficialmente amnistiada política, post-mortem, por la Comisión de Amnistia del Ministerio de Justicia del Brasil.
"Ese crimen contra Soledad Barrett Viedma es el caso más elocuente de la guerra sucia de la dictadura en el Brasil", escribió el periodista brasileño Urianiano Mota, autor del libro Soledad en Recife, publicado en 2009.
"Su cuerpo todavía está desaparecido e hasta hoy no fue expedido su certificado de defunción. Declarada oficialmente muerta e desaparecida por responsabilidad del Estado brasileño, Soledad ahora también es una amnistiada brasileña por todas las persecuciones que sufrió en vida", declaró el presidente de la Comisión de Amnistía, Paulo Abrão.
"Su hija, Ñasaindy Barret de Araújo, recibe formalmente el pedido de disculpas del Estado brasileño", explicó el titular de la comisión.

Así la canta el artista uruguayo Daniel Viglietti:

"Otra cosa aprendí junto a Soledad
que la patria no es
un solo lugar.
Cual el libertario abuelo del Paraguay
creciendo buscó su senda y el Uruguay
no olvida la marca de su pisada
cuando busca el Norte
el Norte Brasil
para combatir...".

El gran poeta Mario Benedetti la retrata así en sus versos:

“Con tu imagen segura
con tu pinta muchacha
pudiste ser modelo
actriz
Miss Paraguay
carátula
almanaque
quién sabe cuántas cosas
pero el abuelo Rafael
el viejo anarco
te tironeaba fuertemente la sangre
y vos sentías callada esos tirones…”.


Jejuí, la isla de la utopía que la dictadura no logró matar

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Los antiguos luchadores de las Ligas Agrarias, con sus descendientes, en la comunidad San Isidro de Jejuí.

El 8 de febrero de 1975, militares stronistas asaltaron la comunidad campesina de San Isidro de Jejuí, en San Pedro, que iniciaba una experiencia asociativa, como parte de las Ligas Agrarias Cristianas. Los pobladores fueron apresados y torturados, y las tierras entregadas a un primo del dictador. A 41 años, los propietarios recuperaron su tierra y retomaron el truncado proyecto social.


Por Andrés Colmán Gutiérrez - @andrescolman

Cuando la primera salva de disparos hizo pedazos la apacible madrugada campesina, monseñor Bordelón despertó sobresaltado. Sintió el piso húmedo de tierra apisonada bajo los pies descalzos. Sintió la espalda dolorida, poco acostumbrada a dormir sobre un catre de madera. A través de las grietas de la pared del rancho, se filtraba un confuso bullicio de órdenes y gritos, de alaridos y sollozos, de secas explosiones retumbando entre los árboles.
Monseñor Roland Bordelón, de nacionalidad estadounidense, director para América del Sur de la organización Catholic Relief Service, miró su reloj. Eran poco más de las cuatro de la madrugada de ese día 8 de febrero de 1975. La noche antes, cuando había llegado en compañía de otro religioso a visitar la comunidad de San Isidro de Jejuí, donde luego se quedaron a dormir, ni siquiera remotamente esperó despertar de modo tan violento.
Todavía estaba allí, sentado en el camastro sin saber qué hacer, cuando uno de los campesinos asomó su rostro lívido por la puerta.
–¡No salga, monseñor...! –le pidió–. ¡Es mejor que se quede adentro!
–¿Por qué...? –preguntó el visitante–. ¿Qué está pasando, por Dios?
–¡Parece que los soldados están atacando la colonia...!
La acción militar sorprendió a la mayoría de los pobladores en pleno sueño. Un pelotón de aproximadamente 70 efectivos, al mando del teniente coronel José Félix Grau, rodeó el caserío y procedió a allanar las viviendas una por una.
Cuando el párroco de la comunidad, el sacerdote Braulio Maciel, corrió a buscar refugio, fue herido desde atrás en una pierna por un proyectil y cayó al suelo.
"De ahí fue conducido, colgado de pies y manos, hasta una camioneta, y en ella hasta San Estanislao, donde se le practicaron los primeros auxilios, y de ahí hasta la capital. En el momento en que el padre Maciel yacía en tierra, varios campesinos trataron de defenderlo y recibieron la orden de 'cuerpo a tierra'. En esta posición fueron golpeados con palos", narra uno de los primeros informes sobre el caso, dado a conocer por el Obispado de Concepción, en fecha 21 de febrero de 1975.
Esta foto histórica muestra al religioso Juan Tremble, de la congregación Hermanitos de Jesús, trepado al techo, construyendo uno de los ranchos en Jejuí, en 1974.


Detenciones y secuestros

Los visitantes norteamericanos, monseñor Roland Bordelón y Kevin Calahan, fueron detenidos y remitidos al Departamento de Investigaciones de la Policía, en Asunción, donde permanecieron incomunicados durante 38 horas, sin poder contactar ni siquiera con la Embajada de su país.
También fueron arrestados los religiosos franceses Juan Penard y Juan Trembais, de la congregación de los Hermanitos de Jesús, la misionera española Pilar Larraya, junto a varios catequistas y dirigentes de la comunidad.
"Durante la operación fueron revisadas todas las casas de los habitantes y fueron secuestrados, entre otras cosas, libros, biblias, apuntes y síntesis de reflexiones de los propios campesinos. También desaparecieron, según nuestra información, la suma de 900.000 guaraníes, donada por organizaciones católicas de Europa para el pago de algunas hectáreas de tierra y la suma de 100.000 guaraníes, destinada para el próximo encuentro latinoamericano de los Hermanitos de Jesús con su Superior General de Roma, a realizarse en Asunción", señala el mismo informe del Obispado de Concepción.
San Isidro está ubicado en un lugar conocido también como Ybypé, distrito de Lima, San Pedro, a casi 300 kilómetros al norte de Asunción, sobre la ruta 3 General Elizardo Aquino.
El lunes 10 de febrero de 1975, dos días después del asalto, el obispo de la Diócesis de Concepción, monseñor Aníbal Maricevich, intentó ingresar en San Isidro, pero fue impedido enérgicamente por el teniente coronel Grau, comandante de la operación.
Entonces el obispo viajó a la capital y trató de entrevistarse con el ministro de Interior, Sabino Augusto Montanaro, pero este se negó a recibirlo.
La colonia continuó cercada por los militares durante más de tres meses. En todo ese tiempo, los pobladores permanecieron totalmente aislados del mundo exterior, "forzados a trabajar en favor del destacamento militar", según expresa un informe publicado por el periódico Sendero, órgano de la Conferencia Episcopal Paraguaya, en su edición del 4 de abril de 1975.
"Mientras fue posible, los campesinos comulgaron todos los días: recogieron las formas consagradas que fueron esparcidas por el suelo cuando a punta de machete fue violado el sagrario en la noche del asalto", agrega el informe de Sendero.
En total fueron apresadas unas 120 personas por este caso, incluyendo a pobladores de varias otras compañías de la región, solo por ser miembros de las Ligas Agrarias. Muchas fueron llevadas hasta una finca rural que el jefe de Investigaciones, el tristemente célebre represor Pastor Coronel, poseía a orillas del río Jejuí, en las afueras de Lima, donde fueron sometidos a interrogatorios bajo torturas.
El 2 de mayo todavía quedaban 28 campesinos presos. La mayoría fueron puestos en libertad a mediados de mayo, incluyendo al padre Braulio Maciel, quien se hallaba prisionero en el Policlínico Policial. Los últimos salieron recién después de la Navidad de ese año.
Las tierras arrebatadas a los campesinos fueron entregadas a Ramón Matiauda, primo del dictador Stroessner, quien se constituyó en una especie de señor feudal en toda la región, especialmente en la actual localidad de General Resquín, que en esa época era conocida simplemente como "Matiauda".

"Koljosets" en el Paraguay

La dictadura stronista trató de justificar el asalto a la comunidad de San Isidro de Jejuí con los más absurdos argumentos.
En un extenso editorial, publicado el 20 de febrero de 1975, el diario Patria, órgano oficial del Partido Colorado, sostenía que los ranchos campesinos eran "koljosets (granjas colectivas rusas, instauradas durante la revolución soviética socialista) clandestinos descubiertos en las pestañas de la selva. Allí se vive 'como hermanos' pero hay ´veladores' que son los dueños de la tierra que permanece indivisa y no se promete parcelar ni transferir a los 'hermanos', como en la dictadura del proletariado...".
De nada sirvieron las sucesivas declaraciones y aclaraciones de los obispos y demás sectores de la Iglesia (en un extenso pronunciamiento, el 7 de marzo de 1975 el arzobispo de Asunción, monseñor Ismael Rolón, condenó "la violencia desatada por las autoridades"). De nada sirvieron las colectas para ayudar a los detenidos que las diversas parroquias organizaron en esa Semana Santa de 1975.
Para el régimen, quienes se solidarizaban con los campesinos agredidos no eran más que "idiotas útiles" o "compañeros de ruta de los comunistas". La experiencia comunitaria de Jejuí era "puro comunismo", decía Patria, y por eso tuvo que ser destruida a sangre y fuego.
Pero, ¿qué había de verdad entre los escombros de esas humildes viviendas derrumbadas con violencia, entre los restos de esas cosechas segadas tan prematuramente en las chacras que quedaron desiertas...?

En busca de la tierra prometida

San Isidro de Jejuí fue un proyecto impulsado por la Federación Nacional de las Ligas Agrarias Cristianas (Fenalac), como una respuesta al problema de la falta de tierras de varios campesinos asociados, y con la utopía de construir una comunidad solidaria, según los principios cristianos.
Las llamadas Ligas Agrarias Cristianas (LAC) "fueron la expresión organizada del sindicalismo campesino, con un caudal de miembros que fue aumentando muy rápido, principalmente desde fines de la década del 60 hasta su cruenta destrucción a mediados de 1976", explica el investigador Aníbal Miranda en un libro escrito sobre estas organizaciones.
"Propulsadas inicialmente por agricultores empobrecidos del departamento de Misiones, ellas se extendieron por toda la región Oriental con un poderoso instrumento como guía: la Biblia", agrega Miranda.
La experiencia de Jejuí fue la más avanzada de las que llevaron a cabo los integrantes de las Ligas.
Más de 60 familias procedentes de Quiindy, Piribebuy, Roque González, Caapucú, Santa Rosa, Misiones y Villleta se instalaron inicialmente en unas 600 hectáreas, parte de unas 3.000 hectáreas pertenecientes a los sucesores de Domingo Trapani, que habían decidido lotearlas, con acuerdo del Instituto de Bienestar Rural (el actual INDERT).
Entre mayo y julio de 1969 se trasladaron las primeras familias y para octubre el núcleo ya había crecido a 25 familias y 188 miembros, que iban pagando por sus lotes a los Trapani hasta saldar la deuda sobre la propiedad de 230 hectáreas para 1975.
"Les esperaba la selva y la soledad... Había que construir las casas, abrir las picadas, desmontar los rozados. Medios, pocos, casi solamente los propios brazos...", relata un reportaje publicado en el semanario Sendero, escrito por periodistas que acompañaron la experiencia inicial.
"Vivir comunitariamente, poniendo en común siempre el fruto del trabajo de todos, planeando y resolviendo juntos todas las cuestiones que debían enfrentar, no era fácil. Y para ellos, que anteriormente habían vivido el individualismo de nuestra sociedad, una novedad", destaca el reportaje de Sendero.
La principal fuerza de los pobladores, según el informe, estaba "fundamentalmente en la inmensa fe, intensamente vivida. Jejuí es una comunidad donde lo religioso (también en búsqueda, muchas veces) cobra particular importancia y se palpa en el ambiente un fuerte sentido religioso".
El sacerdote Braulio Maciel, oriundo de Quiindy, compartía con los pobladores los mismos trabajos y era el responsable principal de la animación religiosa y de las celebraciones litúrgicas de la comunidad. Posteriormente, la experiencia atrajo a otros religiosos, entre ellos los misioneros de la Congregación de Charles de Foutcauld, más conocidos como los Hermanitos de Jesús. Uno de ellos, provisto de una canoa, recorría el río Jejuí pescando o cazaba en los bosques cercanos, contribuyendo con lo que obtenía a mejorar la escasa alimentación de los colonos.
"Llama la atención que todos los ranchos están profusamente adornados con plantas y con flores, en un trabajo que denota la mano femenina", apuntaba el reportaje de Sendero, destacando el esquema casi primitivo, aunque solidariamente fraterno, en que se manejaba la comunidad.

El sacerdote Braulio Maciel, en medio de los pobladores, durante un acto en las tierras recuperadas, en febrero del 2011. 
 Lo subversivo de la tierra en común

En poco tiempo, la experiencia de Jejuí contagió a otras comunidades. Desde las parroquias de San Estanislao, Lima y Horqueta se impulsaron nuevos proyectos pastorales, que serían precursores de las célebres Comunidades Eclesiales de Base (CEBs) que luego se extendieron por varios países de América Latina. Jejuí se convirtió prácticamente en el centro de un vasto movimiento campesino en toda la zona Norte del país.
El entonces obispo de Concepción, monseñor Aníbal Maricevich, "apoyó cada vez más a Jejuí y a las otras comunidades. A pesar de sus innovaciones litúrgicas, que no en todo coincidían con lo reglamentado, y a pesar de su comportamiento general, que bien se podría interpretar como un reproche a una Iglesia más tradicional y estática, el obispo no le negó nunca su apoyo. Más bien ayudó para que Jejuí fuese centro de formación cristiana campesina en toda su diócesis", recuerda el misionero Anastasio Kohman.
Entonces, ¿por qué se desató una represión tan brutal contra la comunidad?
En su libro En busca de la tierra sin mal, los jesuitas Bartomeu Meliá, José Luis Caravias y Miguel Munárriz ensayan una respuesta: "Antes de atacar los sitios donde había líderes y experiencias de las Ligas Agrarias más politizadas, el Gobierno (de Stroessner) comenzó destruyendo las comunidades donde simplemente se pretendía vivir una experiencia de 'comunidad total' y a pesar de estar situadas en zonas muy aisladas".
En Jejuí, recuerdan, "se pretendió llevar al máximo la solidaridad. Vivir juntos para compartir las alegrías y las penas, las fatigas y los descansos. Vivir juntos para un trabajo comunitario, ir haciéndose, por la libertad y la responsabilidad, cada vez más personas. Vivir juntos para tener algo que aportar en la línea del pensamiento, de la organización y de la planificación, a los demás hermanos campesinos".
El legendario pa'i Braulio Maciel resume que "el mayor crimen que se quiso cometer no fue sacarle las tierras a los campesinos ni arrestarlos o torturar sus cuerpos. El mayor crimen fue intentar asesinar el sueño de un pueblo que quería vivir en libertad, que quería rezar y amar en libertad. Pero no han podido lograrlo".

La recuperación de la isla de la utopía

Tras vivir en una especie de exilio interior durante 14 años, los pobladores de San Isidro Jejuí se reanimaron cuando la dictadura stronista fue derrocada durante el golpe militar de febrero de 1989 y se inició un proceso de transición democrática.
En 1989 se conformó la Asociación Campesina San Isidro de Jejuí, formada por los fundadores de la comunidad y sus descendientes. Realizaban gestiones ante la Justicia para reclamar la propiedad de sus tierras y a la par fueron a realizar ocupaciones simbólicas del lugar, que había sido convertido en estancia ganadera, primero por los Matiauda y luego por otras personas.
El Gobierno del general Andrés Rodríguez (1989- 1993) no les hizo caso. En dos ocasiones fueron desalojados con violencia por la Policía, acusados de invasores de sus propias tierras. El Parlamento rechazó su pedido de expropiación.
En 1994, el entonces presidente del IBR, Hugo Halley Merlo, tituló las tierras a nombre de Flora Rivarola de Velilla. Pero la Justicia empezó a fallar a favor de los legítimos dueños.
Primero, el juez Silvino Delvalle dictaminó que 150 hectáreas les sean devueltas a sus viejos y legítimos dueños. Luego de 10 años, la causa judicial llegó a su fin, ganando en todas las instancias. En febrero de 2010, la máxima instancia de la Corte Suprema de Justicia ratificó la sentencia a favor de la Asociación San Isidro de Jejuí.
Allí están ahora. Canosos pero invencibles, reactivando la isla de la utopía. "Ahora estamos produciendo 46 hectáreas de sésamo y 20 hectáreas de maíz. El sésamo, de la variedad KO7, lo estamos cosechando esta semana y estamos realizando gestiones ante el Senave para obtener una certificación y destinar una buena parte como semilla, que será distribuida para el mejoramiento de la producción de sésamo a nivel nacional", explica Gregorio Pirulo Gómez Centurión, uno de los fundadores de la comunidad, conocido poeta popular guaraní y gran defensor de la cultura indígena y campesina.
Este domingo, en vísperas del 41 aniversario del asalto a la colonia, los fundadores, sus descendientes y personas solidarias realizaron un acto en el local de la Asociación Campesina San Isidro de Jejuí, situado en el km 299 de la ruta 3. En una misa celebrada por el pa'i Victor Marins, párroco de Lima, se recordó a los 26 fundadores de la comunidad ya fallecidos.
"Ahora tenemos un conflicto judicial con un vecino, que se apropió de 20 hectáreas de nuestra propiedad, pero estamos aquí, llevando adelante nuevos planes de producción, de manera asociativa, esta vez con el apoyo de organismos del Gobierno. Vivimos otros tiempos, quizás ya no somos considerados subversivos o comunistas, pero el sueño de la comunidad de San Isidro, de vivir como hermanos y producir en común, se mantiene vivo y marca la diferencia en una era en que todo se hace de manera individual", destaca Gregorio Gómez.
Una bandera paraguaya ondea libre al viento, atada a un rústico mástil, en medio de las tierras recuperadas. Gregorio dice que nunca más la tumbarán.

Los damnificados no existen

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Revisando viejos archivos en busca de algunos datos, encontré este artículo mío, publicado a una página en el suplemento El Correo Semanal de Última Hora, edición del sábado 27 de mayo de 1989. O sea, a apenas tres meses y días del derrocamiento de la dictadura stronista.
Eran los días en que se crearon las primeras organizaciones de sintechos, que salían masivamente a las calles, protagonizaban ocupaciones de tierras en Asunción y alrededores, y se debatía mucho sobre lo que reclamaban.
Me llama la atención lo que expresaba en aquel artículo, en comparación con los debates actuales –inundados, limpiavidrios, cuidacoches, etc.-, casi 27 años después. Es como si nada hubiésemos cambiado o avanzado, en esencia.
Aunque el título era “El poblador suburbano: Un nuevo actor social”, lo que generó más polémica fue uno de los subtítulos y una de las ideas claves del texto: “Los damnificados no existen”.
(En términos más personales, reconozco que el texto tiene un estilo deliberadamente de opinión, de “bajar línea” con un fuerte sesgo ideológico, que en los últimos año he ido dejando de lado para adquirir un tono periodístico  más narrativo, con puntos de vista más diversos, asumiendo una realidad más diversa y compleja. Sin embargo, leyéndolo, aunque admito  hoy lo escribiría de otro modo, compruebo con mucha satisfacción que sobre todo esto sigo pensando exactamente lo mismo)
Para quienes se interesan por estos temas –sé que son muchos y muchas-, rescato el texto original a continuación:
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Desde las catacumbas de nuestras ciudades está emergiendo con mucha  fuerza y dinamismo un nuevo actor social.
Alguien que ya no es propiamente un campesino –aunque todavía conserve en mayor parte su lenguaje, sus costumbres, su mágica cosmovisión- pero que tampoco ha logrado integrarse plenamente al mundo urbano, relegado con violencia a los suburbios marginales, a los cinturones de miseria que rodean a las urbes.
Es alguien que no se identifica con las clásicas caracterizaciones sobre los sectores populares y las organizaciones sociales: no es campesino, no es obrero, no tiene relación directa con los sindicatos y los partidos políticos, porque estos no logran representar sus intereses. Tampoco figura en las listas privilegiadas de los organismos internacionales de solidaridad, no aparece cotidianamente en las páginas de los periódicos, ni se ocupan de él con asiduidad la radio y la televisión.
El único que siempre lo recuerda es el viejo y milenario río, fuente de vida y de tragedia a la vez. Cuando sus aguas turbias se desbordan y arrasan los modestos caseríos escondidos en el fondo del Bañado, empujando a los pobladores hacia las calles más céntricas, entonces la sociedad parece advertir fugazmente la presencia de este actor social, aunque prefiere ocultar su verdadera identidad bajo la eufemística denominación de “damnificado”.
Ahora, sin embargo, en este dinámico tiempo de transformaciones políticas, nuestro sujeto sale a la calle y eleva su voz. Exhibe sus nuevas organizaciones y sus reivindicaciones. Reclama su espacio propio en esta sociedad que ahora se ufana de ser democrática.
Nuestro sujeto sale a la calle. Y, de pronto, su sola presencia basta para cuestionar las mismas raíces de este modelo social, que hasta ahora no ha hecho más que marginar denodadamente a sus hijos más humildes.

LOS DAMNIFICADOS NO EXISTEN

Si de veras queremos construir una nueva forma de relación social, más abierta y democrática, debemos empezar por abolir ciertos mitos, imperceptiblemente heredados del tiempo de la dictadura.
Uno de ellos es el que se refiere a los llamados “damnificados” por la inundación del río Paraguay.
Seguir utilizando este concepto es un engaño. Eso significaría reducir el problema de las periódicas crecientes a una cuestión meramente ecológica.
Sería como decir –o creer- que hay familias que padecen necesidades solamente cuando las aguas desbordadas les privan de sus precarios hogares. Esa idea lleva automáticamente a presuponer que el resto del año (épocas en que el río no crece) estas mismas familias no sufren mayores carencias. Y sabemos que eso no es así.
En realidad, los “damnificados” no existen.
Los que existen son estos nuevos actores sociales, todavía de nebulosa identificación, que ni son campesinos, ni tampoco son ciudadanos. Podríamos denominarlos, sin demasiada certeza, “pobladores sub-urbanos”. Algo así como los espectrales habitantes de una ciudad de segunda categoría, que se despliega por las riberas inundables del río, por las periferias sórdidas, por las salamancas profundas. Una ciudad oculta, construida con hule y cartón, con desgarradas angustias y tercas esperanzas. Una sub-ciudad que devuelve, en un abrumador y escandaloso contraste, el rostro oscuro de esa otra urbe que brilla con sus reflejos artificiales.

UNA CIUDAD QUE NO FIGURA EN EL MAPA

Ellos comenzaron a llegar desde hace más de dos décadas, cuando el “boom” de la mecanización agrícola, la avalancha de las empresas multinacionales y el despojo violento de sus tierras los fueron desalojando de sus viejos y apacibles “valles”.
Un día enterraron el machete en el surco vacío, cargaron con sus buruhacas al hombro y se treparon a la carrocería de un viejo camión.
La ciudad los vio llegar. Pies desnudos sobre el asfalto caliente. Pero la ciudad no tenía lugar para ellos. Comprar un lote, construir una casita, pagar agua, luz, cloacas, empedrado, impuestos… todo eso cuesta plata. No hay trabajo. ¿A dónde podemos ir? Dicen que allá, en la orilla del río, hay unos terrenos que nadie usa.
Allí levantaron sus viviendas. ¿“Viviendas”? ¿Se podía llamar “viviendas” a esas casitas casi de juguete? Pero de a poco se fueron juntando, se fueron reconociendo, se fueron organizando. Trazaron calles, construyeron escuelas, capillas, canchas de fútbol, plazas…
Los fines de semana –los únicos días en que tenían algún respiro laboral-, los hombres y mujeres se organizaban en cuadrillas para cortar las malezas, arreglar los tortuosos caminos ribereños, pintar las paredes descoloridas de humedad.
Aprendieron a convivir con el viejo río, a aprovechar sus recursos y a huir de sus cíclicas inundaciones.
Así nacieron decenas de barrios que no figuran en ninguno de los mapas oficiales. Allí donde los cartógrafos han diseñado manchas blanquecinas con el genérico nombre de “Bañado”, actualmente viven 60.000 familias compatriotas y existen comunidades enteras, sufridas pero trabajadoras, humildes pero solidarias.
Y ahora la sociedad se sorprende de ver a sus organizaciones surgidas casi de la nada (la Coordinación de Pobladores de Zonas Inundables, COPZI; la Comisión de Familias Sin Techo, etc.). Sucede, sin embargo, que el nivel de conciencia ha ido creciendo tan callada y marginalmente como su vida misma. Allí, en la ribera del río, a la luz de las velas, en la soledad de los campamentos precarios, han ido amasando lentamente sus propias propuestas. Nunca nadie los tomó en cuenta, pero ellos siguieron trabajando.

Ahora están en la calle. Realizan marchas y manifestaciones, ocupan propiedades, se enfrentan a la Policía, elevan pedidos a las autoridades. Es su manera de decir: aquí estamos, nosotros existimos, los pobres también queremos participar en la construcción de esta nueva democracia.  

Adiós al maestro que nos ayudó a pensar críticamente

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Eco le muestra a Robin el libro envenenado que se usó en la película El nombre de la rosa.


Fue el que en nuestra juventud nos abrió los ojos sobre las trampas del sistema con su polémico ensayo Apocalípticos e integrados.
Por él supimos que existía una rara especialidad académica llamada "semiología"... y que hasta podría no resultar aburrida.
Después decidió ser novelista y nos maravilló con su ópera prima literaria, El nombre de la rosa, donde trasladó a nuestro amado Borges y a nuestros admirados Sherlock y Watson a la biblioteca laberíntica e infernal de un convento medieval, con un alucinante trasfondo de política, religión y misterio. Él nos mostró como podíamos aprender y divertirnos a la vez... leyendo.
Lo fuimos perdiendo un poco detrás del vértigo cambiante de la Era Digital. Le costaba entender este nuevo siglo, tan abrumadoramente tecnológico, y más de una vez disentimos con sus visiones apocalípticas sobre los medios y las redes sociales en internet.
Compartimos también su (nuestra) pasión por el cómic o la historieta. Sus ensayos sobre su compatriota Hugo Pratt y su romántico aventurero, El Corto Maltés, están colocados en nuestro altar mayor.
Más aún cuando supimos que admiraba particularmente la obra de nuestro maestro y compatriota Robin Wood, especialmente al Dagotrashumante y justiciero de su pluma que tanto éxito cosecha en Italia, quien lo tuvo como personaje en una de sus aventuras. (La foto es justamente de una visita que le hizo el caazapeño Robin en su estudio de Milán, en donde es fácil imaginar una conversación llena de humor, libros, ironías y admiración mutua).
El año pasado publicó su última novela, Número Zero, en donde nos dedica un punzante y caricaturesco homenaje a los periodistas y a la prensa en general, a través de un escriba mercenario contratado para dirigir un diario que nunca se va a publicar, pero que amenaza a todos con sus escandalosas primicias e investigaciones. Una obra chiquita y por ratos liviana, pero con destellos del mejor Eco.
Ahora El País me cuenta que Umberto Eco se ha muerto en Italia. Quizás sea una broma, una noticia tomada de Domani, ese diario de noticias imaginadas que él imaginó en Número Zero.
¿Saben, que...? No me lo creo.
Seguro que el profesor Eco estará apenas perdido en los laberintos de la biblioteca con su contendiente Jorge y con su amigo fray Guillermo de Baskerville, buscando el ensayo perdido de Aristóteles sobre la risa.
Ellos son los que en realidad saben: stat rosa pristina nomine, nomina nuda tenemus...
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